PASAJE BÍBLICO

Romanos 12:9-21

RECURSOS PARA PREDICAR

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller


EXÉGESIS:

ROMANOS 12: EL CONTEXTO

Romanos 12:1-8 prepara los cimientos de versículos 12:9-21. Pablo anima a cristianos romanos que “presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios” (v. 1). Dice, “no os conforméis á este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento” (v. 2). Continúa “que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con templanza” (v. 3). Pablo también presenta la idea que todos somos parte del cuerpo de Cristo, y que cada uno es valioso de manera única (vv. 4-5). Habla de “diferentes dones” (v. 6), e incluye dones particulares – profecía, ministerio, enseñanza, exhortación, repartir, presidir, y mostrar misericordia (vv. 6-8). Entonces dice, “el amor sea sin fingimiento” (v. 9).

En vv. 1-8, por lo tanto, Pablo pinta con brocha gorda, mostrándonos en términos generales lo que requiere el discipulado cristiano. En vv. 9-21 se va acercando al lienzo, utilizando un pincel más pequeño para pintar en detalle las actitudes y acciones particulares que se deben desarrollar de los principios que estableció en vv. 1-8.

También hemos de anotar la similitud entre vv. 6-9 y 1 Corintios 12-13. En ambos, Pablo se mueve de una discusión de dones diferentes hacia un mandato de amor. Conocemos 1 Corintios 13 como el gran capítulo de amor, pero a menudo nos olvidamos que este capítulo nació de una discusión de los diferentes dones. Así es aquí en Romanos 12:6-9. Pablo escribió a los romanos desde Corintia, la iglesia a la que escribió esta epístola, incluyendo su gran capítulo de amor. Es natural que aquí aparezcan algunos de los pensamientos que expresó allí.

ROMANOS 12:9-13: EL AMOR SEA SIN FINGIMIENTO

9El amor (griego: ágape) sea sin fingimiento (griego: anupokritos): aborreciendo (griego:apostugountes) lo malo, llegándoos (griego: kollomenoi – de kollao) á lo bueno; 10Amándoos (griego:philostorgoi) los unos á los otros con caridad fraternal (griego: philadelphia); previniéndoos con honra los unos á los otros; 11En el cuidado no perezosos; ardientes en espíritu; sirviendo (griego:douleuontes – de douleuo) al Señor; 12Gozosos en la esperanza; sufridos (griego: hypomenontes – perseverar) en la tribulación; constantes (griego: proskarterountes – ser constante en diligencia) en la oración; 13Comunicando á las necesidades de los santos; siguiendo (griego: diokontes) la hospitalidad.

En estos cinco versículos, Pablo incluye trece comportamientos que el cristiano debe adoptar, comenzando con amor.

“El amor (ágape) sea sin fingimiento (anupokritos)” (v. 9a). En griego, hay cuatro palabras que significan amor – ágape, philos, eros, y storge. Ágape es un amor significante, a menudo utilizado para describir el amor que Dios siente por la gente (5:5, 8, 8:39). Aquí, Pablo utiliza la palabra para describir el amor que existe entre uno y otro. Anupokritos significa genuino – sincero – no hipócrita – contrario a un actor (hypokritos – de donde viene la palabra “hipócrita”) que se esconde tras una máscara y expresa sentimientos escritos en un manuscrito y no en el corazón.

El ágape genuino es amor sin egoísmo – amor que quiere lo mejor para el ser querido. Sin embargo, mucho de lo que el mundo llama amor es amor propio. “Es difícil expresar lo ingeniosos que son la mayoría de los hombres al fingir un amor que de verdad no poseen” (Calvin, citado en Mounce 236). Considere cuanto amor romántico se orienta hacia cumplir necesidades personales (sexo, seguridad, etcétera), en vez de cumplir las necesidades de la otra persona. Considere un vendedor que finge interés por una familia solamente para ganar su confianza y poder vender un producto. Hasta el pastor es tentado a prestar demasiada atención a llenar la iglesia de fieles para poder balancear los presupuestos.

Pablo incluye amor entre los trece comportamientos deseables, situándolo más que primero entre iguales. Amor prepara el tono para los otros doce comportamientos que nacen del amor –expresiones naturales de amor – “es decir, son las maneras en que el amor se demuestra verdaderamente, y no una versión falsa” (Wright, 711).

“aborreciendo (apostugountes) lo malo” (v. 9b). Apostugountes es una palabra fuerte para expresar disgusto o aborrecimiento, o tener miedo de algo (Thayer, 68). La respuesta apropiada cristiana contra la maldad no es solo evitarla, pero también quedar repelado por ella. “Nuestra única seguridad contra el pecado se encuentra en nuestro asombro hacia él” (Barclay, 163-164). “Lamentablemente, familiaridad con una cultura afectada por las fuerzas de Satanás ha logrado que muchos creyentes tomen una posición de tolerancia general hacia cualquier comportamiento desviado que aparece en el momento” (Mounce, 237). Si hemos de “aborrecer lo malo,” debemos practicar las disciplinas espirituales de leer, rezar, y vivir en comunidad cristiana. “Aborrecer lo malo” requiere una renovación diaria de fe para discernir bien donde se encuentra la línea entre el bien y el mal.

Aborrecer algunos males es más fácil que aborrecer otros. Por ejemplo, es fácil aborrecer genocidio, terrorismo, o abuso sexual de niños. Es fácil aborrecer una relación casual entre una hija y un joven que no es de nuestro gusto. Es fácil aterrorizarse ante la adicción de drogas de un hijo. Es menos fácil, sin embargo, aborrecer males que nos tientan de manera personal, sea sexo, alcohol, dinero, ambición, narcisismo, satisfacción propia, o pasividad frente el mal.

Pablo nos dice que rechacemos todo lo malo – en todas sus formas – que aborrezcamos cada ocurrencia del mal – el mal dentro de nosotros tanto como el que reside en nuestro vecino – aborrecer lo malo tanto como el bombero aborrece los peligros escondidos que amenazan su trabajo – aborrecer el mal como una madre aborrece las drogas que encuentra en el dormitorio de su hijo – considerar el mal como enemigo – aborrecerlo con pasión – oponerse a él – buscarlo y eliminarlo – practicar un amor fuerte en su contra – involucrarse por vida en una lucha contra el mal.

Existe una tensión entre “El amor sea sin fingimiento” (v. 9a) y “aborreciendo lo malo” (v. 9b). Debemos aborrecer el pecado al mismo tiempo que amamos al pecador – algo difícil de balancear – pero, aborrecer lo malo es una de las maneras en que mostramos amor genuino. Odiamos lo malo porque tiene la capacidad de destruir al ser querido.

“llegándoos (kollomenoi – de kollao) á lo bueno” (v. 9c). Kollao es una palabra griega que significa unir o pegar (Thayer, 353), y es la palabra de donde viene nuestra palabra colágeno, la proteína fibrosa que se encuentra en huesos, piel, tendones, y cartílagos (Encarta). Lo que Pablo pide aquí, entonces, es que nos unamos “á lo bueno” – que nos unamos inseparablemente “á lo bueno” así como tendones unen hueso y músculo. Cuando nos lastimamos un tendón y desconectamos hueso de músculo, la herida es físicamente muy dolorosa. También lo es cualquier ruptura espiritual de nuestro lazo “á lo bueno.”

Versículos 10-13 están compuestos de diez preceptos rodeados por tres variaciones de la palabra griega para amor philphiladelphia y philostorgoi – amor fraterno y familiar (v. 10) y philoxenian – amor de familia (v. 13). Si cristianos permiten que el Espíritu les guíe en la observación de estos diez comportamientos, entonces, “sus vidas serán un sacrificio a Dios que nace de una mente renovada. No habrá ningún esfuerzo por lograr estatus personal, sino por cumplir una obligación para el bienestar de la comunidad entera” (Talbert, 288).

“Amándoos (philostorgoi) los unos á los otros con caridad fraternal (philadelphia)” (v. 10a). Aquí, Pablo pasa de la palabra ágape a las palabras storge y philos. Storge es griego para “amor de familia” (Barclay, 164), y philos es griego para amor fraterno. Entonces, en su solicitud pidiéndonos que nos amemos uno a otro, Pablo no se detiene – utiliza todas las palabras griegas para amor (excepto eros, amor sexual, apropiado en algunas relaciones pero no en otras). “Afecto familiar ha de reemplazar el ‘juicio’ difícil (14:3-4, 10) y el ‘menosprecio’ (14:3, 10) que había envenenado las relaciones entre congregaciones” (Jewett, 121).

Amor familiar es especial, porque la familia es especial. Miembros de una familia saludable conocen bien los defectos de cada miembro, pero se aman de todos modos. La familia saludable es un lugar donde miembros pueden hablar francamente de sus preocupaciones más íntimas. Cuando surgen problemas, la familia es un refugio y una fuerza segunda solo a Dios.

Cristianos son miembros de su familia nuclear (padre, madre, hermanos, hermanas), pero también son miembros de la familia cristiana. Compartir philostorgoi (amor de familia) y philadelphia (amor fraterno) con otros cristianos es un gran recurso de fuerza y apoyo para el cristiano. Hablamos de pilares de la iglesia, por lo que nos referimos a cristianos que contribuyen generosamente a la obra de la iglesia. También podemos considerar otra metáfora del pilar – es decir, cristianos unidos como familias son parecidos a los pilares bajo un techo, sujetándolo juntos – fuertes – inalterables.

“previniéndoos con honra los unos á los otros” (v. 10b). Cuando falta amor, a veces queremos ser más que los demás y sentir que ganamos cuando ellos pierden. Queremos derrotar – ganar el premio – quitar el ascenso. Queremos ganar, en parte para poder sentirnos mejor y, en parte, para que gente nos admire. En el fondo, comportamiento ambicioso es muchas veces un intento de ganar aprobación y así sentirnos valorados y amados. Pero, ambición divide a la gente. La persona que gana el premio muchas veces lo hace a cambio de la admiración que quería lograr. A menudo, el ganador ha de conformarse con segundo lugar – ser temido en lugar de amado.

Pablo nos pide una ambición diferente, “previniéndoos con honra los unos á los otros” – pide que nos fijemos en cumplir la necesidad que tiene el prójimo de aprobación – facilitar la victoria de otra persona – en lenguaje deportivo diríamos “asistir” en lugar de meter un gol. Existen muchas maneras de lograr esto: recordando los cumpleaños – dando las gracias – alabando un trabajo bien hecho – alentando a los demás a comprender que tienen dones importantes – ayudando a completar un trabajo – haciendo posible que una persona siga con su educación – escuchando – participando en una actividad que otro disfruta.

Algunos encontramos difícil elogiar a los demás. Padres, en particular, encuentran difícil alabar a sus hijos – quizá por temor a que el hijo piense que ya ha hecho bastante y así puede aflojar sus esfuerzos. Sin embargo, lo contrario es verdad generalmente – elogio y apoyo alientan a correr más rápido. Una vez, escuché a Ken Blanchard, miembro del famoso equipo ejecutivo Hershey-Blanchard, decirles a sus ejecutivos que deben elogiar a sus subordinados, invocándoles a hacer sus mejores esfuerzos. Sugirió que mantuviéramos una proporción de diez-a-uno en cuanto a elogio y crítica – es decir, dar por lo menos diez elogios para cada crítica. Dijo que buscáramos oportunidades para hacerlo honestamente y así, ocasionalmente, poder ofrecer una crítica sin desequilibrar la proporción. La perspectiva de Blanchard era práctica en lugar de teológica. Después de haber trabajado con numerosas compañías excelentes y algunas no tan excelentes, había aprendido que compañías excelentes apoyan a sus empleados con premios, elogios, y promociones, mientras que compañías no tan excelentes no hacen lo mismo. El Señor Blanchard cobró un precio alto por ese discurso – muchos miles de dólares. Nosotros nos podemos ahorrar mucho dinero y aprender la misma cosa si tomamos en serio Romanos 12:10.

“En el cuidado no perezosos” (v. 11a). Esto es un reto para pastores y otros líderes cristianos. Decimos, “el trabajo de una mujer no tiene fin,” y es verdad. También es verdad que el trabajo de un pastor no tiene fin. Siempre hay más trabajo que hacer en la iglesia que las manos dispuestas a hacerlo. Los que están dispuestos a trabajar siempre están en peligro de desanimarse y quedarse agotados por sus esfuerzos y la falta de resultados. Debemos mantenernos en guardia sin agotarnos. Aunque no existe ninguna prevención segura contra quedar agotados, sí hay ciertos principios que aplican:

• Primero es reconocer la importancia de la misión – nuestra obra es de vida o muerte. Es más fácil aceptar nuestros sacrificios cuando sabemos que estamos involucrados en salvar vidas.

• Segundo es reconocer la importancia de nuestra salud para tener la disciplina necesaria y tomar tiempo para familia, recreación, comer bien, dormir, hacer ejercicio, y orar.

• Tercero es reconocer que solo podemos hacer parte del trabajo – plantar o regar – y que no es “sino Dios, que da el crecimiento” (1 Corintios 3:7). Debemos recordar que Dios obra tras el telón de una manera que no entenderemos hasta el día que le veamos cara a cara. Ese día, Dios nos mostrará los frutos de nuestros pequeños esfuerzos – frutos que nunca nos hubiéramos imaginado. Entonces, aprenderemos que nuestras vidas comunes y corrientes, por la gracia de Dios, fueron extraordinariamente importantes.

“ardientes en espíritu; sirviendo (douleuontes – de douleuo) al Señor” (v. 11c). Douleuo habla de un servicio parecido a la esclavitud – un servicio logrado bajo cautividad. Como cristianos, servimos bajo obligación.

Hay un problema con el texto de v. 11c. Algunos manuscritos dicen, “sirviendo al Señor” (kurios), mientras otros dicen “sirviendo al tiempo” (kairos). Ambos son posibles, y ambos tienen sentido. Gran parte de eruditos prefiere la frase “servir al Señor.”

“Gozosos en la esperanza” (v. 12a). Alegría y esperanza ambos son temas frecuentes en el Nuevo Testamento, aunque la vida para los primeros cristianos no era nada fácil. Hoy, muchos que miran la iglesia desde afuera se preguntan acerca de la alegría y esperanza que encuentran ahí. A veces creen que es un acto, ya que muchas veces, cristianos alegres y esperanzados no tienen las cosas (dinero, poder, prestigio) que, a ojos del mundo, deben traer alegría y esperanza. No obstante, es irónico que muchos que poseen dinero, poder, y prestigio se encuentran bastante miserables – siempre de trato a trato, conquista a conquista, matrimonio a matrimonio, y psiquiatra a psiquiatra, intentando encontrar la alegría que se les alude. Puede que sientan alegría con cada nuevo trato o conquista, pero esa alegría pronto desaparece, y les deja tan inquietos como siempre. Sin embargo, cristianos tienen un pie en este mundo (donde necesitamos comida, ropa, alojamiento, y muchas otras cosas materiales) y otro pie en el reino de Dios. Encontramos alegría y esperanza en la seguridad “que vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas habéis menester” y que, si buscamos“primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”(Mateo 6:32-33). También encontramos alegría y esperanza en la seguridad que nuestras son valiosas, no solo ahora, pero también en la eternidad.

“sufridos (hypomenontes) en la tribulación” (v. 12b). La palabra “sufridos” puede dar una impresión equivocada. Hypomenontes tiene que ver con aguantar con fuerza – perseverar. Pablo no pide que aguantemos los golpes del tirano, sino que guardemos la fe, aún en la cara de sufrimiento.

“constantes (proskarterountes) en la oración” (v. 12c). El pensamiento aquí es muy parecido a la admonición anterior de Pablo a la iglesia en Tesalónica, “Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17). La oración es una vía por la que el cristiano recibe fuerzas. Cristianos del primer siglo que sufrían persecución requerían constante oración para tener las fuerzas necesarias para mantener la fe. También es así con nosotros.

“Comunicando á las necesidades de los santos” (v. 13a). Los primeros cristianos tomaban en serio las necesidades de las viudas y otra gente vulnerable, en particular, dentro de la iglesia (Hechos 6:1; 2 Corintios 8:13-14; Galatos 6:10; 1 Timoteo 5:3-16; Santiago 1:27).

“siguiendo (diokontes) la hospitalidad” (v. 13b). Diokontes es una palabra fuerte que implica perseverar o seguir adelante. Pablo apoya la idea que busquemos oportunidades de proveer hospitalidad de manera activa.

“Abrahán fue exaltado como modelo de hospitalidad por la bienvenida que proveyó a los tres visitantes celestiales en Génesis 18… Hospitalidad era un elemento central en el ministerio de Jesús, ambos por su dependencia en ella (Marcos 1:29-31; 14:3; Lucas 10:38-42) y por su generosidad divina (Marcos 2:15-17; Mateo 11:19; Lucas 7:34; Lucas 14:1-24). La misión temprana dependía de igual manera de esta hospitalidad (e.g., Marcos 6:8-11; Hechos 16:15; 18:3; véase también 16:1-2, 13, 23), ya que gran parte de los hostales se consideraban de mala reputación” (Dunn). El autor de Hebreos habla de la hospitalidad de Abrahán cuando dice: “No olvidéis la hospitalidad, porque por ésta algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Hebreos 13:2).

ROMANOS 12:14-16: BENDECID, GOZAD, UNÁNIMES ENTRE VOSOTROS

14Bendecid á los que os persiguen: bendecid y no maldigáis. 15Gozaos con los que se gozan: llorad con los que lloran. 16Unánimes entre vosotros: no altivos, mas acomodándoos á los humildes. No seáis sabios en vuestra opinión.

“Bendecid á los que os persiguen: bendecid y no maldigáis” (v. 14). La verdaderamente terrible persecución romana todavía no había empezado, pero el consejo de Pablo es beneficioso aún en las circunstancias más leves. Cristianos devotos a menudo atraen oposición, y algunos de los opositores son violentos. Pablo pide que reaccionemos contra la violencia, no con más violencia, sino con bendición – una idea asombrosa, pero no original con Pablo:

• Jesús pide que demos la otra mejilla, que vayamos más allá de lo necesario, que amemos a nuestros enemigos y oremos por los que nos persiguen (Mateo 5:38-44).

• Pide que perdonemos para ser perdonados (Lucas 6:37).

• En la cruz, Jesús modeló esto orando, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”(Lucas 6:37).

• Cuando estaban apedreándole, Esteban rezó, “Señor, no les imputes este pecado” (Hechos 7:60).

• Pablo escribió, “nos maldicen, y bendecimos: padecemos persecución, y sufrimos” (1 Corintios 4:12).

• Pedro aconsejó, “No volviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino antes por el contrario, bendiciendo; sabiendo que vosotros sois llamados para que poseáis bendición en herencia” (1 Pedro 3:9).

La idea de bendición tiene raíces en el Antiguo Testamento, donde bendiciones se trababan con gran sustancia – gran valor (Génesis 27:30ff). En ese contexto, la persona concediendo la bendición, en un sentido, le pedía a Dios que bendijera a la otra persona. En el Nuevo Testamento, “bendición” traduce el griego makarios, que expresa la idea de afortunado o alegre. Responder a la persecución con una bendición da la vuelta al legalismo de “ojo por ojo” (véase Éxodo 21:24; Mateo 5:38-41).

“Gozaos con los que se gozan: llorad con los que lloran” (v. 15). Nuestro texto comenzó, “El amor (ágape) sea sin fingimiento” (v. 9). Amor ágape busca lo bueno para el ser querido, así, es lógico que regocijemos o lloremos con el ser querido. Sin embargo, no siempre es así, porque tenemos celos de la buena fortuna de otros y les juzgamos por su mala fortuna. “Gozaos con los que se gozan: llorad con los que lloran” requiere un alto nivel de discipulado – algo a lo que debemos aspirar y por lo que debemos rezar.

“Unánimes entre vosotros” (v. 16a) – to auto eis allelous phronountes – literalmente, “pensando lo mismo uno del otro.” Aunque esto no requiere que estemos siempre de acuerdo, sí requiere que seamos agradables.

“no altivos, mas acomodándoos á los humildes” (v. 16b). La tesis central de esta epístola es que todos somos pecadores (3:9) y que todos somos salvados por la gracia de Dios y no por cualquier cosa que hagamos (3:24). Por lo tanto, todos somos iguales bajo la gracia de Dios.

“No seáis sabios en vuestra opinión” (v. 16c). Este es un buen consejo para cada relación humana. La humildad une a la gente, pero el orgullo la separa. Una competencia silenciosa triunfa sobre una competencia ruidosa y parcial – quizá no inmediatamente, pero a la larga sí.

ROMANOS 12:17-21: NO PAGUÉIS MAL POR MAL

17No paguéis á nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. 18Si se puede hacer, cuanto está en vosotros, tened paz con todos los hombres. 19No os venguéis vosotros mismos, amados míos; antes dad lugar á la ira; porque escrito está: Mía es la venganza: yo pagaré, dice el Señor. 20Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber: que haciendo esto, ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza. 21No seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal.

“No paguéis á nadie mal por mal” (v. 17a) tiene un significado parecido a “bendecid á los que os persiguen: bendecid y no maldigáis” (v. 14).

“procurad lo bueno delante de todos los hombres” (v. 17b). Hemos de ser precavidos, no solo mostrando conducta apropiada, pero también con las apariencias. Billy Graham pidió que la puerta del comedor permaneciera abierta cuando almorzó en la Casa Blanca con Hillary Clinton. Explicó que por muchos años había observado la regla de no estar a solas tras una puerta cerrada con ninguna mujer que no fuera su esposa – una de las muchas reglas que siguió por el bien de su reputación. Esta historia puede ser verdad o apócrifa, pero ilustra el cuidado con que cristianos deben “procurad lo bueno delante de todos los hombres” (v. 17b). La más pública nuestra posición, el más cuidado que hemos de tener.

“Si se puede hacer, cuanto está en vosotros, tened paz con todos los hombres” (v. 18). A lo largo de este texto, Pablo ha dado mandatos cortos y directos sin ninguna calificación – es decir, “El amor sea sin fingimiento aborreciendo lo malo, llegándoos á lo bueno” (v. 9). No obstante, cuando nos pide “tened paz con todos los hombres,” inserta dos calificativos – “Si se puede hacer” y “cuanto está en vosotros.” Desafortunadamente, hay gente que no nos permitirá vivir en paz, y Pablo no requiere que estemos en paz con ellos. “El cristianismo no es una tolerancia permisiva que acepta cualquier cosa y cierra los ojos a todo. Puede llegar el momento en que hay que luchar alguna batalla y, cuando sea, el cristiano no se alejará de ella” (Barclay, 170).

“No os venguéis vosotros mismos, amados míos; antes dad lugar á la ira; porque escrito está: Mía es la venganza: yo pagaré, dice el Señor” (v. 19). Ésta es la tercera vez en varios versículos (véase vv. 14, 17) donde Pablo dice que no busquemos venganza. La razón es simple – podemos confiar que Dios actuará de manera correcta. Si una persona merece un castigo, Dios se ocupará de ello, sea ahora o el Día del Juicio. Dejar el asunto en manos de Dios soluciona un montón de problemas. Por un lado, Dios es un juez perfecto, y no se equivoca. Por otro, Dios puede asegurarse de que haya justicia sin ponernos en peligro físico o legal al buscar venganza. Cuando Pablo dice, “Mía es la venganza,” cita Deuteronomio 32:35.

“Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber: que haciendo esto, ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza” (v. 20). Pablo cita Proverbios 25:21-22 casi exactamente (véase también Hebreos 10:30), pero deja fuera la segunda mitad de 25:22, “Y Jehová te lo pagará” – quizá para evitar que surja cualquier sugerencia que él apoya comportamiento egoísta.

Cuando Pablo dice que demos de comer y beber a nuestros enemigos, utiliza comida y bebida como metáforas para cualquier tipo de ayuda necesaria. Si viéramos nuestro enemigo tirado en una cuneta, este versículo pide que paremos a ayudarle.

“que haciendo esto, ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza” (v. 20c). Hay varias interpretaciones para esta frase, pero gran parte de eruditos concuerda que el que recibe nuestra gracia quedará tan avergonzado por habernos tratado mal que, por eso, podría llegar a ser nuestro amigo. La mejor manera de conquistar a un enemigo es hacerle nuestro amigo.

“mas vence (nika – conquista) con el bien el mal” (v. 21). Griegos asociaban esta palabra, nika, con su diosa Nike. Romanos tenían una diosa parecida llamada Victoria. “La idea era que la paz solo podía lograrse a través de la victoria romana sobre sus enemigos, pero Pablo celebra una victoria nueva sobre el mal; una victoria lograda a través de civilidad y hospitalidad en lugar de fuerza” (Jewett, 123).

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAPHY:

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Brueggemann, Walter; Cousar, Charles B.; Gaventa, Beverly R.; and Newsome, James D., Texts for Preaching: A Lectionary Commentary Based on the NRSV — Year A (Louisville: Westminster John Knox Press, 1995)

Craddock, Fred B.; Hayes, John H.; Holladay, Carl R.; and Tucker, Gene M., Preaching Through the Christian Year, A (Valley Forge: Trinity Press International, 1992)

Dunn, James D. G., Word Biblical Commentary: Romanos 9-16, Vol. 38B (Dallas: Word Books, 1988)

Jewett, Robert, in Van Harn, Roger E. (ed.), The Lectionary Commentary: The Second Readings: Acts and the Epistles (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 2001)

Morris, Leon, The Epistle to the Romanos (Grand Rapids, Michigan: William B. Eerdman’s Publishing Co, 1988)

Mounce, Robert H., The New American Commentary: Romanos, (Broadman & Holman Publishers, 1995)

Thayer, Joseph Henry, A Greek-English Lexicon of the New Testament (New York, American Book Company, 1886).

Wright, N. Thomas, The New Interpreter’s Bible: Acts, Romanos, 1 Corinthians, Vol. X (Nashville: Abingdon Press, 2002)

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