PASAJE BÍBLICO

Romanos 11:1-2a, 29-32

RECURSOS PARA PREDICAR

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller


EXÉGESIS:

ROMANOS 9-10: EL CONTEXTO

En capítulo 9, Pablo habla de la elección de Dios a favor de Israel (9:1-18), la ira de Dios (9:19-29), y la incredulidad de Israel y su idea de la ley como piedra de tropiezo (9:30-33). Citó a Isaías, “Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena de la mar, las reliquias serán salvas” (9:27; Isaías 10:22).

Pablo comienza capítulo 10 diciendo, “Hermanos, ciertamente la voluntad de mi corazón y mi oración á Dios sobre Israel, es para salud” (10:1). Dice que Israel tiene fervor, pero no bien pensado (10:2). En el intento de establecer su propia justicia, “no se han sujetado á la justicia de Dios” (10:3). Dice que Dios está dispuesto a conceder salvación a todos, no solo a Israel (10:5-17). Concluye anotando su frustración con Israel, citando a Moisés e Isaías, diciendo, “Mas acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos á un pueblo rebelde y contradictor” (10:21).

Este trasfondo es esencial para poder comprender capítulo 11, donde Pablo utiliza ‘gar,’ una palabra griega que significa “para” o “entonces.” Es decir, Pablo utiliza gar en versículo 1 para hacer notar que capítulo 1 tiene raíces en capítulos 9 y 10.

ROMANOS 11:1-2a: ¿HA DESECHADO DIOS Á SU PUEBLO? EN NINGUNA MANERA

1Digo pues (griego: gar): ¿Ha desechado Dios á su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín. 2No ha desechado Dios á su pueblo, al cual antes conoció….

“Digo pues: ¿Ha desechado Dios á su pueblo? En ninguna manera” (v. 1a). La cuestión presentada por la infidelidad de Israel (capítulos 9-10) es si la frustración de Dios con Israel le ha impulsado a abandonarla. Pablo responde de manera decisiva – “En ninguna manera,” (v. 1a) y “No ha desechado Dios á su pueblo” (v. 2).

Esto puede parecer completamente irrelevante para nosotros hoy, pero no lo es:

• Primero, lo que Pablo dice de Israel se aplica al presente tanto como a su época. Todavía es la voluntad de Dios que sea “para salud” (10:1), por eso, es nuestra responsabilidad rezar por Israel y proclamar el Evangelio.

• Segundo, la cuestión principal es la lealtad de Israel. Dios hizo acuerdos con Abrahán (Génesis 12:1-3; 17:1-2) e Israel (Éxodo 34:27; Deuteronomio 29:1; Josué 1:1 ff.; Salmo 89:3-4; 105:8-11; Isaías 59:21; Jeremías 31:33-34). Si Dios sintió la libertad para abandonar Israel por su infidelidad, entonces, no podemos confiar que no nos abandone a nosotros.

“Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín” (v. 1b). Pablo se eleva a si mismo como ejemplo de la lealtad de Dios hacia Israel. Pablo es judío, y menciona tres credenciales que documentan su identificación con Israel:

• Pablo es israelita.

• Pablo es descendiente de Abrahán. Abrahán fue el padre fundador de Israel – el único con quien Dios hizo el convenio original (Génesis 12:1-3).

• Pablo es miembro de la tribu de Benjamín. Eruditos debaten si existiría algún significado de esta mención de Benjamín por parte de Pablo más allá de la identificación que tiene con su tribu. Geográficamente, la tribu de Benjamín se ubicaba entre Judea, en el sur, y Efraín, en el norte. Aunque era la tribu más pequeña, incluía la ciudad de Jerusalén. Es interesante que Benjamín fuera de la tribu de Saúl, el primer rey de Israel (1 Samuel 9), y antes de su conversión el nombre del Apóstol Pablo era Saúl.

“No ha desechado Dios á su pueblo, al cual antes conoció” (v. 2a). Las palabras, “No ha desechado Dios á su pueblo” vienen de 1 Samuel 12:22 y Salmo 94:14, y prometen que Dios no olvidará ni rechazará a su pueblo.

Las palabras, “al cual antes conoció” (v. 2a) son de Pablo. Dios sabía como era el pueblo de Israel, y lo escogió de todos modos. Sabiendo de antemano que le decepcionaría, no podía hacer un acuerdo con ellos solo para abandonarles después por su decepción. En un sentido, y conociendo a Israel de antemano, Dios se obligó a si mismo a guardar el convenio a pesar de su mal comportamiento. Sin embargo, no tenía porque salvar a toda la nación, sino solo a aquéllos que se mantuvieron fieles – las reliquias mencionadas en 9:27.

ROMANOS 11:2b-28: NO INCLUIDOS EN LA LECTURA DEL LECCIONARIO

Estos versículos, que no se incluyen en el leccionario, hablan del rechazo del pueblo judío hacia Jesús y el plan de salvación de Dios. Primero, Pablo menciona a Elías, que se desesperó pensando que era el único hombre de Dios que permanecía en Israel (v. 3). Dios le aseguró a Elías que había siete mil fieles que no se habían rendido ante Baal (v. 4; 1 Reyes 19:10-18) – por eso la idea de una reliquia. Pablo dice, “Así también, aun en este tiempo han quedado reliquias por la elección de gracia” (v. 5).

Entonces, Pablo dice que Israel no ha “tropezado para que cayesen” (v. 11). En vez, “por el tropiezo de ellos vino la salud á los Gentiles, para que fuesen provocados á celos” (v. 11). Pablo continúa, prometiendo, “Y luego todo Israel será salvo” (v. 26).

ROMANOS 11:29-32: SIN ARREPENTIMIENTO SON LAS MERCEDES Y LA VOCACIÓN DE DIOS

29Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios. 30Porque como también vosotros en algún tiempo no creísteis á Dios, mas ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos; 31Así también éstos ahora no ha creído, para que, por la misericordia para con vosotros, ellos también alcancen misericordia. 32Porque Dios encerró á todos en incredulidad, para tener misericordia de todos.

“Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios” (v. 29). En griego, la palabra “arrepentimiento” es enfática. Pablo enfatiza que Dios cumple su palabra. “Una vez invitados como parte de los elegidos de Dios, no puede ser rechazado, por lo menos no de manera permanente” (Craddock, 407).

Aquí, cuando Pablo utiliza la palabra “mercedes,” lo más probable es que se refiera a las mercedes que mencionó antes – gracia (5:15) – vida eterna (6:23) – “la adopción, y la gloria, y el pacto, y la data de la ley, y el culto, y las promesas” (9:4). Cuando habla de “la vocación de Dios,” quiere decir que Dios ha llamado a Israel para ser su pueblo.

“Porque como también vosotros en algún tiempo no creísteis á Dios, mas ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos” (v. 30). Anote la estructura paralela de versículos 30 y 31. Nos dicen que ambos gentiles y judíos han sido incrédulos, ambos han beneficiado uno del otro – y ambos han recibido mercedes.

En versículo 30, Pablo se dirige a cristianos gentiles recordándoles que, en un momento dado, ellos también fueron incrédulos pero, “ahora han alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos.” La idea es que a causa de la incredulidad de Israel, Dios enfocó su misericordia hacia los gentiles que, por lo tanto, se han hecho beneficiarios de la incredulidad de Israel. Es algo como un padre, cuyo primer hijo no creció para ser merecedor, pasando la herencia del primer hijo al segundo. Gentiles están tentados a despreciar Israel por no ser merecedor, pero necesitan comprender que han beneficiado de esto.

De la perspectiva judía este lenguaje es provocativo. Israel se consideraba a si misma merecedora – dos veces merecedora por virtud de su pacto con Dios y su observación de la ley. Israel no consideraba merecedores a los gentiles – dos veces no merecedores por no haber nacido al pueblo del convenio y por no guardar la ley. Sin embargo, Pablo dice que “la desobediencia gentil no les descalificaba de recibir merced y, la ironía de las ironías, lo que sí ‘calificó’ a los gentiles fue la incredulidad judía” (Dunn).

“Así también éstos ahora no ha creído, para que, por la misericordia para con vosotros, ellos también alcancen misericordia” (v. 31). En los versículos omitidos, Pablo dijo, “Porque á vosotros hablo, Gentiles. Por cuanto pues, yo soy apóstol de los Gentiles, mi ministerio honro. Por si en alguna manera provocase á celos á mi carne, e hiciese salvos á algunos de ellos” (vv. 13-14).

Así como gentiles beneficiaron de la incredulidad de Israel (ya que Dios volvió su merced hacia gentiles), así también Israel benefició de la obediencia de los gentiles (ya que obediencia gentil provocó celos de Israel, así haciéndola recapacitar su incredulidad y volverse fiel a Dios). Esto no significa que incredulidad es buena o que generalmente produce buenas consecuencias. En vez, significa que Dios, en su gran amor, utilizó su incredulidad con motivos redentores.

Dios aún utiliza incredulidad hoy con motivos redentores. Una persona famosa muere de cáncer de pulmón, motivando a otros fumadores a dejar de fumar. Un alcohólico pierde a su esposa o su trabajo y se encuentra motivado a dejar el alcohol. Chuck Colson fue perseguido por una felonía y, en su miseria, abrió su corazón al oír el Evangelio. Nuestra incredulidad nunca es buena y a menudo produce un sufrimiento terrible. Dios, sin embargo, siempre obra detrás del telón para lograr que nuestra incredulidad se convierta en motivos redentores.

“Porque Dios encerró á todos en incredulidad, para tener misericordia de todos” (v. 32). Al leer esto por primera vez, parece que este versículo hace a Dios responsable de la incredulidad de la gente, pero ése no es el caso. En vez, Dios aprisiona “todos en incredulidad,” haciéndoles sufrir las consecuencias de su incredulidad para poder motivarse a cambiar sus costumbres – “para tener misericordia de todos.” Dios “los entregó á inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones” (1:24) – á una mente depravada (1:28) – para que se vuelvan a Cristo y sean “justificados gratuitamente por su gracia por la redención que es en Cristo Jesús” (3:24). ¡Un amor duro!

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAPHY:

Barclay, William, The Daily Study Bible: The Letter to the Romanos, revised edition (Edinburgh: The Saint Andrew Press, 1975)

Brueggemann, Walter; Cousar, Charles B.; Gaventa, Beverly R.; and Newsome, James D., Texts for Preaching: A Lectionary Commentary Based on the NRSV––Year A (Louisville: Westminster John Knox Press, 1995)

Craddock, Fred B.; Hayes, John H.; Holladay, Carl R.; and Tucker, Gene M., Preaching Through the Christian Year, A (Valley Forge: Trinity Press International, 1992)

Dunn, James D. G., Word Biblical Commentary: Romanos 9-16, Vol. 38B (Dallas: Word Books, 1988)

Morris, Leon, The Epistle to the Romanos (Grand Rapids, Michigan: William B. Eerdman’s Publishing Co, 1988)

Wright, N. Thomas, The New Interpreter’s Bible: Acts, Romanos, 1 Corinthians, Vol. X (Nashville: Abingdon Press, 2002)

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