Comentario
Estudio de la Biblia

Mateo 9:9-13, 18-26

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

MATEO 8-9: UNA COLECCIÓN DE HISTORIAS MILAGROSAS

En estos capítulos, Mateo reúne una colección de historias milagrosas diseñadas para demostrar que Jesús es, ciertamente, el Mesías, y que él obra a través del poder de Dios.

Inmediatamente antes de la llamada de Mateo, Jesús curó un paralítico (9:1-8). Al principio inspiró controversia cuando dijo, “Confía, hijo; tus pecados te son perdonados” (v. 2), aunque el hombre ni había confesado sus pecados ni pedido perdón. Los escribientes estaban ofendidos por la aparente blasfemia de Jesús – su suposición del poder de Dios para perdonar pecados. Jesús, sin embargo, confirmó ese poder al curar al hombre.

Esta historia sigue naturalmente con la lección del Evangelio de este domingo en la que Jesús, de nuevo, ofende a los líderes judíos y hace curaciones dramáticas que dan validez a su ministerio.

MATEO 9:9: JESÚS LE LLAMA A MATEO

9Y pasando Jesús de allí, vio á un hombre que estaba sentado al banco de los públicos tributos, el cual se llamaba Mateo; y dícele: Sígueme. Y se levantó, y le siguió.

“Y pasando Jesús de allí.” Esta frase sirve de transición entre la historia en la que Jesús sanó al paralítico (9:2-8) y la historia de Mateo (9:9-13). Versículo 9:1 habla de Jesús viniendo a “su ciudad,” que Mateo más tarde identificó como Cafarnaúm (4:13). Marcos también ubica el sanar del paralítico en Cafarnaúm (Marcos 2:1), y podemos suponer que los eventos de nuestra lección del Evangelio toman lugar allí. Cafarnaúm está ubicado a horcajadas de la carretera de Damasco a Jerusalén en la orilla norte del Mar Galileo y, por lo tanto, sirve como un centro comercial significante.

Jesús “vio á un hombre que estaba sentado al banco de los públicos tributos, el cual se llamaba Mateo.” Ya que Cafarnaúm se encuentra en una carretera principal, Mateo puede estar actuando como agente de aduanas, coleccionando impuestos de la gente que transita por ahí. El no pide seguir a Jesús, ni se arrepiente ni pide perdón. La llamada de Jesús a Mateo es tan asombrosa como su más temprana manifestación del perdón de pecados (9:2), y demuestra que Dios ama y quiere redimir a cada persona.

“Sígueme.” Jesús le llama a Mateo de la misma manera que llamó a Simón y Andrés (4:18-22). Les dijo que le siguieran, y ellos siguieron. “Lo importante es que la llamada de Jesús es efectiva” (Boring, 235).

Sin embargo, la llamada de Mateo se difiere de la llamada de los pescadores, porque Mateo es recaudador de impuestos. Pesca es una profesión honorable; la recaudación de impuestos no lo es. Los romanos contratan a gente local para recaudar impuestos, y los recaudadores cobran impuestos de más por su propio beneficio, enriqueciéndose a si mismos gracias a sus conciudadanos. Por lo tanto, se les mira con gran resentimiento, se les prohíbe entrar en la sinagoga, y se les considera el equivalente moral de ladrones y asesinos (Barclay, 337-338).

“Y se levantó y le siguió.” Para seguir a Jesús, Mateo debe abandonar un puesto lucrativo, sabiendo que nunca más lo podrá recuperar. Al hacer esto, también se separa a si mismo de su antiguo grupo de amigos. Obedecer el mandato de Jesús, por lo tanto, requiere un compromiso absoluto de Mateo. Es un asombroso acto de fe.

Marcos 2:14 y Lucas 5:27 dan el nombre de Leví para el recaudador, mientras que este Evangelio le llama Mateo. No sabemos si Leví y Mateo son la misma persona, pero parece que lo son. En las listas de los apóstoles, encontramos a Mateo pero no a Leví (Mateo 10:2-4; Marcos 3:16-19; Lucas 6:14-16; Hechos 1:13).

Los primeros cristianos sugirieron que este Mateo es autor de este Evangelio, pero eso no parece probable. Este autor se apoya en gran parte en el Evangelio de Marcos – más de lo que haría un testigo personal del ministerio de Jesús. También, este Evangelio sería escrito alrededor de 80-85 d.C., lo cual haría a un contemporáneo de Jesús un hombre muy viejo.

MATEO 9:10-13: JESÚS SE SIENTA A LA MESA CON PECADORES

10Y aconteció que estando él sentado á la mesa en casa, he aquí que muchos publícanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente á la mesa con Jesús y sus discípulos. 11Y viendo esto los Fariseos, dijeron á sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publícanos y pecadores? 12Y oyéndolo Jesús, le dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 13Andad pues, y aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio: porque no he venido á llamar justos, sino pecadores á arrepentimiento.

“Estando él sentado á la mesa” (v. 10). Lucas sitúa la cena en la casa de Leví (Lucas 5:29), pero Mateo solo la describe como “en casa.” Los “muchos publícanos y pecadores” que están presentes parecen confirmar que es la casa de Mateo, porque constituyen una lista de invitados natural para el recaudador recién convertido. Parece que, en espíritu de alegría, Mateo invita a su casa a Jesús y a todos sus amigos para un gran banquete.

“¿Por qué come vuestro Maestro con los publícanos y pecadores?” (v. 11). Los fariseos están ofendidos. Compartir la mesa, particularmente en público, implica que uno acepta y aprueba a los invitados. Los fariseos se quejan con los discípulos en vez de hacerlo directamente con Jesús. Aparentemente, tienen miedo de comprometerse con Jesús directamente.

Jesús, sin embargo, escucha sus preguntas y responde, “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Andad pues, y aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio: porque no he venido á llamar justos, sino pecadores á arrepentimiento.” La Encarnación beneficia a aquéllos que la necesiten. Sin embargo, es irónico que los fariseos necesiten la Encarnación tanto como cualquier otro, pero la destituyen a causa de su orgullo religioso.

Los fariseos podían haber reaccionado de una manera muy diferente en esta cena. Ellos también favorecen la hospitalidad. “El Mishnah enseñó que la hospitalidad es una obligación, …pero los rabíes pensaban de hospitalidad en cuestión de obres piadosos, y enseñaban, ‘Manténganse alejados de un mal vecino y no se asocien con los malhechores’ (Aboth 1:7)” (Johnson, 353).

El Antiguo Testamento enfatizaba que los israelitas debían separarse de tribus paganas. El Talmud enseñó, “No se asocien con malhechores, aunque puedan aprender de ellos.” Salmo 1 bendice a él que “no estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado.” El salmista pide vindicación, porque “Aborrecí la reunión de los malignos, Y con los impíos nunca me senté” (Salmo 26:5). Pablo dice, “No os juntéis en yugo con los infieles” (2 Cor. 6:14).

Hay mucha sabiduría aquí. ¡Mala compañía corrompe! ¡Una mala manzana arruina todo el barril! ¡Mala compañía es la red del demonio! ¡No pueden correr con los perros sin que se les suban las pulgas! Estos antiguos proverbios reflejan la verdad que la compañía que guardemos tiene un efecto en nuestras vidas.

Mi esposa y yo les enseñamos a nuestros hijos a escoger sus amigos con cuidado – no por su estatus social, sino por su carácter. Sin embargo, también es verdad que nuestro hijo ha sido una influencia positiva sobre dos chicos de carácter cuestionable – tanto que creemos que Dios nos mandó a esos dos lugares, en parte, para ayudar a esos chicos. No es fácil saber cuando debemos evitar a malhechores y cuando debemos juntarnos con ellos por el bien del reino.

Al predicar este texto, debemos recordar que fariseos tienen razón sobre los malhechores. Su preocupación tiene mérito. Defienden sabiduría que ha sido ganada dolorosamente a través de los siglos. No quieren compañeros malhechores, y no rinden honor con su presencia a esta gente. Ellos “no le hubieran criticado a Jesús solo porque se preocupaba por proscriptos, pobres, y pecadores. ‘Ellos también daban la bienvenida a pecadores arrepentidos.’ Lo que era distinto aquí era que Jesús buscaba a los pecadores” (Johnson, 353).

Solo al mantener esta perspectiva veremos la fuerza de las acciones de Jesús. Jesús estrecha la mano a los perdidos a gran riesgo personal (al fin y al cabo, acciones como ésta le costarán la vida). Su esperanza es salvar a gente que no parece merecer ser salvada. ¡Debemos alegrarnos de eso! De otra manera, ¿quién podría esperar ser salvado?

“Andad pues, y aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio, ‘Yo deseo merced, no sacrificio’” (v. 13). El hecho que los fariseos cuestionen a los discípulos (v. 11) constituye una afronta indirecta para Jesús. Jesús les responde diciendo “Andad pues, y aprended.” Esto implica que su comprensión de la escritura tiene un defecto – que no han comprendido a fondo los profetas.

La cita es de Óseas 6:6. “Porque misericordia quise, y no sacrificio” es un dicho judío que significa,“Yo deseo merced más que sacrificio.” La palabra “sacrificio” representa la estricta obediencia de los mandamientos de Dios (Hagner).

Al pedir merced, Jesús nos recuerda el amor que tiene Dios por aquéllos que no se lo merecen. La pureza del rito, aunque importante, no es tan importante como el amor de Dios y el amor del prójimo.

“No he venido á llamar justos, sino pecadores á arrepentimiento” (v. 13). “Aquí, ‘justos’ y ‘pecadores’ se refieren a ‘respetables’ y a ‘proscriptos’” (Blomberg). Éstas son categorías que los fariseos usan para encasillar a la gente. Ellos se numeran entre los justos, por supuesto, y así es como la mayoría de la gente piensa de ellos. Ellos también son pecadores, pero eso no lo ven porque“diezmáis la menta y el eneldo y el comino,” observando la ley hasta en su más pequeño detalle (23:23). El problema es que descuidan “lo que es lo más grave de la ley, es á saber, el juicio y la misericordia y la fe” (23:23).

El versículo de Óseas deja claro que el sacrificio para el templo requiere menos de una persona que la merced. El sacrificio puede ser rutinario – hasta mecánico – sin ninguna implicación para el corazón. Una persona puede sacrificar en el templo de manera indiferente, teniendo poco efecto en la vida diaria. Merced, sin embargo, rápidamente se convierte en un asunto del corazón que incluye una cara humana – una historia humana.

En otra parte de este Evangelio, Jesús dirá, “‘Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. Este es el primero y el grande mandamiento. Y el segundo es semejante á éste: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” (22:37-40). Sacrificio es una manera de expresar devoción a Dios – de guardar el primer y gran mandamiento. Merced es una manera de expresar ambos, amor al prójimo y devoción a Dios – guardando ambos grandes mandamientos.

El hecho que cristianos ya no estén sujetos al sistema de sacrificio judío no significa que seamos inmunes al error fariseo. P.T. Forsyth avisa, “Es posible ser tan activo en el servicio a Cristo que uno se olvide de amarle.” Igualmente, es posible ser tan activo en el servicio a Cristo que uno se olvide de amar al prójimo.

MATEO 9:18-26: UNA NIÑA PEQUEÑA Y UNA MUJER

18Hablando él estas cosas á ellos, he aquí vino un principal, y le adoraba, diciendo: Mi hija es muerta poco ha: mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. 19Y se levantó Jesús, y le siguió, y sus discípulos.20Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre doce años había, llegándose por detrás, tocó la franja de su vestido (griego: kraspedou) 21Porque decía entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré salva.22Mas Jesús volviéndose, y mirándola, dijo: Confía, hija, tu fe te ha salvado. Y la mujer fué salva desde aquella hora. 23Y llegado Jesús á casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y la gente que hacía bullicio, 24Díceles: Apartaos, que la muchacha no es muerta, mas duerme. Y se burlaban de él. 25Y como la gente fué echada fuera, entró, y tomóla de la mano, y se levantó la muchacha. 26Y salió esta fama por toda aquella tierra.

Estos versículos cuentan una historia dentro de otra – la historia de la mujer con la hemorragia dentro de la historia de la niña muerta. Marcos 5:21-43 y Lucas 8:40-56 cuentan la historia con más detalle, diciéndonos el nombre del padre, Jairo, y que él es un líder de la sinagoga. Mateo no nombra a este hombre, y nos dice solo que es un líder (la NRSV dice “principal de la sinagoga,” pero esto no se encuentra en los manuscritos de Mateo).

En Marcos y Lucas, la hija está a punto de morir en vez de muerta, como lo pone Mateo. Estas variaciones le dan un impacto diferente a estos relatos. En Marcos y Lucas, la mujer con la hemorragia le interrumpe a Jesús camino a la casa de la niña, que podría morir antes de que él llegara. Esto crea una urgencia que no se encuentra en el relato de Mateo. En el relato de Mateo, la niña ya está muerta, así, no hay prisa. También, en Mateo el padre confiesa fe en la resurrección, “Mi hija es muerta poco ha: mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.” Anote que la palabra “mano” es singular. El padre cree que con el más leve toque de Jesús se restaurará la vida de su hija.

Las historias de la niña y la mujer tienen paralelos interesantes:

• A ambas se les llama “hija” (9:18, 22).

• La mujer lleva doce años enferma, y la niña tiene doce años.

• Ambas historias se tratan de personajes femeninos. En este tiempo, a las mujeres no se les considera ser de alto nivel y tienen pocos derechos. Padres quieren hijos – no hijas. Como Jesús demostró merced para los pecadores en vv. 9-13, también la demuestra para estas mujeres en versículos 18-26. El hecho que el padre se eche a los pies de Jesús por el bien de su hija dice algo muy positivo de él.

Pero también hay diferencias entre las historias. El padre es un hombre de alto nivel social en la comunidad, y a la mujer no se le considera limpia – una proscripta. El hombre se acerca a Jesús sin miedo, y la mujer se le acerca con timidez.

“He aquí vino un principal, y le adoraba” (v. 18). Un líder de la sinagoga podría haber sido, en otras circunstancias, un opositor de Jesús. En este tiempo, líderes judíos ya habían empezado a hablar de Jesús como un herético. Sin embargo, al morir su hija, este padre está listo para acercarse a quien sea que le ofrezca alguna esperanza. En su aflicción, reza que este joven profeta pueda reversar la tragedia de la muerte de su hija. Desesperado, está dispuesto a arrodillarse ante Jesús (v. 18) para pedirle su ayuda. Ahora, está dispuesto a creer más allá de su creencia. Las circunstancias más terribles a menudo nos dirigen hacia la gracia de Dios.

“Mi hija es muerta poco ha: mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá” (v. 18). Al acercarse a Jesús, el padre demuestra gran fe. “Decir ‘muerta pero’ requiere una confianza extraordinaria” (Bruner, 341). Mateo todavía no ha contado ninguna historia de resurrección, por eso, la esperanza del padre va mucho más allá de lo que se ha visto hasta el momento.

“Y se levantó Jesús, y le siguió” (v. 19). En versículo 9, Jesús le pidió a Mateo que le siguiera, y Mateo “se levantó y le siguió.” Ahora, Jesús se levanta y sigue a este padre.

“Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre doce años había, llegándose por detrás, tocó la franja de su vestido” (v. 20). Así es como empieza la historia dentro de la historia – la historia de una mujer desesperada dentro de la historia de un padre desesperado.

El problema de esta mujer ha persistido doce años. Es un problema espiritual y social, tanto como un problema médico. Sangrar la rinde desaseada, requiriendo que se separe del resto de la sociedad (Lev. 15). No puede asistir a la sinagoga ni participar en ritos religiosos. Si ella toca a otra persona, su toque rinde a esta persona desaseada también. Si está casada, a su esposo no se le permite relacionarse con ella sexualmente y lo más probable es que él se hubiera divorciado de ella por eso. Ella debe vivir como lo haría un leproso – a la franja de la sociedad, cerrada de todo, mirando hacia dentro desde afuera. Es difícil imaginar lo solitaria y repugnante que se debe sentir.

La mujer se acerca a Jesús con timidez. Su condición es parte de la razón. Se ha acostumbrado a estar separada de otros. Durante doce años ella ha tenido cuidado, no sea que sin querer toque a alguien y le contamine. Después de doce años de vivir separada, sería difícil acercarse a otra persona – el tabú asociado con tocar sería demasiado fuerte. El hecho que es mujer lo hace aún más difícil. Mujeres tienen poco estatus, y viven al fondo del escenario. Mujeres no se acercan a hombres desconocidos ni les hablan y, mucho menos, les tocan (Hare, 106).

“Si tocare solamente su vestido, seré salva” (v. 21). En un acto de desesperación, ella decide tocar la ropa de Jesús esperando que el contacto más leve restaure su salud. Se le acerca por detrás, manteniéndose anónima y cuidando su secreto, y toca la franja (kraspedou) de su capa. Kraspedoupuede significar simplemente un dobladillo o un borde, pero también se puede referir a una borla o chal usado por hombres judíos que sirve para recordarles de los mandamientos de Dios (Num 15:37-39; Deut 22:12) – y para identificarles como judíos practicantes. Más tarde en este Evangelio Jesús criticará a los fariseos por llevar un chal largo para llamarse atención a si mismos y a su piedad (23:5), pero es, sin embargo, valido llevar el chal por su motivo apropiado. Si Jesús lleva su chal aquí, esto nos dice algo de su respeto por la ley.

“Mas Jesús volviéndose, y mirándola…” (v. 22). Jesús la ve. Debemos preguntarnos cuanto tiempo ha pasado desde que alguien realmente ha visto a esta mujer – cuanto tiempo ha pasado desde que alguien la miró a los ojos. La gente está acostumbrada a evitarla – a pasarla por el otro lado – a protegerse a si mismos contra su contaminación. Pero Jesús la ve.

“Confía (tharseo – ten valor), hija, tu fe te ha salvado” (sesoken – de sozo – la palabra para “salvado”) (v. 22).  Jesús no alaba su propia acción aquí, sino a la mujer por su fe. La manifestación pública que ella está curada es el primer paso para poder restaurarla a un papel normal en la sociedad.

“Y la mujer fué salva desde aquella hora” (esothe – de sozo – “salvada”) (v. 22). El sanar toma lugar, no por el toque de la mujer, sino por la palabra de Jesús. En este Evangelio, la palabra de Jesús tiene poder. Puede curar. El uso de la palabra sozo sugiere un milagro que va más allá de restaurar la salud física. El toque de Jesús la ha “salvado.”

“Y llegado Jesús á casa del principal” (v. 23). Ahora volvemos a la historia del padre y de la niña. Cuando Jesús llega a la casa del líder, el funeral ya ha empezado. Hay músicos tocando flautas y la muchedumbre está alborotada. La costumbre requiere que para un funeral “hasta los más pobres de Israel contraten a dos músicos para tocar flautas y a una mujer que lamente en alto” (Ketuboth 4:4).

“Apartaos, que la muchacha no es muerta, mas duerme” (v. 24).  Si Jesús estuviera interesado en su propia aclamación pública, hubiera invitado a la muchedumbre a entrar en el cuarto con él. En vez, Jesús es sensible a la necesidad que tendría la niña de despertarse al silencio del cuarto. La muchedumbre se ríe de Jesús, porque sabe que la niña está muerta y dan por hecho que él está a punto de avergonzarse por decir que la niña está dormida. Irónicamente, esta risa confirma la muerte de la niña.

“Y como la gente fué echada fuera, entró, y tomóla de la mano” (v. 25). Al tocar un cuerpo muerto, Jesús se deja a si mismo ritualmente desaseado – aunque ya lo esté por haber sido tocado por la mujer con las hemorragias.

“Y se levantó la muchacha” (egerthe – se levantó – la palabra para resurrección) (v. 25). Esta historia nos recuerda a la restauración de la vida de un niño por parte de Elías (1 Reyes 17:17-24) y la restauración de la vida de otro niño por parte de un discípulo de Elías, Eliseo (2 Reyes 4:32-37). Podemos estar seguros que esta muchedumbre, bien educada en las escrituras, conectaría este incidente con esas otras historias. Comprenderían que Elías y Eliseo actuaron a través del poder de Dios. Jesús, obviamente, hace lo mismo.

“Y salió esta fama por toda aquella tierra” (v. 26). ¡La palabra de este curar y esta resurrección se esparciría como un fuego desenfrenado!

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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