Comentario
Estudio de la Biblia

Mateo 3:1-12

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

 MATEO 3:1-3: ¡APAREJAD EL CAMINO DEL SEÑOR!

1Y en aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2Y diciendo: Arrepentíos (griego: metanoeite – de metanoeo), que el reino de los cielos se ha acercado. 3Porque éste es aquel del cual fue dicho por el profeta Isaías, que dijo:

Voz de uno que clama en el desierto:
Aparejad el camino del Señor,
Enderezad sus veredas.

“Vino Juan el Bautista” (v. 1). Solo Mateo y Lucas comienzan sus Evangelios con el nacimiento de Jesús, pero los cuatro Evangelios presentan el ministerio de Jesús con un relato de Juan el Bautista (Marcos 1:1-11; Lucas 3:1-22; Juan 1:6-9). Lucas enfatiza la importancia de Juan al dedicar la mayoría de su primer capítulo a su nacimiento y a la relación entre las familias de Juan y Jesús. Más adelante, Jesús dirá de Juan:

“De cierto os digo,
que no se levantó entre los que nacen de mujeres
otro mayor que Juan el Bautista”
(Mateo 11:11).

Juan aparece “aquellos días” (v. 1). Muchos años han transcurrido entre la infancia de Juan y la de Jesús (Mateo 1-2), y la inauguración del ministerio de Juan (Mateo 3). La frase, “En aquellos días,” sugiere que ha llegado un momento de kairos – uno de esos momentos que para siempre cambia el rumbo de nuestra historia y nuestras vidas.

“En el desierto de Judea” (v. 1) – la región este de Jerusalén y oeste del Mar Muerto es un terreno árido y rocoso que disuade cualquier habitación humana. Juan comienza su ministerio en el desierto quizá, en parte, para escapar de las distracciones de la ciudad. El desierto también es el lugar de nacimiento de la nación de Israel y mantiene un lugar sagrado en su historia. Óseas habló del desierto como el lugar donde Dios habla con ternura a su pueblo y le trae esperanza (Óseas 2:14-15).

“Arrepentíos (griego: metanoeite – de metanoeo), que el reino de los cielos se ha acercado” (v. 2). Jesús comenzará a predicar con estas mismas palabras (4:17). El equivalente hebreo del verbometanoeo “era usado con frecuencia por los profetas para urgir a Israel que volviera a una relación correcta con Dios (cf. Deuteronomio 30:2; Jeremías 4:1; Ezequiel 18:30-32; Óseas 14:1). Cuando Juan solicita el arrepentimiento, por lo tanto, invita a sus oyentes que rompan radicalmente con su pasado pecador y a empezar de nuevo con el Dios que pronto vendrá a juzgar” (Gardner). Arrepentimiento es más que darle la espalda al pecado – también significa volver hacia una vida fructuosa (v. 10).

No ha habido un profeta en Israel por cuatrocientos años, y la gente está ansiosa de escuchar a un profeta. Juan es tal profeta, le pide a la gente que se arrepienta, y que se prepare para la llegada del reino de Dios – para el Día del Señor (Isaías 13:6) – un día cuando “Y la altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será ensalzado en aquel día” (Isaías 2:17) – un día en que vendrá el Señor “viene, crudo, y de saña y ardor de ira, para tornar la tierra en soledad, y raer de ella sus pecadores” (Isaías 13:9) – ese grande y terrible día (Joel 2:11).

Juan denuncia el mal siempre que lo encuentra, incluyendo el que encuentra dentro de la familia de Herodes (14:4). Convoca al pueblo a la justicia. “Donde sea que el Evangelio se oiga con profundidad ha de ser precedido por la ley con toda su seriedad. Sin ley no hay evangelio… Juan es la ley de Dios en persona; Jesús es el evangelio de Dios en persona” (Bruner, 69-70).

Arrepentirse significa dar la vuelta – tomar una nueva dirección – un cambio de idea y de corazón – un nuevo compromiso. Juan solicita el arrepentimiento, porque solo nos libraremos del pecado cuando nos enfrentamos plenamente con él y lo denunciamos. Hoy, estamos tentados a llamar al pecado por otros nombres y a culpar a otros por nuestros problemas en vez de aceptar la responsabilidad por nuestros pecados. Tal actitud rechaza la existencia del pecado y, de esa manera, no nos ofrece ningún escape de él.

Juan justifica su súplica hacia el arrepentimiento anunciando que el reino de los cielos se ha acercado. “Gente no le da la espalda a un estilo de vida simplemente; lo hace cuando se vuelve hacia algo más profundo y verdadero” (Long, 27) – y el reino es la realidad “más grande y verdadera” a la que Juan clama. Juan anuncia que una gran página en la historia humana se está pasando. El día se acerca “cuando la tierra se llenará de la sabiduría de Dios – el juicio y la eliminación de todo aparato y estructura que inflija daño humano, destrucción y angustia” (Borsch y Napier, 20). La manera de prepararse para ese día es arrepintiéndose.

“Reino de los cielos” (v. 2) significa lo mismo que “reino de Dios,” honora la aversión judía de usar el nombre de Dios, no fuera que de alguna manera lo profanasen.

“Aparejad el camino del Señor” (v. 3). Mateo cita a Isaías 40:3, un versículo citado en los cuatro Evangelios (Marcos 1:2; Lucas 3:4; Juan 1:23). En su contexto original, hablaba de preparar el camino para que el pueblo israelita regresara del exilio a su tierra natal. Constituía una visión alegre de un viaje bendecido y facilitado por Dios a través de un desierto que, de otra manera, sería mortal. Mateo nos dice que aunque la profecía de Isaías señalaba a ese viaje histórico, su cumplimiento final solo toma lugar a medida que Juan prepara el camino para Jesús (v. 3) – pidiendo que la gente se arrepienta (v. 2), y bautizando aquéllos que confiesan sus pecados (v. 6). El exilio anterior y el regreso a Israel tenían el propósito de redimir a Israel de su pecado. El predicar de Juan y la venida de Jesús tienen un propósito similar de redimir.

Prepararse para el Señor es una obra perpetua. El arrepentimiento no solo ocurre una vez, sino que debe ocurrir a diario. Ni nuestro mundo ni nuestras vidas son adecuados para la presencia de Dios. Nos confrontamos con una obra del tamaño de Hércules para hacerlos adecuados – una obra que sería imposible a no ser por la gracia de Dios. Nuestra preparación no estará completa hasta el día que Jesús regrese de nuevo, cuando él la completará.

MATEO 3:4-6: Y ERAN BAUTIZADOS DE ÉL

4Y tenía Juan su vestido de pelos de camellos, y una cinta de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. 5Entonces salía á él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán; 6Y eran bautizados de él en el Jordán, confesando sus pecados.

Elías llevaba pelo de camello y un cinto de cuero (2 Reyes 1:8). Los judíos esperaban que Elías regresara antes de la venida del Mesías (Malaquías 4:5), y la vestidura de Juan le identifica como el que cumple esa profecía. Más adelante, Jesús hará más explícitas estas conexiones, diciendo, “él es aquel Elías que había de venir” (11:14) y “Mas os digo, que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron en él todo lo que quisieron: así también el Hijo del hombre padecerá de ellos.”Mateo explica, “Los discípulos entonces entendieron, que les habló de Juan el Bautista” (17:13).

“Langostas y miel silvestre” (v. 4). Lev. 11:22 establece langostas, grillos, y saltamontes como comidas ritualmente limpias. En un desierto, gente pobre debe vivir de la tierra, y langostas son una de las pocas comidas disponibles. La vestidura y dieta de Juan indican que él se ha adoptado a la vida del desierto. Su estilo de vida modesto también sirve como modelo sostenible para que podamos adoptar como testigo contra el materialismo y el egoísmo que nos mantienen a nosotros y a nuestro mundo esclavizados.

“Entonces salía á él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán” (v. 5). La gente se amontona para escuchar a Juan, igual que harán más adelante para escuchar a Jesús (4:25).

“Y eran bautizados de él en el Jordán” (v. 6). Juan les bautiza con un bautizo único:

• Antes de Juan, el bautizo servía de rito de iniciación para prosélitos gentiles que deseaban ser parte de la fe judía. También se practicaba como lavado entre judíos en Qumran – pero como un lavado frecuente en vez de un rito solo.

• El bautizo de Juan parece ser un rito de una vez, y se asocia con la gente que confiesa sus pecados (v. 6). Un bautizo de una vez implica la muerte del modo de vida antiguo y el renacer de una nueva manera de vivir (Rom 6:3). Esto era cierto en el bautizo prosélito, en el que gentiles eran iniciados como la gente escogida de Dios. “¡Lo mordaz de la práctica de Juan era que la aplicaba a judíos!” (Morris, 56). Judíos ya son miembros de una gente elegida. ¿Por qué necesitarían ser bautizados?

• En Marcos 1:4, Juan proclama, “el bautismo del arrepentimiento para remisión de pecados,” pero Mateo no menciona el perdón de los pecados. “Para Mateo, el perdón de los pecados es una consecuencia solo de la misión de Jesús (1:21; 9:6; 26:28)” (Senior, 53).

• “Está claro que el bautizo de Juan se hacía sumergiendo a la persona en las aguas del Jordán y, lo más probable era que se limitaba a adultos” (Hultgren, 13). “El término ‘bautizar’ evoca imágenes de ser sumergido en el agua y quizá hasta ahogarse” (Harrington, 51).

• El bautizo cristiano difiere del bautizo de Juan en su fórmula trinómica y en el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38).

MATEO 3:7-10: LA SEGUR ESTÁ PUESTA A LA RAÍZ DE LOS ÁRBOLES

7Y viendo él muchos de los Fariseos y de los Saduceos, que venían á su bautismo, decíales: Generación de víboras, ¿quién os ha enseñado á huir de la ira que vendrá? 8Haced pues frutos dignos de arrepentimiento, 9Y no penséis decir dentro de vosotros: á Abraham tenemos por padre: porque yo os digo, que puede Dios despertar hijos á Abraham aun de estas piedras.

10Ahora, ya también la segur está puesta á la raíz de los árboles; y todo árbol que no hace buen fruto, es cortado y echado en el fuego.

“Y viendo él muchos de los Fariseos y de los Saduceos, que venían á su bautismo” (v. 7). Nos sorprende que fariseos y saduceos vengan a bautizarse. Piensan de sí mismos como justos, entonces, ¿por qué vendrían por el bautizo de Juan? Quizá, por ser líderes religiosos, quieren establecer una conexión con el poderoso ministerio de este nuevo profeta. Quizá ellos también ven su autenticidad – o, quizá, solo se están uniendo a un popular movimiento religioso. Después, Jesús les dirá a los altos sacerdotes y ancianos (la mayoría de ellos fariseos o saduceos) “Porque vino á vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; y los publícanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle” (Mateo 21:32).

Nos sorprende ver a los fariseos y los saduceos juntos. Representan puntos de vista muy diferentes y a menudo se encuentran en conflicto uno con el otro. Los fariseos son conocidos por su adhesión a la ley y su resistencia contra la cultura pagana. Los saduceos son más aptos a ser ricos y amigables con los romanos. Los saduceos dominan el sacerdocio, y la mayoría de los miembros del Sanedrín son saduceos (Myers, 902). Los fariseos aceptan la ley oral y la resurrección, ambos de los cuales los saduceos rechazan.

“Generación de víboras, ¿quién os ha enseñado á huir de la ira que vendrá?” (v. 7). El cuadro es uno de culebras huyendo de un fuego que se esparce.

Nos sorprende la declaración tan vigorosa de Juan. Aunque honoramos a nuestros líderes religiosos, no siempre estamos de acuerdo con ellos. ¡Pero Juan no lo deja en eso! Llama a este estimado grupo de clérigos “generación de víboras.” Ellos “exhiben los vicios que se detestan en este Evangelio. Intentan cumplir un rito religioso pero no han demostrado ‘frutos dignos de arrepentimiento’… Para la teología de Mateo, el lugar que uno ocupa en la familia de Dios es determinado al hacer la voluntad de Dios” (Senior, 53).

“¿Quién os ha enseñado á huir de la ira que vendrá?” (v. 7). Juan expresa una ira que hoy día estamos poco dispuestos a expresar. En nuestra predicación, nos falta equilibrar la Ley y el Evangelio – juicio y gracia – ira y bendición – pecado y arrepentimiento. El resultado es una respuesta en busca de una pregunta. Cristo ofrece salvarnos – ¿pero de qué?

• ¿Del pecado? Personas ya no se sienten culpables de pecado, en vez, se consideran víctimas de fuerzas impersonales que amoldan sus vidas.

• ¿De la ira de Dios? Personas no creen que un Dios que ama también pueda mostrar ira. Como resultado, trivializan la salvación – la equivalen con Dios, ayudándoles a superar una crisis personal. No es sorprendente que iglesias con una visión tan aturdida de la salvación han perdido, por mayor parte, la habilidad de acercar gente a Cristo. Si no existe pecado, ¿quién necesita a Jesús? ¿Quién necesita la iglesia? ¿Quién necesita salvación – que no sea enfermedad, desempleo, pobreza, u otros problemas de “este mundo” que, cada vez más, esperamos que el gobierno resuelva?

“Frutos dignos de arrepentimiento” (v. 8). En teología cristiana, siempre hay una buena tensión entre la gracia de Dios y nuestras obras. Juan no dice que nuestras obras nos salven, sino que el arrepentirse produce buenos frutos.

“No penséis decir” (v. 9). En el fondo, la presunción es el pecado de los fariseos y saduceos. Se encuentran entre el pueblo elegido de Dios – la élite religiosa – en la cima de la pirámide religiosa.

“A Abraham tenemos por padre” (v. 9). Juan les avisa que su conexión con Abraham no les salvará.

“Puede Dios despertar hijos á Abraham aun de estas piedras” (v. 9). En lenguaje arameo, las palabras para “piedras” e “hijos” se parecen. El Dios que hace humanos del polvo de la tierra puede crear hijos e hijas de Abraham de las piedras que abundan en el desierto. Dios ha demostrado su poder al crear a Isaías de un hombre y una mujer ya pasados de edad para tener hijos (Gen. 18:1-15). Mientras que Mateo no menciona a los gentiles en este versículo, les abre la puerta por medio de un Evangelio que les menciona favorablemente (8:5-13; 15:21-28; 27:54), y a través de una comisión para “Id, y doctrinad á todos los Gentiles” (28:19).

“Ya también la segur está puesta á la raíz de los árboles” (v. 10). El cuadro es uno de un hacha que el labrador ha sacado de la caseta para cortar árboles improductivos. Nos podemos imaginar la tristeza con la que el labrador cumple con esta tarea, después de haber plantado los árboles con gran esperanza. Podemos imaginar lo alarmados que los árboles se sentirán con un hacha recostada a sus raíces. ¿Qué le convencerá al labrador de salvarlos? Desafortunadamente, el tiempo para actuar fue ayer, ¡y ya es hoy!

“Cortado y echado en el fuego” (v. 10). La imagen es de un juicio temeroso. En este Evangelio, Jesús a menudo habla de un juicio temeroso (7:22-23; 10:15; 11:22; 12:36-42; 13:30, 40-43, 49; 22:11-13; y todo capítulo 25).

MATEO 3:11-12: OS BAUTIZARÁ EN ESPÍRITU SANTO Y EN FUEGO

11Yo á la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene tras mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar; él os bautizará en Espíritu Santo y en fuego 12Su aventador en su mano está, y aventará su era: y allegará su trigo en el alfolí, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

“El que viene tras mí, más poderoso es que yo” (v. 11). No está claro si Juan comprende que Jesús es el que viene. Aún ya tarde en su vida, preguntará, “¿Eres tú aquél que había de venir, ó esperaremos á otro?” (11:3).

“Los zapatos del cual yo no soy digno de llevar” (v. 11). Juan es una figura poderosa y aún más conocida que Jesús. Una vez que Jesús comience su ministerio, Juan no cesará su obra para unirse a Jesús. En vez, Jesús tendrá sus discípulos y Juan tendrá los suyos. Aún después de la muerte de Juan y la ascensión de Jesús, algunos de los discípulos de Juan no habrán recibido el bautizo cristiano (Hechos 19:1-7). Los escritores de los cuatro Evangelios tienen cuidado de distinguir a Juan de Jesús, y de establecer a Jesús como primero. Juan no es digno de llevar el calzado de Jesús (v. 11) – es decir, servir de su esclavo.

“Os bautizará en Espíritu Santo y en fuego” (v. 11). Juan cumple un bautizo de arrepentimiento – solo un comienzo. Jesús bautizará con el Espíritu Santo y fuego. Veremos el regalo del Espíritu Santo en Pentecostés (Hechos 2:38). Hoy, algunos cristianos distinguen entre el bautizo del agua y el bautizo del Espíritu Santo, pero “el Nuevo Testamento no conoce dos tipos de Bautizo Cristiano… Hay un bautizo, que es la incorporación del bautizado en Cristo, y otorga el regalo del Espíritu Santo” (Hultgren, 14).

El bautizo de Jesús también hace de fuego refinador, que quita (destruye – incinera) las impurezas y deja solo lo puro.

Al ser escrito este Evangelio, la iglesia ya ha experimentado la realidad de la que Juan habló (Hechos 2). Cristianos bautizan en el nombre del Padre, Hijo, y Espíritu Santo (28:19).

“Su aventador en su mano está” (v. 12). El aventador se usa para tirar trigo al aire, donde el viento puede llevarse la barcia más ligera mientras que la más pesada se cae de nuevo a la tierra.

“Allegará su trigo en el alfolí” (v. 12). Granjeros valoran el trigo, que utilizan para alimentar a sus familias. Cuidadosamente lo recogen de la tierra y lo llevan al granero – un lugar cubierto y protegido donde estará seguro.

“Quemará la paja en fuego que nunca se apagará” (v. 12). La barcia es inútil como alimento, por eso es quemada como desperdicio. Las escrituras judías incluyen varias referencias a los malvados (los enemigos de Israel) como barcia (Job 21:18; Salmos 1:4; 35:5; 83:13; Isaías 17:13; 29:5; Daniel 2:35; Óseas 13:3; Mal. 4:1).

“Fuego que nunca se apagará” (v. 12). Los judíos del tiempo de Juan están divididos según los fuegos del infierno. La mayoría de ellos piensa que los malvados serán rápidamente consumidos por el fuego. “Solo una minoría decía que el infierno quemaría para siempre; al articular esto, que en su día era la imagen más horrorosa del infierno, Juan declara la falta de agrado de Dios con bastante fuerza” (Keener, 14).

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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COMENTARIOS:

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