Comentario
Estudio de la Biblia

Marcos 8:27-38

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

MARCOS 8:27-38. UN RESUMEN

Esta historia se encuentra en un paréntesis entre la historia de Jesús sanando un ciego en Bethsaida (8:22-26) y otro ciego, Bartimeo, en Jericó (10:46-25). En aquel entonces Jesús lucha con discípulos, ciegos a la verdad que él quiere enseñarles. “¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís?” (8:18). “¿Cómo aún no entendéis?” (8:21). En su gran confesión (v. 29), Pedro demuestra haber visto una chispa de la verdad, pero los versículos que siguen demostrarán que su visión fue distorsionada por su previo entendimiento del Mesías.

En versículos 31-33, Jesús les habla a los discípulos. En versículos 34-38, clama a la multitud que se una a los discípulos para oír el criterio del discípulo.

Ésta es la primera de tres ocasiones en esta sección donde Jesús predice su sufrimiento y muerte (véase también 9:31 y 10:33-34). En las tres ocasiones, los discípulos demuestran su falta de entendimiento y Jesús responde extendiendo su enseñanza sobre ser discípulo.

MARCOS 8:27-30. TÚ ERES EL CRISTO

27Y salió Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino (griego: te hodo)preguntó á sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? 28Y ellos respondieron: Juan Bautista; y otros, Elías; y otros, alguno de los profetas. 29Entonces él les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Y respondiendo Pedro, le dice: Tú eres el Cristo (griego:Christos). 30Y les apercibió que no hablasen de él á ninguno.

“Y salió Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo” (v. 27a). Recientemente Jesús ha estado en Bethsaida (8:22-26), un pueblo en la orilla norte del Mar Galileo. Ahora viaja a las aldeas de Cesarea de Filipo, a unas 25 millas (40 kilómetros) más al norte, al pie del Monte de Hermón. Esto es lo más al norte que llegará Jesús en sus travesías, y simboliza un cambio de dirección significante en su ministerio. Ha estado trabajando en Galilea, un lugar relativamente amigable, sanando y enseñando. Ahora comenzará su viaje al sur hacia Jerusalén, el centro de su oposición y el lugar donde morirá.

“Y en el camino” (te hodo) (v. 27b). La frase “el camino” (te hodo) es importante en este Evangelio. Juan Bautista vino a preparar el camino (hodon) del Señor (1:2), y Marcos utiliza la palabra hodo en 9:33; 10:17 y 10:32, 52 para recordarnos que Jesús y sus discípulos están en camino a Jerusalén, donde Jesús será crucificado. Cesarea de Filipo parece un lugar extraño para que Jesús empiece una travesía tan significante. Sus raíces son griegas y romanas más que judías.

“¿Quién dicen los hombres que soy yo?” (v. 27c). Antes llamada Paneas por Pan, el dios griego, la ciudad después fue llamada Cesarea en honor de Cesar Augusto. Construyeron un templo para Cesar no muy lejos del templo de Pan. Entonces, cambiaron el nombre a Cesarea de Filipo para honrar al regidor local, Filipo el tetrarca, hijo de Herodes el Grande – y para distinguir esta ciudad de otra Cesarea localizada en la orilla mediterránea.

“Juan Bautista; …Elías; …alguno de los profetas” (vv. 27-28). Antes, cuando Jesús obraba milagros, gente especulaba de su identidad y llegó a las mismas tres posibilidades – y en el mismo orden (6:14-15). Gente piensa de Jesús, no como el Mesías, sino como un gran hombre como los grandes hombres de su historia. Tienen sus propias ideas del Mesías, y Jesús no entra en su molde. Piensan del Mesías como el sucesor de David, que echará el ejército romano, restableciendo la gloria de Israel y abriendo paso a una edad dorada. Para cumplir sus metas, esperan que el Mesías utilice fuerza tradicional – dominación militar o económica. Esperan que el Mesías sea un súper-hombre – un hombre como los demás excepto por su gran poder. De nuevo, Jesús define ‘poder’ para significar la atracción de la gente hacia él mismo a través de amor. Su amor se expresará en su auto-negación y al cargar la cruz.

“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (v. 29). En griego, el “vosotros” es enfático.

“Tú eres el Cristo” (Christos) (v. 29). Marcos comenzó este Evangelio diciendo, “Principio del Evangelio de Jesucristo (griego: Christou), Hijo de Dios” (1:1) – así estableciendo a Jesús como ambos Cristo y el Hijo de Dios.

• La NRSV traduce Christos como Cristo en 1:1 y Mesías aquí en 8:29. Parecería mejor utilizar Cristo en ambos versículos, manteniendo el paralelismo que Marcos seguramente quería establecer. Mesías transcribe el hebreo mashiach, que significa “ungido.” Judíos ungían tres grupos de gente: sacerdotes, profetas, y reyes. Jesús pertenece a cada uno de ellos.

• Poco antes de la muerte de Jesús, el alto sacerdote preguntará, “¿Eres el Christos, el Hijo del Bendito?” y Jesús contestará, “Yo soy.”

• En 15:39, al concluir la travesía de Jesús, el centurión repetirá que Jesús es el Hijo de Dios.

“Y les apercibió que no hablasen de él á ninguno” (v. 30). Mateo añade un relato de la bendición de Jesús sobre Pedro después de su confesión (Mateo 16:17-19), pero ni Marcos ni Lucas (9:18-22) lo incluyen. Jesús ordena a sus discípulos que no hablen de él a nadie. Pedro cree que Jesús es el Mesías, pero no será hasta después de la resurrección que Pedro comprenderá como Jesús vuelve a definir el papel de Mesías.

MARCOS 8:31-33. COMENZÓ A ENSEÑARLES

31Y comenzó á enseñarles, que convenía (griego: dei) que el Hijo del hombre padeciese mucho, y ser reprobado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. 32Y claramente decía esta palabra. Entonces Pedro le tomó, y le comenzó á reprender. 33Y él, volviéndose y mirando á sus discípulos, riñó á Pedro, diciendo: Apártate de mí (griego: opiso mou), Satanás; porque no sabes las cosas que son de Dios, sino las que son de los hombres.

Las palabras, “comenzó a enseñarles” (v. 31a) señalan un cambio. Hasta ahora, este Evangelio ha establecido el poder y la autoridad de Jesús. Ahora Jesús se lleva a sus discípulos de Galilea, donde ha experimentado tanto éxito, y les dirige hacia Jerusalén, donde morirá. A medida que va cambiando hacia esta nueva fase de su ministerio, debe empezar a enseñar a los discípulos lo que han de esperar.

“que el Hijo del hombre padeciese mucho” (v. 31b). Jesús se refiere a si mismo como el Hijo del Hombre en vez de Cristo o Mesías, como le identificó Pedro en versículo 29. El título, Hijo del Hombre, es más neutral que el título, Christos. El pueblo judío espera que el Christos sea un gran rey y líder militar como David, pero no tienen tales expectativas del Hijo del Hombre.

Mientras que los judíos esperan un Mesías triunfador, Isaías 52:13 – 53:12 habla de un sirviente que sufre que “será engrandecido y ensalzado” (52:13) – que era “despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto” (53:3) – que “herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados” (53:5) – que “cortado fue de la tierra de los vivientes; por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y dipúsose con los impíos su sepultura” (53:8-9). (Véase también Salmo 22, Salmo 69, y Zacarías 9-14).

convenía (dei – es necesario) que el Hijo del hombre” (v. 31b). Esta pequeña palabra dei aparece frecuentemente en los Evangelios, y precisamente de esta manera. Algunos eruditos se refieren a ella como el Imperativo Divino, porque es la voluntad de Dios que Jesús sufra, muera, y sea resucitado.

“y ser reprobado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas” (v. 31c). Estos tres grupos componen el Sanedrín, el cuerpo regidor del pueblo judío. “No será la humanidad en su peor momento la que crucificará al Hijo de Dios, sino que será la humanidad en absolutamente su mejor momento… Será arrestado con autorización oficial, juzgado y ejecutado por la jurisprudencia a la que todo el mundo anhela – el Sanedrín judío y el principia iuris Romanorum” (Edwards, 254).

“y ser muerto” (v. 31d). Jesús predice su muerte, pero aún no revela que será por crucifixión.

“y resucitar después de tres días” (v. 31e). Al oír la palabra, “muerto,” nos inclinamos a cerrar los oídos y dejar de escuchar, porque la muerte generalmente señala el final de la historia – pero no debemos dejar de escuchar prematuramente. Las malas noticias de la muerte de Jesús serán vencidas por las buenas noticias de su resurrección.

“Y claramente decía esta palabra” (v. 32a). Muchas de las enseñanzas de Jesús se encuentran dentro de parábolas o historias, que esconden tanto como revelan. Aquí, sin embargo, Jesús “claramente decía esta palabra” (v. 32). Por esta claridad, nos preguntamos por qué los discípulos fallan en entender. La respuesta, por supuesto, es que las enseñanzas de Jesús van en contra de todo lo que creen. A pesar de todo lo que se dice, gente muchas veces oye lo que espera oír.

También, los discípulos han sacrificado mucho para seguir a Jesús y, en ese momento, empezaban a ver los resultados. Jesús ha estado obrando maravilla tras maravilla, y las multitudes están respondiendo de manera favorable. Los discípulos ven grandes posibilidades delante de ellos, y no pueden aceptar cualquier cosa que sugiera otro resultado. No debemos criticarles mucho por negarse a aceptar el discurso de Jesús acerca de su sufrimiento y muerte. Les debe sonar como si Jesús está pasando por un mal momento y necesita un poco de ánimo. Aún hoy, ya sabiendo como termina la historia, preferimos un evangelio que promete éxito. La cruz es difícil de vender.

“Entonces Pedro le tomó, y le comenzó á reprender” (v. 32b). Anote la osadía de Pedro. Acaba de identificar a Jesús como el Mesías, pero ahora le reprende. ¡Qué osadía reprender al Mesías! Nosotros también estamos tentados a reprenderle a Jesús cuando no cumple con nuestras expectativas – cuando no contesta nuestras oraciones tal como lo esperamos.

Anote el paralelo entre “comenzó á enseñarles” (v. 31) y “comenzó á reprender” (v. 32).

“Apártate de mí” (griego: opiso mou) (v. 33). Cuando primero conoció a Pedro, Jesús dijo, “Deute opiso mou” – “Ven tras de mí” – una frase traducida como “Sígueme” en la NRSV. Pedro ha estado siguiendo a Jesús desde entonces, a pesar de sus imperfecciones – pero al reprender a Jesús, Pedro se sitúa al frente. Ahora Jesús le manda regresar a su lugar apropiado de discípulo – detrás – siguiendo en vez de guiando.

“Apártate de mí, Satanás” (v. 33a). Jesús se refiere a Pedro como Satanás. Este Evangelio provee poco detalle acerca de la tentación en el desierto (1:12-13). Parece probable que Jesús encuentre la tentación de Pedro aún más fuerte que las tentaciones anteriores de Satanás – un hombre bien intencionado en vez de la personificación de la maldad. Nos inclinamos mucho más a aceptar una voz amigable que la de un conocido malhechor.

Anote las enroscaduras y vueltas de esta historia. Primero, Pedro se atrevió y contestó correctamente. ¡Qué bien se siente tener la respuesta correcta! Ahora Jesús le llama Satanás. En un abrir y cerrar de ojos, Pedro ha pasado de ser el Alumno Estrella a un Tonto. Imagine lo confundido que debe estar. La respuesta de Jesús deja claro que los discípulos han de estar detrás de Jesús. Han de seguir, no guiar.

“porque no sabes las cosas que son de Dios, sino las que son de los hombres” (v. 33b). Brueggemann piensa que Pedro lo vería de otra manera – creería que está pensando de cosas divinas mientras que Jesús presenta cosas humanas (Brueggemann, et. al, 209).

Algunos eruditos piensan que Pedro era uno de los recursos de Marcos para las historias de este Evangelio. Si es así, Pedro puede ser el recurso de esta historia negativa de si mismo.

MARCOS 8:34-38. NIÉGUESE Á SI MISMO, TOME SU CRUZ, Y SÍGAME

34Y llamando á la gente con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 35Porque el que quisiere salvar su vida, la Perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. 36Porque ¿qué aprovechará al hombre, si granjeare todo el mundo, y pierde su alma? 37¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? 38Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adulterina y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará también de él, cuando vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

“Y llamando á la gente con sus discípulos” (v. 34a). Jesús ha estado dirigiéndose a los discípulos, pero ahora clama a la multitud que se una a los discípulos para escuchar una lección sobre ser discípulo.

“Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (v. 34b). Ser discípulo requiere la negación propia y el cargar la cruz. Al escribirse este Evangelio, cristianos literalmente cargaban cruces y perdían su vida. Estas palabras de Jesús se refieren directamente a su situación, y ofrecen una gran promesa.

Deportes proveen una analogía. Partidos no solo se ganan en el campo de juego, sino también en el campo de práctica. Para ser glorioso el día del partido, el atleta debe empujarse a si mismo hasta el límite en el campo de práctica. Condicionamiento físico es doloroso y práctica de fundamentos es agotadora, pero el propósito de la disciplina no es ni el dolor ni el aburrimiento, sino la victoria. Así es también en el campo espiritual. Disciplina espiritual engendra victoria espiritual. La iglesia siempre está tentada a ofrecer ser discípulo a un precio más bajo, así atrayendo atraer a más gente. Una llamada débil, sin embargo, produce discípulos débiles.

El reto de perder la vida en nombre de Jesús va contra nuestros valores modernos. La preservación de vida es una gran industria. La medicina moderna, una dieta apropiada, y el ejercicio nos extienden la vida. Cosméticos y cirugía plástica conservan nuestra apariencia. Directores funerarios continúan el trabajo aún después de morir. Nos es difícil oír la llamada de Jesús a perder nuestras vidas en su nombre.

Cuando primero se escribió este Evangelio, cristianos literalmente estaban en peligro de perder su vida por su fe. Estaban tentados a negar a Cristo para salvarse la vida. Para muchos cristianos hoy eso todavía es verdad. La persecución de cristianos continúa. Más cristianos murieron por su fe en el siglo XX que en el siglo I. La lista de naciones en las que cristianos son perseguidos de manera rutinaria es larga: China, Corea del Norte, Laos, Vietnam, Indonesia, Timor del Este, India, Pakistán Afganistán, Egipto, Sudán, Irán, Arabia Saudita, y Cuba – por nombrar algunos. Nosotros que no nos enfrentamos con el martirio debemos mantener esta cuestión al frente de nuestras congregaciones. Necesitamos apoyar y rezar por nuestros hermanos y hermanas cristianos para intentar aliviar su sufrimiento de cualquier manera posible. El hecho que Cristo bendice a mártires cristianos no es una excusa para dejar que nuestra apatía contribuya al martirio de nuestros hermanos y hermanas cristianos.

Los retos que muchos enfrentamos hoy parecen triviales en comparación. Lugares de trabajo son inhospitables hacia testimonio cristiano. Entrenadores ponen partidos los domingos por la mañana, forzando que jóvenes escojan entre deportes y Jesús. Gente pone a cristianos en categorías como fanáticos o intolerantes por creencias que van en contra de la cultura general. Estos temas son serios y dolorosos, pero no se acercan al tipo de persecución que cristianos han experimentado a lo largo de los siglos y que aún hoy experimentan en muchas partes del mundo.

Ya que nuestros retos no son cuestiones de vida o muerte, estamos tentados a sentir que no son importantes. Estaríamos dispuestos a morir por Cristo, pero encontramos difícil vivir por Cristo en el día a día. Fred Craddock nos recuerda que la mayoría de cristianos nunca es llamada a hacer el gran gesto, sino que son llamados a pagar el precio del martirio 25 centavos a la vez. Eso no es tan glorioso como el martirio, pero nuestra disponibilidad para gastar 25 centavos cuando sea necesario es más importante que nuestra disponibilidad para morir cuando no es necesario.

Jesús provee un estándar de tres partes para ser discípulo. Hemos de 1) negarnos a nosotros mismos, 2) tomar nuestra cruz, y 3) seguirle a Jesús. Jesús no nos pide que neguemos nuestro valor. Somos creados en la imagen de Dios, ¿cómo podríamos no tener valor? Tampoco nos pide negarnos placer. El ascético puede ser la persona más egocéntrica de todos.

“Porque el que quisiere salvar su vida, la Perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si granjeare todo el mundo, y pierde su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”(vv. 35-37). El juego es para el premio más grande de todos – la vida misma – vida eterna – vida con significado – vida vivida en la presencia del Padre. No existe una estrategia sin riesgo en cuanto a la fe – no hay un refugio seguro pero lucrativo. Gente habla de un “salto de fe” precisamente porque la fe, tarde o temprano, requiere soltarse de las formas tradicionales de seguridad y saltar a la oscuridad con la fe que Jesús nos ayudará a aterrizar sanos y salvos.

Jim Elliot, un misionario asesinado en el campo por los Indígenas Aucanos mientras les proveía ministerio, había analizado antes los riesgos, diciendo: “No es un tonto el que da lo que no puede guardar para ganar lo que no puede perder.”

“Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adulterina y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará también de él, cuando vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (v. 38). “En el primer siglo estar avergonzado de Jesús y sus palabras acompañaba la referencia de negarle en momentos de persecución” (Brooks, 138). La imagen es una de juicio donde dependeremos completamente en la ayuda de Jesús. En otro lugar Jesús es presentado como nuestro defensor (griego: parakleton) (1 Juan 2:1). (El Espíritu Santo también es llamado paracleto – Juan 14:16, 26; 15:26, etcétera). Un paracleto es uno que ayuda – un defensor. Un abogado de defensa es un tipo de paracleto, y ésa es una imagen apropiada aquí. El Día del Juicio, necesitaremos que Cristo sirva como nuestro paracleto – nuestro abogado – nuestro defensor.

Porque vivimos entre una “generación adulterina y pecadora” (v. 38), no podemos esperar una palmada en la espalda solo por fiel proclamación pero, en vez, debemos esperar oposición. Una generación adulterina y pecadora no puede proveer verdad. Debemos esperar que una generación así doble la verdad hasta que suene como una mentira – y que trate sin piedad a los que dicen la verdad. Viviendo entre tal gente, siempre estaremos tentados a enmudecer nuestro testimonio a Cristo para evitar controversia y escapar persecución.

Sin embargo, Jesús nos avisa que el Día del Juicio, se avergonzará de la persona que se avergonzó de él – la persona que ha enmudecido su testimonio. Jesús advierte que él no “estará allí” para esa persona – que no servirá como su defensor – por lo tanto, dejando a esa persona vulnerable – indefensa.

Jesús implica que lo recíproco también es verdad – que Jesús “estará allí” para hablar a favor de la persona que ha hablado por él – que servirá como nuestro defensor. Mateo y Lucas hacen esto explícito – “Cualquiera pues que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32, véase también Lucas 12:8). El propósito de Jesús en versículo 38 no es establecer una fundación para abandonarnos, sino decirnos como ganar su apoyo y evitar perder el derecho a la vida (v. 36).

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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