Comentario
Estudio de la Biblia

Marcos 16:1-8

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

Cada uno de los otros tres Evangelios incluye historias de las apariciones de Jesús después de la resurrección, pero el Evangelio de Marcos en su forma original no lo hace (véase abajo la discusión de vv. 8b-20). Eso quiere decir que el predicador debe tener cuidado de no utilizar cualquier sermón de Pascua con este texto de Marcos. En el Evangelio de Marcos, el mancebo (el ángel) les dice a las mujeres que los discípulos verán a Jesús resucitado en Galilea (v. 7), pero eso es diferente de contar la historia misma de la resurrección.

Según la opción de predicar sobre Juan 20 o Marcos 16 durante esta Pascua, la gran parte de predicadores elegirá Juan 20. No obstante, es posible predicar un sermón basado en el texto de Marcos, que proporcionaría un cambio del sermón usual para el día de la Pascua. El sermón relataría de nuevo la historia de Pascua de vv. 1-6, y terminaría enfocándose en vv. 7-8a. En esos versículos, el ángel pide a las mujeres que digan a los discípulos y a Pedro que verán a Jesús en Galilea, pero las mujeres “ni decían nada á nadie” (v. 8a) – el doble negativo enfatiza su fallo completo al no transmitir las Buenas Noticias. En este Evangelio, entonces, las mujeres resultan tener pies de barro, como los hombres. Un énfasis, entonces, es que todos llegamos al Cristo resucitado necesitando perdón. Versículos 7-8a también presentan la posibilidad de predicar sobre nuestra necesidad de proclamar las Buenas Noticias del Cristo resucitado, y el peligro de fallar al no hacerlo por la misma razón que las mujeres – temor.

MARCOS 16:1-2. MUY DE MAÑANA, EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA

1Y como pasó el sábado, María Magdalena, y María madre de Jacobo, y Salomé, compraron drogas aromáticas, para venir á ungirle. 2Y muy de mañana, el primer día de la semana, vienen al sepulcro, ya salido el sol.

“Y como pasó el sábado” (v. 1a). La celebración del sábado termina al anochecer el sábado por la noche. Como veremos en versículo 2, las mujeres no van al sepulcro justo terminado el sábado, en vez, compran drogas aromáticas para preparar su visita al sepulcro la próxima madrugada (nuestro domingo por la mañana). Su demora es para poder hacer el viaje y su obra bajo la luz del día en lugar de bajo la oscuridad de la noche.

“María Magdalena, y María madre de Jacobo, y Salomé, compraron drogas aromáticas” (v. 1b). Marcos nos dijo que María Magdalena, María madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé presenciaron la crucifixión de Jesús (15:40). Entonces nos dijo que María Magdalena y María madre de José presenciaron el entierro de Jesús (15:47). Ahora nos dice que María Magdalena, María madre de Jacobo, y Salomé compraron drogas aromáticas.

Estas mujeres, entonces, son testigos de la muerte, el entierro, y la resurrección de Jesús – en contraste con los hombres discípulos, que huyeron al ser arrestado Jesús (14:50-51) – y en contraste con Pedro, que negó a Jesús tres veces (14:66-72). Es inusual tener a mujeres de testigos ya que, en procedimientos legales, ley judía no acepta el testimonio de mujeres. Más adelante, críticos de la iglesia apuntaron a estas mujeres testigos como una razón por no creer la veracidad de este relato. Sin embargo, si la iglesia hubiera fabricado esta historia, podríamos estar seguros de que no tendría mujeres de testigos. Consecuentemente, testigos femeninos son la prueba que muestra la veracidad de esta historia.

“para venir á ungirle” (v. 1c). No como los egipcios, que embalsaman para preservar el cuerpo, judíos ungen con perfumes para honrar al difunto y para enmascarar el olor de la descomposición. El embalsamar generalmente toma lugar poco después de la muerte, ya que la descomposición comienza poco después de morir. En el caso de Jesús, sin embargo, el sábado previno a las mujeres de visitar el sepulcro hasta que ya había pasado día y medio (desde empezar el sábado al anochecer del viernes hasta el amanecer del domingo). Después de esa cantidad de tiempo, el olor de la descomposición sería muy desagradable, y la disposición de estas mujeres para proceder con su ungimiento es señal de gran devoción. Sin embargo, no debemos olvidar que el ungir del cuerpo de Jesús para su entierro tomó lugar antes cuando una mujer le ungió con un caro aceite en la casa de Simón en Betania (Mateo 26:12; Marcos 14:8; Juan 12:7). También, el Evangelio de Juan relata como José de Arimatea y Nicodemo ungieron el cuerpo de Jesús al enterrarle (Juan 19:38-40).

“Y muy de mañana, el primer día de la semana, vienen al sepulcro, ya salido el sol” (v. 2). Algunos eruditos podrían decir que “muy de mañana” se refiere a las horas antes de la madrugada, y concluir que “muy de mañana” no concuerda con la próxima frase de Marcos, “ya salido el sol” (Brooks, 269; Hooker, 384). Sin embargo, otros eruditos dicen que “muy de mañana” puede significar entre las tres y las seis de la mañana (Lane, 585). Parece ser, entonces, que no hay ninguna inconsistencia.

MARCOS 16:3-4. LA PIEDRA YA ESTABA REVUELTA

3Y decían entre sí: ¿Quién nos revolverá la piedra de la puerta del sepulcro? 4Y como miraron, ven la piedra revuelta; que era muy grande.

“¿Quién nos revolverá la piedra de la puerta del sepulcro?” (v. 3). En el próximo versículo, Marcos anota que la piedra es “muy grande.” Una piedra así pesaría cientos de libras y, una vez situada, sería difícil de mover. Parece que las mujeres, que estaban lo suficientemente organizadas como para ir a comprar drogas aromáticas inmediatamente después de terminar el sábado, también hubieran conseguido la ayuda de hombres para mover la piedra – pero estas mujeres están en plena lamentación. Lo asombroso no es que hayan olvidado la piedra hasta ese momento, sino que funcionan a tan alto nivel. Además, los hombres discípulos han huido. ¿A quiénes podrían haber pedido ayuda estas mujeres?

“Y como miraron, ven la piedra revuelta; que era muy grande” (v. 4). Aquí no hay mención de un guarda como en Mateo 27:62-66. No se nos dice quien ha revuelto la piedra, pero la frase “ven la piedra revuelta” está en la voz pasiva. Construcciones de este tipo a menudo se llaman “el pasivo divino,” queriendo decir que marcan la actividad de Dios. Seguro que ése es el caso aquí. Mateo nos dice que un ángel “había revuelto la piedra” (Mateo 28:2) – actuando como agente de Dios.

Es posible que piedras cuadradas para cerrar la entrada de las tumbas fueran más comunes que las circulares a causa del coste más elevado de las circulares (Evans, 535). En este caso, sin embargo, decir “revuelta” implica una piedra circular – y una piedra circular concuerda con el hecho que es la tumba personal de José de Arimatea (Mateo 27:60), un hombre rico (Mateo 27:57).

MARCOS 16:5-7. RESUCITADO HÁ

5Y entradas en el sepulcro, vieron un mancebo sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron. 6Más él les dice: No os asustéis: buscáis á Jesús Nazareno, el que fue crucificado; resucitado há, no está aquí; he aquí el lugar en donde le pusieron. 7Mas id, decid á sus discípulos y á Pedro, que él va antes que vosotros á Galilea: allí le veréis, como os dijo.

“Y entradas en el sepulcro” (v. 5a). Como se anota arriba, José de Arimatea y Nicodemo ungieron y enterraron a Jesús en la tumba de José (Juan 19:38-40; cf. Mateo 27:57-60). José es rico (Mateo 27:57) y puede pagar por un buen sepulcro para su entierro. Porque entierros generalmente se hacen el día de la muerte, familias en buenas condiciones económicas a menudo tienen un sepulcro que se pueda utilizar según haga falta (pero Mateo nos dice que esta tumba nunca ha sido utilizada). Tumbas más elaboradas tenían una pequeña entrada con un pasaje a la sala de entierro que tenía uno o más nichos o plataformas para poner. Cuando la descomposición hubiera terminado su obra, los restos eran movidos a un osario (contenedor de huesos) para permitir que la sala de entierro se pueda utilizar de nuevo (Gower, 72-74).

“vieron un mancebo sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca” (v. 5b). En la versión de Mateo, el mancebo es un ángel vestido en ropas tan blancas como la nieve (Mateo 28:2-3). Marcos solo nos dice que el hombre está vestido de blanco–la ropa de este mancebo le identifica como un ser celestial.

“y se espantaron” (v. 5c). Considere su estado emocional. Se encuentran absortas en una lamentación terrible. Es muy temprano en la mañana. Han ido al sepulcro esperando no tropezarse con nadie, pero se encuentran en presencia de este ser celestial. No es sorprendente que teman. Temor es una respuesta común a la presencia celestial (4:41; 5:15, 33; 6:50; 9:6; 10:32).

También tienen miedo porque han venido al sepulcro con un entendimiento del mundo “en el que la muerte tiene la última palabra. Poco a poco, entonces, este mundo antiguo es desmantelado y todo queda desequilibrado” (Campbell, 283). La tumba que debe estar cerrada está abierta. El cuerpo que debe estar presente no lo está. Un joven vestido en ropas blancas celestiales está sentado donde el cuerpo debe estar tendido. A continuación, aprenderán que la muerte de Jesús no fue el final. Las verdades absolutas que han conocido toda su vida no han resultado ser absolutas, y esto hace temblar los cimientos de su entendimiento del mundo. No es sorprendente que tengan miedo.

“Más él les dice: No os asustéis: buscáis á Jesús Nazareno, el que fue crucificado; resucitado há, no está aquí; he aquí el lugar en donde le pusieron” (v. 6).  La frase “resucitado há” es un verbo pasivo divino – significa que Dios es el que resucitó a Jesús de la muerte.

“Mas id, decid á sus discípulos y á Pedro, que él va antes que vosotros á Galilea: allí le veréis, como os dijo” (v. 7). Los discípulos huyeron al ser arrestado Jesús (14:50-51) y Pedro negó a Jesús tres veces (14:66-72). Esta responsabilidad de las mujeres, entonces, es una nota de gracia, Jesús ha perdonado a estos hombres y mantendrá su relación especial con ellos a pesar de su fallo en un momento de crisis.

Antes, Jesús prometió, “Mas después que haya resucitado, iré delante de vosotros á Galilea” (14:28). Las palabras del mancebo son el comienzo del cumplimiento de esa promesa.

“allí le veréis” (v. 7c). Esta noticia es maravillosa, por supuesto, pero inquietante también. El viejo refrán dice que solo existen dos cosas ciertas – muerte e impuestos. Si Jesús ha logrado engañar a la muerte, cuales otras certezas quedan inciertas. Quizá encuentren que son los pobres los bendecidos por Dios y no los ricos (Mateo 5:3; Lucas 6:20). Quizá aprendan que los que lamentan serán consolados en lugar de ser llamados penosos (Mateo 5:4). Quizá aprendan que los débiles, no los agresivos, heredarán la tierra (Mateo 5:5).

MARCOS 16:8a. Y SE FUERON HUYENDO DEL SEPULCRO

8Y ellas se fueron huyendo del sepulcro; porque las había tomado temblor y espanto; ni decían nada á nadie (oudeni ouden), porque tenían miedo.

El consejo del joven de no asustarse (v. 6) tiene poco efecto. Estas mujeres temen, por eso, “ni decían nada á nadie” – un doble negativo para enfatizarlo. Esto difiere del relato de Mateo, donde “fueron corriendo á dar las nuevas á sus discípulos” (Mateo 28:8) – y el relato de Lucas, donde “dieron nuevas de todas estas cosas á los once, y á todos los demás” (Lucas 24:9) – y el relato de Juan, donde María Magdalena encontró la tumba abierta y “corrió, y vino á Simón Pedro, y al otro discípulo, al cual amaba Jesús” (Juan 20:2).

Todos los Evangelios pintan a los discípulos como infieles después del arresto de Jesús. El Evangelio de Marcos ahora pinta a las mujeres como infieles también. Esto concuerda con nuestro entendimiento de que nadie viene a Cristo con las manos limpias. Todos necesitamos perdón – aún estas mujeres que, hasta el momento, han sido tan fieles.

Puede ser beneficioso reconocer que estas mujeres, a quienes solemos poner en un pedestal, tienen pies de barro.

MARCOS 16:8b-20. DOS FINALES ALTERNATIVOS PARA EL EVANGELIO DE MARCOS

La mayor parte de eruditos concuerda que versículo 8a es el final original del Evangelio de Marcos.

Como se anota en la NRSV, dos finales alternativos han sido añadidos, el más corto solo dice “Y todo lo que fueron mandadas les dijeron en breve a Pedro y los que le acompañaban. Y después Jesús mandó entre ellos, de este a oeste, la sagrada e imperecedera proclamación de salvación eterna” (v. 8b).

El final más largo se encuentra en versículos 9-20, y relata la aparición de Jesús a María Magdalena (vv. 9-10) y dos discípulos (vv. 12-13). Entonces nos dice de la aparición de Jesús y su comisión a los once (vv. 14-18) y su ascensión (vv. 19-20).

No obstante, “Eusebius, un historiador de la iglesia del siglo cuarto, testificó que en su día las copias más precisas terminaban con versículo 8” (Hare, 222). Más adelante, cristianos aparentemente añadieron el final corto y largo en un intento de completar la historia.

Eruditos han especulado razones porque Marcos puede haber terminado su obra con versículo 8a. Una posibilidad es que el final original se haya perdido. Una segunda posibilidad es que Marcos muriera o que de alguna otra manera fuera prevenido de completar su obra. Una tercera posibilidad es que terminara su obra deliberadamente con versículo 8a, sabiendo que sus lectores ya sabrían de la resurrección y queriendo terminar la historia enfatizando la dimensión humana del discipulado – terror, asombro, miedo, infidelidad – contrapuestos contra la llamada de Cristo para proclamar las Buenas Noticias.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAFÍA:

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Campbell, Charles L., in Van Harn, Roger (ed.), The Lectionary Commentary: Theological Exegesis for Sunday’s Text. The Third Readings: The Gospels (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 2001)

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Edwards, James R., The Gospel According to Mark (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 2002)

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Gower, Ralph, The New Manners and Customs of Bible Times (Chicago: Moody Press, 1987)

Hare, Douglas R. A., Westminster Bible Companion: Mark (Louisville: Westminster John Knox Press, 1996)

Hooker, Morna D., The Gospel According to Saint Mark (Hendrickson Publishers, 1991)

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Witherington, Ben III, The Gospel of Mark: A Socio-Rhetorical Commentary (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 2001)

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