PASAJE BÍLICO

Malaquías 3:1-4

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

EL CONTEXTO:

La palabra hebrea mal’ak significa “mensajero” – parecida a la palabra griega angelos en el Nuevo Testamento. No podemos saber si mal’ak en 1:1 es un nombre propio, Malaquías – o si solamente significa “mensajero.” Las opiniones académicas difieren acerca de esta cuestión.

Este libro fue escrito después de que el pueblo judío regresara del Exilio Babilónico y la reconstrucción del templo (1:10), pero seguramente antes de las reformas de Esdras y Nehemías.

Este libro se compone de seis diálogos o disputas (controversias verbales) rodeadas por un versículo de abertura o un sobrescrito (1:1) al comienzo y un reto de Dios (4:4-6) al final. Los seis diálogos o disputas son:

Uno: 1:2-5
Dos: 1:6 – 2:9
Tres: 2:10-16
Cuatro: 2:17 – 3:5
Cinco: 3:6-12
Seis: 3:13 – 4:3

Debe ser aparente por esta lista que las rupturas en los capítulos de este libro son desafortunadas, particularmente para la lectura de esta semana, que debe comenzar con 2:17 y terminar con 3:5 para incluir la Cuarta Disputa.

Sin embargo, está claro por qué el leccionario escoge solo 3:1-4 para la lectura. Estos versículos enfatizan la venida de un mensajero. Esto concuerda con la lección del Evangelio, que relata a Juan Bautista preparando el camino para el Señor (Lucas 3:1-6)

El libro de Malaquías fue situado al final del Antiguo Testamento para que apareciera justo antes del libro de Mateo. El libro de Malaquías dice, “He aquí, yo os envío á Elías el profeta, antes que venga el día de Jehová grande y terrible” (4:5). El libro de Mateo retrata a Juan Bautista como un profeta parecido a Elías. Jesús dice que Juan Bautista era Elías (Mateo 11:13-14; 17:10-12).

MALAQUÍAS 2:17. HABÉIS HECHO CANSAR Á JEHOVÁ CON VUESTRAS PALABRAS

17Habéis hecho cansar á Jehová con vuestras palabras.
Y diréis: ¿En qué le hemos cansado?
Cuando decís: Cualquiera que mal hace agrada á Jehová,
y en los tales toma contentamiento:
de otra manera, ¿dónde está el Dios de juicio?

Aunque este versículo no está incluido en la lectura del leccionario, sí prepara el trasfondo de esta lectura. Versículos 3:1-4 no se pueden comprender aparte de este versículo.

El problema destacado en este versículo es que la gente se ha quejado de las injusticias que el Señor ha permitido – y el Señor está cansado de oír sus quejas.

¿Por qué se quejarían? Han pasado varias décadas desde su regreso a Jerusalén del exilio, y la vida en su madre patria no ha cumplido con sus expectativas. Con gran esfuerzo han reconstruido el templo. El Señor prometió regresar a Sión y habitar en Jerusalén en el monte sagrado (Zacarías 8:3), pero no han visto nada que indique que esto haya tomado lugar.

Además, han visto prosperar a los malos y sufrir a los buenos, y han llegado a pensar que el Señor goza de aquéllos que hacen el mal.

En su cinismo, preguntan, “¿Dónde está el Dios de la justicia?” Hay bastante ironía en su pregunta, ya que el profeta les acaba de acusar (particularmente a los sacerdotes) de sus pecados (1:6 – 2:9). Claman querer justicia, pero encontrarán que la justicia es una sorpresa mordaz.

MALAQUÍAS 3:1. VENDRÁ Á SU TEMPLO EL SEÑOR

1He (hebreo: hinne – ver, contemplar) aquí, yo envío mi mensajero (hebreo: mal‘ak),
el cual preparará el camino delante de mí:
y luego vendrá á su templo el Señor
(hebreo: ha ‘adon) á quien vosotros buscáis,
y el ángel del pacto, á quien deseáis vosotros.
He aquí viene, ha dicho Jehová
(hebreo: YHWY – Yahvé) de los ejércitos.

“Tradicionalmente, la iglesia ha interpretado estos versículos (1-4) como una declaración de Juan Bautista y los ha ligado a Malaquías 4:5. Un nuevo Elías se levantará o, según la iglesia, ya se ha levantado para venir a juzgar al pueblo y para abrirle paso al reino venidero de Dios” (Newsome, 12).

“He (hinne) aquí, yo envío mi mensajero (mal‘ak), el cual preparará el camino delante de mí” (v. 1a). La palabra hinne nos hace prestar atención especial a las palabras que siguen.

En aquel tiempo, los caminos eran rústicos. Por eso, un rey enviaba personas por delante para alisar el camino ante él – para rellenar los agujeros y retirar piedras u otros obstáculos.

De la misma manera, el Señor envía un mensajero que le prepare el camino para venir a su templo. No obstante, la preparación para la llegada del Señor será espiritual en lugar de física. El pueblo necesita arrepentirse de sus pecados.

Este versículo no indica la identidad de este mensajero, pero 4:5 le identifica como el profeta Elías. Como se anota arriba, la iglesia tradicionalmente ha identificado al mensajero como Juan Bautista – y Jesús identificó a Juan Bautista como Elías. La proclamación básica de Juan será “Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3:2) y hablará de su propósito diciendo, “Aparejad el camino del Señor, enderezad sus veredas.” (Mateo 3:3).

“y luego vendrá á su templo el Señor (ha ‘adon) á quien vosotros buscáis” (v. 1b). Anote que “el Señor” de versículo 1b es ha ‘adon (Adonai), mientras que “el Señor” de versículo 1c es YHWH (Yahvé).

Este pueblo ha esperado muchos años para que el Señor cumpla su promesa de venir a su templo (Zacarías 8:3). Este versículo vuelve a confirmar esa promesa y dice que vendrá “luego.” En este contexto, “luego” implica “inesperadamente” en vez de “de repente.” La cualidad inesperada de la venida del Señor es un tema que Jesús enfatizará (Mateo 24:36, 44; Marcos 13:32-36).

“y el ángel del pacto, á quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová (YHWY – Yahvé)de los ejércitos” (v. 1c). ¿Quién es este “mensajero del pacto?” Quizá un ángel – o Elías – no sabemos.

“Á quien deseáis vosotros” Es irónico o sarcástico. Como se anota arriba, el profeta ya ha acusado a esta gente de sus pecados. Entonces, la verdadera satisfacción de esta gente se encuentra en las cosas en vez de hallarla en el Señor – en cosas que se oponen al Señor. Además, por ser un pueblo pecaminoso, se dará cuenta de que la venida del Señor traerá juicio en lugar de alegría.

MALAQUÍAS 3:2-4. ¿Y QUIÉN PODRÁ SUFRIR EL TIEMPO DE SU VENIDA?

2¿Y quién podrá sufrir el tiempo de su venida?
ó ¿quién podrá estar cuando él se mostrará?
Porque él es como fuego purificador,
y como jabón
(hebreo: borit) de lavadores.

3Y sentarse ha para afinar y limpiar la plata:
porque limpiará los hijos de Leví, los afinará como á oro y como á plata;
y ofrecerán á Jehová ofrenda con justicia.

4Y será suave á Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén,
como en los días pasados, y como en los años antiguos.

“¿Y quién podrá sufrir el tiempo de su venida? ó ¿quién podrá estar cuando él se mostrará?”(v. 2a). ¿La venida de quién? ¡La venida del Señor! Seguramente, “el tiempo de su venida” es sinónimo con “el día de Jehová grande y terrible” que se menciona en 4:5.

El Día del Señor es un evento escatológico (del fin del tiempo) que traerá juicio para los culpables y liberación para los fieles. En las escrituras de los profetas hay numerosas menciones del Día del Señor (Isaías 13:6, 9; Jeremías 46:10; Ezequiel 13:5; 30:3; Joel 1:15; 2:1, 11, 31; 3:14; Amos 5:18, 20; Abdías 1:15; Sofonías 1:7, 14; Malaquías 4:5). La mayoría de estas menciones enfatizan la ira de Dios, pero algunas también incluyen un rasgo de vindicación para los justos.

“¿Quién podrá sufrir?” y “¿quién podrá estar?” sugieren una gran prueba – una prueba por fuego. La respuesta esperada es que nadie puede soportarlo – o que muy pocos están preparados para superar esta prueba.

“Porque él es como fuego purificador” (v. 2b). La imagen aquí es de una persona refinando metal, derritiéndolo sobre un fuego. Al derretirse el metal, el metal puro permanece en el fondo mientras que las impurezas flotan hacia arriba para ser retiradas y descartadas. Sería educativo hacer una visita a una refinería de metal. Las refinerías de metal son lugares calurosos, sucios, y peligrosos. El proceso de purificar metal no es solo desagradable, pero también puede ser fatal.

Así será cuando venga el Señor. Usará fuego para separar los puros de los impuros y así retirar y descartar a los impuros. Por medio de este proceso, el Señor hará que su pueblo sea digno de su presencia.

“y como jabón (borit) de lavadores (v. 2c). Borit no era jabón como nosotros lo conocemos. Era una sustancia alcalina utilizada para lavar la ropa. “Una tela más gruesa y teñida. El proceso incluía lavar con legía y limpiar por medio de pisotones… La tela entonces se tendía sobre la tierra para ser teñida por el sol” (Brown, 200-201). Como puede imaginar, este proceso sería muy duro para la tela, la cual no duraría mucho después de varios de estos lavados. De la misma manera, la venida del Señor será una limpieza dura.

“Y sentarse ha para afinar y limpiar la plata: porque limpiará los hijos de Leví, los afinará como á oro y como á plata” (v. 3a). Pero las buenas noticias son que el Señor no pretende destruir sino purificar. El proceso de refinar y limpiar será duro para todos – buenos y malos – pero, al final del proceso, los buenos se encontrarán en un mundo mejor.

El profeta específicamente menciona la purificación de los “descendientes (hijos) de Leví.” Hace poco que ha proclamado una acusación mordaz hacia los sacerdotes (1:6 – 2:9). Levitas ayudan a los sacerdotes con su trabajo. Este versículo sugiere que ellos necesitan de la purificación tanto como los sacerdotes.

“y ofrecerán á Jehová ofrenda con justicia” (v. 3b). Un sacerdote corrupto no podía hacer una ofrenda que agradara al Señor. Sacerdotes y Levitas necesitaban ser purificados para poder presentar justamente una ofrenda justa al Señor.

“Y será suave á Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén” (v. 4a). Una vez purificado el liderazgo religioso, no solo podrá presentar ofrendas justas, pero también podrá empezar a purificar Judá y Jerusalén.

“como en los días pasados, y como en los años antiguos” (v. 4b). “Malaquías seguramente está pensando de la época de Moisés como la época ideal” (Baldwin, 244). Si es así, también ha preferido no recordar la vaquilla dorada (Éxodo 32) y otras demonstraciones del pecado de la gente de aquel entonces.

MALAQUÍAS 3:5. Y LLEGARME HE Á VOSOTROS Á JUICIO

5Y llegarme he á vosotros á juicio;
y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros;
y contra los que juran mentira,
y los que detienen el salario del jornalero, de la viuda,
y del huérfano, y los que hacen agravio al extranjero,
no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.

Este versículo no aparece en la lectura del leccionario, pero el pastor debe conocerlo.

“Y llegarme he á vosotros á juicio” (v. 5a). Como se anota arriba, el proceso de refinar el metal lo separa de sus impurezas, que después son descartados. De la misma manera, el proceso de purificar al pueblo de Dios resultará en unos purificados y otros juzgados – condenados.

“y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros; y contra los que juran mentira” (v. 5b). Ley judía prohibía brujería (Levítico 19:26, 31; 20:6; Deuteronomio 18:10-12), adulterio (Éxodo 20:14), y jurar falsamente (Éxodo 20:16; 23:1; Levítico 19:12). Estas ofensas eran graves – y en algunos casos requerían la muerte de la persona culpable.

“y los que detienen el salario del jornalero, de la viuda, y del huérfano, y los que hacen agravio al extranjero” (v. 5c). Jornaleros, viudas, huérfanos, y extranjeros se consideran entre los más vulnerables. Por eso la ley judía incluía provisiones especiales para asegurarse de su protección (Deuteronomio 24:14-15; Éxodo 22:21-24). La victimización de los vulnerables era un énfasis especial de los profetas – y también de Jesús.

“no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos” (v. 5d). La frase, “temer al Señor,” tiene que ver con reverencia y fe que acercan a la obediencia. Temer al Señor es servir al Señor y solamente al Señor (Deuteronomio 6:13). Se trata de observar los mandamientos de Dios (Deuteronomio 28:58). Temer al Señor es “el principio de la sabiduría” en el sentido de que la persona que teme al Señor estará dispuesta a recibir sus enseñanzas (Proverbios 1:7). A menudo es el resultado de haber presenciado la fuerza de Dios (Éxodo 14:31). Temer al Señor requiere justicia (Hechos 10:22), servicio fiel a Dios, y rechazar dioses falsos (Josué 24:14). Temer al Señor asegura su merced (Lucas 1:50), y resulta en prosperidad espiritual (Hechos 9:31). “He aquí, el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” (Salmo 33:18).

Pero aquéllos que rehúsan obedecer al Señor demuestran que no temen al Señor.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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Copyright 2010, Richard Niell Donovan