Comentario
Estudio de la Biblia

Lucas 6:17-26

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Emmanuel Vargas Alavez

LUCAS 6:17-49. EL SERMÓN EN EL VALLE

Mucho de este material también se encuentra en el Sermón del Monte en Mateo capítulos 5-7. La menos conocida versión de Lucas es conocida como el Sermón del Valle, porque Jesús “descendió con ellos, y se paró en un lugar llano” (6:17). La versión de Lucas (32 versículos) es mucho más corta que la de Mateo (111 versículos). El sermón del valle probablemente no fue dicho exactamente de la forma en que lo tenemos aquí. Lo más seguro es que sea una colección de los dichos de Jesús que fueron expresados en diferentes ocasiones y lugares.

LUCAS 6:12-16. JESÚS ELIGE A LOS DOCE DISCÍPULOS

Mientras que los versículos 12-16 no se incluyen en el pasaje del evangelio para hoy, en realidad forman el trasfondo para esta ocasión. Jesús pasó la noche orando en un monte y, allí eligió a los doce que serían apóstoles. Los apóstoles fueron elegidos de entre un grupo más grande de discípulos que estaba con Jesús en el monte (v. 13).

El monte tiene más importancia teológica que geográfica. Las montañas eran lugares para orar y encontrar a Dios. Así pues, una montaña sería el lugar perfecto para llamar a quienes constituirían el corazón del liderazgo de la iglesia.

El número doce, por supuesto, corresponde a las doce tribus de Israel. Al igual que el Antiguo Israel (el pueblo judío), el Nuevo Israel (la iglesia) también está organizada alrededor de ese número.

LUCAS 6:17-19. DESCENDIÓ CON UNA GRANDE MULTITUD DE PUEBLO

17Y descendió con ellos, y se paró en un lugar llano, y la compañía de sus discípulos, y una grande multitud de pueblo de toda Judea y de Jerusalén, y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido á oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; 18Y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos: y estaban curados. 19Y toda la gente procuraba tocarle; porque salía de él virtud, y sanaba á todos.

Jesús “descendió con ellos, y se paró en un lugar llano” para predicar su sermón (v. 17). Como ya lo vimos arriba, esto contrasta con el evangelio de Mateo, que pone a Jesús predicando su sermón en un monte (Mt. 5:1). Lucas es muy sensible a los marginados y pobres. Tal vez esta es su manera de enfatizar el ministerio de Jesús entre la gente del pueblo y en los lugares en que pasan su vida.

Había tres grupos de personas en ese lugar llano: 1) los apóstoles, 2) una gran multitud de discípulos, y 3) una gran multitud de gente de Judea, Jerusalén y la costa de Tiro y Sidón (v. 17).

La pista principal para averiguar el lugar de este sermón es el comentario de Lucas, “Y como acabó todas sus palabras oyéndole el pueblo, entró en Capernaum” (7:1). Capernaum estaba en Galilea. Los lugares mencionados en el versículo 17 son una mezcla interesante.

• Por supuesto Jerusalén era la gran ciudad de Judea, así que los dos nombres van juntos. Estaban bastante lejos de Capernaum, y entre sus habitantes estaban los más poderosos y ortodoxos líderes judíos.

• Tiro y Sidón eran ciudades de gentiles en la costa justo al norte de Capernaum, así que también estos dos nombres van juntos. La mención que hace Lucas de estos lugares sugiere que había gentiles entre la multitud durante el Sermón del Valle.

Juntos estos cuatro lugares enfatizan la amplitud del ministerio de Jesús, desde el norte hasta el sur, desde judíos ortodoxos hasta gentiles.

“Y toda la gente procuraba tocarle; porque salía de él virtud, y sanaba á todos” (v. 19). Por un lado, parece que había una desconexión entre lo que la multitud esperaban y los propósitos de Jesús. Él había venido a enseñar, pero la multitud había venido a ser sanada. Por un lado, Jesús satisfizo y superó las expectativas de la gente: “Y sanaba á todos” (v.19), y después también les dio un tesoro espiritual. El comienzo de su sermón expresa una nota de gracia para los necesitados y desposeídos, que seguramente incluía a quienes habían venido para ser sanados.

Aquí hay una lección para la iglesia. Nuestra misión principal, bosquejada en la Gran Comisión, es ir y hacer discípulos, bautizar y enseñar (Mt. 28:19-20). Sin embargo, si hemos de ser fieles al ejemplo del maestro, también atenderemos a necesidades más terrenales: comida, ropa, refugio, salud, seguridad, educación. La lista de necesidades que la iglesia ha satisfecho durante siglos y sigue satisfaciendo hoy día es casi interminable.

Consideremos la obra de los traductores Wycliffe, que viven por años entre los pueblos nativos en las partes más primitivas del mundo. Su propósito es aprender el idioma hablado local lo suficientemente bien para desarrollar un idioma escrito, y después traducir las Escrituras a ese lenguaje escrito. Su primera misión es teológica, pero también llevan la alfabetización a millones de personas para quienes esto sería imposible de otra manera.

LUCAS 6:20-26. BIENAVENTURANZAS Y AYES

20Y alzando él los ojos á sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres; porque vuestro es el reino de Dios. 21Bienaventurados los que ahora tenéis hambre; porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.22Bienaventurados seréis, cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de sí, y os denostaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por el Hijo del hombre. 23Gozaos en aquel día, y alegraos; porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres á los profetas. 24Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque tenéis vuestro consuelo. 25¡Ay de vosotros, los que estáis hartos! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis. 26¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres dijeren bien de vosotros! porque así hacían sus padres á los falsos profetas.

La versión de Lucas de las Bienaventuranzas es esencialmente diferente a la de Mateo. Mateo tiene nueve bienaventuranzas, mientras que Lucas solamente tiene cuatro con cuatro ayes. La forma de decirlas también es bastante diferente. Mateo habla en tercera persona (“porque ellos serán saciados”), mientras que Lucas habla en la segunda persona (“porque seréis saciados”). Mateo espiritualiza las bienaventuranzas diciendo “Bienaventurados los pobres en espíritu…” (Mt. 5:3). Lucas simplemente dice “Bienaventurados vosotros los pobres…” (v. 20). Mateo dice“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia…” (Mt. 5:6). Lucas dice“Bienaventurados los que ahora tenéis hambre…” (v. 21).

Algunas traducciones modernas usan la palabra “felices” en lugar de “bienaventurados” para traducirmakarios. Esta no es una buena elección, dadas las connotaciones asociadas con la palabra feliz en nuestra cultura.

Tanto las bienaventuranzas como los ayes son más descriptivos que prescriptivos. Juntas describen aquello que ya existe más que llamarnos a una conducta calculada para acumular bendiciones y evitar aflicciones.

• Jesús no nos dice que debemos vender todo lo que tenemos y darlo a los pobres para que podamos obtener el reino de Dios. Después, de hecho, hará esto cuando sea abordado por el hombre rico interesado en ganarse la vida eterna (18:22). Sin embargo, en estas Bienaventuranzas, les dice a los pobres que suyo es (tiempo presente, no en el modo imperativo) el reino de Dios (v. 20). En los ayes, les dice a los ricos que ellos ya han recibido su consolación (v. 24).

• No nos dice medir cuidadosamente nuestra porción de comida para que podamos evitar enfermedades gástricas en el presente y hambre en el futuro. En su lugar, nos promete que quienes tienen hambre ahora serán satisfechos y quienes están llenos ahora tendrán hambre.

Aquí no hay mención de recompensa o castigo. En su lugar, Jesús describe una reversión de papeles que es un simple hecho de la vida. ¡Lo que ve no es lo que obtienes! Es como si estuviera describiendo una imagen en el espejo donde todo se ve al revés. Es como si describiera otro mundo donde las reglas son lo opuesto de aquellas que nos son familiares. Esto, de hecho, es lo que está haciendo. El reino de este mundo y el reino de Dios son muy diferentes, tan diferentes que algunas veces son diametralmente opuestos. Estamos familiarizados con la manera en que las cosas funcionan en el reino de este mundo. Jesús nos está diciendo cómo funcionan en el reino de Dios.

Imagínense preparando una visita a un país extranjero con costumbres y tradiciones muy diferentes a las suyas. Imaginen que su visita tiene un propósito muy importante, como un jugoso contrato o la negociación de un tratado. Por lo menos querrán conocer lo suficiente del idioma como para hacer simples peticiones o para hacer preguntas sencillas. Querrán mostrar el respeto adecuado y evitar situaciones vergonzosas. Querrán presentarse a ustedes mismos profesionalmente en reuniones con sus contrapartes. Querrán evitar comentarios o acciones que puedan violar las normas culturales del lugar. Tal vez se preparen leyendo una guía de viajes. Tal vez tomen una clase en las costumbres y tradiciones sobre ese país. Tal vez contraten a una persona conocedora para que los prepare. Jesús vino para capacitarnos y poder ser parte del reino de Dios. Así que necesitamos escuchar cuidadosamente su voz.

Nos preguntamos por qué Jesús debe bendecir a los pobres y pronunciar ayes sobre el rico. Solamente podemos ofrecer respuestas tentativas. Tal vez aquellos ricos están tentados a confiar en su riqueza, mientras que los pobres están más propensos a confiar en Dios. Tal vez el rico usa métodos impropios para obtener su riqueza. Tal vez están inclinados a aprovecharse de la gente más vulnerable. Sin embargo, conocemos personas ricas que viven vidas de fe y pobres que no lo hacen. Conocemos a personas ricas que son generosas y a pobres que no lo son. Existe una enigmática cualidad en las Bienaventuranzas de Lucas, que pueden explicar la espiritualización que Mateo hace de ellas. Es mucho más fácil aceptar “Bienaventurados los pobres en espíritu…” (Mt. 5:3) que“Bienaventurados vosotros los pobres…” (v. 20). Sin embargo, la primera bienaventuranza de Lucas “declara el compromiso preferencial con el pobre. La llegada del reino traerá una inversión de fortunas (cf. Con la historia de Lázaro, 16:19-31). Espiritualizar las bienaventuranzas… domestica el escandaloso mensaje de Jesús” (Culpepper, 143-144).

La bendición de Jesús para los pobres habrían sido buenas nuevas para los primeros discípulos que “dejándolo todo, le siguieron” (5:11).

La última bienaventuranza, “Bienaventurados seréis, cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de sí, y os denostaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por el Hijo del hombre” (v. 22), de alguna manera es diferente porque promete una recompensa a quienes soporten el rechazo o la persecución debido a su fidelidad a Cristo. El correspondiente “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres dijeren bien de vosotros!” (v. 26), promete castigo a quienes son como los falsos profetas de la antigüedad.

La iglesia de Lucas, en medio de la persecución por su fe, necesitaba oír esta promesa. Nosotros también necesitamos oír esa palabra. Existe un sinnúmero de héroes no reconocidos entre nosotros que han sufrido debido a que el mundo no apreció sus valores y principios cristianos. Incluso hay un número de pastores entre ellos cuyas congregaciones no están dispuestas a escuchar una verdad dura. Jesús dice, “Gozaos en aquel día, y alegraos; porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres á los profetas” (v. 23). “Mas ¡ay de vosotros, ricos!” (v. 24). Los ricos incluyen a quienes son financieramente prósperos, pero el término también “connota pertenencias y poder (y)… un sentido de arrogancia que no requiere la visitación de Dios (ver 1:53; 12:16, 21; 14:12; 16:1, 19, 21-22; 18:23, 25; 19:2; 21:1) (Johnson, 108).

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAFÍA:

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Cousar, Charles B.; Gaventa, Beverly R.; McCann, J. Clinton; and Newsome, James D., Texts for Preaching: A Lectionary Commentary Based on the NRSV, Year C (Louisville: Westminster John Knox Press, 1994)

Craddock, Fred B., “Luke,” Interpretation.

Craddock, Fred B.; Hayes, John H.; Holliday, Carl R.; and Tucker, Gene M., Preaching Through the Christian Year, C.

Culpepper, R. Alan, and Bowie, Walter Russell, The New Interpreter’s Bible, Volume IX.

Gilmour, S. MacLean, The Interpreter’s Bible, Volume 8.

Nickle, Keith F., Preaching the Gospel of Luke.

Pervo, Richard I. and Carl, William J. III, Proclamation 2: Epiphany, Series C.

Ringe, Sharon H., Westminster Bible Companion: Luke

Tannehill, Robert C., Abingdon New Testament Commentaries: Luke

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