Comentario
Estudio de la Biblia

Lucas 4:21-30

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

LUCAS 4:14-30. LA VISITA DE JESÚS A LA SINAGOGA DE NAZAREA

El leccionario común divide la historia de la visita de Jesús a la sinagoga de Nazarea:

• Versículos 14-21 (Epifanía 3C) relatan su recibida inicial como favorable y su lectura de las escrituras de Isaías.

• Versículos 21-30 (Epifanía 4C) prosiguen con los comentarios de Jesús y documentan la repuesta hostil por parte de la congregación.

Como se anota en la exégesis de la semana pasada, Lucas sitúa esta historia al comienzo del ministerio de Jesús, no porque esté preocupado por la cronología, sino porque esta historia es un paradigma del ministerio de Jesús y del ministerio de la iglesia en los Hechos de los Apóstoles (también escritos por Lucas). Es la historia de Jesús y de la temprana iglesia escrita en breve para que la podamos ver por encima.

• Jesús vino al pueblo judío en un establo en la ciudad de David (un macrocosmo); ahora, viene a la sinagoga de su pueblo de origen (un microcosmo).

• Igual que el pueblo judío recibirá a Jesús favorablemente por sus enseñanzas y milagros (macrocosmo), así también el pueblo de Nazarea está “maravillado con las palabras de gracia que salían de su boca” (microcosmo).

• Igual que la multitud, provocada por los líderes religiosos, traicionará a Jesús y exigirá su crucifixión (macrocosmo), así también el pueblo de Nazarea se enfurece por sus enseñanzas e intenta despeñarle (microcosmo).

• Igual que la resurrección de Jesús sobrellevará la crucifixión (macrocosmo), también él “pasó por entre ellos y siguió su camino” (microcosmo).

Ésta también es la guía básica del libro de Hechos. En ese libro:

• Los apóstoles comenzarán su ministerio en Jerusalén – el pueblo de origen de todos los judíos.

• El pueblo les recibirá favorablemente el día de Pentecostés, y tres mil personas serán bautizadas (Hechos 2).

• Esta historia se dará la vuelta rápidamente, y la iglesia pasará a ser la perseguida, a menudo de forma severa.

• Sin embargo, la iglesia se esparcirá rápidamente. El libro de Hechos concluye situando a Pablo en Roma, donde pasa dos años dando la bienvenida “á todos los que á él venían, predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento” (Hechos 28:30-31).

LUCAS 4:21-24. HAZ TAMBIÉN AQUÍ EN TU TIERRA

21Y comenzó á decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos. 22Y todos le daban testimonio (griego: emarturoun auto – le testificaban a él) y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José? 23Y les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate á ti mismo: de tantas cosas que hemos oído haber sido hechas en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. 24Y dijo: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto (griego: dektos – bienvenido) en su tierra.

“Y comenzó á decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos” (v. 21). La predicación de Jesús empieza con la palabra “Hoy.” Los profetas prometían para el futuro, pero Jesús promete para hoy. La espera se terminó. El tiempo ha llegado. El Espíritu del Señor está con Jesús ahora. Él trae buenas noticias a los pobres hoy. Él proclama, en este mismo momento, libertad para los cautivos y la recuperación de la vista para los ciegos. Ya ha comenzado a liberar a los oprimidos para que proclamen libremente el año del favor del Señor (v. 18). En este Evangelio, Jesús mencionará varias veces que el reino de Dios ya está presente (11:20; 16:16; 17:20-21).

El pueblo judío ha esperado al Mesías por siglos. Han visto a Dios cumplir milagro tras milagro a lo largo de su historia, desde que partió el Mar Rojo hasta la incineración de los profetas de Baal. Por eso, pensaríamos que estarían listos para recibir al Mesías – pero no es así. Como veremos en esta lección del Evangelio, no están nada listos. Han pasado cuatrocientos años desde que han visto a un profeta, menos a Juan Bautista que ahora está predicando en el desierto, y no esperan que hoy sea el día. Ha pasado mucho tiempo – siglos – desde que Dios prometió un Mesías, y se han cansado de esperar – como un guarda que se duerme en su puesto. Jesús dice, “Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos” (v. 21). ¡Hoy! ¡Pero hoy no están listos! Empiezan hablando bien de Jesús (v. 22), pero casi inmediatamente se vuelven contra él y tratan de matarle (v. 30).

Esta historia debe ser instructiva para nosotros. Jesús ha prometido que volverá. Ha pasado mucho tiempo desde que cumplió una promesa, y nuestra guarda se ha aflojado – nos hemos cansado de esperar. El día llegará cuando Jesús anunciará, “¡Hoy!” – y todo dependerá de nuestra disposición para recibirle.

“Y todos le daban testimonio y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?” (v. 22). Algunos comentadores creen que éste es un comentario negativo. ¿Quién se cree Jesús que es? ¿Ha llegado a pensar demasiado de si mismo? La referencia a José podría señalar a las circunstancias vergonzosas del nacimiento de Jesús. Mateo 13:54-56 y Marcos 6:2-3 apoyan esto al presentar la respuesta de la gente como negativa desde el principio. Sin embargo, en el relato de Lucas, la multitud de su pueblo está “maravillado de las palabras de gracia que salían de su boca.” Parece que están sorprendidos con el niño del barrio que ha comenzado una obra emocionante y cuya presencia ahora ocupa su púlpito.

“¿No es éste el hijo de José?” (v. 22). Green caracteriza esto como una “sutil broma entre el narrador y el lector, porque nosotros (los lectores de Lucas)… sabemos que Jesús es Hijo de Dios, no hijo de José; viene a cumplir el propósito de Dios, no a ser restringido ni por las demandas del demonio (4:1-13) ni, ahora, por aquéllas de su propio pueblo” (Green, 215).

“Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate á ti mismo: de tantas cosas que hemos oído haber sido hechas en Capernaum, haz también aquí en tu tierra” (v. 23). Lucas todavía no ha relatado las cosas que Jesús hizo en Capernaum sino que, en vez, sitúa a Jesús camino a Capernaum inmediatamente después de su visita a Nazarea (v. 31). Sin embargo, como se anota arriba, Lucas sitúa la historia de la visita de Jesús a Nazarea antes que Marcos o Mateo ya que su interés es enfatizar y no proporcionar una cronología. Mateo nos relata que Jesús “dejando á Nazarea, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima” al comenzar su ministerio, aún antes de llamar a sus discípulos (Mateo 4:13). Marcos le sitúa enseñando y obrando milagros en Capernaum apenas comenzar su ministerio (Marcos 1:21-34). Juan le sitúa en camino a Capernaum inmediatamente después de obrar su primer milagro en Cana (Juan 2:12). Parece casi seguro que, al dirigirse Jesús a la congregación nazarena, está viviendo en Capernaum en vez de Nazarea.

El comentario de Jesús deja claro que ha hecho muchas cosas maravillosas en Capernaum, y que la gente de su pueblo espera que haga lo mismo por ellos. Es un pedido para que acompañe sus “palabras de gracia” (v. 22) con grandes obras. Capernaum tiene muchos gentiles en su población y es por lo tanto, (en la mentalidad judía), menos merecedora. Ahora que Jesús se encuentra entre su propia gente – la gente de Dios – Nazarea espera grandes cosas de él.

En contexto, la frase “Médico, cúrate á ti mismo” parece malintencionada. “Si fuiste capaz de sanar al pueblo poco merecedor de Capernaum, debes poder hacer aún más por tu propio pueblo.” Es un pedido de lealtad a los ‘favoritos.’. En la cruz, los que se burlan le responderán de la misma manera. Se mofarán, “A otros hizo salvos: sálvese á sí, si éste es el Mesías, el escogido de Dios” (23:35).

“De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su tierra” (v. 24). Jesús no puede aceptar este estrechamiento de su misión que le impone el pueblo de Nazarea. No puede reservar su generosidad solo para la gente de su pueblo de origen. No se puede dedicar solo a su localidad. En vez, debe decirles a esta gente local una verdad que no quieren oír, y él puede predecir su respuesta. No van a estar contentos.

Además, Israel tiene una larga historia de rechazar profetas (2 Chron. 36:16; Jer. 2.30; Amos 2:12; Mateo 23:37; Lucas 13:34; 1 Thess. 2:15; Heb. 11:32 ff.). Raras veces son los profetas populares, porque Dios les manda decir cosas impopulares. Hablan del juicio y le piden a la gente que hagan cambios que no quieren hacer.

LUCAS 4:25-27. MUCHAS VIUDAS HABÍA EN ISRAEL

25Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, que hubo una grande hambre en toda la tierra; 26Pero á ninguna de ellas fue enviado Elías, sino á Sarepta de Sidón, á una mujer viuda. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fue limpio, sino Naamán el Siro.

“Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías… Pero á ninguna de ellas fue enviado Elías, sino á Sarepta de Sidón, á una mujer viuda” (vv. 25-26). Esta historia de 1 Reyes 17 es conocida por esta multitud. En medio de una amenazante sequía, Dios mandó a Elías a Sarepta para pedirle pan y agua a una viuda pobre. Ella protestó que solo tenía una barra para ella y su hijo, y que morirían. Elías le pidió que obedeciera con fe, prometiéndole “La tinaja de la harina no escaseará, ni se disminuirá la botija del aceite, hasta aquel día que Jehová dará lluvia sobre la haz de la tierra” (1 Reyes 17:14). Ella respondió como le pidió, y fue fielmente recompensada. Más adelante su hijo murió, y Elías rezó con éxito que su vida fuera restaurada. Solo hay un problema con esta bonita historia. La viuda era gentil.

“Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fue limpio, sino Naamán el Siro” (v. 27). Esta historia de 2 Reyes 5:1-14 es igualmente conocida, pero contiene el mismo fallo – Naamán también era gentil. La mención de Jesús de Naamán debe ser particularmente amarga para esta multitud nazarena, porque Naamán era comandante del ejército sirio, y la mención de su nombre les recordaría de los soldados romanos que en ese momento ocupaban Israel.

Lucas ya ha relatado el aviso de Juan a las multitudes judías en el desierto, “No comencéis á decir en vosotros mismos: Tenemos á Abraham por padre: porque os digo que puede Dios, aun de estas piedras, levantar hijos á Abraham” (3:8). El pueblo judío no debe considerar que su relación con Dios sea una cosa exclusiva. Jesús reforzó ese mensaje al comenzar su obra en Capernaum (véase Mateo 4:13), un lugar donde viven muchos gentiles. La multitud nazarena todavía no le ha rechazado a Jesús, porque esperan que haga mucho más para Nazarea. Ahora, sin embargo, Jesús habla clara y decisivamente, de sus propias escrituras y destruye sus esperanzas. No pueden esperar privilegios exclusivos solo porque son judíos.

LUCAS 4:28-30. TODOS EN LA SINAGOGA FUERON LLENOS DE IRA

28Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas; 29Y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle. 30Mas él, pasando por medio de ellos, se fue.

“Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas” (v. 28). El pueblo judío piensa de Isaías 61:1, que Jesús cita en Nazarea (vv. 18-19), como una promesa a Israel – que el Mesías traerá buenas noticias al pueblo oprimido de Nazarea, que ligará los corazones rotos de Israel, y proclamará libertad para la Israel cautiva. Piensan de la frase, “día de venganza del Dios nuestro” en Isaías 61:2 – que Jesús no incluyó en su cita – como la promesa del juicio para los enemigos de Israel. En otras palabras, esperan que el Mesías salve a Israel y que les traiga venganza para sus enemigos. Sin embargo, Jesús les recuerda un punto oscuro de su historia, cuando Dios trajo hambre a Israel como juicio pero salvó a una viuda gentil. Jesús también les recuerda de la merced de Dios con el gentil Naamán. Su mensaje es contrario al que esperan oír, y están furiosos. Sin embargo, no debemos juzgarles de una manera demasiado dura porque nosotros también nos enojamos fácilmente cuando alguien dice una verdad que no queremos oír.

“Y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle” (v. 29). Esto puede ser un procedimiento de apedrear – empujando a una persona por un barranco o a un nivel más bajo para que la multitud pueda situarse más arriba y tirarle piedras. Lev. 24:14 requería que tales apedreamientos tomaran lugar fuera de la ciudad (véase también Hechos 7:58; 14:19). El apedrear es apropiado para un falso profeta (Deut. 13:1-11). Sin embargo, también es probable que la multitud solo esté funcionando como una muchedumbre enfurecida sin ningún motivo más que desahogarse de su ira.

Como se menciona arriba, esta historia es un paradigma para el resto del ministerio de Jesús – y también para el ministerio de la temprana iglesia en el libro de Hechos. Nos prepara para:

• El continuo énfasis de Jesús en un ministerio para los marginados.

• La oposición creciente contra Jesús por parte de líderes judíos y la insistencia de la multitud que Jesús sea crucificado (23:18).

• La persecución de la iglesia en el libro de Hechos (también escrito por Lucas).

• La aceptación final de los gentiles a la iglesia, comenzando con la visión de Pedro en Hechos 10.

• La declaración de Pablo, “Séaos pues notorio que á los Gentiles es enviada esta salud de Dios: y ellos oirán” (Hechos 28:28).

“Mas él, pasando por medio de ellos, se fue” (v. 30). Lucas contará otras historias de escapes milagrosos:

• Un ángel liberará a Pedro de prisión (Hechos 12:6-11).

• La multitud apedreará a Pablo, dejándole por muerto, pero revivirá y seguirá hacia Derbe donde continuará con su ministerio (Hechos 14:19-20).

• Un terremoto liberará a Pablo y Silas de prisión, resultando en la conversión del encarcelador y de su hogar (Hechos 16:25-34).

• Cuarenta judíos conspirarán contra Pablo, unidos todos por un juramento de matarle, pero fueron incapaces de ponerle la mano encima (Hechos 23:12-22).

Quizá podríamos resumir diciendo que, cuando una persona responde fielmente a la llamada de Dios, Dios no permitirá que ningún intercesor desvíe esa llamada. Esto cae corto de la protección total. Los que sirven a Dios han sido encarcelados, apedreados, naufragados, pegados, y hasta martirizados – pero no han sido detenidos. Como dijo Julián de Norwich: “Dios no dijo que ‘No seréis tempesteados, no seréis afanados, no seréis afligidos,’ sino que dijo, ‘No seréis vencidos.’”

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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