Comentario

Estudio de la Biblia

Lucas 24:1-12

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

LUCAS 24:23-24. EL CONTEXTO

Capítulo 23 habló del juicio de Jesús (23:1-25), su crucifixión (23:26-49), y su entierro (23:50-56). Lucas nos dice que “las mujeres que le habían seguido desde Galilea” presenciaron la crucifixión (23:49). También nos dice que ellas “vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo” (23:55). En otras palabras, los testigos de la tumba abierta (24:2-3), primero habían presenciado la crucifixión y el entierro de Jesús.

Capítulo 24 nos habla del descubrimiento de la tumba vacía (24:1-13), la aparición de Jesús a los dos discípulos camino a Emmaús (24:13-35), la aparición de Jesús a los discípulos en general (24:36-49), y su ascensión (24:50-53). En este Evangelio, todos estos eventos toman lugar en un solo día.

Lucas también es autor de los Hechos de los Apóstoles, que empezará donde termina su Evangelio. Hechos comienza describiendo los eventos del día de la Pascua (Hechos 1:1-5), la ascensión (Hechos 1:6-11), y la selección de Matías para tomar el lugar de Judas entre el apostolado (Hechos 1:12-14). Entonces, Pedro tomará su lugar como líder de los apóstoles (Hechos 1:15ff.).

Johnson numera cinco “características de todas las historias de resurrección y ascensión escritas por Lucas” (Johnson, 390).

1. El énfasis en Jerusalén.

2. La combinación de lo misterioso (los dos discípulos camino a Emmaús no logran reconocerle) con los hechos (come pan y pescado).

3. El “tema de profecía y cumplimiento.”

4. El relato evangélico mira hacia la obra de los apóstoles en el libro de Hechos.

5. “En todos estos, encontramos a Lucas mostrándole a una comunidad el proceso de formación, desde ser testigos a ser ministros del mundo.”

Los cuatro Evangelios nos hablan de las mujeres viniendo a la tumba el primer día de la semana y encontrando que la piedra ha sido corrida. Sin embargo, hay varias diferencias entre los cuatro relatos:

• Los nombres de las mujeres (con la excepción de María Magdalena) no son consistentes.

• En el relato de Lucas, el ángel no les ordena a las mujeres que hablen de la tumba abierta, pero se lo dicen a los apóstoles de todos modos (24:10) – pero, en el relato de Marcos el ángel dice, “Mas id, decid á sus discípulos y á Pedro, que él va antes que vosotros á Galilea: allí le veréis, como os dijo” (Marcos 16:7), pero las mujeres “ni decían nada á nadie, porque tenían miedo” (16:8).

• En el relato de Lucas, Jesús les dice a los discípulos que permanezcan en Jerusalén “hasta que seáis investidos de potencia de lo alto” (Lucas 24:49), mientras que en el relato de Marcos el ángel les dice a las mujeres que digan a los discípulos que vayan a Galilea (Marcos 16:7).

Hay cuatro ocurrencias en Lucas 24:1-12 de frases (o, en el caso de v. 12, un versículo entero) que no se incluyen en dos manuscritos importantes, D e Itala:

• v. 3: “del Señor Jesús” (no se incluye en NRSV)

• v. 5: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (incluido en NRSV)
• v. 9: “del sepulcro” (incluido en NRSV)

• v. 12: (incluido en NRSV)

En cada ocurrencia, las frases o el versículo que faltan de estos dos manuscritos se incluyen en varios otros manuscritos y, generalmente, eruditos concuerdan que deben incluirse en las traducciones modernas. NRSV incluye tres de las cuatro, pero no incluye “del Señor Jesús” (v. 3).

LUCAS 24:1-3. Y EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA, MUY DE MAÑANA

1Y el primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las drogas aromáticas que habían aparejado, y algunas otras mujeres con ellas. 2Y hallaron la piedra revuelta del sepulcro.3Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

“Y el primer día de la semana, muy de mañana” (v. 1a). Los cuatro Evangelios nos dicen que era “el primer día de la semana” cuando ocurrieron los eventos (Mateo 28:1; Marcos 16:2, 9; Juan 20:1, 19). El primer día de la semana, claro, es el día siguiente al sábado y corresponde a nuestro domingo. Lucas pronto nos dirá que la temprana iglesia veneraba el domingo (Hechos 20:7; véase también 1 Corintios 16:2; Apocalipsis 1:10).

“vinieron al sepulcro” (v. 1b). Más adelante en este versículo dice “ellas,” pero 23:55 nos dice que eran “las mujeres” y 24:10 nos da sus nombres.

Las mujeres traen “las drogas aromáticas que habían aparejado” (v. 1c). No como los egipcios, que embalsamaban el cuerpo para preservarlo, los judíos ungían el cuerpo con perfumes para cubrir el olor de la descomposición. Generalmente el embalsamar tomaba lugar poco después de la muerte, porque la descomposición empezaría poco tiempo después de morir. En este caso, sin embargo, el sábado impidió que las mujeres visitaran la tumba hasta pasado día y medio. Después de esa cantidad de tiempo, el olor a descomposición sería abrumador. Por lo tanto, la voluntad de estas mujeres para proceder con el ungir es señal de gran devoción. Debemos anotar, sin embargo, que los otros Evangelios relatan a una mujer ungiendo el cuerpo de Jesús para su entierro (Mateo 26:12; Marcos 14:8; Juan 12:7) y Juan documenta que José de Arimatea y Nicodemo ungieron el cuerpo de Jesús al momento de ser enterrado (Juan 19:38-40).

“Y hallaron la piedra revuelta del sepulcro” (v. 2) La piedra sería un gran disco colocado en una grieta frente la abertura de la tumba. Esto permitía que la piedra rodara para permitir entrada a la tumba (tumbas se volvían a utilizar a medida que fallecían los familiares), pero la piedra sería difícil de mover.

“Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús” (v. 3). NRSV omite la frase, “del Señor Jesús,” porque la frase no se halla en dos manuscritos importantes. No obstante, la frase sí se encuentra en varios otros manuscritos, y muchos eruditos piensan que debe ser incluida (Stein, 604; Tannehill, 349).

LUCAS 24:4-7. ¿POR QUÉ BUSCÁIS ENTRE LOS MUERTOS AL QUE VIVE?

4Y aconteció, que estando ellas espantadas de esto, he aquí se pararon junto á ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; 5Y como tuviesen ellas temor, y bajasen el rostro á tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6No está aquí, mas ha resucitado: acordaos de lo que os habló, cuando aun estaba en Galilea, 7Diciendo: Es menester que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.

“Y aconteció, que estando ellas espantadas de esto, he aquí se pararon junto á ellas dos varones con vestiduras resplandecientes” (v. 4). A menudo se utilizaban vestiduras blancas o resplandecientes para describir seres celestiales – por ejemplo, ángeles. Lucas deja claro en 24:23 que las mujeres creen que estos “dos varones” son ángeles. Mateo solo incluye uno, y le llama ángel (Mateo 28:2, 5). El hecho que Lucas incluye “dos varones” puede relacionarse con Deuteronomio 19:15, que requiere dos testigos varones (en esa cultura, las mujeres no pueden ser testigos).

“Y como tuviesen ellas temor, y bajasen el rostro á tierra” (v. 5). Considere su estado emocional, absortas en una pena terrible. Es muy temprano por la mañana. Han ido a la tumba esperando no ver a nadie pero, de repente, se encuentran en presencia de dos ángeles vestidos en ropas resplandecientes. No es sorprendente que tengan miedo. El miedo es una respuesta normal a la presencia divina (1:12, 30, 65; 2:10; 7:16; 8:25, 35, 37).

“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (v. 5). Esto parece un suave regaño. Las mujeres han de saber que no encontrarán a Jesús en un cementerio.

Antes, Jesús dijo de Abrahán, Isaac, y Jacob, “Porque Dios no es Dios de muertos, mas de vivos: porque todos viven á él” (20:38). Ahora, Jesús también está entre los vivos – no solo en los ojos de Dios, sino también en una realidad física.

“No está aquí, mas ha resucitado” (v. 6). Estas palabras no aparecen en dos importantes manuscritos, pero sí aparecen en la mayoría de los manuscritos y gran parte de eruditos concuerda que sí deben incluirse aquí. Cuando Lucas habla de la resurrección en otra ocasión, deja claro que fue Dios el que resucitó a Jesús de la muerte (Lucas 9:22; Hechos 3:15; 4:10; 5:30; 10:40; 13:30, 37) en vez de ser Jesús el que obra su propia resurrección.

Estas mujeres no anticiparon este fin – vinieron con especies para ungir el cuerpo de Jesús. Su sorpresa (y la más tardía sorpresa de los discípulos) “demuestra que los seguidores de Jesús aún tenían que ser convencidos de la resurrección. No era un grupo incauto que simplemente tomaba la resurrección por hecho” (Bock, 379).

“acordaos de lo que os habló, cuando aun estaba en Galilea, diciendo: Es menester (griego: dei – es necesario que) que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día” (vv. 6-7). Jesús había hablado varias veces de su inminente muerte y resurrección:

• Después de confesar Pedro que Jesús era el Mesías, Jesús le dijo que no se lo dijera a nadie, y dijo,“Es necesario que el Hijo del hombre padezca muchas cosas, y sea desechado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día” (9:22).

• Poco después, en la Transfiguración, los discípulos presenciaron como Jesús hablaba con Moisés y Elías de “su salida, la cual había de cumplir en Jerusalén” (9:31).

• Entonces, les dijo a los discípulos, “el Hijo del hombre será entregado en manos de hombres” (9:44).

• Cuando algunos fariseos avisaron a Jesús que Herodes le estaba buscando, Jesús dijo, “Id, y decid á aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y acabo sanidades hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Empero es menester que hoy, y mañana, y pasado mañana camine; porque no es posible que profeta muera fuera de Jerusalén” (13:32-33).

• Poco antes de su entrada en Jerusalén, les dijo a los doce, “He aquí subimos á Jerusalén, y serán cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los profetas, del Hijo del hombre. Porque será entregado á las gentes, y será escarnecido, é injuriado, y escupido. Y después que le hubieren azotado, le matarán: mas al tercer día resucitará”(18:31-33).

Los ángeles actúan como si las mujeres deberían estar conscientes de estas predicciones de la pasión, aunque Jesús no dirigió sus palabras a estas mujeres, sino a sus discípulos y a los fariseos. Sería natural que las mujeres, en su asociación con los discípulos, hubieran oído conversaciones de asuntos como éste.

“Es menester” (dei – es necesario) (v. 7a). Lucas utiliza esta pequeña palabra, dei, a menudo – ambos en su Evangelio y en el libro de Hechos (Lucas 2:49; 4:43; 9:22; 13:33; 17:25; 19:5; 21:9; 22:37; 24:7, 26, 44; Hechos 1:16, 21; 3:21; 4:12; 5:29; 9:6, 16; 14:22; 15:5; 16:30; 17:3; 19:21; 20:35; 23:11; 24:19; 25:10; 27:24). Esta palabra refleja el hecho que la muerte y resurrección de Jesús cumplieron las profecías del Antiguo Testamento y concordaban con la voluntad de Dios.

y que sea crucificado” (v. 7b). En las predicciones de su pasión, Jesús dijo que sería matado, pero no divulgó la manera de su muerte. La primera vez que oímos la palabra “Crucificar,” es de los labios de la multitud después de que Pilato sugiriera soltar a Jesús (21:21).

LUCAS 24:8-11. ENTONCES SE ACORDARON DE SUS PALABRAS

8Entonces ellas se acordaron de sus palabras, 9Y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas á los once, y á todos los demás. 10Y eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, las que dijeron estas cosas á los apóstoles. 11Mas á ellos les parecían como locura las palabras de ellas, y no las creyeron.

“Entonces ellas se acordaron de sus palabras” (v. 8). Esto confirma que los ángeles tenían razón al presumir que las mujeres habían tenido acceso a las predicciones de la pasión de Jesús, aunque Jesús las hubiera dirigido a sus discípulos varones. Véanse arriba las predicciones de la pasión de Jesús.

“Y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas á los once, y á todos los demás” (v. 9). Como se anota arriba, en el relato de Marcos el ángel dice, “Mas id, decid á sus discípulos y á Pedro, que él va antes que vosotros á Galilea: allí le veréis, como os dijo” (Marcos 16:7), pero las mujeres “ni decían nada á nadie, porque tenían miedo” (16:8).

El número de apóstoles es once en lugar de doce a causa de la muerte de Judas. “Todos los demás”seguramente incluye los dos discípulos a quienes Jesús se reveló camino a Emmaús. Lucas nos dice que, después de reconocer a Jesús, “hallaron á los once reunidos, y á los que estaban con ellos” (24:33). Existe una buena posibilidad de que “todos los demás” también incluyera a unos o a todos los 120 que se mencionan en Hechos 1:15.

“Y eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, las que dijeron estas cosas á los apóstoles” (v. 10). María Magdalena es el único nombre mencionado en los cuatro Evangelios como testigo de la tumba abierta. Mateo y Lucas ambos mencionan a otra María (Mateo 28:1; Lucas 24:10). “María madre de Jacobo” es literalmente (en griego) “María de Jacobo.” Si ésta fuera nuestra única referencia, podría ser la esposa, hija, o madre de Jacobo, pero Marcos 15:40 especifica que es la madre de Jacobo.

“Mas á ellos les parecían como locura las palabras de ellas, y no las creyeron” (v. 11). Parte del problema es que el relato de las mujeres es increíble – todos saben que la muerte es el final. Otra parte del problema se relaciona con el hecho de que estos testigos de la tumba abierta son mujeres. Ley judía requiere testigos varones, y hombres en una sociedad patriarcal no están muy dispuestos a tomar en serio el testimonio de mujeres.

Más adelante los discípulos verán a Cristo resucitado, y Lucas les describirá como incrédulos por su alegría (24:41).

LUCAS 24:12. PEDRO SE FUE MARAVILLÁNDOSE DE LO QUE HABÍA SUCEDIDO

12Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro: y como miró dentro, vio solos los lienzos echados; y se fue maravillándose de lo que había sucedido.

Este versículo no se incluye en dos manuscritos importantes, pero se encuentra en muchos otros y la mayoría de eruditos concuerda que debe incluirse aquí.

“Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro.” Siempre hombre de acción, Pedro no puede sentarse quieto cuando tiene la habilidad de comprobar lo que le han dicho las mujeres.

“y como miró dentro, vio solos los lienzos echados.” Estos lienzos serían ropa de tumba, pero no como las envolturas que utilizaban los egipcios para momificar cuerpos (Culpepper, 427). No se nos dice si los lienzos están bien doblados o si simplemente colapsaran al desaparecer el cuerpo bajo ellas. En cualquier caso, sirven de testimonio de Cristo resucitado – aunque un testimonio mucho menos dramático que el que previamente fue proporcionado a las mujeres por parte de los ángeles.

“y se fue maravillándose de lo que había sucedido.” Pedro está maravillado, pero aquí no existe ninguna indicación que él cree que Dios haya resucitado a Jesús de la muerte. Eso vendrá después cuando vea a Cristo resucitado.

Hay bastante similitud entre los hechos que se presentan en este versículo y aquéllos presentados en Juan 20:3-10.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAFÍA:

Bock, Darrell L., The IVP New Testament Commentary Series: Luke, Vol. 3 (Downers Grove, Illinois, Intervarsity Press, 1994)

Culpepper, R. Alan, The New Interpreter’s Bible, Volume IX. (Nashville: Abingdon , 1995)

Fitzmyer, Joseph A., S.J., The Anchor Bible: The Gospel According to Luke X-XXIV (New York: Doubleday, 1985)

Green, Joel B., The New International Commentary on the New Testament: The Gospel of Luke (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 1997)

Hendriksen, William, New Testament Commentary: Luke (Grand Rapids: Baker Book House, 1978)

Johnson, Luke Timothy, Sacra Pagina: The Gospel of Luke (Collegeville: Liturgical Press, 1991)

John Nolland, Word Biblical Commentary: Luke 18:35 -24:53 (Dallas: Word Books, 1993)

Stein, Robert H., The New American Commentary: Luke (Nashville: Broadman Press, 1992)

Tannehill, Robert C., Abingdon New Testament Commentaries: Luke (Nashville: Abingdon, 1996)

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