Comentario

Estudio de la Biblia

Lucas 13:31-35

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

LUCAS 13:31-35. VIAJE DE JESÚS A JERUSALÉN

Antes, Lucas presentó el viaje de Jesús a Jerusalén con las palabras, “Como se cumplió el tiempo en que había de ser recibido arriba, él afirmó su rostro para ir á Jerusalén” (9:51). Este viaje continuó hasta que Jesús llegó a Jerusalén en 19:28. Nuestra lección del Evangelio para esta semana presenta a Jesús en medio de ese viaje – haciendo su trabajo – sin miedo al peligro – seguro del resultado – y, a pesar de eso, entristecido por la respuesta de Jerusalén.

LUCAS 13:31-33. AL TERCER DÍA

31Aquel mismo día llegaron unos de los Fariseos, diciéndole: Sal, y vete (griego: poreuou) de aquí, porque Herodes te quiere matar. 32Y les dijo: Id (griego: poreuthentes), y decid á aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y acabo sanidades hoy y mañana, y al tercer día soy consumado (griego: teleioumai). 33Empero es menester (griego: dei – es necesario ­­­­– implica la voluntad de Dios) que hoy, y mañana, y pasado mañana camine (griego: poreuesthai); porque no es posible que profeta muera fuera de Jerusalén.

“Aquel mismo día llegaron unos de los Fariseos” (v. 31a) conecta este texto con el que lo precede – un pasaje en el que unos preguntaron, “Señor, ¿son pocos los que se salvan?” (v. 23) y Jesús respondió, “Porfiad á entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán” (v. 24). Advirtió, “Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando viereis á Abraham, y á Isaac, y á Jacob, y á todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros excluidos. Y vendrán del Oriente y del Occidente, del Norte y del Mediodía, y se sentarán á la mesa en el reino de Dios. Y he aquí, son postreros los que eran los primeros; y son primeros los que eran los postreros” (vv. 28-30). Esta advertencia es una del juicio, en la que Jesús dice que muchos de Israel serán excluidos del reino mientras que muchos gentiles serán incluidos.

“Sal, y vete (poreuou) de aquí, porque Herodes te quiere matar” (v. 31b). Este es Herodes de Antipas, el tetrarca de Galilea y uno de los hijos de Herodes el Grande. El padre trató de matar a Jesús en su infancia (Mateo 2:16-18). Ahora, estos fariseos le avisan a Jesús que el hijo (Antipas) también quiere matarle.

La cuestión es si los fariseos de verdad quieren avisar a Jesús o si simplemente quieren asustarle para que no se deje conocer públicamente.

• Algunos eruditos piensan que son fariseos hostiles, empeñados en esconder a Jesús (Johnson, 221). Anotan que Lucas ha dicho que fariseos son hostiles hacia Jesús “Acechándole, y procurando escuchar algo de su boca para acusarle” (11:54). También Herodes ha expresado interés, no en matar a Jesús, sino en verle (9:9).

• Otros piensan que los fariseos quieren presionar a Jesús para que se vaya de Galilea – donde rige Antipas – a Judea, donde fariseos tienen gran influencia. Es decir, quieren tener a Jesús más directamente bajo su control (Hendriksen, 709).

• Sin embargo, gran parte de eruditos (Craddock, Preaching, 147; Fitzmyer, 1030; Green, 534-535; Stein, 382; Wright, 397) sienten que estos fariseos quieren darle un aviso honesto. Anotan que Herodes ya demostró su mal carácter al matar a Juan Bautista (9:9).

En las escrituras de Lucas, no siempre son fariseos los que se oponen a Jesús:

• En varias ocasiones, Jesús almorzó con fariseos en sus casas (7:36; 11:37; 14:1). No obstante, hemos de anotar que a estos fariseos les preocupa la falta de ortodoxia por parte de Jesús.

• José de Arimatea, un discípulo secreto que toma cargo de que Jesús sea enterrado de manera adecuada, es miembro del concejo (23:50), y seguramente es fariseo.

• Gamaliel, un fariseo, convence al concejo de no matar a los apóstoles por la posibilidad de que su obra sea obra de Dios (Hechos 5:34-39).

• Lucas describe los fariseos como unos de los primeros creyentes (Hechos 15:5).

• El Apóstol Pablo, dirigiéndose a fariseos, dice, “hermanos, yo soy Fariseo, hijo de Fariseo” (Hechos 23:6).

Sin embargo, nuestro entendimiento de este pasaje no depende en que sea Herodes, los fariseos, o ambos los que presentan un peligro para Jesús. Supuestamente, Jesús conoce el verdadero peligro, pero sigue determinado. Ni huirá de Herodes ni permitirá que los fariseos le disuadan. Tiene una obra que cumplir, “hoy y mañana, y al tercer día soy consumado” (v. 32). “Cualquier plan que tengan los fariseos y Herodes para Jesús fallará porque los planes de Jesús y de Dios tienen prioridad” (Cousar, 206).

“Id (poreuthentes), y decid á aquella zorra” (v. 32a). En literatura rabínica, la palabra zorra es a menudo una palabra de desprecio (Gilmour, 249).

“al tercer día” (v. 32b). Lucas utiliza esta oración frecuentemente, “al tercer día,” para referirse a la resurrección de Jesús (9:22; 18:33; 24:7, 21, 46; Hechos 10:40), y seguramente anticipa que el lector escuchará este versículo en el contexto de la resurrección.

“soy consumado” (teleioumai – de teleioo) (v. 32b). Esta frase se puede traducir de varias maneras – “terminaré” – “cumpliré lo que debo hacer” – “seré consumado.” Esta es la palabra que Jesús utiliza en la cruz cuando dice “Consumado es” (Juan 19:30). Esta combinación de “al tercer día” yteleioumai claramente señala a la cruz.

“Empero es menester (griego: dei) que hoy, y mañana, y pasado mañana camine” (poreuesthai – me vaya) (v. 33a). El griego dei implica la voluntad de Dios. Este uso de dei como imperativo divino es un tema familiar en Lucas (2:49; 4:43; 9:22; 17:25; 19:5; 22:37; 24:7, 26, 44) y en Hechos (1:22; 5:29; 9:16; 26:23), y establece la necesidad de la obra que Jesús ha venido a cumplir. Jesús no será víctima de violencia al azar, sino que participa en la voluntad de Dios. Su obra es esencial – necesaria – ha de hacerla.

Variaciones del verbo griego poreuomai (que significa irse) aparecen tres veces sucesivamente en versículos 31-33. Los fariseos aconsejan a Jesús que se vaya (v. 31); Jesús les dice que “vayan y digan a aquella zorra” (v. 32); y Jesús dice que “pasado mañana camine porque no es posible que profeta muera fuera de Jerusalén” (v. 33). Es un juego de palabras interesante que algunas traducciones no logran aclarar. Aunque Jesús “camine,” como urgen los fariseos, su ida no es debida a la mano de Herodes. En cambio, es para llevar a fruición el propósito divino de su misión” (Green 535).

“porque no es posible que profeta muera fuera de Jerusalén” (v. 33b) – “i.e., no es su destino ser matado por Herodes, sino ser matado por Jerusalén” (Fitzmyer, 1032).

LUCAS 13:34-35. JERUSALÉN, JERUSALÉN

34¡Jerusalén, Jerusalén! que matas á los profetas, y apedreas á los que son enviados á ti: ¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina sus pollos debajo de sus alas, y no quisiste! 35He aquí, os es dejada vuestra casa desierta: y os digo que no me veréis hasta que venga tiempo cuando digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.

“¡Jerusalén, Jerusalén!” Frecuentemente, la repetición de un nombre expresa tristeza dolorosa o gran frustración: “¡Hijo mío Absalom, hijo mío, hijo mío Absalom! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalom, hijo mío, hijo mío!” (2 Samuel 18:33) – “Marta, Marta” (10:41) – “Simón, Simón” (22:31). Aquí es un llanto de lamento que muestra el corazón roto de alguien que podría salvar a un ser querido, pero que es prevenido por la condición recalcitrante de esa persona. Es el lamento de Jesús, pero también es el lamento de Dios, resultando de una larga y frustrada historia con Jerusalén. Nos recuerda al lamento de Jeremías cuando declaró el juicio de Dios sobre esta misma ciudad sagrada. Cuando Jesús por fin llega a Jerusalén, llora sobre ella “por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación” (19:41-44).

“¡Jerusalén, Jerusalén!” ¡Note la ironía! Jerusalén es la Ciudad Sagrada – la Ciudad de David – el prototipo de la ciudad de Dios. Jerusalén es donde se alaba en el templo y destino de peregrinación judía. Sin embargo Jesús dice “que matas á los profetas, y apedreas á los que son enviados á ti.” Quizá el demonio se da cuenta de la fuerza que tienen la alabanza y la peregrinación y concentra sus fuerzas para vencer sobre ellas.

El tema continúa hoy día. El tentador a menudo concentra sus fuerzas contra nuestro punto más fuerte. Gran tentación es a menudo señal de que hemos llegado lo bastante cerca de Dios para que Satanás haya empezado a perseguirnos. En tales momentos, el lamento de Jesús sobre Jerusalén es instructivo. Nos dice que el amor de Dios sigue intacto – que Dios nos apoya – que la ayuda de Dios está disponible para nosotros – que solo tenemos que buscar la ayuda de Dios para escapar tragedia. También nos dice que con libertad viene responsabilidad. Jerusalén morirá por matar profetas – incluyendo al profeta Jesús.

Quizá podemos imaginar mejor el corazón roto de Jesús imaginándonos que nuestro hijo o hija pierde su camino. Si no hemos visto a nuestros hijos perder el camino, seguramente sí les hemos visto tomar malas decisiones. Desesperadamente queremos protegerles del mal, pero nos damos cuenta que no podemos evitar que tomen malas decisiones. Podemos ofrecerles un hogar, pero no podemos forzar que lo acepten. En algún momento, deben abrir las alas e intentar volar. Nos duele cuando tropiezan. Nuestros corazones se rompen cuando caen.

“¡Jerusalén, Jerusalén! que matas á los profetas” (v. 34a). Aunque esto se refiera a la gente de la ciudad, también se refiere a Israel. Tenemos pocos detalles del martirio de profetas del Antiguo Testamento, pero no cabe duda que profetas sufrieron gran oposición y algunos murieron (2 Crónicas 24:20-22; Jeremías 26:20-23; 38:4-6; Amos 7:10-17). Lucas documenta el martirio de Esteban (Hechos 7:54-60).

“¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina sus pollos debajo de sus alas, y no quisiste!” (v. 34b). El salmista reza, “Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre: Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas” (Salmo 61:4). Jesús asegura a Jerusalén que desea protegerla. La tragedia es que no está dispuesta a aceptar su protección.

“He aquí, os es dejada vuestra casa desierta” (v. 35a). En el año 587 a.C., Dios abandonó Jerusalén a la destrucción por parte de Babilonia. Muchos de sus habitantes murieron, y el resto fue exiliado. Eventualmente, a unos pocos se les permitió regresar y, al cabo del tiempo, reconstruyeron la ciudad. El exilio resultó ser ambos un juicio y una limpieza.

Ahora Jesús dice que Jerusalén será abandonada de nuevo a sus propios recursos. Ha rechazado las maneras de Dios y de su Hijo, confrontará el peligro sin la ayuda de Dios.

Más adelante, después de su entrada triunfal a Jerusalén, llora sobre ella y dice, “¡Oh si también tú conocieses, á lo menos en este tu día, lo que toca á tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, que tus enemigos te cercarán con baluarte, y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho, Y te derribarán á tierra, y á tus hijos dentro de ti; y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación” (19:41-44).

Camino a la cruz, también les dirá a mujeres que lamentan al lado del camino, “Hijas de Jerusalén, no me lloréis á mí, mas llorad por vosotras mismas, y por vuestros hijos. Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no engendraron, y los pechos que no criaron. Entonces comenzarán á decir á los montes: Caed sobre nosotros: y á los collados: Cubridnos” (23:28-30).

Al escribir Lucas este Evangelio, Jerusalén ya estaba en ruinas. En el año 68 d.C., como respuesta a una sublevación judía, Vespasio atacó la ciudad. Al ser nombrado emperador, Vespasio pasó el puesto a su hijo, Titos, que rompe las defensas judías y destruye Jerusalén en 70 d.C., matando o esclavizando a sus habitantes. Más adelante, tras una segunda sublevación judía en 132-135 d.C., Adrián excava las ruinas de la ciudad y construye una ciudad romana en su lugar – una ciudad que prohibirá a judíos (Myers, 571).

“y os digo que no me veréis hasta que venga tiempo cuando digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor” (v. 35b). La cita es de Salmo 118:26. Con la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, escucharemos estas palabras de nuevo, pero no será Jerusalén sino los discípulos los que dicen, “¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor!” (19:37-38).

De todos modos, el énfasis principal de este pasaje no es la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén el Domingo de Ramos, sino su parousia (Segunda Venida).

LUCAS 13:31-35. PREGUNTAS PARA CRISTIANOS ACTUALES

Con este pasaje surgen preguntas:

¿Estamos dispuestos a recibir un hogar bajo las alas del Altísimo? Gozamos de tener un techo para protegernos cuando las cosas van mal – cuando nuestro mundo se deshace – cuando nuestra semilla errante empieza a dar fruto. En momentos así, nos arrodillamos y oramos por su ayuda. En tiempos más normales, vamos donde queramos y hacemos lo que queramos – y nos molestan las sugerencias de hacer lo contrario. Nos vendría bien recordar que Satanás siempre está mirando – esperando encontrarnos lejos de nuestra base para poder llevarnos antes de que lleguemos a un lugar seguro.

¿Estamos dispuestos a seguir frente la adversidad? Jesús confrontó el peligro de Herodes y de líderes religiosos, pero ellos no lograron impedirle el camino. Hoy, cristianos en China, India, Vietnam, y muchos países islámicos se enfrentan con la persecución, y admiramos la fuerza de su fe. La mayoría de nosotros encontramos peligros más pequeños y sutiles. Aunque no es probable que alguien nos lastime o encarcele a causa de nuestra fe, sí es probable que critiquen nuestro testimonio – o que amenacen el estatus que tenemos en nuestra profesión o comunidad – o que nos marquen como intolerantes (el pecado más grande en un mundo de política correcta). ¿Estamos dispuestos a seguir con nuestro testimonio frente a estas amenazas?

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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