Comentario
Estudio de la Biblia

Lucas 11:1-13

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

LUCAS 11:1. SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR

1Y aconteció que estando él orando en un lugar, como acabó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos á orar, como también Juan enseñó á sus discípulos.

Este pasaje empieza con Jesús rezando. Frecuentemente, Lucas se refiere a las oraciones de Jesús (véase 3:21; 6:12; 9:18, 28; 10:21-22; 22:32, 41-42; 23:34, 46). En un capítulo anterior, Lucas reveló el contenido de una de estas oraciones (10:21-22). Aquí, solo nos dice que Jesús estaba rezando.

Juan enseñó a sus discípulos a orar, y los discípulos de Jesús quieren que Jesús haga lo mismo por ellos. Seguramente están pensando aprender una serie de rezos para recitar pero, quizá, también esperen aprender los principios de la oración. Jesús les da una oración en particular, que también sirve de modelo para oración extemporánea – también, les enseña acerca del que rezan, presentando a Dios como un Padre cariñoso en quien pueden confiar. Lucas utiliza este rezo para presentar una sección sobre oración, que incluye una parábola (vv. 5-8) y una promesa (9-13).

El rezo tiene cinco peticiones. Las primeras dos (v. 2) tienen que ver con Dios. Las últimas tres (v. 3-4) tienen que ver con cumplir nuestras necesidades. Cada una de las últimas tres se expresa en plural (“danosperdónanosno nos traigas”). Esto enfatiza la comunidad de fe a la que pertenecemos en vez de nuestras necesidades independientes. Para los que conocemos los Hechos acrósticos (Adoración, Confesión, Agradecimiento, Suplicación), es interesante que en esta oración Jesús no incluya adoración, confesión, ni agradecimiento – solo suplicación.

La versión de Mateo de esta oración (Mateo 6:9-13) tiene siete peticiones, incluyendo “Hágase tu voluntad” y “Mas líbranos del mal.”

LUCAS 11:2-4. CUANDO ORAREIS, DECID: PADRE

2Y les dijo: Cuando orareis, decid: Padre (griego: pater) nuestro que estás en los cielos; sea tu nombre santificado (griego: hagiastheto – sagrado). Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 3El pan nuestro de cada día, danos lo hoy. 4Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos á todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del malo (griego: peirasmon– prueba, juicio).

“Padre” (griego: pater) (v. 2). En el lenguaje de Jesús, la palabra para padre es abba, pero Lucas usa la palabra griega, pater. Ambas palabras se alejan de la norma judía en cuanto al trato del nombre de Dios. El nombre hebreo para Dios es YHWH o Yahweh. El pueblo judío está tan preocupado con la posibilidad de profanar el nombre de Dios que, en vez, utilizan la palabra adoni, que significa “mi Señor” (Lockyer, 427).

Sin embargo, la idea de Dios como Padre tiene raíces en el Antiguo Testamento. Dios le instruyó a Nathán que le dijera a David, “Yo le seré á él padre, y él me será á mí hijo” (2 Samuel 7:14). En un rezo, Isaías dijo, “Tú empero eres nuestro padre” (Isaías 63:16). A través de Jeremías, Dios le dijo a Israel, “Y dije: Padre mío me llamarás, y no te apartarás de en pos de mí” (Jeremías 3:19) y “soy á Israel por padre” (Jeremías 31:9). Malaquías dijo, “¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha criado un mismo Dios?” (Malaquías 2:10).

Con la excepción de la promesa de Dios a David en 2 Samuel, estos versículos del Antiguo Testamento se refieren a Dios como Padre del pueblo israelita. Jesús continúa con este énfasis en esta oración, enseñándonos a decir, Danosperdónanos y líbranos del mal.”

A pesar de las referencias al Antiguo Testamento, a los discípulos les debe sorprender oír a Jesús decir que comiencen sus oraciones con la palabra “Padre.” Esto sugiere una familiaridad con la que la mayoría de judíos se encuentra incómoda.

“Sea tu nombre santificado (griego: hagiastheto – sagrado)” (v. 2). Uno de los diez mandamientos prohíbe usar el nombre de Dios en vano (Éxodo 20:7). La ley del Tora prohíbe jurar falsamente con el nombre de Dios (Lev. 19:12) o profanar el nombre sagrado de Dios (Lev. 21:6; 22:2; 22:32). Los Salmos mencionan el nombre sagrado de Dios (30:4; 33:21; 97:12; 103:1; etcétera) – el gran y maravilloso nombre de Dios (99:3) – exaltando el nombre de Dios (138:2) – y bendiciendo el nombre sagrado de Dios (145:1, 21).

El nombre de una persona es más que una simple identificación. La relación entre el ser y el nombre es tan íntima que ambos son inseparables. Una persona inteligente valora su nombre e intenta hacer lo posible para mantenerlo. Jesús nos enseña a rezar para que el nombre de Dios permanezca sagrado – y para que sea honorado y mantenido puro. Cuando rezamos esta oración, es importante recordar que, como hijos del Padre, nuestras vidas contribuyen o distraen de la consagración del nombre del Padre. Nuestro comportamiento y reputación honran el nombre del Padre o lo deshonran.

“Venga tu reino” (v. 2). Esta petición está unida a “sea tu nombre santificado.” El reino de Dios es el lugar donde el nombre de Dios permanece sagrado y donde es venerado. Cuando dejamos que Dios sea rey en nuestras vidas, veneramos su nombre y permanece sagrado.

“El pan nuestro de cada día, danos lo hoy” (v. 3). Jesús les enseña a los discípulos acerca de la oración y les recuerda de la relación apropiada con Dios. La petición para el pan de cada día recuerda al maná, que Dios daba a diario y que no se podía guardar excepto el sábado (Éxodo 16). El maná les recordaba a los israelitas de su dependencia diaria en Dios para proveerles con las necesidades básicas de la vida. El pan cumple la misma función en una sociedad primitiva y agrícola, donde el hambre nunca está muy apartada. Ahora, Jesús repite esto en su petición por el pan de cada día.

En nuestra sociedad más afluente, la oración del pan diario casi parece trivial. Nuestras necesidades básicas incluyen mucho más – electricidad, automóviles, educación, trabajos, cuidado médico, y más. Algunos de nosotros sabemos lo que significa no tener electricidad o cuidado médico, pero pocos de nosotros hemos experimentado el hambre verdadera. Pan diario, en esta oración, representa lo esencial en la vida. Dios es la fuente de la vida y de todo lo que la sustenta.

“Y perdónanos nuestros pecados” (4ª). En Mateo, Jesús les enseña a los discípulos a orar, “Y perdónanos nuestras deudas” (griego: opheilemata) (Mateo 6:12). En Lucas, Jesús les enseña a los discípulos a rezar, “Y perdónanos nuestros pecados” (griego: hamartias). Jesús habla de “pecados” para explicar las maneras en que ofendemos a Dios, pero usa “deudas” para explicar las ofensas que experimentamos en relación a los demás (v. 4b).

“Porque también nosotros perdonamos á todos los que nos deben” (griego: opheilonti) (v. 4b). El pueblo judío conoce el tema de perdonar deudas. Mientras que la ley prescribe “ojo por ojo” (Éxodo 21:23-24; Lev. 24:19-20), también requiere el perdón de las deudas en años sabatinos y de júbilo (Lev. 25:23-28; Deuteronomio 15:1-5).

Un hijo fiel refleja la imagen y los valores del padre. De la misma manera, Jesús espera que nosotros reflejemos el perdón de Dios. ¿Cómo puede el mundo aprender del perdón de Dios si no lo manifestamos en nuestras vidas? Jesús muestra que perdonar va acompañado de ser perdonado – si esperamos que Dios nos perdone a nosotros, nosotros debemos perdonarnos unos a otros.

“Mas líbranos del malo” (v. 4c). Jesús experimentó la tentación en el desierto (4:1-13). En otro momento de juicio, Jesús rezará, “Padre, si quieres, pasa este vaso de mí; empero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (22:42) – pero el vaso no pasará. Frecuentemente, cristianos pasan por tribulaciones. Al escribir este Evangelio, la iglesia de Lucas se encuentra bajo persecución. Hoy, cristianos son perseguidos y martirizados por su fe en muchas partes del mundo. Haríamos bien en rezar para que Dios dejara pasar nuestro vaso.

Necesitamos la protección que Dios nos da sobre el mal que puede destruirnos. Esto no es melodramático, sino real. Lea cualquier periódico, y verá la realidad prevaleciente del mal: drogas que esclavizan la juventud; apetitos sexuales que llevan a violencia contra mujeres y niños; avaricia que deja víctimas por donde pasa. Es muy apropiado que recemos por la salvación del mal de nuestros seres queridos, nuestra comunidad, nuestra nación, nuestro mundo, y nosotros mismos.

LUCAS 11:5-8. ¿QUIÉN DE VOSOTROS TENDRÁ UN AMIGO?

5Díjoles también: ¿Quién de vosotros tendrá un amigo, é irá á él á media noche, y le dirá: Amigo, préstame tres panes, 6Porque un amigo mío ha venido á mí de camino, y no tengo que ponerle delante; 7Y el de dentro respondiendo, dijere: No me seas molesto; la puerta está ya cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y darte? 8Os digo, que aunque no se levante á darle por ser su amigo, cierto por su (griego: autou) importunidad (griego: anaideian) se levantará, y le dará todo lo que habrá menester.

Ya que es mejor viajar de noche para evitar el calor del día, viajeros pueden llegar tarde a su destino. Al no tener electricidad, aldeanos se acuestan temprano y la mayoría de las familias comparten un solo cuarto. Por lo tanto, una llegada tan tarde despertaría a la familia durmiendo.

La gente del Medio Oriente toma la hospitalidad muy en serio. El amigo del viajero tiene la obligación de mostrarla – proveer una comida apropiada para el viajero. Fallar con esta responsabilidad traería vergüenza a la familia. También traería vergüenza para la aldea en general, porque la obligación de proveer hospitalidad cae sobre todos sus miembros.

Obtener pan para un viajero hambriento sería difícil por la noche. Pan se hace a diario y solo en la cantidad necesaria para ese día, y no hay una tienda donde uno puede comprar pan en medio de la noche. Si el dueño de la casa no tiene pan, un vecino sería el único recurso. El dueño de la casa tiene todo derecho de pedirle ayuda al vecino, ya que la comunidad comparte la responsabilidad de proporcionar hospitalidad. Si el dueño está obligado, también lo está el vecino. Es incomprensible que él rehúse ayudar.

“No me seas molesto” (v. 7). Cualquier padre puede comprender la aversión del vecino. ¿Quién sabe cuanto tiempo llevará calmar a los niños para que se duerman de nuevo después de ser despertados? Sin embargo, las expectativas sociales son tan fuertes que la preocupación de este hombre sobre sus hijos parece trivial en comparación (Nolland).

“Por su importunidad (griego: ten anaideian autou – la persistencia de él). La interpretación de este pasaje depende de estas palabras – ten anaideian autou. Hay dos cuestiones aquí: Primero, ¿qué significa anaideian? Segundo, ¿a quién se refiere autou – al dueño o al vecino?

• Ken Bailey dice que anaideian tenía dos significados entre cristianos – la falta de vergüenza y la insistencia. Sin embargo, en la versión griega LXX del Antiguo Testamento tanto como en literatura griega secular, solo tenía un significado – la falta de vergüenza. Además, Bailey anota que la parábola no muestra al dueño actuando con insistencia en v. 7-8 – i.e., no menciona que pegue fuertemente a la puerta. El dueño no demuestra ninguna acción insistente – no suplica ni ruega – no como en la ventana de la parábola del Juez Injusto (18:1-8). Bailey entonces pasa a un estudio detallado de la palabra anaideian para demostrar que sus raíces tienen que ver con vergüenza o la falta de vergüenza más que con insistencia.

• Bailey intenta demostrar que autou (“su” o “de él”) se refiere al vecino en vez del dueño. Dice que es el anaideian del vecino que está funcionando aquí. Es decir, es la preocupación del vecino sobre la posibilidad de ser avergonzado en vez de la insistencia del dueño lo que cambia la dirección del pasaje. Si el vecino rehúsa ayudar, el dueño pedirá ayuda de otros vecinos, que sabrán de la reacción negativa del primer vecino – así avergonzándole a él y a su hogar. Para evitar esta vergüenza el vecino finalmente consiente y le da al dueño todo lo que necesite (Bailey, Poet & Peasant, 125-133).

Existe un entendimiento importante (si no universal) entre eruditos que, aquí, anaideian tiene que ver con vergüenza más que con insistencia – o quizá, una combinación de las dos. Sin embargo, hay menos acuerdo en cuanto a qué es lo que de verdad está en juego – la falta de vergüenza del dueño al pedir ayuda, o la preocupación del vecino de ser avergonzado si no ayuda.

• El hecho de que esta parábola es seguida por el pasaje de “Pedid… buscad… y llamad” (vv. 9-13) favorece la interpretación que la falta de vergüenza del dueño al pedir ayuda es lo que salva el día. “Pedid… buscad… y llamad” suena como alentar a insistir.

• Sin embargo, también debemos mencionar Ezequiel 36, donde Dios expresó su descontento con los israelitas que contaminaron su tierra con sus caminos y con sus obras (v. 17). De todos modos, Dios prometió redimir a Israel, diciendo, “No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las gentes á donde habéis llegado. Y santificaré mi grande nombre profanado entre las gentes” (vv. 22-23). Entonces, Dios promete limpiar a los israelitas y traerles a su lugar propio y darles prosperidad. “Y las gentes que fueron dejadas en vuestros alrededores, sabrán que yo edifiqué las derribadas, y planté las asoladas: yo Jehová he hablado, y harélo” (v. 36). En otras palabras, Dios salva su gente a no ser que profane el nombre de Dios. Este pasaje, que puede resonar con los lectores de Lucas, favorece la interpretación de que la preocupación del vecino de ser avergonzado es lo que salva el día.

El movimiento en este pasaje va de menor a mayor. Si el vecino fastidiado provee lo necesario, se puede depender aún más en un Dios cariñoso.

LUCAS 11:9-13. PEDID, Y SE OS DARÁ

9Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y os será abierto.10Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abre.11¿Y cuál padre de vosotros, si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra?, ó, si pescado, ¿en lugar de pescado, le dará una serpiente? 12O, si le pidiere un huevo, ¿le dará un escorpión? 13Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo á los que lo pidieren de él?

“Pedid… buscad… y llamad” (v. 9). Los verbos están en el presente, lo cual sugiere una acción continua de pedir, buscar, y llamar.

“Porque todo aquel que pide, recibe” (v. 10). Jesús parece sugerir que Dios aprobará personalmente cada pedido, pero nuestra experiencia sugiere otra cosa. Además, Jesús rezó una oración que quedó sin contestar (22:42). Recuerde que Jesús nos ha enseñado a dirigirnos a Dios como Padre. Un Padre cariñoso escucha al niño, pero no acepta ciegamente cada pedido. El hacerlo complacería al niño de forma inmediata, pero esto crearía problemas a la larga. En vez, el Padre cariñoso provee lo necesario, incluyendo límites y disciplina. La referencia al Espíritu Santo en v. 13 pone un énfasis espiritual sobre pedir y recibir.

“¿Y cuál padre de vosotros?” (v. 11). De nuevo, el movimiento va de menor a mayor. Si padres terrenales responden favorablemente a los pedidos de sus hijos, podemos esperar que el Padre celestial responda de una manera aún más favorable.

“¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo á los que lo pidieren de él?”(v. 13). Mateo 7:11 presenta a Jesús prometiendo cosas buenas a los que las piden. Lucas presenta a Jesús prometiendo el Espíritu Santo.

Por supuesto, la persona que pide pan puede preferir el pan al Espíritu Santo. El entendimiento de nuestras necesidades es a menudo superficial. El Dios que nos creó conoce nuestros límites y provee lo necesario. Esto incluye ambos el Espíritu Santo y nuestro pan de cada día.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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