PASAJE BÍBLICO

Juan 15:26-27; 16:4-15 (Español)

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

JUAN 14-17. EL PARACLETO

Parakletos (la palabra traducida como “Consolador” en versículo 26) aparece cinco veces en el Nuevo Testamento, cuatro de ellas en este Evangelio para referirse al Espíritu (14:16, 26; 15:26; 16:7) y una en 1 Juan 2:1 refiriéndose a Jesús. Parakletos puede significar un abogado que te defiende o un testigo que testifica a tu favor. Puede referirse a una persona que conforta, aconseja, o refortalece en momentos de necesidad. El significado literal es “alguien llamado; pero es la razón por la que se llama lo que da a esta palabra sus varias connotaciones… Un parakletos siempre es alguien llamado para acudir en ayuda cuando la persona que llama está en peligro, duda, o desconcierto” (Barclay, 194).

Parakletos se ha traducido como Abogado, Consejero, Consolador, o Intercesor, pero cada uno de ellos solo expresa un lado de parakletos. Los primeros lectores de este Evangelio conocerían la riqueza de sus varios significados. Algunas Bíblias utilizan la palabra Paráclito, que no es una palabra inglesa sino una transliteración de la palabra griega. El problema es que la mayoría de la gente no sabe lo que es un Paráclito, entonces, usar la palabra sin explicación seguramente transmite menos significado que más.

El Paráclito, claro, es el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios viviendo en y entre el pueblo de Dios. Dos de las declaraciones de Paráclito (14:16-17 y 14:26) se encuentran anteriormente a la lección de hoy. Las otras tres (15:26; 16:7-11 y 16:13-14) forman parte de esta lección.

Anote que todas las varias traducciones de Paráclito (Abogado, Consejero, Consolador, y Ayudante) señalan al papel del Espíritu Santo – ayudar y apoyar. En nuestra cultura estamos acostumbrados a contratar profesionales a altos precios a cambio de estos servicios. Hablamos de abogados como Consejeros y Defensores, porque nos aconsejan y nos defienden en cuestiones legales. Dependemos de profesionales de psicología para consolarnos – para ayudarnos a pasar por los momentos difíciles de la vida. No solo son estos servicios caros, pero solo están disponibles por cita y son capaces de errar. El Paráclito está siempre con nosotros, y nos ofrece fuerza y sabiduría que simplemente no están disponibles en ningún otro lugar a cualquier precio. No es decir que no debemos consultar con abogados y psicólogos, pero nos hace agradecer la ayuda poderosa y siempre presente que Dios nos hace disponible a través del Paráclito.

Éstas eran buenas noticias para los tempranos cristianos, a quienes el mundo odiaba, las sinagogas ex-comunicaban, y a quienes Roma perseguía (15:18-25; 16:1-4). No tenían ningún acceso a consejo profesional, pero se tenían unos a otros – y tenían al Paráclito. Esto también es buena noticia para nosotros. Ni nuestro abogado ni psiquiatra recibe llamadas en medio de la noche, cuando el terror nos despierta. El Paráclito, sin embargo, siempre está presente y dispuesto a ayudar.

JUAN 15:18-25. EL CONTEXTO

En estos versículos, Jesús habla de la persecución que sus discípulos han de esperar – habla de un mundo (griego: kosmos – el dominio en oposición a Dios) que les odiará por no pertenecer al kosmos. Habla de la gente del kosmos que odia al Hijo por haberles expuesto a la luz y hacerles responsables por sus pecados. Dice que esta gente del kosmos odia ambos al Padre y al Hijo. Dice “me aborrecen sin causa,” así cumpliendo la profecía de la escritura (Salmo 69:4 o 35:19).

JUAN 15:26-27. CUANDO VINIERE EL CONSOLADOR

26Empero cuando viniere el Consolador (griego: parakletos), el cual yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio (griego: marturesei) de mí. 27Y vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio.

“Empero cuando viniere el Consolador (parakletos), el cual yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre” (v. 26a). Véase la explicación previa para más información del parakletos.

El lenguaje sugiere la sala de una corte. Jesús delineó el problema en versículos 18-25 (véase arriba), y ahora delinea la respuesta que los discípulos han de esperar.

“él dará testimonio de mí” (v. 26b). El Espíritu será testigo de Jesús, a quien han acusado erróneamente.

“Y vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio” (v. 27). La iglesia también ha de ser testigo de Jesús. El testimonio (marturesei) del Paráclito y el testimonio de la iglesia van lado a lado. El testimonio del Paráclito vino primero, y provee la fuerza sin la cual el testimonio de la iglesia fallaría. El testimonio de la iglesia, llena de experiencias personales y bañada por el Espíritu, hace que el mundo vea el testigo. La ley judía requiere dos testigos para condenar (Deuteronomio 17:6; 19:15). Los dos testigos, el Espíritu y la iglesia, declararán al mundo culpable por su pecado y la necesidad que tiene de Cristo.

JUAN 15:1-4a. OS MATARÁN

1Estas cosas os he hablado, para que no os escandalicéis. 2Os echarán de los sinagogas; y aun viene la hora, cuando cualquiera que os matare, pensará que hace servició á Dios. 3Y estas cosas os harán, porque no conocen al Padre ni á mí.4a aMas os he dicho esto, para que cuando aquella hora viniere, os acordéis que yo os lo había dicho.

En estos versículos (no incluidos en esta lección de Evangelio) Jesús les avisa a los discípulos que el mundo responderá a su testimonio con gran hostilidad. El Paráclito no solo les dará fuerzas para confrontar las pruebas que les esperan, sino que también asegurará el triunfo final del mensaje del Evangelio. Los discípulos no han de temer, porque Cristo ya ha triunfado sobre el mundo.

JUAN 15:4b-11. OS ES NECESARIO QUE YO VAYA

4bEsto empero no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. 5Mas ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿Adónde vas? 6Antes, Porque os he hablado estas cosas, tristeza ha henchido vuestro corazón. 7Empero yo os digo la verdad: Os es necesario que yo vaya: porque si yo no fuese, el Consolador no vendría á vosotros; mas si yo fuere, os le enviaré. 8Y cuando él viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio: 9De pecado ciertamente, por cuanto no creen en mí; 10Y de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; 11Y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo (griego: kosmou) es juzgado.

“Esto empero no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros” (v. 4b). Versículos 1-4a relatan la persecución venidera. Jesús no les habló a los discípulos de esta persecución mientras estaba con ellos, pero ahora les dice, “para que cuando aquella hora viniere, os acordéis que yo os lo había dicho” (v. 4a). La hostilidad del mundo no debe sorprender, porque los discípulos ya han sido advertidos. Ahora Jesús dice, “voy al que me envió” (v. 5a), y “tristeza ha henchido vuestro corazón” (v. 6b). No solo enfrentarán los discípulos una terrible oposición, pero lo harán sin Jesús. No es de extrañar que estén tristes.

“y ninguno de vosotros me pregunta: ¿Adónde vas?” (v. 5b). Esto parece un comentario peculiar dado 13:36 donde Pedro preguntó, “Señor, ¿adónde vas?” y 14:5, donde Tomás dijo, “no sabemos á dónde vas: ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” Mucha tinta erudita se ha derramado en el intento de resolver esta pregunta. Algunos sugieren poca organización por parte del autor o una débil revisión por parte del redactor. Lincoln sugiere que Jesús no dice “ninguno de vosotros me ha preguntado,” (tiempo pasado), sino “ninguno de vosotros me está preguntando” (tiempo presente) (Lincoln, 418). Borchert dice que tratar de leer este Evangelio “dentro de una secuencia sistemática de tiempo y espacio” no funciona (Borchert, 164). Morris relata que la pregunta de Pedro “no era una pregunta seria acerca del destino de Jesús, y que inmediatamente se distrajo, y que no hizo ningún intento verdadero para averiguar adónde iba Jesús” (Morris, 617). Esta variedad de propuestas, (ninguna de ellas convincente), sugiere que no resolveremos esta cuestión en este lado del cielo. No hay nada que ganar sacando a relucir este tipo de tema sin solución en el momento de predicar.

“Empero yo os digo la verdad: Os es necesario que yo vaya: porque si yo no fuese, el Consolador no vendría á vosotros; mas si yo fuere, os le enviaré” (v. 7). Los discípulos se entristecen al saber que Jesús se va, pero les da motivo de regocijo. Se va para que el Paráclito pueda venir. Esto resulta en una ganancia para los discípulos. “Refleja una característica de Juan, que desde comenzar su ministerio, Jesús encarna la presencia de Dios entre humanos, y que después de la exaltación de Jesús a través de su muerte y resurrección, el Espíritu Santo es la manera de vivir la presencia del Padre y el Hijo en la tierra” (Williamson, 209).

Predicadores a menudo anotan que el Paráclito no está sujeto a las limitaciones humanas que Jesús tomó sobre si mismo. Jesús solo podía estar en un lugar en un momento dado, mientras que el Paráclito puede estar presente con creyentes en cualquier lugar. Jesús, sin embargo, no llama la atención a esta ventaja sino al hecho que el Paráclito “redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio” (v. 8).

“La imagen es claramente una de juicio, en la que el Paráclito tiene el papel de fiscal y el mundo de acusado, ante una comunidad creyente” (O’Day, 771). “Al condenar al mundo en tres cargos, reversa el juicio erróneo de Jesús en su crucifixión” (Howard, 731). El Paráclito expondrá al mundo por lo que es – condenará al mundo – le demostrará su error (elengcho):

“De pecado ciertamente, por cuanto no creen en mí” (v. 9). En este Evangelio, “el pecado es una categoría teológica, no moral. El pecado del mundo no es creer en Jesús” (O’Day, 772). El pecado del mundo es rechazar a Cristo a favor al “príncipe de este kosmos” (v. 11).

“Y de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más” (v. 10). El mundo declaró a Jesús culpable, y le condenó a una muerte de pecador. No obstante, Jesús ha vencido sobre la pena de muerte y regresa al Padre. Su resurrección y ascensión no solo vindican su vida y su ministerio, pero también condenan a aquéllos que le condenaron a él. Al morir Jesús, su regocijo se ha convertido en “el regocijo de los condenados” (Blank, citado en Borchert, 167).

“Es posible, sin embargo, comprender ‘justicia en el sentido del bien moral e interpretar el verbo como ‘exponer’… En esta lectura, el regreso de Jesús al Padre expone el error del mundo en cuanto a lo que concierna el bien moral. No se trata de obediencia estricta de la ley… Incluye merced tanto como justicia” (Williamson, 210).

“Y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo (kosmou) es juzgado” (v. 11). En este Evangelio, el kosmos (mundo) es la esfera del mal que se opone a Dios. Ha concedido su corazón al príncipe del kosmos – el demonio (6:70; 8:44; 13:2) o a Satanás (13:27) en vez de a Dios. Dios ha condenado al príncipe del kosmos pero aún ama al mundo y lo quiere salvar (3:16). El kosmos, sin embargo, no puede ser salvado como es; ha de ser redimido – ha de aceptar al Cristo que ha rechazado. De no ser así, puede esperar el mismo sufrimiento que el príncipe del kosmos – el príncipe a quien ha elegido seguir (Lincoln, 420).

JUAN 15:12-15. EL ESPÍRITU OS GUIARÁ Á TODA VERDAD

12Aun tengo muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar.13Pero cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará á toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir.14El me glorificará: porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15Todo lo que tiene el Padre, mío es: por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.

“Aun tengo muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar” (v. 12). Jesús ha señalado a la cruz, pero los discípulos no lo han podido ver. Esperan un rey guerrero, y no pueden imaginarse un siervo sufridor. Tendrán que caminar el camino – hacer el viaje – experimentar la oscuridad – antes que la luz pueda empezar a penetrar.

Jesús ascenderá al Padre poco después de la resurrección, y el Paráclito se hará responsable de iluminar a los discípulos. El Espíritu de verdad “os guiará á toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere” (v. 13). Jesús ha relatado lo que ha oído de Dios (7:16-18; 8:26-28, 40; 12:49-50), y ahora el Espíritu de verdad relatará lo que oye. La lealtad de Jesús y del Espíritu al proclamar lo que han oído garantiza la verdad de su proclamación tanto como su continuidad.

El Espíritu de verdad “os hará saber las cosas que han de venir” (v. 13b). Cada generación de cristianos se enfrenta con nuevos retos a su fe y su práctica. ¿Cuál es la respuesta cristiana correcta a la clonación? ¿A la eutanasia? ¿Al aborto? ¿A sistemas económicos como el capitalismo y el socialismo? El Espíritu de verdad mantiene la palabra de Dios viva y fresca a través de cada circunstancia cambiante.

“El me glorificará: porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre, mío es: por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber” (vv. 14-15). Antes, Jesús había declarado que su enseñanza no era suya sino del que le había enviado. Continuó, “El que habla de sí mismo, su propia gloria busca; mas el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia” (7:18). Jesús ha sido fiel al glorificar al Padre, y el Espíritu será fiel al glorificar al Hijo.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada en http://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAFÍA:

Barclay, William, The Daily Study Bible, “The Gospel of John,” Vol. 2 (Edinburgh: The Saint Andrew Press, 1957)

Borchert, Gerald L., New American Commentary: John 12-21, Vol. 25B (Nashville: Broadman Press, 2002)

Cousar, Charles B., in Brueggemann, Walter; Cousar, Charles B.; Gaventa, Beverly R. and Newsome, James D., Texts for Preaching: A Lectionary Commentary Based on the NRSV––Year B (Louisville: Westminster John Knox Press, 1993)

Craddock, Fred R.; Hayes, John H.; Holladay, Carl R.; and Tucker, Gene M., Preaching Through the Christian Year, B (Valley Forge: Trinity Press International, 1993).

Gossip, Arthur John and Howard, Wilbert F., The Interpreter’s Bible, Volume 8 (Nashville: Abingdon, 1952)

Lincoln, Andrew T., Black’s New Testament Commentary: The Gospel According to John (London: Continuum, 2005)

Morris, Leon, The New International Commentary on the New Testament: The Gospel According to John, Revised (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 1995)

O’Day, Gail R., The New Interpreter’s Bible, Volume IX (Nashville: Abingdon, 1995)

Sloyan, Gerald, Interpretation: John (Atlanta: John Knox Press, 1988)

Smith, D. Moody, Jr., Abingdon New Testament Commentaries: John (Nashville: Abingdon, 1999)

Williamson, Lamar, Jr., Preaching the Gospel of John: Proclaiming the Living Word (Louisville: Westminster John Knox Press, 2004)

www.sermonwriter.com

www.lectionary.org

Copyright 2008, Richard Niell Donovan