PASAJE BÍBLICO

Juan 10:1-10 (Español)

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

JUAN 9:41 – 10:22. EL CONTEXTO

Los manuscritos bíblicos originales no incluían divisiones de capítulos o versículos. La separación de capítulo entre 9:41 y 10:1, que separa el discurso (10:1-18) de la historia del hombre nacido ciego (9:1-41), no estaba presente en el original. El discurso crece de la historia.

Los judíos (término que este Evangelio usa para líderes judíos que buscan desacreditar a Jesús) “habían resuelto que si alguno confesase ser él el Mesías, fuese fuera de la sinagoga” (9:22). La excomunicación aislaba a la persona, no solo de manera religiosa, pero de toda manera. Era una posibilidad tan temida que los padres del hombre ciego esquivaron las preguntas de los judíos, pasándoselas a su hijo. El hijo no solo se negó a aceptar que Jesús fuera un pecador, sino que también retó a los fariseos, dándoles respuestas provocativas. Los judíos respondieron echándole (9:34) – es decir, ex-comunicándole. La falta de cariño que tiene esta acción es característica, no de un pastor, sino de un ladrón o un bandido a quien no le importa nada su rebaño.

Juan 2-11 incluye siete grandes señales o milagros (2:1-11; 4:46-54; 5:1-9; 6:1-14, 15-25; 9:1-8; 11:1-45) y, por lo tanto, a menudo se refiere a él como “El Libro de Señales.” El Discurso del Buen Pastor cae entre las últimas dos de estas señales, el sanar del hombre nacido ciego y la resurrección de Lázaro. La ironía es que los líderes religiosos, que creen entender todo, no se dan cuenta del significado de estas señales. Tienen los corazones cerrados a Jesús, así, no ven la verdad que está delante de sus ojos.

“Y se hacía la fiesta de la dedicación en Jerusalén” (10:22). Mientras que este versículo no está incluido en la lección del Evangelio, nos ayuda a identificar su tiempo y lugar. El festival de la Dedicación es Hanukkah. Toma lugar en diciembre y conmemora “la purificación y reconstrucción del templo de Jerusalén y la dedicación del nuevo altar por Judas Maccabeus en 165-164 a.C. …después de que Antiochus IV Epiphanes lo había profanado, decretando allí sacrificios paganos (1 Macc. 4:52-59; 2 Macc. 10:5)” (Myers, 276).

JUAN 10:1-10. UN RESUMEN

Jesús usa dos metáforas para describirse a si mismo en este pasaje. Es el pastor que entra por la puerta que abre el portero (v. 2-6), y es la puerta por la que las ovejas entran a la salvación y van a buscar pasto (v. 7-9).

Jesús dice que ladrones entran en el rebaño de otra manera (v. 1). Los ladrones y bandidos son “Todos los que antes de mí vinieron” (v. 8), y “no vienen sino para hurtar, y matar, y destruir” (v. 10).

Estas metáforas nos pueden confundir si las tratamos como alegóricas y les ponemos significados precisos. Si Jesús es el pastor que entra por la puerta, ¿cómo puede ser la puerta también? Si los ladrones son fariseos, ¿hay también otros ladrones? Debemos aceptar un poco de ambigüedad aquí. Jesús es el pastor – ésta es una imagen valida – pero también es la puerta – otra imagen valida. No ganamos nada por juntar las dos imágenes forzosamente. Los fariseos son ladrones, pero no son los únicos ladrones. Existían otros en la iglesia cuando este Evangelio fue escrito a finales del siglo primero – y, aún hoy, existen ladrones en la iglesia.

A veces nos referimos a la clerecía ordenada como pastores. Hay otros pasajes que apoyan esta terminología (Juan 21:15-19; Actos 20:28-29 y 1 Pedro 5:2-3) pero Juan 10 no lo hace. Versículos 11-18, que van más allá de esta lección del Evangelio, enfatizan la naturaleza cristologiíta de este pasaje, y el error que es aplicar estas imágenes a nadie más que a Cristo.

JUAN 10:1-6. JESÚS COMO EL BUEN PASTOR

1De cierto, de cierto (griego: amen amen) os digo: El que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, mas sube por otra parte, el tal es ladrón y robador. 2Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. 3A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz: y á sus ovejas llama por nombre, y las saca. 4Y como ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. 5Mas al extraño no seguirán, antes huirán de él: porque no conocen la voz de los extraños. 6Esta parábola les dijo Jesús; mas ellos no entendieron qué era lo que les decía.

“De cierto, de cierto (griego: amen amen) os digo” (v. 1). “Amen” expresa una fuerte afirmación de aquello que se dice. En el Evangelio de Juan Jesús usa el doble amen 23 veces para enfatizar lo que quiere decir (en los Sinópticos, Jesús siempre usa un amen singular). En este Evangelio, el doble amen “nunca comienza un discurso sino que siempre sigue alguna enseñanza previa. Indica que la siguiente declaración es importante y, también, que está relacionada de alguna manera con la previa. Este pasaje, por lo tanto, se debe comprender por medio de las fuertes relaciones que tiene con la historia del hombre ciego que pudo ver” (Morris, 446).

“El que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, mas sube por otra parte, el tal es ladrón y robador” (v. 1). Esto recuerda a Ezequiel 34:11, 15-16, cuando Dios regañó a los pastores de Israel (líderes religiosos) por alimentarse a si mismos en vez de alimentar a sus rebaños. Dios cesó su explotación y tomó el papel de pastor. Jeremías 23:1-4 tiene el mismo énfasis. El Antiguo Testamento incluye un número de referencias a Dios como pastor y a la gente como el rebaño (Salmo 23:1; 77:20; 79:13; 80:1; 95:7; 100:3, Isaías 40:11).

Mucha de Judea era pobre, de terreno rocoso mejor diseñado para pastar que para cultivar. Por eso, ser pastor era una ocupación común. La colección de lana era importante y a veces los pastores trabajaban con las mismas ovejas varios años, desarrollando una fuerte relación con ellas.

“Las ovejas oyen su voz: y á sus ovejas llama por nombre” (vv. 3-4). “Las propias” (vv. 3-4) refleja la naturaleza personal de la relación entre el pastor y sus ovejas. Ser pastor no es solo un trabajo para él y las ovejas son más que una posesión.

“Por nombre” (v. 3). “El concepto de nombrar era extremadamente importante para los escritores bíblicos, ya que los nombres eran declaraciones de seres vivientes. Cuando Adán nombro las criaturas y a Eva, identificó a cada uno por su naturaleza (Gen 2:18-23). Además, cambios de nombres como el de Abran a Abraham y de Jacob a Israel identificaban algún cambio en la naturaleza o en las circunstancias de una persona (cf. Gen 17:4-7; 32:26-30)” (Borchet).

Es digno anotar que María Magdalena reconoce al Cristo resucitado solo cuando éste la llama por su nombre (20:16). G.A. Smith habla de mirar pastores en Judea. “A veces disfrutábamos nuestro descanso del mediodía al lado de uno de esos pozos de Judea a los que tres o cuatro pastores solían ir con sus rebaños. Los rebaños se mezclaban unos con otros, y nos preguntábamos cómo era que los pastores recogerían a sus ovejas otra vez. Pero cuando las ovejas ya habían tomado agua y habían jugado, uno por uno los pastores subían diferentes lados del valle, y cada uno hacía su llamada peculiar; y las ovejas de cada uno salían del gran rebaño para seguir a su propio pastor” (G.A. Smith, Geografía Histórica de la Tierra Santa, 210-11, citado en Beasley- Murray, 168).

“Y las saca” (v. 3). Mientras que están dentro del rebaño general, las ovejas tienen la protección de sus paredes. Cuando el pastor las guía hacia afuera, él es su única protección – y la única protección que necesitan si es un buen pastor.

“Esta parábola les dijo Jesús (griego: paroimian)” (v. 6). Paroimian puede ser traducido como “término gramatical” o “proverbio” o “parábola” (O’Day, 667-668). “Esto es lo más que Jesús se acercará a decir una parábola en este Evangelio, como los escritores Sinópticos lo llaman” (Sloyan, 125). El autor nos dice, “mas ellos no entendieron qué era lo que les decía” (v. 6). ¿A quiénes se refiere “ellos”? ¿A los fariseos? ¿A los discípulos? Lo más seguro es que se refiera a los fariseos, dado que Jesús se dirige a los fariseos en 9:41, aunque “Generalmente, el papel de malentender en Juan se reserva para los discípulos” (Johnston, 525).

JUAN 10:7-10. JESÚS COMO LA ENTRADA O LA PUERTA

7Volvióles, pues, Jesús á decir: De cierto, de cierto os digo: Yo soy (griego: ego eimi) la puerta de las ovejas. 8Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y robadores; mas no los oyeron las ovejas. 9Yo soy la puerta: el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 10El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir: yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (griego: perisson).

“De cierto, de cierto os digo: Yo soy (griego: ego eimi) la puerta de las ovejas” (v. 7). Jesús cambia la metáfora. Era el pastor, pero ahora es la entrada o la puerta. Bruce describe la metáfora de la entrada como una parábola corta insertada en la más larga parábola del pastor (Bruce, 225).

“Yo soy” (ego eimi – el nombre de Dios – véase Éxodo 3:14-15) la thura (puerta o entrada – la traducción de entrada es mejor para un rebaño, el cual típicamente tiene una puerta colgada de bisagras o simplemente una abertura). En este Evangelio, Jesús usará “Yo soy” para identificarse a si mismo como “el pan de vida” (6:35) – “el pan viviente” (6:51) – “la luz del mundo” (8:12, 9:5) – “el hijo de Dios” (10:36) – “la resurrección y la vida” (11:25) – “el camino, la verdad, y la vida” (14:6) – y la “vid verdadera” (15:1).

A menudo, aldeas tienen un rebaño grande que pertenece a la comunidad, mantenido por una fuerte entrada. En la región interior, sin embargo, los rebaños son mucho menos grandiosos. En vez de una entrada bien hecha, solo tienen una abertura. En ese caso, el pastor hace su cama en esa abertura – tapa la entrada con su cuerpo – protege al rebaño con su vida. “En el sentido más literal, el pastor era la puerta; no había otro acceso al rebaño excepto por él” (Barclay, 67).

“Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y robadores” (v. 8). ¿De quién habla Jesús? ¡Verdaderamente no debe hablar de las grandes figuras históricas de la fe! En este Evangelio, Jesús habla positivamente de Moisés (5:45-46) y de Abrahán (8:56) y negativamente de los líderes religiosos judíos (5:39-40, 47). Son éstos – los fariseos que ex-comunicaron al hombre previamente ciego en capítulo 9 y los saduceos ricos – que son los ladrones y bandidos. Las palabras de Jesús “quizá también nos recuerden al ejemplo de los altos sacerdotes malos de los tiempos de Macabeo” que consintieron a la profanación siria del Lugar Sagrado (Brown, 389, 392).

“Yo soy la puerta” (v. 9a). “La repetición de la frase ‘Yo soy la puerta’ (10:7, 9) pone énfasis en la exclusividad de Jesús como el camino a la vida eterna. Es un hecho importante en el Cuarto Evangelio que sin duda ayudó a establecer la identidad peculiar de la comunidad Johanina, separada de la de la sinagoga” (Brueggemann, 289). Hoy, es popular creer que hay muchas puertas o entradas igualmente válidas que dirigen a Dios. Este versículo sugiere otra cosa. Mientras que muchos cristianos rehúsan el más mínimo indicio de exclusividad, otros encuentran motivos para evangelizar en versículos como éste.

Por estar alejados de asuntos de religión mundial, estamos tentados a buscar la salvación en la psiquiatría, el libre negocio, la educación, o la ciencia y tecnología. “La mayoría de estas instituciones…han estado a nuestro alcance suficiente tiempo para poder evaluarlos como sistemas de salvación. Fracasan” (Snow y Furnish, 30-31). Cada uno produce frutos buenos y malos – por ejemplo, la tecnología hace más fácil el salvar vidas, y también matar – la educación nos hace más inteligentes pero no asegura que no usaremos nuestra sabiduría para hacer el mal.

“El que por mí entrare, será salvo” (v. 9b). Ese es el propósito del rebaño – proveer un lugar seguro en un mundo peligroso. Protege las ovejas de ladrones y predadores y las salva de su propia ridiculez.

“Y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (v. 9c). Esto concuerda con las palabras anteriores de Jesús con las que él ofrece “agua viva”“una fuente de agua que salte para vida eterna” (4:10, 14) y “comida que á vida eterna permanece” (6:27). El encontrar alimento es el propósito por alejarse del rebaño general. Las ovejas en el rebaño comen paja – la cosecha del año pasado – seca y sin sabor. Para encontrar pastos verdes y agua corriente fresca, deben dejar el rebaño grande. La puerta de Jesús les dirige a los buenos pastos.

“El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir” (v. 10a). El ladrón solo se enfoca en satisfacer sus propias necesidades, y se preocupa poco por el bien de los demás.

“Gracia y seguridad falsa y pastores imaginarios abundan, y también abundan puertas que guían a lugares equivocados” (Marty, 427). Los fariseos de 9:41 son un ejemplo de ladrones y bandidos, pero no faltan otros. Jesús nos avisa de los falsos profetas (Mateo 7:15-23). Cuando este Evangelio fue escrito, tarde en el siglo primero, la iglesia estaba luchando con anticristos (1 Juan 2:18-22) y falsos profetas (1 Juan 4:1-6). Hechos 20:29-35 nos cuenta de lobos salvajes que no perdonarán al rebaño. Phil. 3:18-19 avisa de muchos, que suponen ser miembros de la iglesia, que “son enemigos de la cruz de Cristo.” 1 Pedro 5:1-5 les exige a los ancianos que “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, teniendo cuidado de ella… no por ganancia deshonesta, sino de un ánimo pronto.”

No nos faltan ejemplos de ladrones y bandidos en la iglesia hoy. La iglesia sufre de tele-evangelistas que prometen riquezas para las ovejas pero se quedan con las riquezas para si mismos. Un amigo mío se deshonró e hirió a su congregación al involucrarse en una ilícita relación sexual. La Iglesia Católica ha sufrido por los pecados de algunos curas perdidos. Cada predicador se siente tentado a llenar los bancos de la iglesia, diciéndole a la gente lo que quiere oír en vez de lo que necesita oír. Todos éstos son “ladrones y bandidos” que “roban y matan y destruyen” – roban lo que no les pertenece – matan la confianza de aquéllos que creían en ellos – y destruyen la fe.

Nosotros, a los que se nos confía la Palabra y el Sacramento, siempre necesitamos recordar que el demonio, que Jesús llama un asesino (8:44), trabaja muy duro para hundirnos. Nada sirven los propósitos de Satanás mejor que clerecía perdida. Siempre debemos estar listos para actuar contra la tentación, no vaya a ser que en un momento dado nos encontremos entre los ladrones y bandidos.

“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (griego: perisson) (v. 10). En contraste con el ladrón, Jesús se enfoca en el bienestar del rebaño. Sea yendo o viniendo, el rebaño de Jesús está seguro y bien alimentado. Tienen vida, y la tienen en abundancia (perisson). “El perisson griego significa ‘eso que va más allá de la necesidad.’ Juan quería que todos sus lectores supieran que el regalo de Jesús es la vida que va más allá de nuestros sueños más grandes” (Borchet).

Si queremos vivir una vida llena, nos preguntaremos, ¿qué haría Jesús? ¿Qué es lo que Jesús querría que yo hiciera? ¿Cómo puedo serle más fiel? Al acercar nuestras vidas a la voluntad de Jesús, él nos bendice con vida abundante. Eso no significa necesariamente salud o riqueza. Significa abundancia, y tiene más que ver con lo que hay en nuestros corazones, que con lo que hay en nuestras manos.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada en http://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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