PASAJE BÍBLICO

Isaías 35:01-10

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

EL CONTEXTO. ISAÍAS 34-35

Capítulo 35 se contrasta mucho con capítulo 34, donde “Jehová está airado sobre todas las gentes” (34:2). En ese capítulo, “Llena está de sangre la espada de Jehová” y hará “grande matanza en tierra de Edom” (34:6) y será “día de venganza de Jehová” (34:8). En Edom “arroyos se tornarán en pez, y su polvo en azufre” (34:9). “Será asolada,” y “nunca jamás pasará nadie por ella” (34:10). “Y la poseerán el pelícano y el mochuelo” (34:11). “En sus alcázares crecerán espinas, …y serán morada de chacales, …avestruces, …bestias, …monteses, …y gatos cervales” (34:13-14). Este es el juicio del Señor para una tierra pecadora.

Pero en capítulo 35, el profeta/poeta presenta una tierra alegre, donde “el yermo se gozará, y florecerá como la rosa” (35:1) – donde todos “verán la gloria de Jehová” (35:2) – donde el Señor “viene con venganza” y “os salvará” (35:4; anote el contraste con 34:8) – donde el ciego podrá ver y el sordo oír y el cojo “saltará como un ciervo” (35:5-6a) – donde “aguas serán cavadas en el desierto” (35:6) y “en la habitación de chacales, en su cama, será lugar de cañas y de juncos” (35:7; anote el contraste con 34:9, 13). “Y habrá allí calzada y camino” (35:8; anote el contraste con 34:10). “No habrá allí león, ni bestia fiera subirá por él” (35:9; anote el contraste con 34:11-14). “Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán á Sión con alegría” (35:10).

Capítulo 35 tiene un tono parecido al de Segundo Isaías (capítulos 40-66), y hay eruditos que sugieren que puede ser obra de Segundo Isaías. Sin embargo, la mayoría piensa que Segundo Isaías empezó su obra en capítulo 40.

ISAÍAS 35:1-7. UNA ESTRUCTURA QUIASMÁTICA

Un quiasmo es “una construcción retórica en la que el orden de las palabras en la segunda de dos frases emparejadas queda inversa a la primera. Un ejemplo puede ser ‘gris era la mañana, todo era gris” (Microsoft Encarta Reference Library 2004) o “una relación inversa entre elementos sintácticos de frases paralelas” (Enciclopedia Británica 2007).

Los quiasmos son bastante comunes en la poesía bíblica. Brueggemann sugiere que pensemos de versículos 1-7 como un quiasmo:

(a) la transformación de la creación (vv. 1-2).
(b) la transformación de una humanidad incapacitada (v. 3)
(c) la afirmación del inminente rescate de Dios (v. 4).
(b’) la transformación de una humanidad incapacitada (v. 5-6a)
(a’) la transformación de la creación (vv. 6b-7) (Brueggemann, Texts for Preaching, 20).

Anote los paralelos entre a y a’ y entre b y b’ – con c como enfoque principal y el centro de todo.

ISAÍAS 35:1-2. ALEGRARSE HAN EL DESIERTO Y LA SOLEDAD

1Alegrarse han el desierto y la soledad:
el yermo se gozará, y florecerá como la rosa.

2Florecerá profusamente,
y también se alegrará y cantará con júbilo:
la gloria del Líbano le será dada,
la hermosura de Carmel y de Sarón.
Ellos verán la gloria de Jehová,
la hermosura del Dios nuestro.

“Alegrarse han el desierto y la soledad: el yermo se gozará, y florecerá como la rosa. Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo” (vv. 1-2a). Esto es un fuerte contraste con la tierra empapada de sangre y el polvo convertido en sulfuro y alquitrán ardiente de 34:7, 9. En capítulo 35, el desierto sigue siendo desierto, pero uno que se alegra y florece. Los que viven zonas áridas saben lo rápido que un desierto cobra vida con flores brillantes después de una lluvia. Es algo que trae alegría a los corazones de aquéllos acostumbrados a los colores típicos de un desierto seco. Esta es la imagen que nos da nuestro profeta/poeta para transmitir el sentimiento vital y alegre que estará presente en el lugar que describe.

Soledad (yermo), tierra seca, y desierto se refieren a tierra árida que embellecía con la lluvia – pero la lluvia no venía muy a menudo. El desierto exigía la creatividad del pastor hasta dejarle sin opciones, y podía llevarse la vida de un viajero sin experiencia.

Aunque un páramo desértico puede parecer imponente, fue en el desierto donde Yahvé forjó la nación de Israel. Fue en el desierto donde Yahvé guio a Israel, “como trae el hombre á su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta que habéis venido á este lugar” (Deuteronomio 1:31). Durante sus cuarenta años en el desierto, el Señor estuvo con Israel para que no le faltara nada (Deuteronomio 2:7). Fue en el desierto donde el Señor humilló a Israel, “y (lo) sustentó con maná, comida que no (conocía), ni (sus) padres la habían conocido; para (hacerle) saber que el hombre no vivirá de solo pan, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre” (Deuteronomio 8:3). Juan Bautista entró en el desierto para proclamar la necesidad de arrepentirse (Mateo 3:1). Jesús fue tentado en el desierto (Mateo 4:1ff.), y se retiró al desierto para rezar (Lucas 5:16). Por lo tanto, el desierto está entretejido con la historia y la disciplina espiritual de Israel.

Entonces, un desierto que florece con abundancia y regocija con alegría y canto es mucho más que mera geografía. Es una metáfora para renovación y vitalidad espiritual – para un pueblo en una relación justa con el Señor que recibe del Señor la bendición de la prosperidad.

“la gloria del Líbano le será dada, la hermosura de Carmel y de Sarón” (v. 2b). Estos tres lugares, Líbano, Carmel, y Sarón, son famosos por su belleza.

• Líbano (en el Mar Mediterráneo a unas 25 millas o 40 kilómetros al norte del Mar de Galilea) tiene montañas nevadas, arroyos nutridos por la nieve, y bosques de cedro. Salomón arregló con Hirah de Tiro usar cedros de Líbano para construir el templo (1 Reyes 5), porque eran árboles dignos de un rey – o del Señor.

• El Monte de Carmel (en la costa mediterránea a 17 millas o 27 kilómetros al oeste del Mar de Galilea) sale del mar de manera majestuosa. Aunque solo tiene 1740 pies (530 m.) de altura, goza de lluvia abundante que nutre su amplia vegetación.

• La Planicie de Sarón es una bella meseta conocida por sus flores y campos fértiles que se extiende unas 35-40 millas (55-65 kilómetros) hacia el sur por la costa mediterránea desde el Monte de Carmel (Watts, 540).

Estos tres lugares ubicados en la costa mediterránea están alejados del desierto tanto geográfica como espiritualmente. Representan prosperidad, mientras que el desierto representa austeridad. Aún así, el profeta dice que el desierto llegará a ser como estos lugares gloriosos y majestuosos.

“Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro” (v. 2c). En la frase que precede (v. 2b), el profeta habló de “la gloria del Líbano” y de “la hermosura de Carmel y de Sarón.” Ahora habla de “la gloria de Jehová” y “la hermosura del Dios nuestro.” Isaías es un gran poeta, y hace este paralelo a propósito. Si Líbano es glorioso y Carmel y Sarón son majestuosos, solo reflejan, aunque de manera imperfecta, la gloria y majestad del que los creó. Si el desierto será glorioso y majestuoso, es solo porque el Señor lo ha diseñado así.

El profeta no nos da un antecedente para el pronombre “Ellos” – ¿quiénes son “ellos”? “Ellos” se podría referir al desierto y la soledad de versículo 1. “Ellos” podrían ser Líbano, Carmel, y Sarón de versículo 2. “Ellos” podría ser el pueblo de Dios (v. 8). O podría ser un “ellos” de realeza y global que incluye a todas personas en todos lados.

ISAÍAS 35:3-4. CONFORTAOS, NO TEMÁIS

3Confortad á las manos cansadas,
roborad las vacilantes rodillas.

4Decid á los de corazón apocado:
Confortaos,no temáis:
he aquí que vuestro Dios viene con venganza, con pago:
el mismo Dios vendrá, y os salvará.

“Confortad á las manos cansadas, roborad las vacilantes rodillas” (v. 3). Israel ha pasado décadas exiliado, y su servidumbre les ha debilitado su espíritu y fortaleza. El primer paso para recuperar la fuerza física es recuperar el espíritu. El profeta les pide que pongan en marcha esa recuperación, y empieza a preparar los cimientos de su esperanza. Una persona sin esperanza puede tener manos débiles y rodillas vacilantes, pero cuando se restaura su esperanza, él o ella encuentra fuerza que no sabía que tenía – fuerza espiritual y física.

“Decid á los de corazón apocado: Confortaos, no temáis” (v. 4a). El miedo hace latir más rápido el corazón y debilita. Pero esta gente no tiene razón para temer, Yahvé es su Dios – y Yahvé está con ellos.

“he aquí que vuestro Dios viene con venganza, con pago: el mismo Dios vendrá, y os salvará”(v. 4b). Esto, de hecho, va a pasar. Yahvé levantará a Ciro de Persia, quien derrotará a Babilonia e instituirá a Persia como poder dominante. Ciro permitirá que los exiliados regresen a Jerusalén.

El consejo de versículo 4a – no temer – y la promesa de versículo 4b – que Dios salvará – son eternos y se dirigen al pueblo de Dios a través de tiempo y lugar. El Dios de Israel también es nuestro Dios. El Dios que prometió salvar a Israel también ha prometido salvarnos a nosotros.

ISAÍAS 35:5-6a. ENTONCES LOS OJOS DE LOS CIEGOS SERÁN ABIERTOS

5Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos,
y los oídos de los sordos se abrirán.

6Entonces el cojo saltará como un ciervo,
y cantará la lengua del mudo;

“Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo” (v. 5-6a). Este lenguaje es poético y por eso se presta para varias interpretaciones. Podría relatar la preocupación de Dios por aquéllos con enfermedades físicas. Podría ser una metáfora para el pueblo de Israel, que vivirá una libertad jubilosa. Podría ser una metáfora para el pueblo de Dios en general. Podría ser escatológico (del fin del tiempo), y retratar la belleza de lo que podemos esperar con Dios en el cielo. Lo más probable es que sea todas de éstas – y más.

El Nuevo Testamento retrata a Jesús como el cumplimiento de esta promesa. Cuando Juan Bautista mandó a sus discípulos a preguntarle a Jesús, “¿Eres tú aquél que había de venir, ó esperaremos á otro?” Jesús contestó, “Id, y haced saber á Juan las cosas que oís y veis: Los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos son limpiados, y los sordos oyen; los muertos son resucitados, y á los pobres es anunciado el evangelio” (Mateo 11:3-5; véase también Lucas 7:22). Ese pasaje sigue a una multitud de historias de sanación:

• la historia de un leproso (Mateo 8:1-4)
• la historia del siervo del centurión (Mateo 8:5-13)
• la historia de los muchos sanados en la casa de Pedro (Mateo 8:14-17)
• la historia del endemoniado en Gergesenos (Mateo 8:28-34)
• la historia del paralítico (Mateo 9:2-8)
• la historia de una niña pequeña y una mujer (Mateo 9:18-26)
• la historia de los dos ciegos (Mateo 9:27-31)
• y la historia del hombre mudo (Mateo 9:32-34)

“Entonces el cojo saltará como un ciervo” (v. 6a). Esto ocurrirá de verdad cuando el Apóstol Pedro sana a un hombre que había nacido cojo. Lucas escribe que el hombre saltó y empezó a caminar – “andando, y saltando, y alabando á Dios” (Hechos 3:8).

ISAÍAS 35:6b-7. PORQUE AGUAS SERÁN CAVADAS EN EL DESIERTO

6bporque aguas serán cavadas en el desierto,
y torrentes en la soledad.

7El lugar seco será tornado en estanque,
y el secadal en manaderos de aguas;
en la habitación de chacales, en su cama,
será lugar de cañas y de juncos.

Los versículos anteriores describían la salvación por medio de varias metáforas – un desierto que florece (vv. 1-2) – Dios que viene a salvar a la gente (vv. 3-4) – y enfermedades curadas (vv. 5-6a). Ahora, el profeta/poeta regresa a la metáfora del desierto.

Aunque no estén desprovistos de vida, los desiertos presentan un ambiente hostil para mayor parte de formas de vida. La falta de agua elimina la posibilidad de un cultivo tradicional. Encontrar agua para animales de pastoreo es un desafío. Muchos mueren al quedarse sin agua tratando de cruzar un desierto. Aunque se puede sacar condensación de los cactus y comer ciertos animales (serpientes de cascabel, por ejemplo) – el desierto no apoya vida humana fácilmente.

Pero la irrigación moderna ha mostrado que si hay agua, sí se puede cultivar en el desierto, aunque proveer agua en el desierto sigue siendo un sueño huidizo. A pesar de esto, el profeta ve un desierto donde arroyos fluyen con agua – donde los lugares que frecuentan los chacales se convierten en pantanos y las hierbas secas se convierten en juncos y cañas en los pantanos.

En el capítulo anterior, una marca de maldición era “serán morada de chacales” (34:13). Ahora esa maldición se invierte y la morada de chacales se convierte en pantano.

ISAÍAS 35:8-10. Y HABRÁ ALLÍ CALZADA

8Y habrá allí calzada y camino,
y será llamado Camino de Santidad;
no pasará por él inmundo;
y habrá para ellos en él quien los acompañe,
de tal manera que los insensatos no yerren.

9No habrá allí león,
ni bestia fiera subirá por él,
ni allí se hallará,
para que caminen los redimidos.

10Y los redimidos de Jehová volverán,
y vendrán á Sión con alegría;
y gozo perpetuo será sobre sus cabezas:
y retendrán el gozo y alegría,
y huirá la tristeza y el gemido.

“Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad” (v. 8a). En el capítulo anterior, cuando el profeta describió la tierra de la maldición dijo, “nunca jamás pasará nadie por ella” (34:10). En este capítulo, sin embargo, cuando describe la tierra de la bendición dice, “Y habrá allí calzada.”

“no pasará por él inmundo; y habrá para ellos en él quien los acompañe” (v. 8b). Dios les dio a los israelitas una serie de leyes rituales codificadas en el Tora para determinar si una persona está limpia (digna de cumplir con los ritos de alabanza) o impura (indigna de cumplir con los ritos). Esto se refiere a limpieza espiritual en vez de física, y tiene que ver con dejar de hacer mal (Isaías 1:16) – dejar de alabar ídolos (Ezequiel 36:25) – y no profanar el tabernáculo o el templo (Levítico 15:31).

Había varias situaciones que podían dejar impuro al israelita – comer animales prohibidos por la ley (Levítico 11) – dar luz (Levítico 12:2ff.) – contraer la lepra (Levítico 13) – o entrar en contacto con un cadáver o con ciertas excreciones corporales (Levítico 11:39; 15:18). No obstante, el Tora también ofrece remedios para estos estados de impureza para que la persona impura pueda estar limpia de nuevo. El propósito de estas leyes es marcar al pueblo de Israel como pueblo santo – apartado de otros – apartado como pueblo de Dios (Levítico 20:26).

La calzada que el profeta promete será reservada para el pueblo de Dios – para los que se mantienen apartados de otras gentes – para los que guardan la ley – para los que se mantienen limpios para los ritos y libres de mal.

Esto es causa de regocijo, porque el pueblo de Dios no tendrá que preocuparse por ladrones ni atracadores ni cualquier otra amenaza. No tendrá que poner guardias para avisar del enemigo. No tendrá que poner sus carros en un círculo defensivo por las noches. La única gente que pasará por esta calzada será gente de Dios.

“de tal manera que los insensatos no yerren” (v. 8c). Cuando el viento levanta la arena del desierto, el camino se oscurece rápidamente, y solo un guía experto puede volver a encontrarlo. Es probable que los que se alejen del camino erren sin rumbo y mueran. Pero este camino no es ningún camino oscuro. Es un camino bien marcado. No hace falta un guía experimentado. El camino es tan seguro que hasta un insensato puede proceder sin peligro.

Aun así, los insensatos (los que se oponen a Dios) no pasarán por ese camino. Su perversidad les hará pensar que el camino de Dios es poco atractivo. En su libro, El problema con el dolor, C.S. Lewis anota: “Tememos que el Cielo sea un soborno, y que si logramos nuestra meta ya no seremos desinteresados. No es así. El cielo no ofrece nada que un alma mercenaria pueda querer. Es lógico decir a los puros de corazón que verán a Dios, porque solo los puros de corazón lo desean.” Por eso, solo los redimidos de Dios viajarán por esa calzada.

“No habrá allí león, ni bestia fiera subirá por él, ni allí se hallará” (v. 9a). En el capítulo anterior, la tierra maldita estaba poblada de chacales, avestruces, monteses, gatos cervales, y buitres (34:13-15). La tierra bendita de este capítulo, sin embargo, estará libre de todo animal peligroso.

“para que caminen los redimidos” (v. 9b). Redención tiene que ver con ser liberado de la servidumbre a cambio de un pago. Sin embargo, “cuando se dice que Dios es el redentor, como en Isaías (Isa. 41:14; 47:4), el énfasis está en su obra poderosa de liberación, que será parecida al Éxodo” (Myers, 876).

Los redimidos caminarán sobre esta calzada, y caminarán con ánimo, sin nada que temer.

“Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán á Sión con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas: y retendrán el gozo y alegría, y huirá la tristeza y el gemido” (v. 10). Estas palabras son las mismas que aparecen en versículo 51:11, pero es probable que éstas aquí sean las originales.

“Y los redimidos de Jehová volverán” (v. 10a). Un rescate es el precio pagado por la libertad (la redención) de un siervo o un prisionero de guerra. Es decir, redención es el proceso de liberar al cautivo y el rescate es el precio pagado para lograrlo.

El Tora requiere que familias paguen un rescate para recuperar la propiedad de parientes que han sido forzados a venderla (Levítico 25:25-34) – y que apoyen a parientes necesitados sin esclavizarles (Levítico 25:35-46) – y que rediman a parientes que han tenido que venderse a la servidumbre (Levítico 25:47-55).

Pero aquí está el Señor que redime (que paga el rescate) al pueblo de Israel. El Señor es el que garantiza su regreso.

El concepto del Señor redimiendo a su pueblo continúa a lo largo del Nuevo Testamento (Marcos 10:45; Lucas 1:68; 21:28), poniendo gran énfasis en la obra redentora de Cristo (Romanos 3:24; Efesios 1:7; Colosenses 1:14; 1 Corintios 1:30).

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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Copyright 2014, Richard Niell Donovan