PASAJE BÍBLICO

Isaías 2:1-5

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

EL CONTEXTO:

Capítulos 1-5 preparan el libro de Isaías y presentan los temas principales del libro.

Capítulo 1 presenta al profeta y su obra (1:1) y a lo largo del resto del capítulo describe la maldad de Judá en detalle (1:2-31). No obstante, Yahvé, en su merced, dejó sobrevivir un remanente (1:9) y “limpiaré hasta lo más puro tus escorias” para que Jerusalén se llamara “Ciudad de justicia, Ciudad fiel” (1:25-26). “Mas los rebeldes y pecadores á una serán quebrantados, y los que dejan á Jehová serán consumidos” (1:28).

2:1 repite la introducción de 1:1, y guarda la promesa que Jerusalén será una ciudad sagrada para muchas naciones (2:2-4). El profeta clama a la casa de Jacob para caminar “á la luz de Jehová” (2:5). Habla de las muchas maneras en que ha sido infiel y ha merecido el juicio de Yahvé (2:6 – 4:1). Después, le da un vistazo de la gloria futura que le espera (4:2-6).

Capítulo 5 incluye la Canción de la Viña Infructuosa – la viña que fue plantada con tanto cariño para dar fruto, pero que rindió uvas salvajes (5:17). El profeta denuncia la injusticia (5:8-23) y dice que la gente sufrirá una destructiva invasión como juicio por sus pecados (5:24-30).

El tono de estos capítulos, entonces, gira entre el juicio y la esperanza. Es el sentimiento de un amante (Yahvé) que deseaba tanto pero fue disgustado cruelmente – sin embargo, se niega a perder la esperanza y sigue prometiendo un futuro glorioso.

Miqueas 4:1-3 es casi idéntico a Isaías 2:2-4. Esto nos hace preguntar si Miqueas copió de Isaías o Isaías de Miqueas, o si ambos copiaron de una fuente independiente. No tenemos respuesta definitiva para esta pregunta, pero la calidad de la poesía nos hace pensar que es original de Isaías.

ISAÍAS 2:1. LO QUE VIO ISAÍAS, HIJO DE AMOZ

1Lo que vio Isaías, hijo de Amoz,
tocante á Judá y a Jerusalén.

“Lo que vio Isaías, hijo de Amoz” (v. 1ab). Esto se paralela a 1:1, pero 1:1 habla de la visión que Isaías vio y este versículo solo se refiere a lo que vio. Parece extraño hablar de ver en lugar de oír una palabra pero ambos, la vista y la palabra, sugieren revelación divina.

Este versículo y 1:1 se parecen tanto que algunos eruditos han sugerido varias razones por las que se debe incluir en 2:1. Algunos piensan que el libro puede haber empezado con capítulo 2, y que capítulo 1 fue añadido más tarde – o que capítulos 2-4 pueden haber circulado independientemente uno de otro por algún tiempo (Motyer, 50) – o que 2:1 puede ser el último versículo del primer capítulo en vez del primer versículo de capítulo 2, incluyéndolo 1:1 (Goldingay, 41).

“Isaías, hijo de Amoz” (v. 1ab). No sabemos mucho más de Isaías de lo que se revela en este libro. La mayor parte de eruditos cree que Isaías escribió capítulos 1-39 de este libro y que otra persona o personas añadieron capítulos 40-66. No sabemos nada de Amoz, quien no se debe confundir con el profeta Amos.

“tocante á Judá y a Jerusalén” (v. 1c). Judá y Jerusalén se mencionaron en 1:1, seguido por una larga discusión del mal de Judá (1:2-20) y la decadencia de Jerusalén (1:21:31). “La ciudad de Jerusalén en la época de Isaías era un lugar marginado y vulnerable. Jerusalén vivió y floreció, y también sufrió bajo grandes poderes… (Pero) el poeta imagina un futuro majestuoso para la ciudad” (Brueggemann, Texts, 2). Ese futuro majestuoso, sin embargo, no glorificará la ciudad de Jerusalén, sino a Dios.

ISAÍAS 2:2. EL MONTE DE LA CASA DE JEHOVÁ

2Y acontecerá en lo postrero de los tiempos,
que será confirmado el monte de la casa de Jehová (hebreo: yhwh – Yahvé)
por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados,
y correrán á él todas las gentes (hebreo: go-yim’).

“Y acontecerá en lo postrero de los tiempos” (v. 2a). Capítulo 1 habló del pecado de Judá y el juicio que su pueblo podría esperar. No obstante, como se anota arriba, capítulo 1 también ofrece un poco de esperanza – del amor de Yahvé. Esta frase “en lo postrero de los tiempos,” señala hacia el futuro, pero no da ningún indicio de lo lejos que está ese futuro. Lo que sí está claro es que, por la gracia de Yahvé, será un futuro glorioso.

El Nuevo Testamento utiliza la frase “los últimos días” o “el fin del tiempo” en sentido escatológico (fin del tiempo) (Hechos 2:17; 2 Timoteo 3:1; Hebreos 1:2; Santiago 5:3; 1 Pedro 1:5, 20; 2 Pedro 3:3). La visión que Isaías comparte en estos versículos es “una declaración de la certeza que la historia logrará su meta, su culminación. Es el reino de Dios lo que significa una transformación total de las condiciones existentes, de nacionalismo y conflicto frente la unidad y la paz” (Tucker, Preaching, 5). Aunque la visión no será cumplida hasta la segunda venida, “ya fue cumplida en parte en Pentecostés” (Oswalt, 117).

“que será confirmado el monte de la casa de Jehová (Yahvé) por cabeza de los montes” (v. 2b). En la cultura del día (y en la Biblia generalmente) los montes eran un lugar donde encontrar a Dios. Moisés encontró a Dios en el Monte de Sinaí.

El templo estaba ubicado en el Monte de Sión. La frase, “la casa de Jehová,” nos hace pensar del templo y “el monte de la casa de Jehová,” nos hace pensar en el Monte de Sión. No obstante, el Monte de Sión no es el más alto – aún cerca de Jerusalén. El Monte de Olivos, justo afuera de la ciudad, es de 2624 pies (800 metros) de altura, mientras que el monte de Moríah, el lugar del templo, está a solo 2427 pies (740 metros) de altura. Hay por lo menos otros dos sitios cerca de Jerusalén más altos que el lugar del templo – uno (2526 pies – 770 metros) justo fuera de la Puerta de Herodes al norte de la ciudad y el otro (2493 pies – 760 metros) al otro lado del Valle de Hinón al sur de la ciudad (Pfeiffer, 190. Otros atlas tienen información un poco diferente, pero no contradicen el hecho de que otros lugares en la cercanía sean más altos que el lugar del templo).

El hecho que la casa de Yahvé se establezca en el monte más alto simboliza el estatus que Yahvé tendrá “en lo postrero de los tiempos.” “Aún Sinaí, el Monte de la ley, pasará al trasfondo, porque el nuevo pacto supera al antiguo” (Young, 100).

“y será ensalzado sobre los collados” (v. 2c). Esto vuelve a repetir el mensaje de versículo 2b de manera diferente, una especie de paralelismo común en la poesía bíblica.

“y correrán á él todas las gentes (go-yim’)” (v. 2d). Los go-yim’ son gentiles, considerados paganos por los judíos de aquel día. No obstante, estos go-yim’ correrán monte arriba hacia Dios. Pensamos de los arroyos fluyendo hacia abajo por las montañas, pero estos go-yim’ fluirán monte arriba hacia Dios.

Esta no es la primera vez en las escrituras que Dios ama a los gentiles tanto como a los judíos. Dios cerró el pacto original con Abram con estas palabras: “y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3). Esta profecía se cumple con Jesucristo, que rompió las barreras que separaban judíos de gentiles (Efesios 2:14). Además, Dios da la bienvenida a gente de todas las naciones, y gente de todas las naciones alaba a Cristo.

ISAÍAS 2:3. Y VENDRÁN MUCHOS PUEBLOS

3Y vendrán muchos pueblos, y dirán:
Venid, y subamos al monte de Jehová,
á la casa del Dios de Jacob;
y nos enseñará en sus caminos,
y caminaremos por sus sendas.
Porque de Sión saldrá la ley (hebreo: to·ra(h)),
y de Jerusalén la palabra de Jehová (hebreo: yhwh – Yahvé).

“Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, á la casa del Dios de Jacob” (v. 3a). Esto se paralela a versículo 2, que describe a “todas las gentes” corriendo hacia el Monte de Jehová – peregrinando para sentarse a los pies de Yahvé. Vuelve a enfatizar que el amor de Dios abraza a gentiles tanto como a judíos. Esto se cumple en la institución de la iglesia. Aunque el judaísmo atraiga a algunos prosélitos, son pocos. Aún después de establecerse la iglesia en Pentecostés, no había gran número de gentiles en la iglesia. Solo después de la visión que Pedro tuvo desde el tejado (Hechos 10) la iglesia abrirá más sus puertas a los gentiles.

“y nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas” (v. 3b). Gente subirá el camino del monte del Señor para aprender de sus costumbres y caminar por sus sendas. Una de las funciones principales de la sinagoga es enseñar, como también lo es para la iglesia cristiana. “Y nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas” corresponde a la enseñanza (“nos enseñará sus caminos”) y al ministerio de predicar (“caminaremos por sus sendas”) de la iglesia cristiana. El ministerio de enseñanza es naturalmente instructivo (aunque su meta sea cambiar vidas), mientras que el ministerio de predicar trata de convencer a gente que camine por las sendas de Dios. La enseñanza siempre es valiosa para cristianos y no cristianos, porque hay más que aprender de Dios de lo que jamás llegaremos a aprender. También el predicar siempre es valioso, ya que ninguno de nosotros jamás será capaz de andar perfectamente por las sendas de Dios.

Caminar en las sendas de Dios significa tomar una decisión. Si elegimos caminar en las sendas de Dios, esto significa no caminar por sendas que compiten por nuestra atención. Escoger a Dios es aceptar ciertas restricciones. Aún así es una decisión que da vida. Jesús dice, “Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva á perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva á la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14).

“Porque de Sión saldrá la ley (to·ra(h)), y de Jerusalén la palabra de Jehová (yhwh – Yahvé) (v. 3c). Yahvé eligió a Abram y sus descendientes para ser la vía por la que “serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3). Jerusalén, situado en el Monte de Sión, es símbolo de esos descendientes – el pueblo judío – el pueblo elegido de Dios. Yahvé les dio su palabra, y esa palabra radiará hacia fuera de Jerusalén “en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

ISAÍAS 2:4. VOLVERÁN SUS ESPADAS EN REJAS DE ARADO

4Y juzgará entre las gentes,
y reprenderá á muchos pueblos;
y volverán sus espadas en rejas de arado,
y sus lanzas en hoces:
no alzará espada gente contra gente,
ni se ensayarán más para la guerra.

“Y juzgará entre las gentes, y reprenderá á muchos pueblos” (v. 4a). Cuando las gentes llegan a la casa del Señor para recibir instrucciones (vv. 2-3), Yahvé hará de juez y árbitro en sus disputas. Esto no es algo que Yahvé impondrá sobre ellos, ya que habrán venido de su propia voluntad, contentos de aprender de las costumbres del Señor y caminar por sus sendas. Aunque aún exista tensión entre las naciones y sus gentes, mirarán a Yahvé para aprender a resolver esas tensiones, permitiendo que Yahvé las resuelva justa y gratamente.

“y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces” (v. 4b). Los que miran a Yahvé para la resolución de sus disputas gozarán de un dividendo de paz. No necesitarán espadas y lanzas, y transformarán instrumentos de muerte (espadas y lanzas) a instrumentos de vida (arados y tijeras de podar). “La paz que aquí se describe no se obtiene con pacifismo, ni con esfuerzo humano… Solo Dios puede traer la paz” (Young, 108).

Deténgase e imagine por un momento todo lo que no será necesario cuando los pueblos lleguen al monte del Señor para aprender de sus caminos y caminar en sus sendas. Ya no necesitaremos ametralladoras, tanques, ni portaviones o aviones de guerra. No necesitaremos cárceles o prisiones. No necesitaremos cerrojos o llaves o sistemas de alarma. No tendremos que preocuparnos por un holocausto nuclear. Hombres bomba no levantarán armas contra la gente. Podremos permitir que nuestros hijos caminen por calles oscuras sin preocuparnos de asaltantes o ladrones. Ya no necesitaremos protección contra los virus del ordenador o correo basura. El crimen cibernético será cosa del pasado. La mayoría de los servicios que abogados hoy proporcionan quedarán disueltos. Jefes y empleados trabajarán en armonía. Sindicatos quedarán obsoletos. La lista continúa. ¿Qué se puede añadir?

“ni se ensayarán más para la guerra” (v. 4c). Ya que no habrá más guerra, no será necesario aprender a construir y utilizar armas. Escuelas que antes enseñaban táctica y estrategia se podrán enfocar en algo más productivo. Podemos dar por hecho que no habrá conflicto basado en raza o estatus socioeconómico o religión. Podemos dar por hecho que también habrá paz entre individuos – que el divorcio será cosa del pasado.

En Nueva York, el texto de Isaías 2:4 aparece en una pared de la oficina central de las Naciones Unidas. También hay una gran escultura de un herrero golpeando una espada que adorna el edificio de las Naciones Unidas. En Washington D.C., hay una gran escultura de un arado al que han sido herradas miles de armas inactivas. El cartel dice “De armas a arados” (Limburg, 295). Estos esfuerzos humanos para establecer la paz, aunque buenos, solo son tentativos. La visión que comunican estos versículos no se puede cumplir sin la gracia de Dios.

ISAÍAS 2:5. VENID, CAMINEMOS Á LA LUZ DE JEHOVÁ

5Venid, oh casa de Jacob,
y caminemos á la luz de Jehová.

“Venid, oh casa de Jacob, y caminemos á la luz de Jehová” (v. 5). Lo que esto implica es que la casa de Jacob aún no camina bajo la luz de Jehová. Si Yahvé ha escogido la casa de Jacob para bendecir “en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3), es de esperar que la casa de Jacob se ponga en orden para ser un ejemplo – para convertirse en la luz que atrae naciones a Yahvé.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAFÍA:

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Copyright 2009, Richard Niell Donovan