PASAJE BÍBLICO

Isaías 11:1-10

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

EL CONTEXTO: JUICIO SOBRE ISRAEL Y ASIRIA

Isaías profetizó la invasión de Asiria (8:1-15) y el juicio de Israel (9:8 – 10:4). También profetizó la caída de Asiria (10:5-19). Entonces dijo:

“Y acontecerá en aquel tiempo,
que los que hubieren quedado de Israel,
y los que hubieren quedado de la casa de Jacob,
nunca más estriben sobre el que los hirió;
sino que se apoyarán con verdad en Jehová
Santo de Israel” (10:20).

Y prometió:

“Las reliquias se convertirán,
las reliquias de Jacob,
al Dios fuerte” (10:21).

Aconsejó a Israel que no debía temer Asiria, porque

“La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá,
desde el alma hasta la carne:
y vendrá á ser como abanderado en derrota” (10:18).

Y prometió que de nuevo un remanente de Israel “se apoyará con verdad en Jehová Santo de Israel” (10:20).

No obstante, antes de tomar lugar, Israel será juzgado. Yahvé “alzará su mano al monte de la hija de Sión, al collado de Jerusalén.” “Desgajará el ramo con fortaleza… Cortará con hierro la espesura del bosque” (10:32-34). El poeta, entonces, “anticipa la devastación de la Ciudad Sagrada” (Brueggemann,WBC, 98).

Pero esta devastación, este desgajar y cortar, preparará el camino para el nacer de nueva vida (véase 11:1).

La cuestión que requiere atención al acercarnos al texto es si la vara que nace del tronco de Isaí (v. 1) se refiere a un rey terrenal en la línea davídica, al Mesías, o a ambos.

Pablo claramente lo interpreta como el Mesías al citar este versículo de Romanos 15:12. También, el libro de Apocalipsis cita a Jesús diciendo: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente, y de la mañana” (Apocalipsis 22:16).

Sin embargo, “el contexto clama por el cumplir de estas promesas. Las amenazas de Asiria en 734-32, 728, y 724-21 a.C. habían destruido finalmente a Samaria y el norte de Israel. Achâz está en el trono. Esta sección asegura la continuación de la dinastía davídica más allá de la crisis de Asiria. Más adelante, esto se cumpliría con Hezekiah, Manasseh, Josiah, y otros que ocuparían el trono” (Watts, 212).

Por lo tanto, debemos considerar que este pasaje se puede aplicar a la historia de Israel y también como profecía mesiánica.

ISAÍAS 11:1. Y SALDRÁ UNA VARA DEL TRONCO DE ISAÍ

1Y saldrá una vara del tronco de Isaí,
y un vástago retoñará de sus raíces.

La ‘vara’ (hoter) es símbolo de esperanza y un obvio contraste a la desesperación de las pólizas de Achâz, que casi destruyeron la nación y su línea de regidores davídicos (el tronco)” (Smith, 271).

Este versículo nos hace pensar de la promesa anterior de Isaías:

“En aquel tiempo el renuevo de Jehová
será para hermosura y gloria,
y el fruto de la tierra para grandeza y honra,
á los librados de Israel” (4:2).

Isaí, claro, era el padre de David (1 Samuel 16). Isaí era un simple granjero y pastor de ovejas a quien hoy se le recuerda por una cosa – ser padre del gran Rey David. El hijo de Isaí se hizo rey, no por la fuerza o inteligencia de Isaí, sino por la gracia de Dios.

Vale la pena recordar que el profeta Samuel le comunicó a Isaí que Dios había decidido hacer rey a uno de sus hijos, y le pidió ver a sus hijos para identificar cual de ellos el Señor había escogido. Isaí se los trajo uno por uno – un buen espécimen tras otro – pero el Señor los fue rechazando uno tras uno diciendo:

Y Jehová respondió á Samuel:

“No mires á su parecer, ni á lo grande de su estatura,
porque yo lo desecho;
porque Jehová mira no lo que el hombre mira;
pues que el hombre mira lo que está delante de sus ojos,
mas Jehová mira el corazón” (1 Samuel 16:7).

Al final, Samuel le preguntó a Isaí, “¿Hanse acabado los mozos?” (1 Samuel 16:11). Isaí se rascó la cabeza y recordó que su hijo más pequeño (y el menos probable) estaba en el campo cuidando ovejas. Samuel le pidió a Isaí que lo trajera, y fue este hijo más pequeño – el menos probable – a quien Dios escogió para ser rey.

En resumen, Dios eligió hacer rey al hijo menos probable de un padre improbable. Así, cuando David se convirtiera en gran rey, la gente no podría decir, “viene de buena raíz” – o “tiene buenos genes.” La gente tendría que reconocer la mano de Dios en esta situación.

Ahora, continuando con esa tradición, Isaías no proclama que las glorias del gran reino del Rey David serán establecidas de nuevo. Es más, ni siquiera menciona a David. En vez, retrocede una generación más atrás a un simple granjero, Isaí, y dice que una vara (una señal de vida tan modesta que seguramente pasa desapercibida) saldrá del tronco (poco atractivo y que parece sin vida) de Isaí (un hombre tan modesto que apenas lo conocemos). Es de estos comienzos modestos de donde Dios traerá vida a Israel de nuevo.

Pero cualquier buen judío que lea las palabras de Isaías sabría quien era Isaí – sabría que Isaí era padre de David – recordaría el pacto que Yahvé estableció con David (2 Samuel 23:5; 1 Crónicas 17:11) – y sabría que Yahvé estaba siendo fiel a ese pacto al traer vida del tronco de Isaí.

Cuando Yahvé derrotó Asiria en 609 a.C., eso fue el fin de Asiria. No salió ninguna vara verde del tronco de Asiria. Ese no es el caso con Israel (Oswalt, 278).

ISAÍAS 11:2-3a. Y REPOSARÁ SOBRE ÉL EL ESPÍRITU DE JEHOVÁ

2Y reposará sobre él el espíritu de Jehová (hebreo: yhwh – Yahvé);
espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de fortaleza,
espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.

3aY harále entender diligente en el temor de Jehová.

“Y reposará sobre él el espíritu de Jehová (yhwh) (v. 2a). La vara que nace de la raíz de Isaí no dependerá de su propia fuerza o sabiduría, porque el espíritu del Señor reposará sobre él. Recibirá la fuerza para ser y hacer más de lo que se podría esperar de un mero mortal. Tendrá la fuerza de Yahvé.

“espíritu de sabiduría y de inteligencia” (v. 2b). No como Salomón, celebrado en su juventud por su sabiduría (1 Reyes 3, 10), pero que cometió errores al crecer (1 Reyes 11), el espíritu de sabiduría reposará sobre la vara de Isaí.

No como el rey de Asiria, que dijo, “Con la fortaleza de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría; porque he sido prudente” (10:13), la vara de Isaí encontrará su fuerza, sabiduría, y prudencia en el espíritu del Señor.

Este espíritu de sabiduría y prudencia preparará la vara de Isaí para tratar cuestiones de su liderazgo de manera efectiva – para resolver los problemas entrelazados que acompañan al poder.

“espíritu de consejo y de fortaleza” (v. 2c). Esto nos recuerda del aviso anterior de Isaías para los países más lejanos, “Tomad consejo, y será deshecho” (8:10). También nos hace pensar de la promesa anterior de Isaías, “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (9:6).

Las acciones sabias de esta vara de Isaí tomarán lugar “en contraste con Achâz (2 Crónicas 28; Isaías 7:1-13) y el rey de Asiria (10:5-14), que hizo planes arrogantes y poco inteligentes con el propósito de sobrevivir por fuerza militar en lugar de honrar a Dios y confiar en su fuerza” (Smith, 272).

“espíritu de conocimiento” (v. 2d). Antes, el profeta dijo: “Por tanto mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo ciencia” (5:13). Esta falta de conocimiento no se trata de una falta de hechos sino de fe. No es información rudimentaria que la gente no posee, sino el conocimiento del Señor. Esto se corregirá cuando la vara nazca del tronco de Isaí. Esa vara será bendita con el “espíritu de conocimiento” – no con simples hechos, pero con el conocimiento de Yahvé.

“y de temor de Jehová” (v. 2e). Esto nos hace pensar del consejo de Yahvé:

“Pueblo mío, morador de Sión,
no temas de Assur. Con vara te herirá,
y contra ti alzará su palo, á la manera de Egipto:
“Mas de aquí á muy poco tiempo, se acabará el furor y mi enojo,
para fenecimiento de ellos” (10:24-25).

Por lo tanto, los israelitas no deben temer Asiria, sino que deben temer al Señor. No obstante, este temor es distinto. “Temer al Señor” sugiere estar maravillado ante el Altísimo – el que creó los cielos y la tierra – el que da vida – el que determina si volveremos a respirar. Aunque es verdad que Dios es amor (1 Juan 4:8, 16), también es apropiado maravillarse ante la presencia de una fuerza maravillosa.

“Y harále entender diligente en el temor de Jehová” (v. 3a). Los que temen al Señor lo hacen porque comprenden la santidad y el poder del Señor. Quieren obedecerle y alinearse con Él. Al vivir en presencia del Señor, no deben temer a nadie más que al Señor. En presencia de Dios, se encuentran tan profundamente enraizados que gozan de las raíces que Dios les dio.

Todos conocemos a personas así – personas con fe más sólida que una roca, fe que les ayuda a pasar por momentos difíciles – personas que no temen “ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura,” porque están convencidas de que nada les “podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39). Les admiramos y envidiamos la fuerza que Dios les ha dado.

ISAÍAS 11:3b-5.  JUZGARÁ CON JUSTICIA

3bNo juzgará según la vista de sus ojos,
ni argüirá por lo que oyeren sus oídos;

4Sino que juzgará con justicia á los pobres,
y argüirá con equidad por los mansos de la tierra:
y herirá la tierra con la vara de su boca,
y con el espíritu de sus labios matará al impío.

5Y será la justicia cinto de sus lomos,
y la fidelidad ceñidor de sus riñones.

“No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oyeren sus oídos” (v. 3b). Generalmente juzgamos según lo que ven nuestros ojos y lo que oyen nuestros oídos. Buscamos pruebas que se puedan verificar y experimentos científicos que se puedan repetir. Este método científico es bastante fuerte, y ha logrado grandes avances en los campos científicos y tecnológicos. Sin embargo, no ha hecho mucho para cambiar el corazón humano. Simplemente ha puesto en manos de gente buena el poder de hacer bien y en manos de gente mala la capacidad de hacer mal.

Y debemos reconocer una cualidad tentadora – la inexactitud – de nuestras observaciones científicas (lo que ven los ojos y oyen los oídos). Las ciencias que yo aprendí de joven ahora son anticuadas, y seguramente las ciencias que aprenden nuestros hijos hoy serán anticuadas dentro de una década o dos. Aunque es verdad que nuestra comprensión aumenta, también es cierto que la verdad que nos elude sigue siendo casi infinita.

También debemos reconocer una cualidad tentadora – la inexactitud – de nuestro proceso judicial – un proceso que depende de pruebas (lo que ven los ojos y oyen los oídos). Gente inteligente gasta gran cantidad de dinero y tiempo tratando de juzgar a los culpables y exonerar a los inocentes. Exigimos que estas personas inteligentes cumplan con las reglas de evidencia (lo que ven los ojos y oyen los oídos) para asegurarnos de que llegan a un veredicto justo. No obstante, en estos procedimientos no existe tal cosa como “sin lugar a dudas.” Los que pueden pagar un buen abogado tienen más probabilidad de evitar sentencia que los que no lo tienen – sin importar culpabilidad o inocencia. Mucho depende del juez que lleva el caso. Aún cuando sentencias son justas, existe gran diferencia en las condenas.

Pero la vara que crece del tronco de Isaí no estará ligada a estas limitaciones – a las reglas de evidencias o testimonios de testigos o resultados de análisis de laboratorios – a lo que los ojos ven y los oídos oyen. Él mirará dentro de nuestros corazones y pensamientos más profundos. Sus decisiones serán justas. Una lengua suelta no le convencerá. Nadie será exonerado injustamente por algún error técnico, y nadie será condenado injustamente.

“Sino que juzgará con justicia á los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra”(v. 4a). Los ricos y poderosos pueden contar con la protección de abogados y políticos, pero los pobres y mansos dependen de un sistema judicial imparcial y un líder comprometido a obrar justamente. En el mejor caso, sistemas y líderes son imperfectos, y en el peor caso son completamente corruptos. Aún buenos líderes crean sistemas que protejan su propio poder, que recompensen a sus amigos, y que castiguen a sus enemigos. Malos líderes tiranizan a todos – particularmente a los pobres y mansos.

Pero Yahvé tiene un lugar especial en su corazón para los necesitados. Requiere que líderes juzguen “con justo juicio” y que no tuerzan la justicia, favorezcan, ni acepten sobornos (Deuteronomio 16:18-19; Salmo 83:3; Jeremías 22:3). Promete hacer justicia para el huérfano y la viuda (Deuteronomio 10:18) y castigar aquéllos que abusen ellos (Éxodo 22:22-24; Deuteronomio 27:19). Ley judía incluye varias provisiones para la protección de los necesitados (Deuteronomio 14:28-29; 24:17-21; 25:5-8). Hablando humanamente, estas provisiones se honran de manera imperfecta o no se cumplen – pero la vara que crece del tronco de Isaí juzgará a pobres y mansos con justicia e igualdad.

“y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío” (v. 4b). Estas frases paralelas, típicas de la poesía hebrea, expresan una sola realidad de dos maneras diferentes – la vara que nace del tronco de Isaí apoyará decretos reales que terminarán con la maldad.

“Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de sus riñones” (v. 5). Justicia y lealtad son dos de las características principales de Yahvé – y son características que Yahvé premia en la gente. Justicia y lealtad están bastante relacionadas. Podemos esperar que una persona justa actúe correctamente – y que alguien de confianza haga lo mismo.

Un cinto parece una prenda de ropa insignificante. Hablamos de cinturones como accesorios, un término que disminuye su importancia. No obstante, un cinturón sirve para sostenernos los pantalones – algo que apenas consideramos insignificante. En aquel día, el cinto mantenía la túnica cerrada – de nuevo, algo apenas insignificante. Un cinturón también era donde un hombre guardaba su dinero y colgaba su espada – dinero y espada siendo símbolos de poder. La vara de Isaí encontrará poder en justicia y lealtad.

ISAÍAS 11:6-9. MORARÁ EL LOBO CON EL CORDERO

6Morará el lobo con el cordero,
el tigre con el cabrito se acostará:
el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos,
y un niño los pastoreará.

7La vaca y la osa pacerán,
sus crías se echarán juntas;
y el león como el buey comerá paja.

8Y el niño de teta se entretendrá sobre la cueva del áspid,
y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna del basilisco.

9No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte;
porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová,
como cubren la mar las aguas.

“Morará el lobo con el cordero, el tigre con el cabrito se acostará: el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos” (v. 6a). Estos son tres pares improbables: el lobo y el cordero; el tigre y el cabrito; el león y la bestia doméstica. Según nuestro entendimiento, un lobo que vive con un cordero lleva el cordero dentro y no a su lado. Pero Isaías imagina un reino pacífico en que predadores dejarán de ser predadores y sus víctimas perderán el miedo.

Si interpretamos esta imagen de manera literal, Dios tendrá que modificar el sistema digestivo de los predadores, que diseñó para procesar carne y hueso en lugar de vegetación – y versículo 7 sugiere que eso puede ser la intención aquí. Sin embargo, también es posible que el poeta, Isaías, utilice estos animales de forma poética, como símbolos de enemigos naturales que representan las hostilidades que existen entre la gente – no significa que Dios volverá a reconfigurar toda naturaleza para que ningún animal coma de otro – en vez, que imaginemos un mundo en el que gente vive en paz – un mundo donde el pecado ya no causa hostilidad que separa a una persona o tribu o nación de otra – un mundo donde cada uno es capaz de reconocerse como amigo, vecino, hermano, y hermana – un mundo donde no existan enemigos ni animosidades.

“y un niño los pastoreará” (v. 6b). En Vietnam, a veces me fijaba en un niño montado sobre un gran búfalo, guiando al animal mientras tiraba del arado o hacía alguna otra cosa. Era una escena fascinante, porque el niño parecía tan pequeño y joven, mientras que el búfalo medía 5-6 pies (1.5-1.8 metros) de altura y pesaba más de mil libras (450 kilos). Era difícil imaginar como el niño se podría subir al animal, y aún más difícil imaginar como podría controlarlo. La imagen embellecía con los grandísimos cuernos del búfalo, capaces de matar a una persona de un solo golpe.

De esa perspectiva, no parecía que el niño tenía que ejercer mucha fuerza para guiar al animal. El niño y el animal eran un equipo, acostumbrados a trabajar juntos – con el niño claramente en control. Esta imagen pastoril contrastaba fuertemente con la guerra y sus instrumentos, que normalmente ocupaban mis ojos. Me hacía añorar por un mundo donde todos pudieran disfrutar de la armonía que el niño y el búfalo demostraban.

El profeta nos asegura que así será. Anteriormente utilizó esta imagen de un niño cuando dijo que una mujer joven “parirá hijo, y llamará su nombre Emmanuel” (7:14). También dijo:

“Porque un niño nos es nacido,
hijo nos es dado;
y el principado sobre su hombro:
y llamaráse su nombre
Admirable, Consejero, Dios fuerte,
Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6)

Ahora dice, “y un niño los pastoreará” (v. 6). Entonces, es obvio que como Dios escogió obrar por medio del hijo más joven e improbable (David) de un granjero también improbable (Isaí), ahora escoge obrar por medio de un niño. Es una selección inusual – hasta que nos fijamos en ella. Obrando a través de un niño, Yahvé demuestra que su fuerza es la que cuenta. Bendito por el espíritu del Señor (v. 2), este niño logrará lo que hombres fuertes y maduros solo sueñan lograr.

“La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja” (v. 7). Este versículo añade dos parejas más, también inusuales, vaca/osa y león/buey – pero con un énfasis distinto. La osa pacerá con la vaca, y el león comerá paja como buey.

“Y el niño de teta se entretendrá sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna del basilisco” (v. 8). Desde un principio, los humanos han pensado del áspid como enemigo. Una serpiente contribuyó a la caída de Adán y Eva y a su expulsión del jardín (Génesis 3). No obstante, cuando la vara de Isaí establezca el reino pacífico, hasta esta animosidad quedará de lado. La maldición de Génesis 3:14-15 se dará la vuelta. Ni el áspid ni el basilisco, ambas venenosas, serán una amenaza para los humanos – ni siquiera para los niños pequeños.

Como en versículos 6-7, es posible que Isaías quiera que lo interpretemos de manera literal – que serpientes venenosas no serán una amenaza para los humanos. También es posible que esté utilizando su derecho poético para crear la imagen de un reino pacífico en el que gente convive en armonía. Una tercera posibilidad es que estas dos interpretaciones sean posibles – que ningún animal o persona será amenaza para cualquier otro animal o persona.

Seitz sugiere que “el animal predador es símbolo de naciones y su capacidad de devorar. Oímos de Asiria y su ‘bramido como de león…’ (5:29); los Siros en el oriente y Filisteos en el poniente ‘con toda la boca se tragarán á Israel…’ (9:12)… El peso de esta sección está en que la hostilidad dirigida a Israel cesará. Las fuerzas hostiles serán neutralizadas para que un niño les pueda guiar” (Seitz, 106-107).

“No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte” (v. 9a). Esta es otra manera de hablar de la realidad de un reino pacífico.

En el Antiguo Testamento, se designan dos montes como “montes de Dios”. El primero es el Monte de Sinaí, también conocido como Monte de Horeb (Éxodo 3:1; 4:27; 18:5; Números 10:33; 1 Reyes 19:8). El segundo es el Monte de Sión, donde se encuentra Jerusalén y el templo (Isaías 2:3). Por la referencia a Sión en Isaías 2:3, podemos deducir que aquí Isaías está hablando del Monte de Sión – pero es importante recordar que esto es poesía. Entonces, “mi santo monte” puede ser simbólico para cualquier lugar donde se encuentre Yahvé – y su intención es incluir “todas las naciones, incluyendo a la temida Asiria” (Bartelt, 323).

“porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como cubren la mar las aguas” (v. 9b). La razón por la que no habrá daño ni destrucción (v. 9a) es que la tierra será llena del conocimiento del Señor. Ni la diplomacia humana ni la fuerza de las armas lograrán esta paz. El conocimiento del Señor y la paz que éste establece serán regalos de Dios.

ISAÍAS 11:10. EN AQUEL TIEMPO

10Y acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí,
la cual estará puesta por pendón á los pueblos,
será buscada de las gentes (
hebreo: goyim);
y su holganza será gloria (
hebreo: kabod).

“Y acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón á los pueblos” (v. 10a). Antes, Isaías habló del Señor alzando con enojo “pendón á gentes de lejos” para ejercer su juicio (5:26). Ahora la raíz de Isaí “juntará los desterrados de Israel… como pendón que reúne las naciones para que sus víctimas regresen a casa” (Goldingay, 85; véase también 11:12-13).

“será buscada de las gentes (goyim) (v. 10b). Las goyim son gentiles. Antes Isaías profetizó, “Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová… y nos enseñará en sus caminos” (2:3). Ahora vuelve de nuevo a ese tema.

“y su holganza será gloria (kabod) (v. 10c). El Antiguo Testamento tiene mucho que decir del kabodde Dios. El kabod de Dios (su magnificencia) era como un fuego devastador en el Monte de Sinaí (Éxodo 24:17). Moisés pidió ver el kabod de Dios, pero Dios se lo negó diciendo “no me verá hombre, y vivirá” (Éxodo 33:20). El kabod del Señor llenó el tabernáculo, pero Moisés no fue permitido verlo (Éxodo 40:34-35). El kabod del Señor también llenó el templo, haciendo imposible que los sacerdotes cumplieran con su trabajo (1 Reyes 8:10-11). Ahora, aprendemos que la vara de Isaí será kabod.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAFÍA:

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Copyright 2009, Richard Niell Donovan