PASAJE BÍBLICO

Hechos 16:16-34

RECURSOS PARA PREDICAR

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller


EXÉGESIS:

EL CONTEXTO:

Este es el Segundo Viaje de Misionero de Pablo (49-52 D.C.) relatado en Hechos 15:30 – 18:21. Pablo va acompañado por Silas (15:37-38) y después se les une el joven Marcos (16:1). Basado en los pasajes que aparecen en la forma de “nosotros” en 16:10-16, algunos creen que Lucas (autor de este libro) también es parte de este grupo.

En este viaje de misionero Pablo ha viajado de Jerusalén a Antioquia de Siria y después hacia el oeste cruzando el interior de Asia Menor (la actual Turquía). La visión de un hombre de Macedonia (la actual Grecia) causó que Pablo y Silas cruzaran el Mar Ageo para llegar hasta allí (16:9-12). De esta manera entró el Evangelio en el continente europeo por primera vez (Turquía está en Asia y Grecia en Europa).

El Sábado, Pablo y sus compañeros encontraron un lugar “de oración” en las afueras de Filipos (16:13). Allí encontraron a Lidia, una vendedora de púrpura, y bautizaron a su familia (16:11-15). Lidia (seguramente una mujer de alto estatus económico) les ofreció la hospitalidad de su hogar y ellos aceptaron (16:15).

A medida que continúa la historia, los discípulos permanecen en Filipos hasta el final de capítulo 16. El capítulo relata el encuentro de Pablo con Lidia, la negociante exitosa (16:11-15) y el encuentro con una muchacha esclava (16:16-18) – mujeres de extremos opuestos de la escala social y económica. También relata la conversión de un carcelero romano y los de su hogar (16:29-34), así mostrando la capacidad del Evangelio para llegar a los corazones de gente de todos estilos y capas de vida. Estos tres que reciben el ministerio de Pablo (Lidia, la esclava, y el carcelero romano) “representaban todos aquéllos a quienes los judíos odiaban – mujeres, esclavos, y gentiles” (Williams, 280).

HECHOS 16:16-18: UNA MUCHACHA NOS SALIÓ AL ENCUENTRO

16Y aconteció, que yendo nosotros á la oración, una muchacha que tenía espíritu pitónico (griego:pneuma pythona – un espíritu de pitón), nos salió al encuentro, la cual daba grande ganancia á sus amos adivinando (griego: manteuomene – profetizando). 17Esta, siguiendo á Pablo y á nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Alto, los cuales os anuncian el camino de salud. 18Y esto hacía por muchos días; mas desagradando á Pablo, se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en la misma hora.

Esta historia tiene paralelos con otras tres historias de Jesús exorcizando:

• El hombre con el espíritu inmundo (Marcos 1:21-28; Lucas 4:31-37).
• El endemoniado gergeseno (Mateo 8:28-34; Marcos 5:1-20; Lucas 8:26-39).
• La hija de la mujer siro-fenicia (Mateo 15:21-28; Marcos 7:24-30).

“Y aconteció, que yendo nosotros á la oración” (v. 16a). Este lugar de oración parece ser el mismo donde antes encontraron a Lidia (16:13). Lucas no dice si es un sábado.

“una muchacha que tenía espíritu pitónico ( pneuma pythona – un espíritu de pitón), nos salió al encuentro” (v. 16b). Este pasaje es uno de varios en el Libro de Hechos con el pronombre “nosotros” (véase también 16:10-15; 20:5-8, 13-15; 21:1-18; 27:1 – 28:16). Ya que Lucas escribió el Libro de Hechos, muchos piensan que aquí Lucas se une a Pablo y a sus compañeros (Silas y Timoteo).

“Si Lidia venía de la capa social más alta, esta muchacha venía de la más baja” (Barclay, 124). Lidia prosperaba económicamente y era una mujer independiente. Esta muchacha no es ni próspera ni independiente. Sus dueños dictan sus acciones y se quedan con cualquier dinero que ella pueda recaudar.

“que tenía espíritu pitónico (pneuma pythona – un espíritu de pitón) (v. 16b). En mitología griega, la gran serpiente Pitón, “vivía en una cueva cerca de Delphi… y guardaba el oráculo allí” (Encarta). Gente creía que este oráculo proveía a los humanos sabiduría inspirada por las divinidades. Por eso, los griegos asociaban el pitón con inspiración divina.

Cuando Lucas dice que esta muchacha tiene un pneuma pythona – espíritu de pitón – significa que gente piensa que ella puede comunicarse con fuerzas divinas y así ganar sabiduría y recibir consejos – es decir, que es una intermediaria entre los humanos y las fuerzas divinas.

“la cual daba grande ganancia á sus amos adivinando” (manteuomene – profetizando) (v. 16d). Al relatar esto, Lucas encuentra dos problemas. Primero, los dueños de la niña la han esclavizado para enriquecerse a sí mismos. Segundo, las fuerzas espirituales a las que esta muchacha tiene acceso son espíritus endemoniados.

En el mundo hoy existen muchas formas de esclavitud. Los que negocian con sexo y pornografía a menudo usan niños esclavizados, varones y hembras, para cumplir sus propósitos. En algunos casos raptan a los niños. En otros, pueden comprarlos por poco dinero de padres empobrecidos – muchas veces bajo falsas pretensiones. En naciones dañadas por la guerra, rebeldes a menudo capturan niños y los convierten en máquinas de matanza. Muchas veces, naciones del Medio Oriente importan mujeres trabajadoras cuyos contratos legales incluyen algún tipo de servidumbre por cierta cantidad de tiempo. Lamentablemente, quien piense que la esclavitud terminó con la Guerra Civil Americana está muy equivocado.

“Esta, siguiendo á Pablo y á nosotros” (v. 17a). Este “nosotros” es el último que aparece en Hechos, hasta llegar a 10:6. Esto nos hace preguntar si Lucas se ha separado de ellos en este momento.

“Estos hombres son siervos del Dios Alto” (v. 17b). Esta mujer, esclava de espíritus endemoniados y hombres malvados, reconoce que Pablo y sus compañeros sirven al Dios Más Alto.

Pablo estaría de acuerdo con esa descripción. En su Epístola a los Romanos, se presenta a si mismo como “Pablo, siervo (griego: doulos) de Jesucristo” (Romanos 1:1). La palabra griega doulos significa siervo o esclavo. Pablo dice, “sois siervos de aquel á quien obedecéis, ó del pecado para muerte, ó de la obediencia para justicia” (Romanos 6:16). Nos pide que “para santidad presentéis vuestros miembros á servir á la justicia” (Romanos 6:19). Dice, “Porque el que en el Señor es llamado siendo siervo, liberto es del Señor: asimismo también el que es llamado siendo libre, siervo es de Cristo” (1 Corintios 7:22). Explica, “Por lo cual, siendo libre para con todos, me he hecho siervo de todos por ganar á más” (1 Corintios 9:19).

los cuales os anuncian el camino de salud” (v. 17c). Esto es exactamente lo que Pablo y sus compañeros han venido a hacer. Esta muchacha “presenta con ironía el tema de predicación que la conversión del carcelero filipense presentará más adelante (vv. 30-31)” (Wall).

“Y esto hacía por muchos días; mas desagradando á Pablo, se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en la misma hora” (v. 18). El testimonio de esta muchacha es verídico, pero puede ser malinterpretado por aquéllos que no saben nada de Pablo o del Dios que representa. Siendo griegos, asociarían el “Dios Más Alto” con Zeus.

“Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella” (v. 18b). Esto se parece mucho a la orden que Jesús le dio al demonio “Enmudece, y sal de él” (Lucas 4:35).

“Y salió en la misma hora” (v. 18c). Antes, cuando Jesús exorcizó el espíritu inmundo, el demonio“salió de él, y no le hizo daño alguno” (Lucas 4:35) – igual que este demonio deja a esta niña esclava (v. 18c).

Este exorcismo muestra el poder que Dios tiene sobre espíritus endemoniados.

HECHOS 16:19-24: SUS AMOS PRENDIERON Á PABLO Y Á SILAS

19Y viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron á Pablo y á Silas, y los trajeron al foro (griego: agoran), a la autoridad (griego: archontas); 20Y presentándolos á los magistrados(griego: strategois), dijeron: Estos hombres, siendo Judíos, alborotan nuestra ciudad, 21Y predican ritos, los cuales no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos Romanos. 22Y agolpóse el pueblo contra ellos: y los magistrados rompiéndoles sus ropas, les mandaron azotar con varas. 23Y después que los hubieron herido de muchos azotes, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con diligencia: 24El cual, recibido este mandamiento, los metió en la cárcel de más adentro; y les apretó los pies en el cepo.

“Y viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron á Pablo y á Silas, y los trajeron al foro (agoran), a las autoridades” (archontas) (v. 19). Para sus amos, la esclava no es más que una manera de ganar dinero. Al ver que Pablo y Silas han destruido su capacidad de traerles ingresos, se proponen destruir a Pablo y a Silas. Timoteo y Lucas no parecen estar involucrados en este momento.

“al foro” (agoran) (v. 19b). El agora era la plaza pública en el centro de la ciudad. Mercaderes tendrían allí sus puestos, pero también sería el lugar donde autoridades llevaban a cabo los juicios públicos.

“Y presentándolos á los magistrados” (strategois) (v. 20a). Los amos de la esclava son los que llevan a Pablo y a Silas ante los strategois.

¿Son los magistrados (strategois) de este versículo las mismas autoridades (archontas) de versículo 19? No podemos estar seguros. Los strategois serían una autoridad más alta. Seguramente son duumvirs, una palabra que viene de la palabra romana duo (dos) y vir (hombre). Los duumvirs serían dos hombres nombrados por Roma para administrar los asuntos civiles de la ciudad.

“Estos hombres, siendo Judíos, alborotan nuestra ciudad” (v. 20b). Igual que cuando Jesús fue juzgado, estos acusadores evitan hacer una acusación honesta. No dicen nada de que Pablo y Silas hayan arruinado su pequeño negocio. En vez, tal como hicieron los que acusaron a Jesús, inventan cargos falsos para facilitar un veredicto de culpable. Acusan a Pablo y a Silas de crear disturbios públicos – una acusación que las autoridades debían tomar en serio – ningún oficial civil podría tolerar un disturbio público.

“siendo Judíos” (v. 20b). También acusan a Pablo y a Silas de ser judíos, lo cual es verdad. No es ilegal ser judío, pero estos acusadores esperan encontrar sentimientos anti-semíticos entre los oficiales y la multitud.

La gente no les acusa a Pablo y a Silas de ser cristianos. Acaban de empezar a predicar en Macedonia (Grecia) y la mayoría de la gente no tiene ninguna idea de que son cristianos o de lo que eso significa.

“Y predican ritos, los cuales no nos es lícito recibir ni hacer” (v. 21a). Los que acusan a Pablo no especifican si los ritos que predica son ilegales. Si pueden hacer una acusación general como ésta, será necesario que defiendan sus acusaciones en más detalle. Podrían acusarles de convencer a la gente a unirse a una secta no reconocida por el gobierno romano pero, a esas alturas, las autoridades no solían perseguir a la gente por esa razón.

“pues somos Romanos” (v. 21b). En el versículo anterior, los acusadores (los amos de la niña esclava) identifican a Pablo y a Silas como judíos. Ahora se identifican a si mismos como romanos – un estatus que disfrutan por ser ciudadanos de Filipos, colonia romana. Con la ciudadanía romana vienen ciertos privilegios y es algo muy respetado. Al hablar de Pablo y Silas como judíos y de si mismos como romanos, los acusadores tratan de presentar una situación de bueno contra mano – siendo ellos los buenos.

Lo que no saben los acusadores, pero que Pablo revelará más adelante (v. 37), es que él y Silas también son ciudadanos romanos. “Se desconoce el origen de la ciudadanía romana de Pablo, y solo se puede especular que uno de sus antepasados la hubiera recibido de uno de los grandes romanos que visitó o benefició a la ciudad, fuera Pompeyo, Cesar, Antonio, o Augusto” (Hemer, 735).

“Y agolpóse el pueblo contra ellos: y los magistrados rompiéndoles sus ropas, les mandaron azotar con varas” (v. 22). Esto se parece a la situación que enfrentó Jesús, cuando la multitud exigió que fuera castigado y las autoridades cedieron ante las demandas de la multitud (Lucas 23).

En estas situaciones, los magistrados deben arrestar al acusado y preparar un juicio donde puedan oír las acusaciones y sopesar las pruebas. Este procedimiento está diseñado, en parte, para separar el proceso de la multitud y para ofrecerle al acusado un juicio justo ante jueces imparciales. No obstante, estos magistrados no siguen el procedimiento apropiado y, en vez, ceden ante las demandas de la multitud para un castigo inmediato.

“les mandaron azotar con varas” (v. 22c). Azotar a los prisioneros con varas rígidas es una alternativa en lugar de azotarles con látigos flexibles. Más adelante, Pablo reclamará haber sido azotado con varas tres veces (2 Corintios 11:25), pero no tenemos relatos de las otras dos ocasiones.

“Y después que los hubieron herido de muchos azotes, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con diligencia” (v. 23). Típicamente, las autoridades encarcelarían a aquéllos que primero hubieran sido azotados. La nota de mandar al carcelero que “los guardase con diligencia” nos prepara la escena que viene después en la que un terremoto les libera.

“El cual, recibido este mandamiento, los metió en la cárcel de más adentro; y les apretó los pies en el cepo” (v. 24). El carcelero, habiendo recibido órdenes de cuidarles con diligencia, les pone en la celda más adentrada en el centro de la prisión – seguramente se parece más a un calabozo. No habría ninguna luz por la noche y poca luz durante el día. Se le daría poca importancia a la limpieza o la ventilación, y el hedor sería horrible. Espaldas que habían sido azotadas quedaban propensas a la infección. Pies amarrados a cepos añadirían a la incomodidad física. Sin poder cambiar de postura, los prisioneros estarían más incomodos por minuto. Es difícil imaginar un lugar más terrible.

HECHOS 16:25-34: FUE HECHO DE REPENTE UN GRAN TERREMOTO

25Mas á media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos á Dios: y los que estaban presos los oían.26Entonces fue hecho de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se movían; y luego todas las puertas se abrieron, y las prisiones de todos soltaron. 27Y despertado el carcelero, como vio abiertas las puertas de la cárcel, sacando la espada se quería matar, pensando que los presos se habían huido. 28Mas Pablo clamó á gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal; que todos estamos aquí. 29El entonces pidiendo luz, entró dentro, y temblando, derribóse á los pies de Pablo y de Silas; 30Y sacándolos fuera, le dice: Señores, ¿qué es menester que yo haga para ser salvo? 31Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú, y tu casa. 32Y le hablaron la palabra del Señor, y á todos los que están en su casa. 33Y tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó los azotes; y se bautizó luego él, y todos los suyos. 34Y llevándolos á su casa, les puso la mesa: y se gozó de que con toda su casa había creído á Dios.

“Mas á media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos á Dios” (v. 25a). A la medianoche, la oscuridad cubriría todo. Lucas no nos dice el contenido de sus oraciones, pero los himnos cantados revelan que Pablo y Silas no se portan como prisioneros deprimidos o derrotados. Es probable que sus oraciones sean cantos de alabanza y peticiones para recibir la orientación de Dios, y no rezos para su liberación.

“y los que estaban presos los oían” (v. 25b). Seguramente, algunos de estos presos han pasado muchos días en este horrible lugar, y ésta sería la primera vez que han oído a alguien orar y cantar himnos. Las acciones de Pablo y Silas, por lo tanto, son un testimonio poderoso para los demás prisioneros.

“Entonces fue hecho de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se movían” (v. 26a). Filipos está en una zona de actividad sísmica. Por eso, un terremoto allí no sería nada raro – no obstante, un terremoto así de violento no sería normal.

“y luego todas las puertas se abrieron, y las prisiones de todos soltaron” (v. 26b). Este es el momento. Utilizando un terremoto para lograr sus propósitos, Dios abre las puertas de la cárcel y rompe las cadenas de los prisioneros para que Pablo y Silas puedan escapar.

Lucas nos ha contado de dos ocasiones pasadas cuando Dios abrió las puertas de una prisión y permitió escapar a los discípulos. En el primer caso, Pedro y otros discípulos estaban sanando gran número de personas en el templo cuando el príncipe de los sacerdotes les arrestó y encarceló en la cárcel pública. “Mas el ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo: Id, y estando en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida” (5:19-20).

En el segundo caso, Herodes arrestó a Pedro y le entregó “á cuatro cuaterniones de soldados que le guardasen” (12:4) – una medida de seguridad extrema. Sin embargo, aunque Pedro estaba encadenado y dormía entre dos soldados, un ángel le liberó (12:6-11).

Estas historias sirven para demostrar que hasta los hombres más poderosos, que utilizan todo lo que tienen a su alcance para apagar el Evangelio, no pueden derrotar aquéllos que Dios ha enviado a predicar el Evangelio.

Y despertado el carcelero, como vio abiertas las puertas de la cárcel, sacando la espada se quería matar, pensando que los presos se habían huido” (v. 27). Puede parecer extraño que el carcelero no examinase las celdas con cuidado antes de optar por el suicidio, pero gente bajo mucha presión a menudo se deja llevar por el pánico – y este carcelero era preso del pánico. Cuando el ángel liberó a Pedro de su prisión en el caso anterior, Herodes ejecutó a sus guardas por haber descuidado su obligación (12:19). En este caso, el carcelero sabe que le quitarán la vida si un solo prisionero se ha escapado – y todas las puertas de la prisión están abiertas. Entonces, lo más probable es que más de uno se haya escapado.

Hay otra razón por que el carcelero contemplaría el suicidio. No solo puede morir si un prisionero se ha escapado, pero también sería humillado por sus compañeros, quienes llevarían a cabo su ejecución. Muchas veces, el miedo a la humillación es un factor significante en el suicidio.

“Mas Pablo clamó á gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal; que todos estamos aquí” (v. 28). No solo han permanecido en la prisión Pablo y Silas, pero los otros prisioneros también. Quizá Dios hiciera que los demás prisioneros demoraran su escape. Quizá Pablo y Silas les convencieran de quedarse.

Pablo entiende la presión que le abruma al carcelero y la posibilidad de que éste se suicide. Por eso, Pablo le llama para comunicarle que todos los prisioneros todavía están allí. El milagro que Dios ha obrado no es solo para liberar a Pablo y a Silas, pero también para liberar a su carcelero.

“El entonces pidiendo luz, entró dentro, y temblando, derribóse á los pies de Pablo y de Silas”(v. 29). El carcelero se da cuenta de que Pablo le ha salvado la vida y por eso cae a sus pies ante ellos – en señal de obediencia.

“Y sacándolos fuera” (v. 30a). Un manuscrito más pequeño (conocido como el texto occidental de Hechos), dice que el carcelero volvió a encadenar a los demás prisioneros antes de sacar fuera a Pablo y a Silas, pero manuscritos mejores no dicen nada de esto.

“Señores, ¿qué es menester que yo haga para ser salvo?” (v. 30b). El pánico del carcelero y su alivio al descubrir que los prisioneros no se han escapado le ha abierto a escuchar lo que tienen que decir Pablo y Silas, a quienes seguramente considera sus salvadores.

La pregunta del carcelero nos recuerda a la reacción del pueblo ante el sermón de Pedro en Pentecostés, cuando preguntaron, “hermanos, ¿qué haremos?” (2:37). La pregunta del carcelero se puede entender de dos maneras. Podría estar preguntando qué debe hacer para no ser ejecutado por las autoridades. Pero, como veremos en el próximo versículo, Pablo y Silas interpretan la pregunta del carcelero de otra manera, teniendo que ver con su salvación eterna.

“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (v. 31a). Pablo y Silas aprovechan la pregunta del carcelero para proclamarle el Evangelio. Seguramente, este versículo resume una proclamación más larga. Se parece a la fórmula de salvación que Pedro predicó en Pentecostés, “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (2:38).

“tú, y tu casa” (v. 31b). Pablo y Silas le dejan claro al carcelero que los de su casa también pueden disfrutar de la misma salvación que le ofrecen a él.

“Y le hablaron la palabra del Señor, y á todos los que están en su casa” (v. 32). La proclamación del Evangelio continúa. Ahora ante el carcelero y “á todos los que están en su casa” – su familia y seguramente sus esclavos también.

Lucas ya nos ha hablado del bautizo de Cornelio y de todos los que estaban con él (10:44-48) y de Lidia y los de su casa (16:15).

“Y tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó los azotes; y se bautizó luego él, y todos los suyos” (v. 33). El carcelero demuestra su nueva fe al cuidar de sus heridas y al ser bautizado. Su familia también es bautizada ya que, según la tradición, la cabeza de familia puede tomar una decisión que toda su familia debe seguir.

Crysostom dijo de este incidente: “Él (el carcelero) lavó y fue lavado. Les lavó sus heridas, y se lavó de sus pecados” (citado en Bruce, 318).

“Y llevándolos á su casa, les puso la mesa: y se gozó de que con toda su casa había creído á Dios” (v. 34). Como antes ocurrió con Lidia (v. 15), estos nuevos conversos les extienden verdadera hospitalidad a Pablo y a Silas.

HECHOS 16:35-40: EPILOGO

A medida que la historia prosigue hasta el final de capítulo 16, la mañana siguiente los magistrados mandan palabra al carcelero diciéndole que debe soltar a Pablo y a Silas. Cuando el carcelero les comunica esta información a Pablo y a Silas, Pablo dice, “Azotados públicamente sin ser condenados, siendo hombres Romanos, nos echaron en la cárcel; y ¿ahora nos echan encubiertamente? No, de cierto, sino vengan ellos y sáquennos” (v. 37).

Esto causa temor en los corazones de los magistrados, ya que no tenían la autoridad para azotar y encarcelar ciudadanos romanos sin el debido proceso legal. Los magistrados vienen a la cárcel para pedir perdón, y después les piden a Pablo y a Silas que abandonen la ciudad. Pablo y Silas visitan la casa de Lidia para alentar a los creyentes, y después se van de la ciudad.

“Surge un tema que se repite en los Hechos de Lucas. Cuando el Evangelio encuentra resistencia, como el ser encarcelado por las autoridades, esta resistencia va seguida por la vindicación. Lo más severa la resistencia, lo más espectacular la vindicación.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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