PASAJE BÍBLICO

Génesis 37:1-4, 12-28

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

GÉNESIS 29-50: EL CONTEXTO

El trasfondo de esta historia comienza con el gran amor que Jacob siente por Rachêl – y el engaño de Labán – el matrimonio de Jacob a Lea y Rachêl – los regalos de boda de Labán a sus hijas, las siervas Zilpa y Bilha – y Jacob teniendo hijos con las cuatro mujeres (capítulos 29-30). Los hijos de Jacob por sus esposas respectivas eran:

LEA, primera esposa de Jacob, dio luz a Rubén (primer nacido de Jacob), Simeón, Leví, Judá, Issachâr, Zabulón, y Dina.

ZILPA, sierva de Lea, dio luz a Gad y Aser.

RACHEL, el verdadero amor de Jacob, dio luz a José y Benjamín. Murió durante el parto de Benjamín.

BILHA, criada de Rachêl, dio luz a Dan y Nephtalí.

En casos como este, siempre existe tensión entre las mujeres que compiten por la atención del hombre, y esa tensión se puede transferir directamente a los hijos. Como veremos más adelante (v. 2b), hay bastante tensión en esta historia.

La historia de José comienza en capítulo 37 y continúa hasta su muerte en capítulo 50. Capítulo 38 retrocede para contarnos la historia de Judá y Tamar. La historia de José entonces continúa con su venta a Potiphar, la traición de la esposa de Potiphar, y el encarcelamiento de José (capítulo 39). Continúa con los sueños de los compañeros de cárcel de José y su capacidad para interpretar esos sueños (capítulo 40) – la interpretación del sueño del Faraón y su subida al poder (capítulo 41) – las visitas de los hermanos de José a Egipto (capítulos 42-44) – la revelación de José a sus hermanos (capítulo 45) – Jacob llevando su familia a Egipto (46:1 – 47:12) – el hambre en Egipto (47:13-26) – las preparaciones de Jacob para la muerte (47:27-31) – la bendición de Jacob sobre los hijos de José (capítulo 48) – las últimas palabras de Jacob y su muerte (capítulo 49) – y José perdonando a sus hermanos y su muerte (capítulo 50).

Lo que tenemos en la lectura de esta semana es, por lo tanto, solo el principio de un largo relato de la providencia de Dios. A través de José, un hombre joven e imperfecto, Dios escoge salvar a Jacob y su familia – y así preparar la escena para el fundar de la nación de Israel. También es una historia de Dios redimiendo a su pueblo – una historia que habría tranquilizado a los israelitas durante sus muchas dificultades – y una historia que debe tranquilizarnos a nosotros en momentos difíciles. Nos dice que Dios funciona por detrás del escenario, amoldando las vidas de su pueblo (y nosotros somos, a fin de cuentas, su pueblo) – y así amoldando la historia. Cuando la noche es más oscura, esta historia nos recuerda de la promesa del amanecer.

GÉNESIS 37:1-4: ESTAS FUERON LAS GENERACIONES (TOLEDOT) DE JACOB

1Y habitó Jacob en la tierra donde peregrinó su padre, en la tierra de Canaán. 2Estas fueron las generaciones (hebreo: toledot) de Jacob.

José, siendo de edad de diez y siete años apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha, y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre: y noticiaba José á su padre la mala fama de ellos. 3Y amaba Israel á José más que á todos sus hijos, porque le había tenido en su vejez: y le hizo una ropa de diversos colores. 4Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que á todos sus hermanos, aborrecíanle, y no le podían hablar pacíficamente.

“Y habitó Jacob en la tierra donde peregrinó su padre, en la tierra de Canaán” (v. 1). A causa del hambre, Isaac asentó en Gerar, una ciudad cerca de Gasa, en el extremo sur de Canaán (26:1-6; véase también 10:19). Más adelante, se mudó a Beer-seba, algunas millas al este de Gerar (26:23). Pasó el resto de su vida en esta zona.

“Estas fueron las generaciones (toledot) de Jacob” (v. 2a). La palabra toledot ocurre varias veces en Génesis, y en cada ocasión presenta una gran figura (Adam, 5:1; Noé, 6:9; Sem, 11:10; Thare, 11:27; Ismael, 25:12; Isaac, 12:19; y Esaú, 36:1) e inicia la transición a un nuevo capítulo en la vida hebrea.

Este versículo habla del toledot de Jacob, pero verdaderamente presenta la historia de José, que será la figura principal de este momento en adelante.

“José, siendo de edad de diez y siete años apacentaba las ovejas con sus hermanos” (v. 2b). José era el onceavo de los doce hijos de Jacob (solo Benjamín era menor, 35:16-20). La mención de “edad de diez y siete años” hace pensar en dos cosas. Primero, diez y siete es una edad equivalente al segundo año de estudios (una edad a la que se refiere como “tonto sabio”). Chicos de diez y siete años suelen pensar que lo saben todo. Como veremos, así es como los hermanos de José lo experimentan. Segundo, siendo el más joven de los hermanos cuidando este rebaño, claramente, José es un compañero menor – el tipo de joven a quien se espera ver y no oír.

Hermanos mayores suelen proteger a sus hermanos menores, pero solo si los hermanos menores reconocen su estatus subordinado. En este caso, José se muestra bastante indiscreto.

“y el joven estaba con los hijos de Bilha, y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre” (v. 2c). Como se anota arriba, Bilha era sierva de Rachêl y Zilpa era sierva de Lea. Bilha era madre de Dan y Neptalí. Zilpa era madre de Gad y Aser. Aunque cada uno de estos cuatro hijos engendrará una tribu de Israel, ninguna de estas tribus será particularmente distinguida (con la excepción que Jesús se criará en Nazarea en la tierra de Neptalí).

Jacob amaba a Rachêl (29:18). Se casó con Lea primero como resultado de la traición de Labán, pero siguió amando a Rachêl más que a Lea (29:21-30). Esto le causó gran dolor a Lea (29:32). La capacidad de Lea de tener hijos causó que Rachêl tuviera muchos celos de Lea (30:1). No sabemos si Jacob amaba a Bilha y a Zilpa más que a Lea, pero claramente las amaba menos que a Rachêl. Esta familia está llena de celos y luchas. Es de esperar que los hijos de Bilha y Zilpa tengan poco uso para su hermano menor, José el favorecido.

“y noticiaba José á su padre la mala fama de ellos” (v. 2d). No sabemos ningún detalle de este reporte. No sabemos si José acusó a sus hermanos de ser malos pastores – o de gastar dinero – o de jugueteo con mujeres jóvenes de tribus vecinas. Tampoco sabemos si su reporte es merecido. Si José hubiera observado verdadera maleficencia por parte de sus hermanos, seguramente era su obligación reportarlo a Jacob. No obstante, a causa de su inmadurez y falta de sensibilidad (que pronto se manifestará cuando relate sus sueños a sus hermanos), es posible – quizá probable – que su reporte exagere cualquier falta que pudiera haber observado.

Merecido su mal reporte o no, podemos estar seguros de que los hermanos de José le consideren un chivato y un fastidio.

“Y amaba Israel á José más que á todos sus hijos” (v. 3a). Jacob e Israel son dos nombres para el mismo hombre, y los dos nombres se intercambian en este relato.

• Jacob era el nombre que recibió al nacer (25:26), y significa “agarra el tobillo.” Jacob era el gemelo de Esaú y el segundo en nacer (dándole a Esaú la ventaja que reciben los primogénitos), pero Jacob salió del seno de su madre agarrando el tobillo de su hermano – mostrando su ambición.

• Dios le dio el nombre Israel después de luchar con él en Peniel. Dios dijo, “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel: porque has peleado con Dios y con los hombres, y has vencido” (32:28).

Jacob amaba a José porque era hijo de su querida Rachêl. Rachêl tuvo otro hijo, Benjamín, pero murió durante su parto (35:16-18). Eso seguramente explica por qué Jacob amaba a José más que a Benjamín.

“porque le había tenido en su vejez” (v. 3b). Como se anota arriba, José era el onceavo de los doce hijos de Jacob. Solo Benjamín era más pequeño. Hermanos menores suelen recibir menos disciplina que los mayores y a menudo son favorecidos.

“y le hizo una ropa de diversos colores” (hebreo: ketonet passim) (v. 3c). La KJV traduce ketonet passim, “una capa de muchos colores,” y desde entonces esta traducción ha quedado impresionada en nuestras mentes. La traducción se basaba en el LXX (el Septuagésimo – la versión griega de las escrituras hebreas) y el Vulgate (la traducción latina que tomó su ejemplo del LXX). Sabemos que unketonet es una larga capa con mangas. El significado de passin es incierto en este contexto.

Lo que sabemos de esta capa se deriva más por el contexto que por un estudio de la palabra hebrea. El contexto deja claro que se trata de una capa especial – una capa que muestra el amor especial que Jacob siente por José y el alto estatus que José disfruta con su padre. Seguramente se trata de una capa elegante, inadecuada para el trabajo manual que sus hermanos están haciendo. Aunque por costumbre Jacob está obligado a darle a Rubén, su primer nacido, cierta cantidad de su herencia y una bendición, esta capa muestra su verdadero afecto.

Jacob debe darse cuenta del posible desastre que su favoritismo puede crear. Su propio padre amaba más a Esaú y su madre le amaba más a él – y el favoritismo de los padres contribuyó a la tensión en la familia.

“Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que á todos sus hermanos, aborrecíanle”(v. 4a). Los hermanos también tenían otros motivos por los que odiar a José. Había hablado mal de ellos con Jacob. Jacob le había dado a José una ropa especial. Como pronto veremos, José tendrá dos sueños que sugieren que regirá sobre sus hermanos (vv. 5-11). Pero su odio se puede trazar a una sola fuente – el favoritismo de Jacob por José.

El hecho que sus hermanos odien a José se repite en versículos 5 y 8. Verdaderamente le odian.

“y no le podían hablar pacíficamente” (hebreo: salom) (v. 4b). Mientras los hermanos odien a José, no puede haber paz en esta familia.

GÉNESIS 37:5-11: Y SOÑÓ JOSÉ UN SUEÑO

5Y soñó José un sueño y contólo á sus hermanos; y ellos vinieron á aborrecerle más todavía. 6Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado: 7He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba, y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor, y se inclinaban al mío. 8Y respondiéronle sus hermanos: ¿Has de reinar tú sobre nosotros, ó te has de enseñorear sobre nosotros? Y le aborrecieron aún más á causa de sus sueños y de sus palabras.

9Y soñó aún otro sueño, y contólo á sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban á mí. 10Y contólo á su padre y á sus hermanos: y su padre le reprendió, y díjole: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Hemos de venir yo y tu madre, y tus hermanos, á inclinarnos á ti á tierra? 11Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre paraba la consideración en ello.

Estos versículos no están incluidos en la lectura del leccionario, pero el pastor debe conocerlos. Si el sermón se basa en la historia de José, sería recomendable incluir estos versículos en la lectura.

En el primer sueño de José, ve once manojos inclinándose al suyo. El simbolismo es obvio, y sus hermanos comprenden inmediatamente. Los manojos representan los once hermanos de José y el manojo en pie es José. El sueño muestra a los hermanos (mayores y más maduros) inclinándose hacia el jovencito de José. Cuando José relata este sueño a sus hermanos, están asombrados y ofendidos.

En su segundo sueño, José ve el sol, la luna, y once estrellas inclinándose hacia su estrella. De nuevo el simbolismo es obvio. El sol y la luna representan Jacob y Lea (Rachêl ya había muerto), y las once estrellas representan los once hermanos. El sueño, entonces, muestra la constelación familiar inclinándose hacia José.

José describe este sueño a sus hermanos y también a Jacob. Jacob, que ama a José más que a todos sus otros hijos, también queda profundamente ofendido por el sueño de José. Le regaña por sugerir que él (Jacob) tendría que inclinarse ante José. (No hay ningún relato que describa a Jacob inclinándose ante José, pero cuando éste suba al poder en Egipto, claramente tendrá el poder de vida o muerte sobre la vida de Jacob y las de sus hermanos).

GÉNESIS 37:12-14a: VE AHORA, MIRA CÓMO ESTÁN TUS HERMANOS

12Y fueron sus hermanos á apacentar las ovejas de su padre en Sichêm. 13Y dijo Israel á José: Tus hermanos apacientan las ovejas en Sichêm: ven, y te enviaré á ellos. Y él respondió: Heme aquí. 14aY él le dijo: Ve ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la respuesta. Y enviólo del valle de Hebrón.

“Y fueron sus hermanos á apacentar las ovejas de su padre en Sichêm” (v. 12). Como veremos en versículo 14, Jacob y José están cerca de Hebrón, aproximadamente a unas 34 millas (55 kilómetros) al sur de Sichêm. Entonces, José tendrá que viajar hacia el norte por lo menos un día – quizá dos.

Cuando huía de Labán, en regreso a Gerar/Beer-seba, Jacob pasó por la ciudad de Sichêm. Mientras estaba allí, un joven llamado Sichêm violó a Dina, la única hija de Jacob. Sichêm amaba a Dina y quería casarse con ella, y el padre de Sichêm, Hamor, habló con Jacob para convencerle de permitir que Sichêm se casara con Dina. Los hijos de Jacob estuvieron de acuerdo con tal que “se circuncide entre vosotros todo varón” (34:15). Hamor y Sichêm cumplieron con ese requisito, pero los hijos de Jacob no tenían ninguna intención de cumplir con el acuerdo. Mientras los hombres de Sichêm estaban aún doloridos por la circuncisión, Simeón y Leví mataron a todos los hombres de Sichêm y los otros hijos de Jacob se unieron a Simeón y Leví, saqueando la ciudad de Sichêm (capítulo 34).

Entonces parece extraño que los hijos de Jacob estén con el rebaño de su padre cerca de Sichêm, ya que existiría animosidad contra ellos allí.

“Y dijo Israel á José: Tus hermanos apacientan las ovejas en Sichêm: ven, y te enviaré á ellos”(v. 13a). Aparentemente, Jacob no está enterado del odio que los hermanos mayores tienen por José – o, si está enterado, no puede imaginar que los hermanos mayores le hagan daño. Si lo supiera, Jacob nunca pondría a José en una situación peligrosa.

“Y él respondió: Heme aquí” (v. 13b). José está tan poco enterado del peligro como Jacob.

“Y él le dijo: Ve ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la respuesta. Y enviólo del valle de Hebrón” (v. 14a). Quizá Jacob considere esto un repaso rutinario – o puede estar preocupado de que la población de Sichêm se revele contra sus hijos.

GÉNESIS 37:14b-17: ENTONCES JOSÉ FUE TRAS DE SUS HERMANOS

14bY llegó á Sichêm. 15Y hallólo un hombre, andando él perdido por el campo, y preguntóle aquel hombre, diciendo: ¿Qué buscas? 16Y él respondió: Busco á mis hermanos: ruégote que me muestres dónde pastan. 17Y aquel hombre respondió: Ya se han ido de aquí; yo les oí decir: Vamos á Dothán. Entonces José fue tras de sus hermanos, y hallólos en Dothán.

“Y llegó á Sichêm. Y hallólo un hombre, andando él perdido por el campo, y preguntóle aquel hombre, diciendo: ¿Qué buscas?” (vv. 14b-15). Cuando José llega a Sichêm, no encuentra a sus hermanos por ninguna parte.

No sabemos quien es este hombre misterioso. Tradición judía lo considera un ángel (Mathews, 695). En cualquier caso, el hombre misterioso inicia la conversación.

“Busco á mis hermanos: ruégote que me muestres dónde pastan” (v. 16). José explica su situación – la misión que Jacob le asignó – y pide ayuda para encontrar a sus hermanos.

“Y aquel hombre respondió: Ya se han ido de aquí; yo les oí decir: Vamos á Dothán. Entonces José fue tras de sus hermanos, y hallólos en Dothán” (v. 17). El hombre misterioso (o el ángel) le dice a José que sus hermanos han ido a Dothán, un pueblo a unas 14 millas (22 kilómetros) al norte de Sichêm. Esto requiere que Jacob se aleje aún más de su hogar – aproximadamente 48 millas (77 kilómetros) de Hebrón.

GÉNESIS 37:18-24: AQUÍ VIENE EL SOÑADOR

18Y como ellos lo vieron de lejos, antes que cerca de ellos llegara, proyectaron contra él para matarle. 19Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador; 20Ahora pues, venid, y matémoslo y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia le devoró: y veremos qué serán sus sueños. 21Y como Rubén oyó esto, librólo de sus manos y dijo: No lo matemos. 22Y díjoles Rubén: No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver á su padre. 23Y sucedió que, cuando llegó José á sus hermanos, ellos hicieron desnudar á José su ropa, la ropa de colores que tenía sobre sí; 24Y tomáronlo, y echáronle en la cisterna; mas la cisterna estaba vacía, no había en ella agua.

“Y como ellos lo vieron de lejos” (v. 18a). ¿Cómo lo reconocen de lo lejos? Es casi seguro que es por su capa distintiva. No es ropa que lleva un pastor común y corriente.

“antes que cerca de ellos llegara, proyectaron contra él para matarle” (v. 18b). Los hermanos toman la decisión como grupo. No oiremos disentimiento hasta versículo 21 cuando Rubén se da cuenta del complot. Rápidamente decide matar a José. Seguramente, un hermano sugiere matarle y los demás concuerdan rápidamente. El hecho que decidan tomar una acción tan extrema sin disentimiento demuestra la gran animosidad que sienten por José.

“Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador” (v. 19). Una traducción literal es “amo de sueños.”

“Ahora pues, venid, y matémoslo y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia le devoró” (v. 20a). Los hermanos lo llevan un paso más allá – desarrollan un plan para cumplir con el asesinato. Deciden matar a José, echarle a una cisterna, y decir que un animal salvaje le devoró. Parece un plan seguro – dando por hecho que los hermanos puedan mantenerse en silencio.

“y veremos qué serán sus sueños” (v. 20b). No es solo el soñador al que quieren matar, sino también sus sueños. El sueño señala hacia un futuro que no desean, pero el sueño no se podría hacerse realidad si José estuviera muerto.

“Y como Rubén oyó esto, librólo de sus manos y dijo: No lo matemos” (v. 21). Rubén es el hermano mayor y, por lo tanto, es responsable por el bienestar de sus hermanos menores ante Jacob – también es responsable por sus acciones. Rubén es el que tendría que darle a Jacob la noticia de la muerte de José. Rubén es el que tendría que explicar lo ocurrido. Rubén es el que tendría que explicarle a Jacob porque ninguno de los hermanos hubiera podido salvar a José. Rubén es el que tendría que ayudar a Jacob a preparar el funeral. Rubén es el que tendría que apoyar a Jacob en su pena. Por todo esto, no es sorprendente que Rubén resista cuando escucha el plan de matar a José.

La reacción de Rubén también puede tener que ver con la culpabilidad que siente por haberse acostado con Bilha, la concubina de su padre – algo que su padre sabe (35:22). Puede ser que Rubén esté intentando recuperar por su grave pecado – o, por lo menos, no hundirse más en la estima de su padre.

Aquí no hay ninguna indicación de que Rubén ame a José – o que le odie menos que los demás hermanos. Tampoco tenemos ninguna indicación de que su queja surja de preocupaciones éticas. Como veremos en versículo 22b, Rubén no pretendía rescatar a José, pero no podemos saber con seguridad si Rubén amaba a José o si simplemente deseaba evitar la difícil situación en la que se encontraría si José muriese.

“Y díjoles Rubén: No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis mano en él” (v. 22a). Cuando Caín mató Abel, Dios dijo, “¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama á mí desde la tierra” (4:10).

Dios le dijo a Noé:

“El que derramare sangre del hombre,
por el hombre su sangre será derramada;
porque á imagen de Dios es hecho el hombre” (9:6).

Más adelante los Diez Mandamientos prohibirán el asesinato, pero mucho antes de que estos hermanos decidieran matar a José, Dios ya había declarado su mandamiento en este asunto.

La propuesta de Rubén es una medida intermedia. No propone dejar a José vivir. En cambio, solo pide que sus hermanos no le maten violentamente. Echarle a una cisterna y dejarle morir es solo otra manera de cumplir el mismo propósito. No obstante, se evitaría el derrame de sangre.

“por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver á su padre” (v. 22b). La propuesta de Rubén es engañosa. Da la impresión de apoyar la idea de matar a José dejándole morir en una cisterna, pero su verdadero propósito es demorar su muerte para poder rescatar a José y traerle a Jacob.

Años después, cuando José había llegado a un puesto de poder en Egipto, Rubén hablará a sus hermanos de esta manera sin darse cuenta de que José les puede entender:

“¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el mozo;
y no escuchasteis?
He aquí también su sangre es requerida” (42:22).

Según nuestro entendimiento, hasta este momento José no estaba enterado del esfuerzo de Rubén a su favor.

“Y sucedió que, cuando llegó José á sus hermanos, ellos hicieron desnudar á José su ropa, la ropa de colores que tenía sobre sí” (v. 23). Al llegar José, le quitaron su ropa – símbolo de su estatus especial – símbolo del favoritismo de Jacob – la ropa odiada. No se nos dice si los hermanos le dieron otra ropa para cubrirse. En ese clima – caliente durante el día y frío por la noche – la ropa apropiada puede ser literalmente cuestión de vida o muerte.

“Y tomáronlo, y echáronle en la cisterna” (v. 24). No se nos dice qué tipo de cisterna. Si es una cortada de la piedra para coleccionar agua, es de forma de botella con una entrada estrecha. José no tendría manera de escapar.

“mas la cisterna estaba vacía, no había en ella agua” (v. 24). Esta cisterna solo se utilizaría ciertas estaciones del año. El hecho de que la cisterna esté seca es a la vez buena y mala noticia. La buena noticia es que José no se ahogará. La mala noticia es que morirá de sed en pocos días – una manera verdaderamente miserable de morir.

La disposición de los hermanos de José a echarle a la cisterna en vez de matarle ahí mismo sugiere que creen que la cisterna no tiene escape.

GÉNESIS 37:25-28: ¿QUÉ PROVECHO EL QUE MATEMOS Á NUESTRO HERMANO?

25Y sentáronse á comer pan: y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de Ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas y bálsamo y mirra, é iban á llevarlo á Egipto. 26Entonces Judá dijo á sus hermanos: ¿Qué provecho el que matemos á nuestro hermano y encubramos su muerte? 27Venid, y vendámosle á los Ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; que nuestro hermano es nuestra carne. Y sus hermanos acordaron con él. 28Y como pasaban los Midianitas mercaderes, sacaron ellos á José de la cisterna, y trajéronle arriba, y le vendieron á los Ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron á José á Egipto.

“Y sentáronse á comer pan” (v. 25a). Este pequeño detalle revela su sangre fría y su odio. La mayoría de la gente, habiendo participado en algo que resultara en la muerte de otra persona, estaría inquieta y sin apetito. Estos hombres están completamente inafectados por la muerte venidera de su hermano.

“y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de Ismaelitas que venía de Galaad” (v. 25b). Galaad es una región al este del Río Jordán y al sur de lo que más adelante será el Mar de Galilea. Después, cuando las doce tribus de Israel ocupen el área, Gad y Rubén (o Manase) ocuparán esa zona. Galaad es conocido por sus plantas utilizadas para hacer un valioso incienso y medicina. La caravana está viajando de Galaad a Egipto.

Aquí aparece un problema en el texto. Aquí la gente de la caravana se llama Ismaelitas, como en versículo 27. También se mencionan los Ismaelitas en versículo 28 junto con los Midianitas. También se llaman Midianitas en versículo 36.

Ismael era hijo de Abraham y Agar, sierva de Sara (capítulo 16). Midiam era hijo de Abraham y Cetura (25:1-6).

La mezcla de estos dos nombres, Ismaelitas y Midianitas, hace pensar a eruditas que la persona que escribió o editó este relato combinó material de dos fuentes, J y E. Esta posibilidad es apoyada por el hecho de que Rubén se mencione como el que trata de salvar a José en versículos 21-22, pero Judá se menciona haciendo la misma cosa en versículos 26-27.

Otros eruditos han sugerido que Ismaelitas y Midianitas son palabras intercambiables para la misma gente – o que una es una rama de otra. Sin embargo, según las historias separadas de Ismael y Midiam, esto parece menos probable. No obstante, Jueces 8:22-28 también mezcla Ismaelitas con Midianitas, entonces, es posible que sí se trate de palabras intercambiables.

“y sus camellos traían aromas y bálsamo y mirra, é iban á llevarlo á Egipto” (v. 25c). Aromas, bálsamo, y mirra son materiales asociados con Galaad. Son productos de plantas variadas, y son valiosos como incienso o medicina.

“Entonces Judá dijo á sus hermanos: ¿Qué provecho el que matemos á nuestro hermano y encubramos su muerte?” (v. 26). Cuando Rubén les sugirió a sus hermanos que echaran a José en una cisterna en lugar de matarle ahí mismo, tenía un motivo ulterior – rescatar a José para poder traerle a Jacob. Es posible que Judá tenga un motivo parecido – vender a José para que no muera en la cisterna. Sin embargo, la narrativa solo menciona la posibilidad de ganancias como motivo de Judá. Esto hace pensar que el motivo de Judá es egoísta en lugar de altruista.

“Venid, y vendámosle á los Ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; que nuestro hermano es nuestra carne. Y sus hermanos acordaron con él” (v. 27). Las dos partes de la propuesta de Judá revelan la tensión que sienten los hermanos. Por un lado, vender a José a los Ismaelitas es tomar parte en la compraventa de esclavos. Por otro lado, vender a José a la esclavitud es menos terrible que dejarle morir en una cisterna. El hecho “que nuestro hermano es nuestra carne” aumenta esta tensión.

“Y como pasaban los Midianitas mercaderes, sacaron ellos á José de la cisterna, y trajéronle arriba, y le vendieron á los Ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron á José á Egipto” (v. 28). De nuevo, se nos presenta la combinación de Ismaelitas y Midianitas. Sean quienes sean, pagan veinte piezas de plata por José – el precio de un esclavo en aquel tiempo y lugar.

GÉNESIS 37:29-36: TENGO QUE DESCENDER Á MI HIJO ENLUTADO

29Y Rubén volvió á la cisterna, y no halló á José dentro, y rasgó sus vestidos. 30Y tornó á sus hermanos y dijo: El mozo no parece; y yo, ¿adónde iré yo? 31Entonces tomaron ellos la ropa de José, y degollaron un cabrito de las cabras, y tiñeron la ropa con la sangre; 32Y enviaron la ropa de colores y trajéronla á su padre, y dijeron: Esta hemos hallado, reconoce ahora si es ó no la ropa de tu hijo. 33Y él la conoció, y dijo: La ropa de mi hijo es; alguna mala bestia le devoró; José ha sido despedazado. 34Entonces Jacob rasgó sus vestidos, y puso saco sobre sus lomos, y enlutóse por su hijo muchos días. 35Y levantáronse todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso tomar consolación, y dijo: Porque yo tengo de descender á mi hijo enlutado hasta la sepultura. Y llorólo su padre. 36Y los Midianitas lo vendieron en Egipto á Potiphar, eunuco de Faraón, capitán de los de la guardia.

De nuevo, estos versículos no están incluidos en la lectura del leccionario, pero el pastor debe conocerlos. Vale la pena anotar que Rubén, que propuso echar a José a la cisterna para después poder salvarle, no estaba presente cuando sus hermanos vendieron José a la esclavitud. De nuevo, se encuentra con el dilema de comunicarle a su padre las malas noticias y confortarle mientras le engaña. Sin embargo, sin una buena alternativa, los hermanos vuelven a su previa sugerencia de decir que un animal salvaje había matado a José.

Cuando los hermanos le dicen a Jacob que José está murto, Jacob acepta su historia, pero es inconsolable.

El último versículo, que habla de los Midianitas vendiendo José a Potiphar, “eunuco de Faraón, capitán de los de la guardia,” prepara el camino para el próximo acto de este largo drama.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAFÍA:

Brueggemann, Walter, Interpretation: A Bible Commentary for Teaching and Preaching: Genesis (Atlanta: John Knox Press, 1982)

Fretheim, Terence E., “The Book of Genesis,” The New Interpreter’s Bible, Volume 1: General Old Testament Articles, Genesis, Exodus, Leviticus (Nashville: Abingdon Press, 1994.

Greidanus, Sidney, in Van Harn, Roger (ed.), The Lectionary Commentary: Theological Exegesis for Sunday’s Text. The First Readings: The Old Testament and Acts (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 2001)

Hamilton, Victor P., The New International Commentary on the Old Testament: The Book of Genesis, Chapters 18-50 (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 1995)

Hartley, John E., New International Biblical Commentary: Genesis (Peabody, Massachusetts: Hendrickson Publishers, 2000)

Kidner, Derek, Tyndale Old Testament Commentaries: Genesis, Vol. 1 (Downers Grove, Illinois: Inter-Varsity Press, 1967)

Mathews, Kenneth A., The New American Commentary, Genesis 11:27-50:26, Vol. 1b (Broadman & Holman Publishers, 2005)

Newsome, James D., in Brueggemann, Walter; Cousar, Charles B.; Gaventa, Beverly R.; and Newsome, James D., Texts for Preaching: A Lectionary Commentary Based on the NRSV––Year A (Louisville: Westminster John Knox Press, 1995)

Roop, Eugene F., Believers Church Bible Commentaries: Genesis (Scottdale, Pennsylvania: Herald Press, 1987)

Towner, W. Sibley, Westminster Bible Companion: Genesis (Louisville: Westminster John Knox Press, 2001)

Tucker, Gene M., in Craddock, Fred B.; Hayes, John H.; Holladay, Carl R.; Tucker, Gene M., Preaching Through the Christian Year, A (Valley Forge: Trinity Press International, 1992)

Wenham, Gordon J., Word Biblical Commentary: Genesis 16-50 (Dallas: Word Books, 1994)

Copyright 2009, Richard Niell Donovan