PASAJE BÍBLICO

Genesis 2:15-17; 3:1-7

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

GÉNESIS 2:4b-14. EL CONTEXTO

Eruditos generalmente concuerdan que existen dos relatos de creación. El segundo (pero primero en la secuencia bíblica) es 1:1 – 2:4a, y el anterior es 2:4b-14, que forma la base de nuestro texto para esta semana.

Versículos 4b-14 hablan de la creación (v. 4b) – una creación donde no había planta ni hierba ni lluvia – y donde “ni había hombre para que labrase la tierra” (v. 5). No obstante, describe un tipo de paraíso donde “subía de la tierra un vapor, que regaba toda la faz de la tierra” (v. 6). “Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre en alma viviente” (v. 7) – no como el primer relato en el que Dios creó al hombre con su palabra (1:26-27).

“Y había Jehová Dios plantado un huerto en Edén al oriente, y puso allí al hombre que había formado” (v. 8). Entonces, “había Jehová Dios hecho nacer de la tierra todo árbol delicioso á la vista, y bueno para comer: también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de ciencia del bien y del mal” (v. 9).

Cuatro ríos regaban el huerto – el Pisón y el Gihón, cuya localidad no conocemos – y el Tigris y el Eufrates, que fluyen por el Irak actual (vv. 10-14). En esa parte del mundo, el agua siempre escasea, entonces, estos versículos describen un lugar deseable donde Dios ha proveído agua en abundancia.

GÉNESIS 2:15-17. JEHOVÁ DIOS PUSO AL HOMBRE EN EL HUERTO DE EDÉN

15Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y le puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.16Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás; 17Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás.

“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y le puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase” (v. 15). En 1:28, Dios mandó al hombre sojuzgar la tierra y ejercer dominio sobre ella. La idea no era que Dios autorizara al hombre para despojar la tierra, sino que el hombre utilizara los recursos de la tierra para alimentarse, vestirse, y alojarse. Versículo 15 utiliza verbos diferentes – “labrar y guardar” en lugar de “sojuzgar” y “ejercer dominio” – pero la idea es la misma. El hombre ha de utilizar recursos terrenales para proveer por sus necesidades.

Edén es un paraíso porque tiene agua abundante, pero Dios no pretende que el hombre disfrute de Edén de la manera que a menudo nos imaginamos – un lugar donde el hombre puede comer fruta sin hacer ningún esfuerzo. En el diseño original de Dios – antes de la Caída – Dios asigna trabajo al hombre. El hombre ha de labrar y guardar el huerto – responsabilidades agrícolas. No como los mitos orientales que conocerían los israelitas, el propósito de la labor del hombre no es cuidar de dioses egoístas. Dios es quien provee aquí. Dios, que creó al hombre y lo conoce, sabe que el hombre ha de mantenerse ocupado con actividades productivas para el bien de su salud física, emocional, y espiritual. Labrar y guardar el huerto pueden ser actividades agradables. Solo pasan a ser desagradables cuando nuestras responsabilidades exceden el tiempo y la energía que tenemos – o cuando insectos o el clima arruinan nuestro trabajo. El trabajo se hará desagradable solo después de que aparezca el pecado.

“Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás” (v. 16). Cuando pensamos de esta historia, la prohibición de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal suele dominar nuestros pensamientos. No obstante, no debemos olvidar que Dios primero estableció gran variedad de actividades permisibles. Al hombre se le permite comer de todos los árboles excepto uno. No hay necesidad de aburrirse con la misma comida día tras día y, por supuesto, no hay necesidad de pasar hambre. Dios ha proveído ambos cantidad y variedad. Al hombre no le falta nada.

“Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás” (v. 17). En versículo 16, Dios concedido la libertad. En v. 17 le pone límites. “No hay libertad sin límites… Libertad ha de ser una elección genuina, una decisión que importa” (Roop, 41).

Dios niega la fruta de un solo árbol. No hay prohibición contra comer fruta del otro árbol especial – el árbol de vida (2:9). Ni se menciona la manzana tal como se presenta en la cultura popular – Dios prohíbe la fruta del árbol de la ciencia del bien y del mal. La idea de la manzana seguramente viene de la similitud entre dos palabras latinas, malus (mal) y malum (manzana).

Dios no le da al hombre una explicación por esta prohibición, pareciéndose más a un padre cariñoso avisándole a su hijo de un posible peligro. Esta advertencia da al hombre la oportunidad de demostrar su fe en Dios. El árbol se convierte en “la iglesia, el altar, y el púlpito de Adán. Aquí, él tiene que rendirle a Dios la obediencia debida, reconocer la Palabra y la voluntad de Dios, dar gracias a Dios, y pedirle ayuda al Señor para poder confrontar la tentación” (Luther, citado en Mathews, 210).

Casi no tenemos información del árbol. “La historia no se interesa en el árbol como personaje. Lo que cuenta es la prohibición, la autoridad del que habla y la directa expectativa de obediencia” (Brueggemann, 46).

GÉNESIS 2:18-25. NO ES BUENO QUE EL HOMBRE ESTÉ SOLO

Estos versículos no se incluyen en este leccionario, pero son la lectura para Proper 22B (en el Leccionario Común Revisado). Esa exégesis aparece por separado. Versículos 18-25 hablan de Dios creando cada criatura humana y concediéndole al hombre la autoridad de nombrarlas (vv. 18-20). Después, relatan la creación de la mujer del costado del hombre (vv. 21-23) – y la intención de Dios que “dejará el hombre á su padre y á su madre, y allegarse ha á su mujer, y serán una sola carne” (v. 24). También dice, “Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban” (v. 25).

GÉNESIS 3:1-5. ¿CONQUE DIOS OS HA DICHO: NO COMÁIS?

1Empero la serpiente era astuta (hebreo: ‘arum), más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo á la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2Y la mujer respondió á la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto comemos; 3Mas del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, porque no muráis. 4Entonces la serpiente dijo á la mujer: No moriréis; 5Mas sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses sabiendo el bien y el mal.

“Empero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho” (v. 1a). La serpiente era una de las criaturas que Dios creó y permitió que el hombre nombrara (2:19-20). Brueggemann ve la serpiente solo como un actor en el escenario – “no como un símbolo fálico o satanás o un principio referente al bien y el mal” (Brueggemann, 47). Si fuera así, éste es un actor escogido con cuidado – sinistro – temeroso. El Antiguo Testamento habla de serpientes venenosas “que mordían al pueblo: y murió mucho pueblo de Israel” (Números 21:6) – y “Veneno de dragones es su vino, Y ponzoña cruel de áspides” (Deuteronomio 32:33) – y una “serpiente tortuosa” (Job 26:13) – y “de la culebra saldrá basilisco, y su fruto, ceraste volador” (Isaías 14:29). “Todo reptil que va arrastrando sobre la tierra” se considera impuro según ley judía (Levítico 11:41-45). Esperamos que esta mujer huya de esta serpiente, pero aún no ha aprendido a temerlas.

Si la serpiente no es Satanás, habla con la voz de Satanás y aconseja como Satanás. O como dijo Luther, “el demonio fue permitido entrar en las bestias, como aquí entró en la serpiente” (citado en Mathews, 233). En cualquier caso, la serpiente representa aquello opuesto a Dios – el Tentador – el que trae mal.

La serpiente era astuta (‘arum) – “más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho” (3:1). El narrador escoge cuidadosamente la palabra ‘arum (“astuta”), para reflejar ‘arumim (“desnudos”) del versículo anterior (2:25). “Desnudos” – “serpiente” – “astuta” – si se tratara de una película de Hollywood, escucharíamos música temerosa en el fondo. El narrador no tiene orquesta, pero usa las palabras con cuidado para decirnos que algo va mal.

¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (v. 1b). Hasta ahora, el texto se ha referido a la deidad como “el Señor Dios,” pero la serpiente acorta el título a “Dios.” Lo que quiere es no enfatizar el Señorío de Dios.

¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (v. 1b). La serpiente prepara su engaño, malinterpretando deliberadamente. Dios no dijo “NO COMERÁS de cualquier árbol en el huerto,” sino “De TODO árbol del huerto comerás” (2:16). Entonces Dios declaró un límite a esa libertad – “Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás” (2:17). El permiso (2:16) es más amplio que la restricción (2:17) – pero la serpiente lo representa como si Dios no hubiera permitido nada y prohibido todo. El propósito de esta mala interpretación es confundir a la mujer – hacerle perder el equilibrio – plantar una semilla de duda en su mente.

“Y la mujer respondió á la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto comemos; Mas del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, porque no muráis” (vv. 2-3). Al principio, parece que la mujer repite el permiso y la restricción de Dios correctamente. Sin embargo, como suele pasar cuando no prestamos atención, su interpretación no expresa exactamente el permiso ni la restricción y, cuando uno se encuentra en batalla con Satanás, la exactitud cuenta. La falta de exactitud debilita a la mujer y refuerza la mano de Satanás.

• Primero, ella dice “Del fruto de los árboles del huerto comemos,” en lugar de “De todo árbol del huerto comemos” (2:16). Aunque sus palabras solo expresan parte de la libertad que Dios ha concedido, y no llegan a capturar la amplitud de esa libertad.

• Segundo, cita a Dios diciendo, “No comeréis del fruto del árbol que está en el medio del huerto, ni le tocaréis, porque no muráis” – en lugar de decir “Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás” (2:17). Ella no nombra el árbol (cuyo nombre tiene significado), en cambio, se refiere a él según su ubicación. Añade “ni le tocaréis” – así incluyendo la prohibición de Dios.

Pero el mayor error de la mujer es hablar con la serpiente (Mathews, 234). La serpiente claramente ha representado mal las instrucciones de Dios, y la mujer se siente tentada a corregir esta interpretación equivocada. “Tentada” es la palabra correcta. La serpiente tentó a la mujer para que ésta le corrigiera. Una vez que comienza un dialogo con la serpiente, se encuentra en terreno resbaladizo donde la serpiente está en control. Dos citas que el pastor puede utilizar aquí son:

• “El Diablo no hace que un santo entre en alerta sugiriendo grandes crímenes. Comienza con cosas pequeñas, casi inofensivas, contra las cuales hasta el corazón de un santo protestaría poco” (Walter Farrell, Companion to the Summa).

• En The Screwtape Letters por C. S. Lewis, el diablo anciano y sabio le aconseja al diablo más joven como tener éxito con la tentación: “El camino más seguro al infierno es lento – una leve inclinación, tierra blanda, sin giros repentinos, sin marcas, sin señales.” Eso es lo que la serpiente ha hecho aquí – ha llevado a la mujer hacia una leve inclinación en el camino – una inclinación leve pero resbaladiza.

“Entonces la serpiente dijo á la mujer: No moriréis” (v. 4). Antes, la serpiente dijo su primera Gran Mentira – que Dios les prohibió comer de cualquier árbol en el huerto (3:1). Ahora la serpiente cuenta otra Gran Mentira – “No moriréis.” En ambos casos, la serpiente expresa lo contrario de lo que Dios dijo. A veces somos susceptibles a mentiras sutiles, pero otras veces nos dejamos creer una gran mentira. Satanás es capaz de adaptar la mentira según el oyente – cualquier cosa que funcione.

(La frase, “La Gran Mentira,” se popularizó con Hitler y Goebbels. Hitler primero utilizó la frase en su libro,Mein Kampf, donde acusó a los judíos de utilizar grandes mentiras para socavar los esfuerzos militares durante la Primera Guerra Mundial, y así asegurar la derrota de Alemania. Goebbels acusó a Inglaterra de utilizar esta técnica de la Gran Mentira en su propaganda, pero después, cínicamente, adoptó el mismo método. Un ejemplo era la señal, “Arbeit Macht Frei” [“El trabajo te liberará”] a la entrada de los campos de concentración, donde la única libertad era la muerte.)

“Mas sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses sabiendo el bien y el mal” (v. 5). La pregunta anterior de la serpiente (v. 1) fue un movimiento leve – engañoso – para confundir a la mujer. Ahora, con esta declaración (v. 5) pega el golpe final – diseñado para tirarla al suelo. Antes, la serpiente enfatizó la restricción impuesta por Dios en lugar de la generosidad de Dios (v. 1). Ahora, la serpiente impugna los motivos de Dios por su restricción, sugiriendo que Dios ordenó la restricción, no por el bien del hombre y la mujer, sino para impedirles la oportunidad de hacerse como dioses – llenos de conocimiento y poder – posibles competidores – usurpadores quizá.

“Es interesante que la serpiente nunca exige específicamente que coman – entiende el arte de la seducción” (Gunkel, citado en Wenham, 74). “Con leves variaciones en su acento, con medias verdades y dobles sentidos, (la serpiente acerca a la mujer) al punto en que ella se une y actúa de su propia voluntad, precisamente la intención de la serpiente” (Steck, citado en Von Rad, 90).

Como pronto veremos, el hombre y la mujer no mueren inmediatamente después de comer la fruta prohibida. Es más, Adán engendrará su primer hijo a la edad de 130 y morirá a la edad de 930 (5:3-4). Existen varias posibilidades para resolver esta discrepancia. Una es que el hombre y la mujer fueron creados inmortales pero, al comer de la fruta, se hacen mortales. Otra es que mueren de manera espiritual en lugar de física. Aún otra posibilidad está relacionada con el hecho que Dios les castigará, forzándoles a abandonar el huerto. Siglos después, leprosos serán forzados a abandonar comunidades judías, teniendo que vivir un tipo de vida en muerte. “Si ser expulsado del campo de Israel era ‘morir,’ la expulsión del huerto era una muerte aún más drástica” (Wenham, 74).

GÉNESIS 3:6-7. Y FUERON ABIERTOS LOS OJOS DE ENTRAMBOS

6Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable á los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también á su marido, el cual comió así como ella.7Y fueron abiertos los ojos de entrambos, y conocieron que estaban desnudos: entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.

“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable á los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió” (v. 6a). Fruta prohibida siempre ha sido un misterio intrigante. La anticipación nos hace la boca agua. Pero lo decisivo aquí es “codiciable para alcanzar la sabiduría,” que en este caso significa, “codiciable para hacerles sabios del bien y del mal” – “codiciable para hacerles como Dios.” Sospechando que Dios les haya escondido el bien en lugar de alejarles del mal, la mujer come de la fruta prohibida y le invita a su esposo a unirse con ella en su desobediencia, lo cual él hace.

“y dio también á su marido, el cual comió así como ella” (v. 6b). La mujer caída se convierte en tentadora – una reacción común. La soledad que acompaña el ser la única culpable es inaguantable. Cuando hacemos algo mal sabiéndolo, uno de nuestros primeros impulsos es involucrar a alguien más en nuestra culpabilidad. Necesitamos un cómplice por muchas razones. Un cómplice es alguien con quien podemos hablar – alguien que nos puede ayudar a planear una excusa o razón – alguien con quien compartir nuestra culpa. También existe la pequeña esperanza que, si todos están involucrados, no podrán castigarnos a todos.

Por lo tanto, la cuestión no es por qué la mujer involucró al hombre, sino por qué el hombre aceptó. Pablo nos dice, “Adán no fue engañado” (1 Timoteo 2:14). Por cualquier razón, la mujer tiene el papel principal en esta parte de la obra, y el hombre solo tiene un papel secundario. No indica que la mujer tenga que convencer al hombre para que coma. Ella simplemente le da la fruta y él la come. El texto dice “así como ella” (v. 6), entonces, quizá él oyera la conversación entre la serpiente y la mujer. Quizá las palabras de la serpiente le sedujeron a él tanto como a ella. En el mejor caso, el hombre aquí es de carácter débil. “Su presencia es pasiva y blanda. El contraste que él ofrece contra la mujer no es uno de fuerza o determinación, sino debilidad” (Phyllis Trible, citado en Towner, 45). La caracterización es de “dos protagonistas humanos, la mujer y el débil” (Towner, 45).

“Y fueron abiertos los ojos de entrambos, y conocieron que estaban desnudos” (hebreo:‘arumim) (v. 7a). Antes, estaban desnudos y no sentían vergüenza (2:25), pero ahora se les han abierto los ojos para ver su desnudez bajo una luz distinta. Aunque pensaban que comer la fruta les haría astutos (‘arum), solo les dejó desnudos (‘arumim).

entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” (v. 7b). “Como es típico en narrativos hebreos, aprendemos poco de los sentimientos del hombre y la mujer. En vez, encontramos acciones o declaraciones: pensamientos y sentimientos quedan a la imaginación del lector” (Roop, 45).

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAFÍA:

Brueggemann, Walter, Interpretation Commentary: Genesis (Atlanta: John Knox Press, 1982)

Hamilton, Victor P., The New International Commentary on the Old Testament: The Book of Genesis, Chapters 1-17 (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 1990)

Mathews, Kenneth A., The New American Commentary: Volume 1a – Genesis 1-11:26 (Nashville: Broadman & Holman Publishers, 1996)

Plaut, W. Gunther, The Torah: A Modern Commentary (Revised Edition) (New York: Union for Reform Judaism, 2005)

Roop, Eugene F., Believers Church Bible Commentaries: Genesis (Scottdale, PA: Herald Press, 1987)

Towner, W. Sibley, Westminster Bible Companion: Genesis (Louisville: Westminster John Knox Press, 2001)

Von Rad, Gerhard, The Old Testament Library: Genesis, (Philadelphia: The Westminster Press, 1972)

Wenham, Gordon J., Word Biblical Commentary: Genesis 1-15 (Dallas: Word Books, 1987)

Copyright 2008, Richard Niell Donovan