PASAJE BÍBLICO

1 Samuel 17:1-49

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

EL CONTEXTO:

Saúl es rey, pero ha desobedecido a Dios y Dios ha rechazado su realeza (capítulo 15). Dios le dijo a Samuel que ungiera a David y Samuel lo hizo, aunque en secreto – Saúl no sabe que David ha sido ungido (16:1-13). El espíritu del Señor descendió sobre David poderosamente (16:13).

David es músico, y en ocasiones ha tocado el arpa ante Saúl para calmar su estado de ánimo y “amólo él mucho” (16:14-23). Sin embargo, como veremos en capítulo 17, Saúl no parece conocer a David (17:31-37, 55-58). Esto puede apoyar la idea de que la historia de Saúl y David venga de más de una fuente. Sin embargo, también es posible que Saúl haya gozado del entretenimiento que David le concede, pero que David sea tan poca figura en la corte que Saúl no le reconoce cuando se encuentran en un contexto poco familiar – el campo de batalla.

La presencia de varias fuentes es evidente. En el Septuagésimo (LXX) faltan varios versículos que sí aparecen en el Texto Masorético (TM). El LXX es la versión griega de las Escrituras Hebreas, traducidas antes de nacer Jesús. El TM es la versión hebrea de las Escrituras Hebreas, compuestas por los masoretas alrededor de 600-950 d.C.

Los versículos que faltan del LXX son 17:12-31, 41, 48b, 50, 55-58 y 18:1-5, 10-11, 17-19, 29b-30. Los versículos adicionales que aparecen en el TM amplían considerablemente el papel de David en la historia. No sería difícil encontrar e imprimir estos versículos añadidos usando un programa electrónico de la Biblia. Si no lo tiene, léase capítulos 17-18 fijándose en los versículos que faltan del LXX.

He decidido incluir aquí comentario para todo el capítulo 17, aunque muchos de los versículos no aparezcan en la lectura del leccionario. Si quiere predicar un sermón basado mayormente en esta historia, recomiendo leer el capítulo entero en voz alta.

1 SAMUEL 17:1: Y LOS FILISTEOS JUNTARON SUS EJÉRCITOS PARA LA GUERRA

1Y los Filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y congregáronse en Sochô, que es de Judá, y asentaron el campo entre Sochô y Azeca, en Ephes-dammim.

Los filisteos han sido enemigos de Israel desde cuando Israel ocupaba la Tierra Prometida. Durante la época de los jueces Sansón luchó contra los filisteos (Jueces 13-16), y más recientemente los filisteos han destruido Silo y capturado el arca del pacto (capítulos 4-6). La amenaza de los filisteos (junto con su falta de fe en Yahvé) fue lo que instigó a los ancianos de Israel a pedir un rey que les gobernara (capítulo 8). Saúl morirá en manos de los filisteos (capítulo 31). El conflicto con los filisteos seguirá presente durante el reinado de David (8:1; 21:15-22), pero se apaciguará con la llegada de Salomón. No obstante, el conflicto regresará con la división de la monarquía (1 Reyes 15:27; 16:15; 2 Crónicas 26:6-7; 28:18).

La palabra Palestina viene de la palabra hebrea (pelis·tim) y significa filisteos.

Y los Filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y congregáronse en Sochô, que es de

Judá, y asentaron el campo entre Sochô y Azeca, en Ephes-dammim” (v. 1). Sochô y Azeca están a unas 15 millas (24 kilómetros) al oeste de Belén (la ciudad natal de David) y Jerusalén (que será la capital de David cuando éste sea rey). En este momento Jerusalén se encuentra en manos de los jebuseos (véase 2 Samuel 5:6-10).

1 SAMUEL 17:2-3: LOS FILISTEOS ESTABAN SOBRE UN MONTE DE UNA PARTE

2Y también Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y asentaron el campo en el valle del Alcornoque, y ordenaron la batalla contra los Filisteos. 3Y los Filisteos estaban sobre un monte de una parte, é Israel estaba sobre el otro monte de la otra parte, y el valle entre ellos.

Estos versículos no aparecen en la lectura del leccionario, pero nos dan la imagen de los filisteos en una montaña e Israel en otra, con un valle de por medio. En este momento, en lo que a Israel concierna, este valle se parece al Valle de Sombra de Muerte.

1 SAMUEL 17:4-7: UN VARÓN LLAMADO GOLIATH DE GATH

4Salió entonces un varón (hebreo: ‘is·hab·be·na·yim – literalmente “el hombre entre los dos”) del campo de los Filisteos que se puso entre los dos campos, el cual se llamaba Goliat, de Gath, y tenía de altura seis codos y un palmo. 5Y traía un almete de acero en su cabeza, é iba vestido con corazas de planchas: y era el peso de la coraza cinco mil siclos de metal: 6Y sobre sus piernas traía grebas de hierro, y escudo de acero á sus hombros. 7El asta de su lanza era como un enjulio de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro: é iba su escudero delante de él.

“Salió entonces un varón (‘is·hab·be·na·yim – literalmente “el hombre entre los dos”) del campo de los Filisteos que se puso entre los dos campos, el cual se llamaba Goliat, de Gath, y tenía de altura seis codos y un palmo” (v. 4). El narrador describe en detalle al temido Goliat. Mide seis codos y un palmo de alto – casi diez pies. En la versión del Septuagésimo mide cuatro codos y un palmo de alto. De cualquier manera, está claro que se trata de un hombre gigantesco.

“Y traía un almete de acero en su cabeza, é iba vestido con corazas de planchas: y era el peso de la coraza cinco mil siclos de metal: Y sobre sus piernas traía grebas de hierro, y escudo de acero á sus hombros” (vv. 5-6). Además de ser alto, Goliat va protegido de pies a cabeza. Lleva un casco de bronce. La cota de malla que le protege el torso está hecha de escalas de metal o de cadenas que pesan cinco mil escudos de bronce – unas 125 libras (57 kilos). Grebas de hierro le protegen las piernas. Un escudero lleva un gran escudo delante de Goliat y le aporta aún más protección.

“El asta de su lanza era como un enjulio de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro: é iba su escudero delante de él” (v. 7). Goliat está bien armado. Lleva una jabalina (o una cimitarra – el hebreo es incierto) entre los hombros. Su lanza tiene un asta pesada – como el enjulio de un telar. La cabeza de la lanza pesa seiscientos siclos de hierro – unas 15 libras (7 kilos). Hasta este momento no se ha mencionado una espada, pero pronto veremos que Goliat también lleva una (vv. 50-51 – versículos que no aparecen en el leccionario).

El punto es que Goliat es tan grande que ningún hombre normal puede derrotarle – y va tan bien protegido que ningún arma le puede hacer daño – y tan bien armado que tiene múltiples opciones de las que escoger la mejor manera de matar a su oponente.

1 SAMUEL 17:8-11: ESCOGED DE ENTRE VOSOTROS UN HOMBRE

8“Y paróse, y dio voces á los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué salís á dar batalla? ¿No soy yo el Filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí: 9Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos: y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. 10Y añadió el Filisteo: Hoy yo he desafiado el campo de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo. 11Y oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del Filisteo, conturbáronse, y tuvieron gran miedo.

“Y paróse, y dio voces á los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué salís á dar batalla? ¿No soy yo el Filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí” (v. 8). Esto es intimidación – una guerra psicológica diseñada para engendrar temor en los corazones de los israelitas. Si el filisteo (a quien solo se nombra en vv. 4 y 23 – una manera de menospreciarle) tiene éxito con su intimidación – y versículo 11 nos dice que lo tiene – seguramente ha ganado muchas batallas antes de empezarlas. Cuando reyes se convencen de que no pueden ganar, no suelen ganar. Soldados que se ven derrotados echan a correr, o se esconden en vez de mantenerse firmes contra el enemigo. Este filisteo no necesita ser un gran guerrero para avanzar la causa filistea – solo necesita saber intimidar.

El gigante filisteo propone un desafío. En vez de poner en riesgo a los dos ejércitos, invita a los israelitas a escoger un hombre para representarles. El filisteo gigante representará a los filisteos y los dos lucharán hasta la muerte. La nación del que pierda será sierva de la nación del que gane.

“Y oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del Filisteo, conturbáronse, y tuvieron gran miedo” (v. 11). Como esperaban los filisteos, las palabras del gigante han sembrado temor en los corazones israelitas, incluyendo el corazón de Saúl, el rey de Israel. El filisteo ya ha cumplido su primer objetivo. Para los filisteos la batalla está medio ganada, pero para Israel está casi perdida.

1 SAMUEL 17:12-18: Y DAVID ERA HIJO DE ISAÍ

12Y David era hijo de aquel hombre Ephrateo de Beth-lehem de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual tenía ocho hijos; y era este hombre en el tiempo de Saúl, viejo, y de grande edad entre los hombres. 13Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido á seguir á Saúl en la guerra. Y los nombres de sus tres hijos que habían ido á la guerra, eran, Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Samma. 14Y David era el menor. Siguieron pues los tres mayores á Saúl.

15Empero David había ido y vuelto de con Saúl, para apacentar las ovejas de su padre en Beth-lehem. 16Venía pues aquel Filisteo por la mañana y á la tarde, y presentóse por cuarenta días.

17Y dijo Isaí á David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un epha de este grano tostado, y estos diez panes, y llévalo presto al campamento á tus hermanos. 18Llevarás asimismo estos diez quesos de leche al capitán, y cuida de ver si tus hermanos están buenos, y toma prendas (hebreo: we‘et·’arub·ba·tam – juramento o seguridad) de ellos.

Como se anota arriba, versículos 12-30 no aparecen en el LXX. Versículos 12-18 tampoco aparecen en la lectura del leccionario.

La historia ahora pasa a David – un joven que no se parece nada al filisteo. David es el hijo menor de un anciano – Isaí. La historia se parece mucho al relato anterior de José (Génesis 37). Isaí tiene tres hijos mayores en el frente de batalla, y David es solo un corredor que lleva comida a sus hermanos y transmite mensajes – un pastor que cuida del rebaño de su padre en Belén – a unas 15 millas (24 kilómetros) del campo de batalla.

Las provisiones que David debe llevar al campo de batalla son cuantiosas – un epha (media fanega o unos 15-20 litros) de trigo, diez barras de pan, y diez quesos. Se supone que David tiene un burro que lleva su carga, pero no se nos dice cómo consigue llevar tantas cosas. Necesitaría un día para caminar 15 millas tirando del burro cargado de provisiones. En parte, Saúl depende de los frutos de la tierra para alimentar a su ejército, pero también depende de las contribuciones de familiares.

David también está encargado de cuidar el rebaño de Isaí. No sabemos qué ha tenido que hacer para asegurar que el rebaño quede bien cuidado en su ausencia. Los comentarios de David en los Salmos acerca de pastores nos hacen pensar que ha encontrado manera de mantener sano y salvo al rebaño mientras él falta. Quizá Isaí cuide de las ovejas mientras David atiende a sus hermanos.

El narrador interrumpe aquí para decirnos que el filisteo se acerca a los israelitas dos veces al día, por la mañana y por la tarde, para desafiarles – y que esto ocurre durante cuarenta días (es decir, mucho tiempo).

Isaí le pide a David que lleve provisiones a sus hermanos. Los quesos son para su comandante – no el comandante inmediato sino el que manda sobre mil. Isaí también le dice a David que vaya a ver como están sus hermanos para “tomar prenda de ellos” (v. 18) – y que le traiga alguna seguridad de que se encuentran bien.

1 SAMUEL 17:19-23: DAVID OYÓ A GOLIAT

19Y Saúl y ellos y todos lo de Israel, estaban en el valle del Alcornoque, peleando con los Filisteos. 20Levantóse pues David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, fuése con su carga, como Isaí le había mandado; y llegó al atrincheramiento del ejército, el cual había salido en ordenanza, y tocaba alarma para la pelea. 21Porque así los Israelitas como los Filisteos estaban en ordenanza, escuadrón contra escuadrón. 22Y David dejó de sobre sí la carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al escuadrón; y llegado que hubo, preguntaba por sus hermanos, si estaban buenos. 23Y estando él hablando con ellos, he aquí aquel varón que se ponía en medio de los dos campos, que se llamaba Goliat, el Filisteo de Gath, salió de los escuadrones de los Filisteos, y habló las mismas palabras; las cuales oyó David.

Como se anota arriba, versículos 12-20 faltan del LXX. Sin embargo, versículos 19-23 sí están incluidos en la lectura del leccionario.

La última vez que supimos algo del ejército israelí, Goliat les retaba a diario y “conturbáronse, y tuvieron gran miedo” (v. 11). Nadie ha contestado el reto de Goliat, y por eso los ejércitos luchan uno contra otro. No hay ninguna explicación de cómo va la batalla. Seguramente hay hombres muertos, pero todavía no hay un ganador decisivo.

David deja las provisiones con el que guarda el bagaje y se acerca a sus hermanos. Mientras hablan, Goliat sale para repetir su reto, tal como ha hecho día tras día. “Dadme un hombre que pelee conmigo,” grita (v. 10). Los soldados ya están acostumbrados a oír esta burla por parte de Goliat, pero es la primera vez que David la oye.

1 SAMUEL 17:24-27: Y LOS VARONES DE ISRAEL TENÍAN GRAN TEMOR

24Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre, huían de su presencia, y tenían gran temor. 25Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? él se adelanta para provocar á Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y hará franca la casa de su padre en Israel. 26Entonces habló David á los que junto á él estaban, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere á este Filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este Filisteo incircunciso, para que provoque á los escuadrones del Dios viviente? 27Y el pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que lo venciere.

Como se anota arriba, estos versículos faltan del LXX y también de la lectura del leccionario.

El gigante filisteo causa temor en los corazones de los israelitas. Nadie se atreve a salir al campo de batalla con el gigante ahí, a pesar de que Saúl haya prometido grandes recompensas para quien lo logre. Los soldados hablan entre sí de las recompensas – riqueza, matrimonio con la hija del rey, y la libertad. No estamos seguros de lo que significa libertad en este contexto, puesto que los israelitas ya son libres. Quizá se refiera a libertad de impuestos o a tener libre acceso al rey.

David les pide a los soldados que repitan las recompensas prometidas a quien mate al filisteo y “quitare el oprobio de Israel” (v. 26a). Esta frase es importante. David no solo se preocupa por la recompensa, pero también por la vergüenza que ha caído sobre Israel. El filisteo no solo ha humillado a Israel, pero también ha humillado al Dios de Israel.

1 SAMUEL 17:28-30: ELIAB SE ENCENDIÓ EN IRA CONTRA DAVID

28Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, Eliab se encendió en ira contra David, y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿Y á quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido. 29Y David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? Estas, ¿no son palabras? 30Y apartándose de él hacia otros, habló lo mismo; y respondiéronle los del pueblo como primero.

Como se anota arriba, estos versículos faltan del LXX. Tampoco aparecen en el leccionario.

Este es el típico caso de rencillas entre hermanos, como la que existía entre José y sus hermanos (Génesis 37). Eliab es el hijo mayor de Isaí – un hombre alto y apuesto (16:6-7). Como primogénito disfruta de una posición privilegiada en la estructura familiar. Se le reconoce como líder entre los hermanos, y se le debe una doble porción de la herencia (Deuteronomio 21:15-17). David, siendo el octavo hijo de Isaí, es por lo menos ocho años menor que Eliab, quizá más. El hecho de que David ha sido asignado a cumplir las labores de la casa y de mensajero, sugiere que aún no tiene edad para estar en el campo de batalla. El campo de batalla es mundo de hombres – un mundo de machos. Eliab recibe con gusto las provisiones de David, pero no le sienta bien verle hablar con los soldados de las recompensas que un soldado valiente puede recibir si derrota al gigante filisteo sin la ayuda de nadie.

En el campo de batalla David es como un pez fuera del agua. A Eliab le parece ridículo que David confronte el gigante y reclame las recompensas, y por eso responde como responde. Eliab le recuerda a David cuál es su lugar – con el rebaño en el monte – no en el campo de batalla. No solo acusa a David de osadía, sino también de un voyerismo malvado – del deseo de ver a los hombres en combate – de presenciar su violencia y sentir la emoción que acompaña la victoria, o la agonía de la derrota – de tratar esta situación de vida o muerte como si fuera un deporte de espectador.

Nos preguntamos cómo es que Eliab, que vio cómo Samuel ungía a David (16:13) puede comportarse de manera tan despectiva con el ungido. Hay dos posibilidades. Primero, que a los hermanos mayores les cueste reconocer a los hermanos menores, aun cuando éstos hacen cosas importantes. David, según ellos, todavía no ha hecho nada que merezca reconocimiento. Segundo, Eliab no tiene la fe ni la visión que tiene David. Esta es una de las razones por la cual el Señor antes rechazó a Eliab (16:6-7).

David responde al desdén de Eliab de la misma manera desdeñosa. “¿Qué he hecho yo ahora? Estas, ¿no son palabras?” (v. 29) – la respuesta natural de un hermano menor ante el insulto de un hermano mayor. Es más, David no consiente ser silenciado por Eliab. Le da la espalda a su hermano y sigue conversando con los soldados (v. 30).

1 SAMUEL 17:31: Y FUERON OÍDAS LAS PALABRA QUE DAVID HABÍA DICHO

31Y fueron oídas las palabras que David había dicho, las cuales como refiriesen delante de Saúl, él lo hizo venir.

Eliab no está preparado para tomar en serio a David, pero los demás sí. Corre palabra entre los soldados que hay un joven que no se deja intimidar por el gigante filisteo – alguien que ha expresado interés en cobrar la recompensa. Después de haber sufrido cuarenta días de humillación pública, los israelitas estarían ansiosos de recibir noticia que hay entre ellos un hombre valiente que podría salvarles del gigante y librarles de su vergüenza. La palabra se extiende entre las filas hasta llegar a oídos del Rey Saúl, y éste manda traer a David. Saúl lleva más de un mes esperando conocer y dar la mano al hombre valiente que esté dispuesto a enfrentarse con el gigante.

1 SAMUEL 17:32-37: TU SIERVO IRÁ Y PELEARÁ CON ESTE FILISTEO

32Y dijo David á Saúl: No desmaye ninguno á causa de él; tu siervo irá y peleará con este Filisteo. 33Y dijo Saúl á David: No podrás tú ir contra aquel Filisteo, para pelear con él; porque tú eres mozo, y él un hombre de guerra desde su juventud. 34Y David respondió á Saúl: Tu siervo era pastor en las ovejas de su padre, y venía un león, ó un oso, y tomaba algún cordero de la manada, 35Y salía yo tras él, y heríalo, y librábale de su boca: y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y mataba. 36Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; pues este Filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. 37Y añadió David: Jehová que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este Filisteo. Y dijo Saúl á David: Ve, y Jehová sea contigo.

“Y dijo David á Saúl: No desmaye ninguno á causa de él; tu siervo irá y peleará con este Filisteo” (v. 32). David ofrece luchar contra el filisteo y muestra su desdén hacia él llamándole “este filisteo,” en vez de llamarle por su nombre.

“No podrás tú ir contra aquel Filisteo, para pelear con él; porque tú eres mozo, y él un hombre de guerra desde su juventud” (v. 33a). Saúl dice lo que ya es obvio. David solo es un niño y esto es un trabajo de hombres. La ley dice que los israelitas deben entrar en guerra a la edad de “veinte años arriba” (Números 1:3; 26:2). David debe ser adolescente.

“y él un hombre de guerra desde su juventud” (v. 33b). El filisteo ha sido guerrero muchos años – seguramente más tiempo del que David tenga de vida. No solo es enorme y va bien armado, pero también cuenta con mucha experiencia en el campo de batalla. No hay manera de saber a cuántos hombres habrá matado. El filisteo ha gritado, “dadme un hombre que pelee conmigo” (v. 10), pero David aún no es hombre. ¿Cómo puede Saúl enviar a un niño contra un gigante?

“Y David respondió á Saúl: Tu siervo era pastor en las ovejas de su padre, y venía un león, ó un oso, y tomaba algún cordero de la manada, y salía yo tras él, y heríalo, y librábale de su boca: y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba” (vv. 34-36a). David se defiende diciendo que sí está preparado. Como pastor ha tenido que luchar contra leones y osos para proteger a su rebaño. No solo ha podido ahuyentar a estos animales, pero también los ha matado. El gigante filisteo no le da más miedo que uno de esos leones o un oso (vv. 34-35). Si David puede luchar contra estos animales feroces, también puede luchar contra este filisteo.

“pues este Filisteo incircunciso será como uno de ellos” (v. 36b). Aquí, David lleva el argumento al campo teológico. ¿Quién es este que se atreve a retar a Israel? Un filisteo sin circuncidar – uno de los impuros – un hombre que vive fuera del favor del Señor.

“porque ha provocado al ejército del Dios viviente” (v. 36c). Aún más, este filisteo “ha provocado al ejército del Dios viviente.” ¡Ese es el punto! La fuerza no se encuentra en el ejército israelí. En realidad, su ejército no es más que un grupo militar compuesto de ciudadanos hechos soldados – granjeros, artesanos, mercaderes, y otros que cumplen su deber (esperando que sea temporal) de proteger a su nación y a sus familias del ejército filisteo. Para salvar Israel su fuerza no viene de sus destrezas limitadas ni de su propio valor, sino que depende de su Dios viviente.

“Y añadió David: Jehová que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este Filisteo” (v. 37a). Un gigante que tiene el apoyo de un dios-nadie no es ningún reto para un joven que disfruta del apoyo del Dios viviente. El mismo Dios que ayudó a este pastorcillo a matar leones y osos ahora le ayudará a matar este gigante filisteo.

“Y dijo Saúl á David: Ve, y Jehová sea contigo” (v. 37b). Entonces, Saúl – que no tiene a nadie que quiera enfrentarse con el gigante – y sin estar dispuesto a hacerlo él mismo, dice, “Ve, y Jehová sea contigo.”

1 SAMUEL 17:38-40: DAVID TOMÓ SU CAYADO, PIEDRAS, Y SU HONDA

38Y Saúl vistió á David de sus ropas, y puso sobre su cabeza un almete de acero, y armóle de coraza. 39Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó á andar, porque nunca había probado. Y dijo David á Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y echando de sí David aquellas cosas, 40Tomó su cayado en su mano, y escogióse cinco piedras lisas del arroyo, y púsolas en el saco pastoril y en el zurrón que traía, y con su honda en su mano vase hacia el Filisteo.

“Y Saúl vistió á David de sus ropas, y puso sobre su cabeza un almete de acero, y armóle de coraza” (v. 38). Si Saúl ha de permitir que este joven represente Israel en batalla contra los filisteos, quiere ayudarle poniéndole su propia armadura. Inmediatamente nos damos cuenta de que aquí hay algo que no encaja. David ha luchado contra leones y osos, armado solo de su fe en el Dios viviente. Es el filisteo el que se esconde tras cotas de malla y escudos.

“Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó á andar, porque nunca había probado. Y dijo David á Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y echando de sí David aquellas cosas” (v. 39). Esta situación parece algo cómica cuando recordamos que Saúl es un hombre que “del hombro arriba sobrepujaba á cualquiera del pueblo” (9:2). Se nos ha dicho que David es de hermoso parecer (16:12), pero en ninguna parte dice que sea alto. Aquí tenemos la imagen de un joven vestido con armadura cuatro tallas mayor que él – a quien le cuesta andar con la armadura puesta, no decir entrar en batalla. Todo este tiempo David ha sabido de dónde viene su fuerza (véase Salmo 121:1-2) y se quita la armadura (v. 39b). Entonces, se arma con las cosas a las que está acostumbrado – un palo de madera, una honda, y cinco piedras bien escogidas (v. 40a).

Es importante anotar que David no confronta el gigante con las manos vacías. No evita las armas, pero sí las escoge según su estatura y destrezas. Las armas que escoge no son tan impresionantes como las que porta el gigante, pero son mortales de todos modos – su intención no es intimidar, sino matar. Es más, el arma más letal que tiene, la honda, es tan pequeña que pasa desapercibida, y el filisteo solo menciona la vara de David (v. 43) – ni siquiera se fija en el arma que causará su muerte.

“Tomó su cayado en su mano, y escogióse cinco piedras lisas del arroyo, y púsolas en el saco pastoril y en el zurrón que traía, y con su honda en su mano vase hacia el Filisteo” (v. 40). Armado de esta manera David se acerca al filisteo.

1 SAMUEL 17:41-44: Y MALDIJO Á DAVID POR SUS DIOSES

41Y el Filisteo venía andando y acercándose á David, y su escudero delante de él. 42Y como el Filisteo miró y vió á David túvole en poco; porque era mancebo, y rubio, y de hermoso parecer. 43Y dijo el Filisteo á David: ¿Soy yo perro para que vengas á mí con palos? Y maldijo á David por sus dioses. 44Dijo luego el Filisteo á David: Ven á mí, y daré tu carne á las aves del cielo, y á las bestias del campo.

“Y el Filisteo venía andando y acercándose á David, y su escudero delante de él” (v. 41). El gigante filisteo ni siquiera se digna a entrar solo en el campo de batalla. Le acompaña un escudero que funciona como su primera línea de defensa. Podemos estar seguros que este escudero es uno de los mejores soldados filisteos – escogido por su fortaleza, valor, y su pericia atlética. Nos lo imaginamos entrenando a diario para mantener su fuerza y agilidad. Sería raro que este escudero dejase pasar una lanza o una flecha. El gigante filisteo va bien protegido, pero este escudero debe asegurarse de que el gigante no necesite armadura (v. 1).

“Y como el Filisteo miró y vio á David túvole en poco; porque era mancebo, y rubio, y de hermoso parecer” (v. 42). Cuando el gigante filisteo se fija en David no ve más que un niño bonito – un oponente inmerecido.

“Y dijo el Filisteo á David: ¿Soy yo perro para que vengas á mí con palos?” (v. 43a). Hablando de la vara de David (y sin ver la honda) el filisteo grita, “¿Soy yo perro para que vengas á mí con palos?”

“Y maldijo á David por sus dioses” (v. 43b). Antes supimos que el dios filisteo es Dagón. Cuando los filisteos capturaron el arca de Dios, ellos “metiéronla en la casa de Dagón, y pusiéronla junto á Dagón” (v. 5:2b). Pero, “el siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, y he aquí Dagón postrado en tierra delante del arca de Jehová” (5:3). Pusieron a Dagón en su lugar, pero el próximo día otra vez lo encontraron caído sobre su rostro. Esta vez, su cabeza y manos habían sido cortadas (5:4). Los filisteos concluyeron, “No quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros, y sobre nuestro dios Dagón” (5:7).

Entonces, a David no le da ningún miedo ser maldecido por los reyes filisteos. Como dirá el Apóstol Pablo más adelante, “que el ídolo nada es en el mundo, y que no hay más de un Dios” (1 Corintios 8:4). David ya sabía esto muchos siglos antes.

Dijo luego el Filisteo á David: Ven á mí, y daré tu carne á las aves del cielo, y á las bestias del campo” (v. 44). Entonces el gigante filisteo trata de intimidar a David de nuevo con las mismas tácticas que le han servido antes. Invita a David a iniciar la batalla y amenaza con entregar la carne de David a los pájaros y animales salvajes (v. 44). Esto sería algo especialmente repugnante para los israelitas, quienes valoran los ritos apropiados del entierro (Génesis 50:5-9; Deuteronomio 21:23; Josué 8:29; 2 Samuel 3:31; 2 Reyes 9:10; 2 Crónicas 16:14; Proverbios 30:17; Jeremías 16:4; 22:19; 34:5; Ezequiel 39:15).

1 SAMUEL 17:45-47: VENGO Á TI EN EL NOMBRE DE JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS

45Entonces dijo David al Filisteo: Tú vienes á mí con espada y lanza y escudo; mas yo vengo á ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, que tú has provocado. 46Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y quitaré tu cabeza de ti: y daré hoy los cuerpos de los Filisteos á las aves del cielo y á las bestias de la tierra: y sabrá la tierra toda que hay Dios en Israel. 47Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y lanza; porque de Jehová es la guerra, y él os entregará en nuestras manos.

“Entonces dijo David al Filisteo: Tú vienes á mí con espada y lanza y escudo; mas yo vengo á ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, que tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano” (vv. 45-46a). David no se deja intimidar por el gigante y sus amenazas. Se acuerda de que el gigante filisteo deriva su poder de su espada y lanza y jabalina, pero que él deriva su poder del “nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel” (v. 45b).

David no clama tener experiencia militar o pericia atlética. Cuando le habló a Saúl de los leones y osos que había matado, dejó claro que fue el Señor que le salvó de estos animales salvajes – y que sería el Señor que ahora le salvaría de este gigante filisteo (v. 37). Es al Señor a quien ha retado este filisteo (v. 45c).

“y yo te venceré, y quitaré tu cabeza de ti: y daré hoy los cuerpos de los Filisteos á las aves del cielo y á las bestias de la tierra: y sabrá la tierra toda que hay Dios en Israel” (v. 46b). David le explica su plan – un plan que le debe parecer absurdo a este gigante filisteo. David matará al gigante y le cortará la cabeza. No solo se alimentarán de él los pájaros y animales salvajes, pero los soldados del ejército filisteo compartirán su destino (v. 46a). El propósito de hacer esto es que “sabrá la tierra toda que hay Dios en Israel” (v. 46b). Además, “esta congregación” (filisteos e israelitas) aprenderá que “Jehová no salva con espada y lanza” (v. 47a). También aprenderán que “de Jehová es la guerra” y que Israel prevalecerá porque el Señor “os entregará (al gigante y al ejército filisteo) en nuestras manos” (v. 47b).

David continuamente deja claro que no es su fuerza ni la fuerza de Israel lo que logrará derrotar a los filisteos. El Señor está en control y el señor pondrá al gigante en manos de David y a los filisteos en manos de Israel.

1 SAMUEL 17:48-49: GOLIAT CAYÓ EN TIERRA SOBRE SU ROSTRO

48Y aconteció que, como el Filisteo se levantó para ir y llegarse contra David, David se dio priesa, y corrió al combate contra el Filisteo. 49Y metiendo David su mano en el saco, tomó de allí una piedra, y tirósela con la honda, é hirió al Filisteo en la frente: y la piedra quedó hincada en la frente, y cayó en tierra sobre su rostro.

“Y aconteció que, como el Filisteo se levantó para ir y llegarse contra David, David se dio priesa, y corrió al combate contra el Filisteo” (v. 48). El gigante filisteo, protegido por su armadura y sus armas, y escondiéndose detrás de su escudero, se acerca a David – y David, libre del peso de la armadura, se apresura a encontrarse con el filisteo. El gigante es pesado y lento, pero David es ágil y rápido.

“Y metiendo David su mano en el saco, tomó de allí una piedra, y tirósela con la honda, é hirió al Filisteo en la frente” (v. 49a). David no limita sus palabras ni sus acciones. Saca una piedra – una de las cinco que ha escogido – y la lanza a la cabeza del filisteo. Mientras los demás se concentraban en la armadura del gigante, el Señor dirigía el ojo de David hacia el único punto vulnerable para el gigante – su frente.

“y la piedra quedó hincada en la frente, y cayó en tierra sobre su rostro” (v. 49). La piedra se hunde en la frente del gigante y éste cae boca abajo en la tierra – como antes había caído su dios Dagón (5:3 y continuación). Este es un final apropiado para alguien que ha desafiado los ejércitos del Dios viviente (v. 26). La ley requiere morir apedreado para “el extranjero como el natural, si blasfemare” (Levítico 24:16).

1 SAMUEL 17:50-54: DAVID CORTÓ LA CABEZA DE GOLIAT

50Así venció David al Filisteo con honda y piedra; é hirió al Filisteo y matólo, sin tener David espada en su mano. 51Mas corrió David y púsose sobre el Filisteo, y tomando la espada de él, sacándola de su vaina, matólo, y cortóle con ella la cabeza. Y como los Filisteos vieron su gigante muerto, huyeron. 52Y levantándose los de Israel y de Judá, dieron grita, y siguieron á los Filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron heridos de los Filisteos por el camino de Saraim, hasta Gath y Ecrón. 53Tornando luego los hijos de Israel de seguir los Filisteos, despojaron su campamento. 54Y David tomó la cabeza del Filisteo, y trájola á Jerusalén, mas puso sus armas en su tienda.

El narrador vuelve a repetir que David ha derrotado al gigante filisteo, y que lo ha hecho sin espada (v. 50). Entonces, David se acerca al gigante caído, toma su espada y la usa para cortarle la cabeza (v. 51a). Aquí hay una gran ironía. El gigante ha usado su espada, armadura, y armas para intimidar y derrotar a sus oponentes. Su espada había sido su fuerza. Ahora, por voluntad del Señor, esta espada se ha vuelto su perdición.

El ejército filisteo había disfrutado de ver como Goliat intimidaba a los israelitas, pero ahora las cosas se dan la vuelta. Al ver que un simple niño fácilmente derriba a su gigante, son ellos los que están intimidados. Rompen filas y corren (v. 51b), y los soldados de Israel y Judá les persiguen y les matan (v. 52). Después saquean el campamento filisteo (v. 53).

La mención de Israel y Judá (v. 52a) es extraña, ya que el reino bajo Saúl incluye las doce tribus. No serán las diez tribus de Israel y las dos tribus de Judá hasta después de morir Salomón. Esto sugiere que este relato fue escrito o editado después de que esta separación tomara lugar.

La mención de Jerusalén (v. 54a) también parece anacrónica, porque David todavía no capturará Jerusalén por algún tiempo (2 Samuel 5:6-9). También parece extraña la mención de la tienda de David (v. 54b).

1 SAMUEL 17:55-58: ¿DE QUIÉN ES HIJO AQUEL MANCEBO?

55Y cuando Saúl vio á David que salía á encontrarse con el Filisteo, dijo á Abner general del ejército: Abner, ¿de quién es hijo aquel mancebo?

Y Abner respondió: 56Vive tu alma, oh rey, que no lo sé.

Y el rey dijo: Pregunta pues de quién es hijo aquel mancebo.

57Y cuando David volvía de matar al Filisteo, Abner lo tomó, y llevólo delante de Saúl, teniendo la cabeza del Filisteo en su mano. 58Y díjole Saúl: Mancebo, ¿de quién eres hijo?

Y David respondió: Yo soy hijo de tu siervo Isaí de Beth-lehem.

Con la batalla ganada, Saúl se interesa por el joven David. Le pregunta a Abner – el comandante de sus tropas – acerca del padre de David, pero Abner no sabe nada más de lo que sabe Saúl. Abner trae a David ante Saúl. David todavía lleva la cabeza del filisteo en la mano. Cuando Saúl le pregunta a David quién es su padre, David responde, “Isaí de Beth-lehem.”

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, de dominio público, situada en http://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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Copyright 2010, Richard Niell Donovan