PASAJE BÍBLICO

1 Corintios 6:12-20

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

EL CONTEXTO:

Corintio era una ciudad importante y abundante en el istmo (franja estrecha de tierra) que separa el norte del sur de Grecia. El Apóstol Pablo pasó allí 18 meses durante su Segundo Viaje de Misionero y fundó allí una iglesia. Hechos 18 relata la obra de Pablo en Corintio durante ese tiempo en bastante detalle.

Al terminar su visita a Corintio, Pablo se marchó para visitar Éfeso, Jerusalén, Antioquía, y Galacia (Hechos 18:18-23). Después de salir de Corintio, Pablo escribió una carta a los cristianos en Corintio avisándoles, “no os envolváis con los fornicarios” (5:9), pero esa carta se ha perdido.

Pablo escribe esta carta para responder a un informe de la gente de Cloé sobre los problemas que hay en la iglesia de Corintio (1:11). En esta carta responde a estos problemas por medio de enseñanza apostólica.

Uno de los problemas que Pablo trata en capítulo 8 es si es permisible que cristianos coman carne de animales sacrificados a ídolos paganos. Este tema se menciona brevemente en 6:13a, pero no es el enfoque de nuestro texto. En versículo 13a, Pablo menciona la comida y el estómago solo para dar paso al tema de la fornicación (griego: porneia – inmoralidad sexual) y el cuerpo.

En capítulo 5, Pablo habló en detalle de la inmoralidad sexual (porneia). Habló de un hombre – miembro de la comunidad cristiana – que vivía con la esposa de su padre, un pecado que sería inaceptable hasta para la comunidad pagana – un pecado que manchaba la reputación de la iglesia entre la gente de la ciudad. Pablo no solo se preocupaba por esta muestra pública de inmoralidad, pero también se preocupaba por la falta de reacción de la iglesia, que ignoraba el problema. Aconsejó que la iglesia echara a este hombre de su congregación (5:2). Dijo, “Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois sin levadura” (5:7) – queriendo decir que la iglesia debe ser pura, libre de inmoralidad, igual que el pan de Pascua, puro y sin levadura.

Les aconsejó no asociarse con “alguno llamándose hermano (que) fuere fornicario, ó avaro, ó idólatra, ó maldiciente, ó borracho, ó ladrón, con el tal ni aun comáis. Porque ¿qué me va á mí en juzgar á los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros á los que están dentro? Porque á los que están fuera, Dios juzgará: quitad pues á ese malo de entre vosotros” (5:11-13). Es decir, el Día del Juicio, Dios juzgará a aquéllos fuera de la iglesia. Mientras tanto, la iglesia debe juzgar a quienes están dentro, echando a los pecadores escandalosos y sin remordimiento.

Después, en 6:1-11, Pablo pasó a un tema que, al principio, no parece estar relacionado con la inmoralidad sexual que discutió en capítulo 5 y que discutirá en 6:12-20. Es decir, parece romper la continuidad de su preocupación por la inmoralidad sexual en 5:1-13 y 6:12-20 al insertar una sección que no tiene nada que ver con la inmoralidad sexual – una sección en la que expresa su preocupación sobre las denuncias entre creyentes.

No obstante, la sección de denuncias no es tan intrusiva como parece. En 5:12-13, Pablo estableció que, aunque la comunidad debe juzgar a los que están fuera de la iglesia, la iglesia debe juzgar a los que están dentro. En Corintio, sin embargo, la comunidad cristiana ha acudido a los que están fuera (las cortes civiles) para que juzguen disputas que ocurrían entre miembros de la iglesia. Es decir, han estado invitando a los que están fuera de la iglesia a juzgar a los que están dentro de la iglesia (6:1-6). Esta muestra pública de los fallos de la iglesia daña su reputación en las mentes de los no creyentes – haciendo difícil que la iglesia gane gente nueva para Cristo. Pablo pregunta, “¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno que pueda juzgar entre sus hermanos?” (6:5). Les pide que resuelvan sus disputas entre ellos, diciendo que sería mejor sufrir un mal en lugar de invitar a los que están fuera de la iglesia a juzgar los asuntos de la iglesia (6:7).

Entonces, mientras que 6:1-11 trata un tema distinto a la inmoralidad sexual, sí es una extensión de la preocupación de 5:12-13, donde dice que miembros de la iglesia deben juzgar las disputas e inmoralidades de su propia congregación – y no permitir que los no creyentes lo hagan por ellos.

1 CORINTIOS 6:12: LAS COSAS ME SON LÍCITAS, MAS NO CONVIENEN

12Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen (griego: symphero): todas las cosas me son lícitas, mas yo no me meteré debajo de potestad (griego: exousiazo) de nada.

“Todas las cosas me son lícitas” (v. 12a). Eruditos suelen pensar que esta frase se ha convertido en un eslogan para los cristianos corintios – un eslogan que han utilizado para excusarse de su comportamiento inmoral.

Cuando Pablo usa la palabra “lícitas,” se refiere a la ley judía – la ley del Tora. Según el Tora, el pueblo judío vivía bajo la ley judía. Jesús dejó claro que no había venido a abolir la ley ni los profetas, sino que había venido para cumplir la ley (5:17) – que había venido para acercar a la gente a la voluntad de Dios.

Jesús a veces no parecía observar la ley tan meticulosamente como algunos (Mateo 12:1-6, 10-13; 15:1-9). Se preocupaba menos por la estricta observación de la ley, y se preocupaba más de acercar gente a la voluntad de Dios. Trataba de mover a sus discípulos de una estricta observación de la ley hacia una adherencia al espíritu de la ley – una adherencia a los principios que dieron paso a la ley desde el comienzo. Esto resulta en una adherencia a la ley a mucho más fuerte.

Una buena metáfora quizá sería un violinista profesional que visita la orquesta de una escuela secundaria. Los estudiantes todavía están aprendiendo las reglas de la música. Por mucho que sigan las reglas, la música de esta orquesta seguiría siendo de principiantes. El violinista profesional, por otro lado, ya ha internalizado las reglas y tiene la libertad de dejarse guiar por el espíritu de la música en vez de las reglas que la gobiernan. Su entendimiento maduro le permite hacer fluir la música bellamente. Al observarle, los estudiantes aprenderán más de la música de lo que jamás podrían aprender de un estudio de las reglas.

Aunque al principio la iglesia se componía solo de judíos, pronto abrió sus puertas a los gentiles. La cuestión era si la iglesia debía requerir que sus miembros, incluyendo cristianos gentiles, debían observar la ley judía para poder ser miembros de la iglesia. Este tema era una gran preocupación en los primeros capítulos del Libro de Hechos, y se relató de manera dramática en la visión de Pedro que aparece en Hechos 10. Como resultado de esta visión, Pedro abrió los brazos a los gentiles, reconociendo que habían recibido el Espíritu Santo y que eran aptos candidatos para el bautizo (Hechos 10:34-48).

Pablo fue el gran misionero de los gentiles, y sentía hacia ellos una preocupación especial. Logró persuadir al Concejo de Jerusalén que no se les requiriera la circuncisión a los cristianos gentiles, y que solo se les debía pedir “Que os abstengáis de cosas sacrificadas á ídolos, y de sangre, y de ahogado, y de fornicación” (griego: porneia) (Hechos 15:29).

Pablo enfatizó que hemos sido justificados, no por nuestra adherencia a la ley (que nadie ha podido observar perfectamente de todos modos, salvo Jesús), sino que estamos “destituidos de la gloria de Dios; Siendo justificados gratuitamente por su gracia por la redención que es en Cristo Jesús; Al cual Dios ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre” (Romanos 3:23-25a).

Este énfasis en la gracia de Dios se podría mal interpretar fácilmente, y eso puede ser lo que ha ocurrido con estos cristianos corintios. Han decidido que, ya que la gracia de Dios es suficiente para cubrir sus pecados, no necesitan preocuparse por el pecado.

En su carta a la iglesia romana, Pablo discutió este tema directamente diciendo, “¿pues qué diremos? ¿Perseveraremos en pecado para que la gracia crezca? En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que somos bautizados en Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él á muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida… Así también vosotros, pensad que de cierto estáis muertos al pecado, mas vivos á Dios en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:1-4, 11).

En esta carta a los corintios, Pablo cita el eslogan que ellos han usado para excusar su comportamiento inmoral – “Todas las cosas me son lícitas” – y utiliza esta frase como punto de partida para demostrar su error. Volverá a citar este eslogan en 10:23 por la misma razón.

“mas no todas convienen” (symphero) (v. 12b). Esta palabra, symphero, se ha traducido de varias maneras – conveniente, provechoso, bueno, beneficioso. Pablo dice que aunque Cristo ampliara el entendimiento de la ley judía, su intención no era excusar comportamiento pecaminoso – comportamiento destructivo para ambos el pecador y la iglesia. Un ejemplo es el hombre que vive con la esposa de su padre (5:1). Hasta que a la comunidad pagana le sorprende su comportamiento (5:1), que también ha puesto en peligro su alma (5:5).

“todas las cosas me son lícitas, mas yo no me meteré debajo de potestad (exousiazo) de nada” (v. 12c). Pablo citó el eslogan en 12a para continuar con, “mas no todas convienen” (12b). Ahora lo vuelve a citar para situar su explicación, “mas yo no me meteré debajo de exousiazo de nada.” Aquí, la palabra exousiazo implica “caer bajo control de” o “estar bajo autoridad de.”

En otro lugar Pablo habla de gente que es esclava de la impureza – esclava de inmoralidad – esclava del pecado (Romanos 6:19-20). En esta carta a los corintios dice que no usará su libertad de la ley para convertirse también en esclavo del pecado – quedando bajo la autoridad de Satanás. Es importante reconocer que el abuso de la libertad puede resultar en la esclavitud – la perdida de libertad.

1 CORINTIOS 6:13-14: EL CUERPO NO ES PARA LA FORNICACIÓN

13Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; empero y á él y á ellas deshará Dios. Mas el cuerpo no es para la fornicación (griego: porneia), sino para el Señor; y el Señor para el cuerpo: 14Y Dios que levantó al Señor, también á nosotros nos levantará con su poder.

“Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas” (v. 13a). Aparentemente, esto es un eslogan que algunos cristianos corintios usan para disminuir la importancia de las leyes de alimentación judía.

Como se anota arriba, Pablo pronto hablará de alimentos sacrificados a ídolos (capítulo 8). ¿Es permisible que cristianos coman carne sacrificada ante ídolos? Un eslogan como “las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas” se podría utilizar para disminuir la importancia de la comida sacrificada a los ídolos. Cuando Pablo se dirige a este tema dirá, “sabemos que el ídolo nada es en el mundo” (8:4), por eso, es permisible comer carne sacrificada a los ídolos. Sin embargo, también dice que creyentes deben tener cuidado por la manera en que otros puedan interpretar – o mal interpretar – sus acciones. Si alguien puede ser lastimado espiritualmente al ver que un cristiano come carne sacrificada a ídolos, entonces, ese cristiano no debe comer de esa carne (8:13).

empero y á él y á ellas deshará Dios” (v. 13b). Esto parece continuar la justificación corintia de hacer lo que quiere en cuanto a la comida. En su manera de pensar, tanto la comida y el estómago son temporales, y Dios, al final, destruirá ambos. Siendo así, no importa si ellos observan las leyes judías de la comida – y no importa si comen carne sacrificada a los ídolos. Ni la comida ni el estómago es importante en el cuadro más grande de las cosas. Por lo menos, eso es lo que les gustaría creer.

Pablo cita estos eslóganes corintios para preparar el punto que quiere hacer (13c).

“Mas el cuerpo no es para la fornicación (porneia), sino para el Señor; y el Señor para el cuerpo” (v. 13c). El estómago no es inconsecuente, porque es parte del cuerpo, que sí es consecuente. Al final del tiempo, Dios resucitará nuestros cuerpos (15:12ff; Romanos 8:13, 23). Por lo tanto, no se debe permitir que “reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le obedezcáis en sus concupiscencias” (Romanos 6:12), sino que “presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro racional culto” (Romanos 12:1).

Según esta manera de pensar del cuerpo humano, es obvio que Dios ha creado nuestros cuerpos para cumplir propósitos muy altos, no bajos – propósitos del Señor, no para la fornicación (porneia). Tomar el cuerpo, algo sagrado, y utilizarlo para propósitos bajos, como la fornicación, es profanar lo sagrado. Sería parecido a profanar el templo de Jerusalén matando un puerco en su altar.

“Y Dios que levantó al Señor, también á nosotros nos levantará con su poder” (v. 14). La cultura griega hacía difícil que cristianos corintios apreciaran por completo la doctrina de la resurrección. Filosofía griega enseñaba el dualismo, que divide el humano en cuerpo (considerado malo) y alma (considerado bueno). Esta idea también aparece en capítulo 15, donde unos clamaban que no hay resurrección de los muertos (15:12) – idea que tomó raíz en Corintio, en parte por este ambiente dualístico. Pablo necesita recordarles una y otra vez a estos cristianos corintios que Cristo ha resucitado de la muerte, y que Dios también nos resucitará a nosotros. Esto es el centro de la fe cristiana. Por lo tanto, no debemos rebajar la importancia de nuestros cuerpos.

1 CORINTIOS 6:15-17: VUESTROS CUERPOS SON MIEMBROS DE CRISTO

15¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré pues los miembros de Cristo, y los haré miembros de una ramera (griego: porne)? Lejos sea. 16¿O no sabéis que el que se junta con una ramera, es hecho con ella un cuerpo? porque serán, dice, los dos en una carne. 17Empero el que se junta con el Señor, un espíritu es.

“¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?” (v. 15a). En este versículo Pablo se enfrenta con este dualismo. El cuerpo no es una simple entidad temporánea e inferior con la que debemos vivir hasta que nuestro espíritu sea liberado al morir. Nuestros cuerpos (no solo nuestros espíritus o almas) “son miembros de Cristo,” entonces somos parte del cuerpo de Cristo. Nuestros cuerpos, entonces, son sagrados, apartados para un propósito sagrado, igual que Cristo es sagrado, apartado para un propósito sagrado.

“¿Quitaré pues los miembros de Cristo, y los haré miembros de una ramera (porne)? Lejos sea” (v. 15b). Anote la similitud entre la palabra griega para fornicación (porneia) y la palabra para prostituta (porne). Este juego de palabras es imposible de transmitir en una traducción.

El ambiente moral de Corintio alentaba fornicación. El templo de Afrodita era conocido por sus prostitutas – aunque en parte esto podría ser una mentira impulsada por una ciudad rival. De todos modos, en el templo sí había prostitutas. Corintio también era un puerto principal, cosa que también explica por qué había tantas prostitutas, dispuestas a servir los deseos sexuales de marineros u otros transeúntes.

Nuestros cuerpos son miembros de Cristo – y por lo tanto sagrados – sería malo utilizarlos para motivos no sagrados. Ya que nuestros cuerpos son miembros de Cristo, sería malo profanarlos – y, por extensión, profanar el cuerpo de Cristo – uniéndonos con una prostituta.

“¿O no sabéis que el que se junta con una ramera, es hecho con ella un cuerpo? Porque serán, dice, los dos en una carne” (v. 16). En la última parte de este versículo, Pablo alude a Génesis 2:24, donde dice, “Por tanto, dejará el hombre á su padre y á su madre, y allegarse ha á su mujer, y serán una sola carne.” Jesús también aludió a este versículo de Génesis, diciendo, “Así que, no son ya más dos, sino una carne: por tanto, lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre” (Mateo 19:6).

Pablo utiliza el versículo de Génesis para demostrar que la unión sexual no se trata de un encuentro casual ni efímero. A través de una unión sexual, la unión de la carne crea una unión entre personas – dos se hacen uno – no solo por el momento, sino para toda la vida.

“Empero el que se junta con el Señor, un espíritu es” (v. 17). Igual que un hombre y una mujer se convierten en uno por medio de la unión sexual, también el cristiano se convierte en un espíritu con el Señor.

El cambio de Pablo a la palabra “espíritu” en este versículo no significa que se esté alejando de su preocupación por el cuerpo. Ya ha establecido que nuestros “cuerpos son miembros de Cristo” (v. 15a). Ahora anota que también somos “un espíritu” con Cristo. Somos un pueblo sagrado, creado por Dios para cumplir los propósitos de Dios. Por eso, sería completamente fuera de lo normal que nos comportáramos de manera no sagrada, como el unirnos con prostitutas por medio de unión sexual.

1 CORINTIOS 6:18-20: HUID LA FORNICACIÓN

18Huid (griego: pheugete – de pheugo) la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera del cuerpo es; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. 19¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo (griego: naos) del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20Porque comprados sois por precio: glorificad pues á Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

“Huid (pheugete – de pheugo) la fornicación” (v. 18a). La palabra pheugo a menudo se traduce “escapar.” Pablo les dice a los cristianos corintios que deben correr en dirección opuesta cuando las prostitutas se acercan– o cuando un amigo sugiere visitarlas.

Más adelante, Pablo utilizará el mismo consejo para los ídolos – “Huid (pheugo) de la idolatría” (10:14).

Durante dos años fui capellán militar en Vietnam. En Saigón y en otras ciudades que visitaba durante los descansos, las prostitutas se paraban en las puertas de los negocios a lo largo de las calles. Eran agresivas, y no solo gritaban a los soldados que pasaban, sino que hasta alargaban el brazo para agarrarles la manga. Puedo imaginar que hombres jóvenes en Corintio – y en otros puertos – tendrían la misma experiencia. Para cristianos que confrontan tentaciones así, Pablo dice, “¡huyan, aléjense!” “¡Apártense de donde nace la tentación!”

“Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera del cuerpo es” (v. 18b). Este puede ser otro eslogan que cristianos corintios solían decir. De ser así, Pablo lo cita para preparar el contexto del consejo que les dará en versículo 18c.

Si no es un eslogan corintio, Pablo simplemente dice que ningún otro pecado contamina el cuerpo como lo hace la fornicación.

“mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca” (v. 18c). Ya que el cuerpo del cristiano es miembro de Cristo y, por lo tanto, sagrado (v. 15), un hombre cristiano que comparte con prostitutas (o con otras mujeres con las que no está casado) profana el santuario sagrado que Dios ha hecho de su cuerpo. Esto es un pecado contra el cuerpo, igual que profanar el templo de Jesús sería un pecado contra el templo.

“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo (naos) del Espíritu Santo, el cual está en vosotros” (v. 19a). Pablo usa la imagen del templo de Jerusalén cuando les dice a los cristianos corintios que sus cuerpos son el templo (naos) del Espíritu Santo. Hay otra palabra griega para templo, heiron, que abarca todas las instalaciones del templo (incluyendo la Corte de los Gentiles), pero la palabra naos se refiere al santuario interior, el Sagrado de los Sagrados, la morada de Dios.

Pablo utiliza lenguaje similar en capítulo 3, donde habla de la iglesia como templo de Dios (3:16). Eruditos suelen concordar que, en ese capítulo, Pablo está hablando de la iglesia – la comunidad de fe – como el templo de Dios. La primera razón para esta interpretación es que el “vosotros” en 3:16 es plural, mientras “templo” es singular.

Eruditos también suelen concordar que, en 6:19, Pablo está hablando del individuo como el templo de Dios. Debemos anotar que “vosotros” en 6:19 también es plural mientras que “templo” es singular. Entonces, en ese sentido no hay diferencia entre 3:16 y 6:19. De todos modos, el contexto (compartir con prostitutas) deja claro que en 6:19 Pablo se refiere a cristianos individuales como el templo del Espíritu Santo.

“el cual tenéis de Dios” (v. 19b). El Espíritu Santo (mencionado en 19a) es un don de Dios – un tesoro que Dios confía a cada cristiano.

Para la mayor parte de nosotros, los regalos que recibimos tienen un significado especial, ya que reflejan el amor de quienes los dan. Esto es verdad particularmente si el regalo es algo que deseábamos o necesitábamos mucho. Cada vez que lo vemos o lo usamos, nos recuerda a la persona que nos lo dio – y al amor y la consideración que inspiraron el regalo.

¿Qué regalo puede ser mejor que el don del Espíritu de Dios morando en nosotros – la presencia de Dios siempre con nosotros? ¿Qué puede ser más maravilloso que saber que Dios está disponible para guiarnos y dirigir nuestro camino – para ayudarnos de maneras en las que nosotros nunca podríamos hacerlo? ¿Qué regalo puede ser más maravilloso que el que Dios transforme lo que parece mundano – nuestros cuerpos – en un templo sagrado? ¿Qué puede ser mejor que saber que el Dios que creó los cielos y la tierra nos considera preciosos – hijos amados?

“y que no sois vuestros? Porque comprados sois por precio” (v. 19c-20a). Es una lástima que estos versículos estén divididos entre versículos 19 y 20. Estos dos segmentos deberían estar juntos y se deben discutir juntos.

El lenguaje de estos versículos originó en los mercados de esclavos, donde gente compraba esclavos por un precio. Esos esclavos estaban obligados a obedecer a sus amos. Pero en este versículo Pablo no se refiere a la servidumbre involuntaria representada por esos mercados de esclavos, sino a una servidumbre voluntaria que todo cristiano acepta al hacerse cristiano.

Pablo no especifica lo que quiere decir con “comprados sois por precio,” pero debe ser obvio para cualquiera que conozca el Evangelio. El participio “comprados” es aorista, marca una acción ya completada. En un contexto cristiano, “comprados sois por precio,” alude a la obra redentora de Jesús en la cruz.

“comprados sois por precio” se trata de reparación por sustitución – un concepto que abunda en ambos el Antiguo y el Nuevo Testamento. Reparación tiene que ver con hacer las paces por los pecados o reparar el daño espiritual causado por el pecado. También tiene que ver con la restauración de relaciones que han sido rotas por el pecado.

La idea detrás de una reparación por sustitución es que nuestro pecado crea un conflicto para Dios. Por un lado, a Dios le repulsa nuestro pecado, pero por otro lado, nos ama. Por un lado, no puede invitarnos a compartir plenamente con él mientras estemos teñidos de pecado, pero por otro lado, no puede desecharnos por completo.

Entonces, de acuerdo con su santidad (que exige nuestro castigo) y su amor (que exige nuestra reconciliación), Dios diseñó un proceso por el que él nos vuelve a hacer santos y así poder invitarnos a su compañía. Este proceso es conocido como reparación por sustitución – en el que “sustitución” quiere decir que Dios aceptará un sustituto que cargue con nuestros pecados y “reparación,” que se refiere a que podemos ser restaurados a una plena asociación con Dios.

Cristianos a menudo dicen que la reparación es como “hacerse uno,” para transmitir la idea de que reparación se trata de hacerse uno con Dios. Esto concuerda con la palabra latina, adunamentum, que tiene que ver con la creación de unión y es la palabra latina detrás de la palabra reparación en inglés (Encarta).

En el Antiguo Testamento, reparación se conseguía por medio del sacrificio de animales. Dios requería que los israelitas sacrificaran animales en un rito sagrado para reparar sus pecados (Éxodo 30:10; Levítico 1:4; 4:20-21, etcétera). La idea era que la gente merecía morir por sus pecados, pero que Dios les permitió sacrificar animales en su lugar. La muerte de los animales satisfacía la necesidad que Dios tenía por justicia, haciendo posible que él perdonara sus pecados.

La idea de reparación por sustitución también abunda en el Nuevo Testamento, y es el razonamiento por la muerte de Jesús:

• “Como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28).

• Jesús es “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29, 36).

• Hemos sido “justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:9).

• Cristo es “nuestra pascua” – nuestro cordero pascual (1 Corintios 5:7).

• “Que Cristo fue muerto por nuestros pecados conforme á las Escrituras” – tema que el Apóstol Pablo pensaba de suma importancia (1 Corintios 15:3).

• Cristo, “murió por todos” (2 Corintios 5:14).

• “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición” (Galatos 3:13).

• “Cristo nos amó, y se entregó á sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio á Dios en olor suave” (Efesios 5:2).

Reparación por sustitución no solo satisface las necesidades de Dios para ejercer justicia y merced, pero también muestra la atroz naturaleza de nuestros pecados y sus consecuencias. Nos ayuda a comprender que nuestros pecados no son pequeñas equivocaciones que se arreglan con una simple disculpa pasajera. Nos ayuda a entender que “la paga del pecado es muerte” y que necesitamos desesperadamente de “la dádiva de Dios (que) es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).

“glorificad pues á Dios en vuestro cuerpo” (v. 20b). Ahora Pablo llega a su conclusión. Ha establecido que:

• El cuerpo no es una entidad inconsecuente (en comparación con el espíritu), y que Dios piensa levantar nuestros cuerpos de la muerte (v. 14).

• Nuestros cuerpos son miembros de Cristo, por eso no debemos hacerlos “miembros de una ramera” (v. 15).

• Quien se involucra en fornicación se convierte en un solo cuerpo con su compañero (v. 16).

• Nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo (v. 19).

• No somos de nosotros, sino que somos comprados por un precio – y debemos obedecer a nuestro amo, que es Dios (vv. 19b-20a).

PUES, debemos glorificar a Dios con nuestros cuerpos. Esto conlleva todo tipo de implicaciones para cristianos hoy. Sugiere que debemos vestirnos modestamente y no de manera provocativa. Sugiere que debemos cuidar la salud de nuestros cuerpos con el mismo cuidado que mantendríamos un templo.

Pero la implicación más obvia del “pues” de Pablo en v. 20b es que debemos glorificar a Dios con nuestros cuerpos evitando el sexo ilícito.

Esta palabra es muy necesitada particularmente en nuestro mundo del siglo 21. Nuestro mundo constantemente nos dice que tenemos derecho a involucrarnos en cualquier actividad sexual que nos apetezca, pero Pablo dice otra cosa. Dice que un cristiano que se involucra en sexo ilícito deshonra a Dios, y que necesitamos glorificar a Dios con nuestros cuerpos. Esto es difícil de vender en nuestro actual ambiente pagano, pero tenemos obligación de proclamarlo.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada en http://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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