PASAJE BÍBLICO

Job 38:1-11, 34-41

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

EL CONTEXTO:

El contexto para cualquier pasaje del libro de Job tiene que empezar con capítulo 1, donde se establece el carácter ejemplar de Job (1:1-5) reconocido por Dios (1:8). Pero Dios permitió que el satanás, uno de sus servidores celestiales, probara a Job quitándole su riqueza, su familia (1:13-21), y finalmente su salud (2:1-10).

NOTA: El satanás en el libro de Job no es el mismo satanás diabólico que aparece en el Nuevo Testamento. El satanás del libro de Job es un servidor celestial.

Los capítulos que preceden (2:11 – 37:24) se componen generalmente de conversaciones entre Job y sus amigos. El esquema a lo largo de esos capítulos es que los amigos de Job, convencidos de que Dios prospera a los inocentes y castiga a los culpables, querían convencer a Job de que habría cometido un horrible pecado y que debía arrepentirse. Job, sin embargo, se negó a reconocer tal pecado, porque creía en su inocencia – algo que nosotros, como lectores del primer capítulo, sabemos que es verdad.

EL CONTEXTO INMEDIATO es un largo discurso por Eliú (capítulos 32-37), quien regañó a los amigos de Job porque “no había respuesta en la boca de aquellos” (32:5) – y regañó a Job por declarar su justicia y por su contienda contra Dios (capítulo 33) – y proclamó la justicia de Dios (capítulo 34) – y condenó la proclamación de justicia propia (capítulo 35) – y exaltó la bondad de Dios (capítulos 36-37).

Aunque podríamos esperar que Job, en capítulo 38, contestara a Eliú, capítulos 38-41 incluyen la respuesta de Dios hacia Job. El libro concluye presentando a Job, humilde pero satisfecho (42:1-6) – sus amigos humillados por haberle acusado falsamente (42:7-9) – y la riqueza, familia, y el bienestar de Job restaurados (42:10-17).

En la introducción de la exégesis para Job 1:1 – 2:1-20, dije que en el libro de Job surgen varias preguntas, como “¿teme Job á Dios de balde?” (1:9) – y “¿por qué permite Dios el sufrimiento?” – y ¿por qué sufren los buenos y los malos prosperan?” Como dije, en este libro surgen estas preguntas, lo cual es diferente a decir que las contesta.

Dios le responde a Job con preguntas – no las que se mencionan arriba, sino preguntas que se dirigen a las que Job ha estado haciendo. “Dios le da a Job el mejor complemento que un profesor le podría dar a su alumno. En lugar de darle respuestas, Dios solo hace preguntas. En lugar de conclusiones, Dios solo presenta los hechos. Inducción, no deducción, es su método de enseñanza… Dios muestra lo mucho que se preocupa por Su creación, y rehúsa ir en contra de la libertad de Job o insultar su inteligencia. Le da los hechos y cuenta con que él haga las conexiones” (McKenna).

JOB 38:1-3. Y RESPONDIÓ JEHOVÁ Á JOB DESDE UN TORBELLINO

1Y respondió Jehová (hebreo: YHWH) á Job desde un torbellino (hebreo: searah), y dijo:
2¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría?
3Ahora ciñe como varón (hebreo: geber) tus lomos;
Yo te preguntaré, y hazme saber tú.

“Y respondió Jehová (YHWH) á Job desde un torbellino” (searah) (v. 1). Esta es la primera vez desde el prólogo que a Dios se le llama por nombre propio, Jehová (véase Éxodo 6:2-3).

La respuesta de Jehová se dirigió personalmente a Job – no a sus amigos. Parece increíble que Dios hablara directamente a una persona, pero así es como Dios lo hace una y otra vez a lo largo de ambos el Antiguo y el Nuevo Testamento.

Jehová le contesta a Job “desde un searah” – un torbellino o tempestad. Antes, Job temía que Dios le aplastara “con un searah” (9:17) – o que Dios le quebrara con su gran poder (9:3, 32-35; 23:6, 15-16) – pero no es el propósito de Jehová ni aplastar ni quebrar a Job, sino darle entendimiento. “El hecho de que Dios hable es suficiente para Job. Lo único que necesita saber es que todo sigue bien entre él y Dios” (Andersen, 269).

Dios se revela de muchas maneras. Se reveló a Jacob por medio de una escalera en la que había “ángeles de Dios que subían y descendían” (Génesis 28:12). Se reveló a Moisés en “una llama de fuego en medio de una zarza…y la zarza no se consumía” (Éxodo 3:2). Se dejó conocer a través de la ley y los profetas. Se deja conocer a través del regalo de su Hijo – y a través de las escrituras. Se deja conocer por medio del pastor inteligente – y del humilde servidor. Nunca podemos anticipar como Dios se nos revelará – pero podemos estar seguros de que utiliza todos los medios para que le conozcamos. A menudo, Dios se deja conocer a través de experiencias tumultuosas que dan la vuelta a la vida, como lo hizo con Job.

“¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría?” (v. 2). Así comienzan las preguntas que Jehová le hace a Job. Estas preguntas a penas son lo que Job espera – o quiere – oír. Lo que Job quería era la oportunidad de dirigirse a Dios directamente – entender los cargos específicos que tiene contra él – presentar su caso para recibir justicia. En vez, lo que recibe es una serie de preguntas que no puede contestar – pero que, sin embargo, le ayudarán a entender.

La comprensión de Job se oscurece – queda incapaz de explicarse – porque habla “con palabras sin sabiduría.” Aquí, Jehová considera a Job ignorante en vez de malo. No caracteriza las palabras de Job como pecadoras. El propósito de Dios no es condenarle, sino ayudarle a entender.

“Ahora ciñe como varón (geber) tus lomos” (v. 3a). Ceñir los lomos significa tirar hacia arriba de las ropas y meterlas en el cinturón. El propósito es liberar a la persona de las limitaciones físicas que impone la ropa apretada – dejar que la persona se pueda mover libremente, trabajar o luchar sin constricción.

La palabra geber sugiere algo más que un hombre común y corriente. Jehová reta a Job para que ciña sus lomos como un hombre – un hombre de acción – uno que hace – un guerrero. Le invita a Job a prepararse para una confrontación.

“Yo te preguntaré, y hazme saber tú” (v. 3b). Antes, Job retó a Dios, “Llama luego, y yo responderé; o yo hablaré, y respóndeme tú” (13:22). En ese caso, Job quería que Dios le explicara sus pecados e iniquidades (13:23) – que le explicase el por qué de su sufrimiento.

Pero ahora Jehová le da la vuelta a la situación, diciéndole a Job que Jehová hará las preguntas y que Job dará las repuestas.

JOB 38:4-7. ¿DÓNDE ESTABAS? ¡HÁZMELO SABER!

4¿Dónde estabas cuando yo fundaba la tierra?
Házmelo saber, si tienes inteligencia.
5¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes?
¿O quién extendió sobre ella cordel?
6¿Sobre qué están fundadas sus basas?
¿O quién puso su piedra angular,
7Cuando las estrellas todas del alba alababan,
Y se regocijaban todos los hijos de Dios?

Estos versículos dan la imagen de una gran obra arquitectónica tomando lugar – la creación de la tierra. Jehová no menciona el resto de la creación en este momento – el sol, la luna, las estrellas – las constelaciones y galaxias – las blancas estrellas enanas o los agujeros negros – las novas y las supernovas – la grandeza del espacio. La tierra es solo una pequeña parte del orden creado, pero sirve adecuadamente para mostrarle a Job los límites de su entendimiento.

Job no tomó parte en las decisiones de la creación de la tierra – ni siquiera estaban allí Adán y Eva para presenciar estas decisiones tempranas. Job no tomó parte en extender un cordel sobre la tierra para asegurar que sus bases corrieran donde debían. Job no presenció los cimientos ni la piedra angular. Todo esto es un misterio para Job. Solo conoce lo que revelan las escrituras acerca de la creación.

“¿O quién puso su piedra angular, cuando las estrellas todas del alba alababan, y se regocijaban todos los hijos de Dios?” (vv. 6-7). El poner una piedra angular marca el comienzo de la construcción. Piedras angulares se ponían con mucho cuidado, porque su ubicación facilitaba que los cimientos quedaran rectos y nivelados.

El poner la piedra angular de un edificio importante era ocasión para celebrar. “La imagen de las estrellas del alba cantando y los hijos de Dios regocijando no es una simple nota de festividad, pero también sirve para interpretar la creación de la tierra como la construcción del templo de Dios… El poner los cimientos del templo y su coronamiento eran ocasiones litúrgicas en las que músicos y cantantes alababan a Dios, y la gente se unía con cantos de bendición y alabanza” (Newsom).

La estrella del alba es el planeta Venus – el objeto más brillante en el cielo además del sol y la luna. Cuando se ve subir al amanecer, domina el cielo – un diamante brillante en un campo negro, rodeado de las demás estrellas, diamantes más pequeños.

Aquí Jehová describe la estrella del alba y sus acompañantes, cantando en coro, alabando la creación terrenal. El resto de los seres celestiales (“hijos de Dios”) se les une en el coro – quizá antifonalmente, con las estrellas de la mañana cantando desde una parte del cielo y los seres celestiales contestando desde otra.

Esta imagen es bella y poética, pero su propósito es recordarle a Job de que no puede ni empezar a comprender la profundidad de la sabiduría y el conocimiento de Dios.

JOB 38:8-11. ¿QUIÉN ENCERRÓ CON PUERTAS LA MAR?

8¿Quién encerró con puertas la mar,
Cuando se derramaba por fuera como saliendo de madre;
9Cuando puse yo nubes por vestidura suya,
Y por su faja oscuridad.
10Y establecí sobre ella mi decreto,
Y le puse puertas y cerrojo,
11Y dije: Hasta aquí vendrás, y no pasarás adelante,
Y ahí parará la hinchazón de tus ondas?

En estos versículos, la metáfora de la creación de la tierra pasa a una de domar de los mares.

Para el pueblo hebreo, el Mar Mediterráneo era el gran mar. Estaba acostumbrado a llevar sus aguas a las varias ciudades israelitas a lo largo de la costa – y a llevarlas a Egipto en el sur y a Fenicia y Siria en el norte. Algunos barcos podrían ir aún más lejos – hasta Grecia y más allá. Sabían lo que era estar en una tormenta en el mar, cuando las olas subían tan altas como el mástil de sus barcos. Sabían lo que era tener miedo – dudar de su supervivencia.

Cualquiera que haya experimentado una tormenta fuerte en el mar no puede más que sentirse maravillado por las fuerzas de la naturaleza. La cantidad de energía que emite una tormenta así no se puede calcular. Gente no tiene el poder de calmar tal tormenta, y los marineros que se encuentran en ella apenas se pueden defender contra su furia. A menudo piensan de las tormentas del mar como una fuerza malévola que amenaza sus vidas.

Pero aquí Jehová describe el mar como un bebé que sale de su madre. Jehová hace una vestidura de nubes para el mar – y utiliza una faja de oscuridad para envolverla. Una faja es una tela o manta utilizada para envolver a un bebé. Sirve para cubrir al bebé y también para restringir sus movimientos. La imagen, entonces, es de Jehová utilizando las nubes y la oscuridad para vestir y restringir los mares.

Versículos 10-11 continúan con el relato de Jehová poniendo límites sobre el mar – marcando fronteras más allá de las cuales no puede ir. Cualquiera que vive cerca de un océano pensará de esas fronteras como algo tentativo, porque los mares son capaces de corroer las costas y de ir donde nunca han ido – pero solo tan lejos como Jehová les permita ir.

Pero el punto de estos versículos no es la fuerza de los mares sino la fuerza de Jehová. Fue Jehová que creó los mares y es Jehová el que les pone sus límites.

¿Y qué dices de eso, Job? ¿Dónde estabas tú cuando todo esto ocurrió? ¿Lo viste? ¿Lo puedes comprender? ¿Podrías tú haber hecho algo tan grande? ¿Puedes tú poner límites a los mares violentos? Si no, ¿quién eres tú para buscar una confrontación directa con el Todopoderoso para presentar tu caso y buscar justificación?

JOB 38:12-33. MÁS PREGUNTAS

Estos versículos no se incluyen en la lectura del leccionario, seguramente porque (1) continúan con preguntas parecidas a las ya expresadas y (2) los que prepararon el leccionario trataban de hacer una lectura compacta y accesible como una de las cuatro lecturas en un servicio de alabanza.

JOB 38:34-38. ¿ALZARÁS TÚ Á LAS NUBES TU VOZ?

34¿Alzarás tú á las nubes tu voz,
Para que te cubra muchedumbre de aguas?
35¿Enviarás tú los relámpagos, para que ellos vayan?
¿Y diránte ellos: Henos aquí?
36¿Quién puso la sabiduría en el interior (hebreo: tuhot)?
¿O quién dio al entendimiento la inteligencia (hebreo: sekwi)?
37¿Quién puso por cuenta los cielos con sabiduría?
Y los odres de los cielos, ¿quién los hace parar,
38Cuando el polvo se ha convertido en dureza,
Y los terrones se han pegado unos con otros?

“¿Alzarás tú á las nubes tu voz, para que te cubra muchedumbre de aguas?” (v. 34). Jehová pasa de la tierra a los cielos. Antes, Eliú anotó que “Dios es grande” (36:26) – “El reduce las gotas de las aguas, al derramarse la lluvia según el vapor las cuales destilan las nubes, goteando en abundancia sobre los hombres” (36:27-28).

Ahora Jehová pregunta si Job puede hablar de las nubes y hacerles soltar la lluvia. ¿Puede hacer que las nubes rompan la sequía?

“¿Enviarás tú los relámpagos?” Antes, Eliú anotó que Dios “con las nubes encubre la luz, y mándale no brillar, interponiendo aquéllas… Debajo de todos los cielos lo dirige, y su luz hasta los fines de la tierra” (36:32; 37:3).

Ahora Jehová le pregunta a Job si él puede hacer lo mismo. ¿Puede hacer que los relámpagos se unan como un batallón de soldados, y mandarles a la batalla? (v. 35a).

“para que ellos vayan y diránte ellos: Henos aquí” (v. 35b). Cuando Job llame los relámpagos, ¿reconocerán su autoridad y dirán, ¡presentes!?” ¿Cumplirán sus órdenes?

“¿Quién puso la sabiduría en el interior (tuhot – el ibis)? ¿O quién dio al entendimiento la inteligencia (sekwi – el gallo)? (v. 36). Algunos académicos traducirían este versículo de esta manera: “¿quién puso la sabiduría en el ibis o le dio entendimiento al gallo? (Hartley, 503; Balentine, 657; Newsom).

El ibis es un pájaro bello de cuello largo que vadea en el agua y que se consideraba sagrado en Egipto. Gente le atribuía el poder de discernir y anunciar cambios climáticos. El gallo, con su quiquiriquí, anuncia la llegada del nuevo día y la llegada de la lluvia.

Job, ¿quién le dio al ibis y al gallo la sabiduría de anunciar cuando cambia el clima? ¿Puedes contestar eso? ¿Fuiste tú? ¡Seguramente no!

“¿Quién puso por cuenta los cielos con sabiduría?” (v. 37a). ¿Quién puede numerar las nubes? Algunas se esconden en las esquinas de los cielos, flojas y casi imperceptibles. Otras cuelgan pesadas y oscuras sobre la tierra. A menudo, las nubes se mueven rápidamente a través del cielo, y una nube se une a otra para formar una más grande – o una nube grande se rompe en dos. Solo podemos ver las nubes que se encuentran a pocas millas de donde estamos, y en la oscuridad de la noche es posible que no las veamos – pero hay nubes que cubren cada continente y océano. ¿Quién puede contar todas esas nubes, Job? ¿Quién tiene ese tipo de sabiduría? ¿Eres tú, Job? ¡Seguramente no!

“Y los odres de los cielos, quién los hace parar” (v. 37b). Todas esas nubes son como los odres. Son preciosos porque pueden llevar agua para regar cosechas y rellenar pozos y sostener vida: vida humana, animal, y vegetal. Sin los odres, la vida en la tierra pronto desaparecería.

¿Quién llenó esos odres con agua, Job? ¿Tú? ¿Quién los puso en el cielo? ¿Tú? ¿Puedes tú alargar la mano al cielo e inclinarlos para que su agua caiga donde se necesita, Job? ¡Seguramente no!

“Cuando el polvo se ha convertido en dureza, y los terrones se han pegado unos con otros” (v. 38). ¡Has visto el polvo convertirse en dureza, Job! Tú has visto terrones pegados que se parecen más a piedra que a tierra. Cuando la tierra está seca el granjero queda indefenso. Siempre existe el peligro de que el viento se lleve la capa de arriba convertida en polvo. Si el granjero trata de arar el campo, los duros terrones romperán el arado.

Cuando una sequía de este tipo amenaza con quitarle la vida a la tierra, ¿puedes tú traer agua de los cielos para calmar el polvo y ablandar la tierra, Job? ¡Seguramente no!

JOB 38:39-41. ¿CAZARÁS TÚ LA PRESA PARA EL LEÓN?

39¿Cazarás tú la presa para el león?
¿Y saciarás el hambre de los leoncillos,
40Cuando están echados en las cuevas,
O se están en sus guaridas para acechar?
41¿Quién preparó al cuervo su alimento,
Cuando sus pollos claman á Dios,
Bullendo de un lado á otro por carecer de comida?

Estos versículos pertenecen al principio de capítulo 39 y no al final de capítulo 38. Incluyen una serie de preguntas de animales: leones (38:39-40); cuervos (38:41); cabras y ciervos (39:1-4); el asno montés (39:5-8); el buey montés (39:9-12); la avestruz (39:13-18); el caballo (39:19-25); y el cuervo (39:26-30).

“¿Cazarás tú la presa para el león? ¿Y saciarás el hambre de los leoncillos, cuando están echados en las cuevas, o se están en sus guaridas para acechar?” (vv. 39-40). Los leones son animales carnívoros que requieren mucha comida. Un macho adulto pesa 350-550 libras (160-250 kg.) y puede comer 75 libras (35 kg.) de carne de una sola vez (aunque un león que ha comido hasta saciarse descansará varios días antes de cazar de nuevo).

Los leones se encuentran en partes de África y Asia. La población de leones hoy es mucho más pequeña de la que existía en los tiempos de Job, porque seres humanos han entrado en el hábitat del león y en el de los animales que comen. No obstante, aún hoy, sería difícil contar el número de leones en la faz de la tierra.

¿Y qué de eso, Job? ¿Sabes tú cuantos leones hay? ¿Sabes donde están? ¿Conoces sus cuevas y guaridas? ¿Puedes encontrarles presa para comer? ¿Puedes alimentar sus pequeños? ¡Seguramente no!

“¿Quién preparó al cuervo su alimento, cuando sus pollos claman á Dios, bullendo de un lado á otro por carecer de comida?” (v. 41). Los cuervos comen casi cualquier cosa – semillas, frutas, ratones – hasta buitres. Pero sería difícil que un ser humano los alimentara, ya que suelen construir sus nidos en lo alto de acantilados o en los árboles.

¿Y qué de los cuervos, Job? ¿Puedes tú encontrar sus nidos? ¿Puedes tú proveerles comida? ¿Puedes alimentar a sus pequeños? ¡Seguramente no!

Las preguntas que le hace Jehová a Job no intentan degradar a Job, sino glorificar a Dios” (Alden, 380).

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAFÍA:

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Andersen, Francis I., Tyndale Old Testament Commentaries: Job, Vol. 13 (Downers Grove, Illinois: Inter-Varsity Press, no date)

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Janzen, J. Gerald, Interpretation Commentary: Job (Atlanta: John Knox Press, 1985)

McKenna, David L., The Preacher’s Commentary: Job (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1986)

Murphy, Roland E., in Van Harn, Roger (ed.), The Lectionary Commentary: Theological Exegesis for Sunday’s Text. The First Readings: The Old Testament and Acts (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 2001)

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Newsome, James D., in Brueggemann, Walter; Cousar, Charles B.; Gaventa, Beverly R.; and Newsome, James D., Texts for Preaching: A Lectionary Commentary Based on the NRSV––Year B (Louisville: Westminster John Knox Press, 1993)

Tucker, Gene M. in Craddock, Fred B.; Hayes, John H.; Holladay, Carl R.; Tucker, Gene M., Preaching Through the Christian Year, B (Valley Forge: Trinity Press International, 1993)

Wilson, Gerald H., New International Biblical Commentary: Job (Peabody, Massachusetts: Hendrickson Publishers, 2007)

Copyright 2009, Richard Niell Donovan