PASAJE BÍBLICO

Génesis 21:1-21

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

 

EXÉGESIS:

GÉNESIS 12-20: EL CONTEXTO

La historia de Abraham comienza con su llamada, cuando su nombre era Abram. Dios le dijo, “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, á la tierra que te mostraré; Y haré de ti una nación grande, y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición: Y bendeciré á los que te bendijeren, y á los que te maldijeren maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (12:1-3). La promesa de Dios de hacer de Abram una gran nación significa que Abram tendrá heredero legítimo.

Abram tenía 75 años al dejar Harán (12:4). Estaba casado con Sarai (Sara, más adelante), pero no tenían hijos y, a su edad, no había ninguna razón (excepto la promesa de Dios de hacer de Abram una gran nación) por creer que jamás tendrían un hijo.

Más adelante, Dios dice, “No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón sobremanera grande.” Pero Abram dijo, “Señor Jehová ¿qué me has de dar, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese Damasceno Eliezer?” (15:1-2). Dios respondió, “No te heredará éste, sino el que saldrá de tus entrañas será el que te herede… Mira ahora á los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar… Así será tu simiente” (15:4-5). Esta promesa es muy específica. Abram tendrá un hijo – un heredero legítimo. Abram “creyó á Jehová, y contóselo por justicia” (15:6).

Pero Sarai, angustiada por no haber podido darle hijos a Abram, le dijo que fuera con su sirviente Agar, para que ella le diera un hijo (16:2). Se había cansado de esperar a que Dios cumpliera su promesa, y sintió la necesidad de tomar el asunto en sus propias manos. Abram hizo lo que ella pidió, y Agar concibió un hijo. Entonces, Agar empezó a mirar a Sarai con desprecio, ya que Sarai se quejaba de Agar con Abram (16:5). Abram le dio permiso a Sarai para hacer lo que quisiera con Agar, y Agar se sintió tan afligida que huyó hacia el desierto (16:6). Allí, un ángel de Jehová la encontró y le dijo que tendría un hijo y que le daría más descendientes que pudiera contar. El ángel le dijo que llamara a su hijo Ismael (hebreo: yismael – “Dios oye”).

“Y parió Agar á Abram un hijo y llamó Abram el nombre de su hijo que le parió Agar, Ismael” (16:15).

Debemos anotar dos cosas en particular de capítulo 16 porque afectarán nuestra comprensión de capítulo 21.

• Primero, el viaje de Agar al desierto en capítulo 16 se parece a su viaje al desierto en capítulo 21 en varios aspectos. En los dos relatos, Abraham cede a lo que Sara pide. En ambos relatos, la ira de Sara es lo que hace que Agar huya al desierto. En ambos relatos, un ángel ayuda a Agar en su aflicción y le asegura que Ismael tendrá multitud de descendientes. Estas similitudes han hecho pensar a varios eruditos que se tratan de dos relatos del mismo incidente escritos por dos autores diferentes. Esto es apoyado por los dos nombres que se utilizan para Dios en los dos relatos (Jehová en capítulo 16 y Dios en capítulo 21) – la idea es que el escritor de Yahvé (J – en inglés) escribió capítulo 16 y que el de Elohim (E – en inglés) escribió capítulo 21. Esta idea también se puede ver en el cambio en Agar, que en capítulo 16 tenía una actitud de desprecio, pero en capítulo 21 se muestra pasiva.

• Segundo, Abram tenía 86 años al nacer Ismael (16:15) y cien años al nacer Isaac (21:5). Esto significa que Ismael tenía catorce años cuando nació Isaac – un hecho que tiene implicaciones para capítulo 21.

En capítulo 17, Dios hace un pacto con Abram y afirma sus promesas anteriores. Abram respondió cayendo sobre su rostro y riéndose (17:17). La risa es algo que se repite a lo largo de este relato.

En capítulo 18, Dios promete a Abraham y a Sara (nombres conferidos por Dios sobre Abram y Sarai en 17:5, 15) que tendrán un hijo, y al oírlo, Sara rió (hebreo: sahaq – palabra relacionada con yishaq o Isaac, que significa “El ríe”).

Capítulo 19 cuenta la historia de Sodoma y Gomorra, y capítulo 20 relata el comportamiento vergonzoso de Abraham en Gerar (20:2).

GÉNESIS 21:1-7: Y CONCIBIÓ Y PARIÓ SARA Á ABRAHAM UN HIJO

1Y visitó Jehová á Sara, como había dicho, é hizo Jehová con Sara como había hablado. 2Y concibió y parió Sara á Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. 3Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le parió Sara, Isaac. 4Y circuncidó Abraham á su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado. 5Y era Abraham de cien años, cuando le nació Isaac su hijo. 6Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. 7Y añadió: ¿Quién dijera á Abraham que Sara había de dar de mamar á hijos? Pues que le he parido un hijo á su vejez.

“Y visitó (hebreo: paqad) Jehová á Sara, como había dicho, é hizo Jehová con Sara como había hablado” (v. 1). Este versículo usa dos frases similares para expresar el mismo pensamiento. Algunos eruditos concluyen que aquí hay dos autores diferentes, pero es más probable que ésta sea una manera poética de expresar alegría porque Sara ha concebido un hijo como Dios había prometido.

Una visita (paqad) divina generalmente es para mostrar favor (Génesis 50:24; Éxodo 3:16; 1 Samuel 2:21), pero a veces también sirve para castigar (Éxodo 20:5; Isaías 10:12).

“Y concibió y parió Sara á Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho”(v. 2). Este versículo incluye una cantidad significante de tiempo – desde el tiempo que Dios le prometió un hijo a Abraham (17:16; 18:10-14) – al tiempo que el niño fue concebido – y hasta el nacimiento del niño nueve meses después.

Este versículo menciona la vejez de Abraham, pero Sara también es anciana (18:11-12). Es menos usual que una mujer anciana se convierta en madre que un anciano se convierta en padre. El sistema reproductivo de una mujer generalmente cesa de funcionar mucho antes que el del hombre. No obstante, este parto no depende de Abraham ni de Sara, sino de Dios. Es la voluntad de Dios que el niño nazca. Como Dios antes le preguntó a Abraham, “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?” (18:14).

“Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le parió Sara, Isaac (hebreo: yishaq – “El ríe”).” (v. 3). Nombrar un hijo se considera el deber del padre. Abraham obedece a Dios y nombra a su hijo Isaac (17:19).

“de su hijo que le nació, que le parió Sara” (v. 3b). Hay que recordar que Isaac no es el único hijo de Abraham. También tiene un hijo con Agar, la sierva que tomó de concubina. Este nuevo bebe, sin embargo, es de su esposa Sara. Esto crea confusión en cuestiones de estatus y sucesión. Siendo hijo de la esposa legítima de Abraham, Isaac disfruta de un estatus especial, pero Ismael también disfruta de un estatus especial por ser el primer nacido de Abraham. Pronto, esto creará un problema serio.

“Y circuncidó Abraham á su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado” (v. 4). Dios mandó circuncidar a los ocho días como señal del pacto entre Dios y Abraham (17:10-14). Abraham respondió al ser él mismo circuncidado y al hacer que todos los varones de su casa también fueran circuncidados (17:23-27). Ahora continúa obedeciendo y circuncida a su hijo Isaac.

“Y era Abraham de cien años, cuando le nació Isaac su hijo” (v. 5). Como se anota arriba, Abram tenía 86 años al nacer Ismael (16:15), entonces, Ismael ahora tiene catorce años.

De nuevo, no se menciona la avanzada edad de Sara.

“Dios me ha hecho reír (hebreo: sehoq), y cualquiera que lo oyere, se reirá (hebreo: yishaq li)conmigo (v. 6). Recuerde que el nombre hebreo de Isaac es yishaq, que significa “Él ríe.” También recuerde la risa de Abraham (17:7) y Sara (18:12) cuando Dios les prometió un hijo. Aquí hay un juego de palabras.

Sara puede estar diciendo que Dios ha transformado su anterior risa de duda a una risa de alegría (sehoq). Sin embargo, el significado de yisha li es ambiguo. Puede significar que otros se ríen con Sara, o que se ríen de ella.

En cualquier caso, el nacimiento de este niño cuyo nombre es “Él ríe” claramente es motivo de gran alegría para Sara, y provoca risa (sea de alegría o de burla) por parte de otros también.

“¿Quién dijera á Abraham que Sara había de dar de mamar á hijos? Pues que le he parido un hijo á su vejez” (v. 7). Sara no le dado hijos (plural) a Abraham, le ha dado uno (singular).

GÉNESIS 21:8-14: ECHA Á ESTA SIERVA Y Á SU HIJO

8Y creció el niño, y fue destetado; é hizo Abraham gran banquete el día que fue destetado Isaac. 9Y vio Sara al hijo de Agar la Egipcia, el cual había ésta parido á Abraham, que se burlaba. 10Por tanto dijo á Abraham: Echa á esta sierva y á su hijo; que el hijo de esta sierva no ha de heredar con mi hijo, con Isaac. 11Este dicho pareció grave en gran manera á Abraham á causa de su hijo. 12Entonces dijo Dios á Abraham: No te parezca grave á causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia. 13Y también al hijo de la sierva pondré en gente, porque es tu simiente. 14Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y diólo á Agar, poniéndolo sobre su hombro, y entrególe el muchacho, y despidióla. Y ella partió, y andaba errante por el desierto de Beer-seba.

“Y creció el niño, y fue destetado; é hizo Abraham gran banquete el día que fue destetado Isaac” (v. 8). No estamos seguros a qué edad los niños dejaban de mamar en aquel entonces. Seguramente cuando tenían dos o tres años. En esta cultura primitiva, muchos niños morían antes de dejar de mamar a causa de diversas enfermedades. Por eso, el hecho de que el niño haya sobrevivido la infancia es motivo de celebración.

“Y vio Sara al hijo de Agar la Egipcia, el cual había ésta parido á Abraham, que se burlaba” (v. 9). Como se anota arriba, Ismael tenía 14 años al nacer Isaac. Entonces, cuando Isaac dejó de mamar él tendría 16 o 17 años.

La versión en inglés menciona a estos dos niños jugando (hebreo: mesaheq) juntos. El significado demesaheq es incierto. Algunos eruditos piensan que los niños estaban jugando contentos, y el Septuagésimo (la versión griega del Antiguo Testamento) lo traduce así. Si ése fuera el caso, Sara se enfada porque los niños jueguen como iguales. Otros eruditos traducen mesaheq como “burlándose” – indicando que el joven Ismael se burlaba o aprovechaba del pequeño Isaac – así lo interpreta Pablo Galatos 4:9. Sea inocente o no, Ismael provoca la ira de Sara.

Anote que este versículo solo menciona a Ismael como “el hijo de la Egipcia” – una expresión de desprecio. Su nombre no aparece en ninguna parte de este capítulo. La última vez que oímos su nombre fue cuando Abraham y todos los varones de su casa fueron circuncidados (17:25). No volveremos a oír su nombre hasta que Ismael e Isaac se reúnan para enterrar a Abraham en Macpela (25:9). Abraham vivirá hasta los 175 años (25:7). Por lo tanto, Isaac tendrá 75 años al enterrar a Abraham e Ismael tendrá 89.

“Echa á esta sierva y á su hijo” (v. 10a). Fuera provocado por un juego inocente o por alguna burla, ¿exigía Sara que Abraham implementara una solución draconiana? Echar a Agar e Ismael es someterles al duro ambiente desértico. En el mejor de los casos, sufrirán de depravación. En el peor de los casos, se morirán.

Sara no puede implementar esta ley por su cuenta. Por eso, debe persuadir a Abraham para que lleve a cabo su plan sucio ya que solo él tiene la autoridad de echar a esta mujer y a su hijo.

“que el hijo de esta sierva no ha de heredar con mi hijo, con Isaac” (v. 10b). Ahora llegamos al grano, es decir, la herencia. Dios todavía no ha entregado la Ley Mosaica, entonces, Abraham no puede estar sujeto a ella. Sin embargo, es interesante mirar esta provisión de la ley que aplicaría si estuviera en efecto. Deuteronomio dice:

“Cuando un hombre tuviere dos mujeres, la una amada y la otra aborrecida, y la amada y la aborrecida le parieren hijos, y el hijo primogénito fuere de la aborrecida; Será que, el día que hiciere heredar á sus hijos lo que tuviere, no podrá dar el derecho de primogenitura á los hijos de la amada en preferencia al hijo de la aborrecida, que es el primogénito; Mas al hijo de la aborrecida reconocerá por primogénito, para darle dos tantos de todo lo que se hallare que tiene: porque aquél es el principio de su fuerza, el derecho de la primogenitura es suyo” (Deuteronomio 21:15-17).

Aún si Agar es sierva – algo que se posee – Ismael es hijo legítimo de Abraham. Cuando Sara desesperó al no poder concebirle un hijo a Abraham, fue ella la que le sugirió a Abraham, “ruégote que entres á mi sierva; quizá tendré hijos de ella” (16:2). Las palabras de Sara en este versículo dejan claro que ella esperaba que el hijo de Agar fuera tan legítimo como su propio hijo.

Según podemos entender, aún en la ausencia de la Ley Mosaica, la costumbre que prevalecía en aquel entonces requería que Abraham le diera a su primer nacido una doble porción de la herencia. Si lo hace, Ismael recibirá dos tercios de la herencia e Isaac recibirá un tercio. Esto sería motivo de amargura para Sara – ver que Ismael se enriquece a coste de Isaac.

Pero aquí existe otra cuestión también – más que el dinero. Dios le prometió a Abraham, “Serás padre de muchedumbre de gentes” (17:4) – “y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá á ser madre de naciones; reyes de pueblos serán de ella” (17:16). Puede que Sara esté más preocupada por esta herencia que por el dinero.

“Este dicho pareció grave en gran manera á Abraham á causa de su hijo” (v. 11). Abraham ama a Ismael, y no quiere echarle a él ni a su madre. También es responsable por su hijo – y por Agar. Puede que esté preocupado por la posibilidad de violar las normas sociales en cuanto a sus responsabilidades con ellos.

No obstante, como en capítulo 16, Abraham parece pasivo frente las demandas de su mujer. No la confronta, sino que simplemente se aflige. Parece agobiado – tratando de decidir qué debe hacer – tratando de decidir si ha de confrontar a su mujer o ceder bajo sus demandas. Esto nos recuerda de su decepción vergonzosa en Gerar, donde trató de evitar conflicto diciendo que Sara era su hermana y no su esposa (20:1-18). Pensamos de Abraham como un gran hombre, y lo era. Sin embargo, al no actuar decisivamente para parar el plan de Sara demuestra que sigue siendo un hombre carne y hueso.

“Entonces dijo Dios á Abraham: No te parezca grave á causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz” (v. 12a). Dios interviene para ayudar a Abraham. Le dice que haga lo que Sara mande. Esto se parece mucho a la acción que tomó en capítulo 16, cuando le dijo a Sarai, “He ahí tu sierva en tu mano, haz con ella lo que bien te pareciere” (16:6). En ese caso, los deseos de Sara enlazan con el plan de Dios para bendecir al mundo a través de Isaac y sus descendientes.

“porque en Isaac te será llamada descendencia” (v. 12b). Este es el toque final para Abraham. Dios ha determinado transmitir las bendiciones de la herencia a través de Isaac.

“Y también al hijo de la sierva pondré en gente, porque es tu simiente” (v. 13). Más adelante, Dios volverá a afirmar esta promesa con Agar (21:18) sin comprometer la promesa que le hizo a Abraham de transmitir las bendiciones de la herencia a través de Isaac.

“Entonces Abraham se levantó muy de mañana” (v. 14a). ¿Por qué muy de mañana? Quizá para poner en marcha el terrible plan y quitárselo de encima. Quizá para ayudar a Agar e Ismael a emprender su viaje durante la parte más fresca del día.

“y tomó pan, y un odre de agua, y diólo á Agar, poniéndolo sobre su hombro, y entrególe el muchacho, y despidióla” (14b). Habiendo sido asegurado por Dios, Abraham le da a Agar la pequeña cantidad de pan y agua que pueda llevar y la despide con Ismael. No le da un burro para llevar provisiones ni una oveja para asegurar su supervivencia. Dios ha prometido hacer una nación de Ismael, y Abraham le pone en manos de Dios.

Eruditos han discutido si Agar lleva al niño en sus hombros, y el lenguaje hebreo en este versículo permitiría esta interpretación. Sin embargo, como hemos visto, Ismael ya debe tener 16 o 17 años y sería imposible que Agar le cargara a él junto con el pan y el agua.

“Y ella partió, y andaba errante por el desierto de Beer-seba” (v. 14c). Más adelante, Beer-seba será una ciudad en el extremo sur de Israel. “desde Dan hasta Beer-seba” significa, “Todo Israel” (Jueces 20:1; 1 Samuel 3:20; 2 Samuel 3:10, etcétera). No obstante, Agar e Ismael no van a una ciudad, sino a un desierto llamado Beer-seba, ubicado al suroeste del Mar Muerto, en el extremo norte del desierto del Neguev. Es un lugar donde pocos viven por lo difícil que es sostener vida allí. Beduinos con experiencia pueden sobrevivir en tal lugar, pero solo Dios puede salvar a Agar e Ismael.

GÉNESIS 21:15-19: NO TEMAS

15Y faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un árbol; 16Y fuése y sentóse enfrente, alejándose como un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho morirá: y sentase enfrente, y alzó su voz y lloró. 17Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó á Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. 18Levántate, alza al muchacho, y ásele de tu mano, porque en gran gente lo tengo de poner. 19Entonces abrió Dios sus ojos, y vio una fuente de agua; y fue, y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho.

“Y faltó el agua del odre” (v. 15a). Un odre de agua no podría sostener a dos personas en un desierto caluroso por mucho tiempo – dos o tres días quizá. Una vez acabada el agua, se espera que la muerte siga – una muerte lenta y miserable.

“y echó al muchacho debajo de un árbol” (v. 15b). Parece que Agar echa un niño pequeño debajo de un árbol, pero Ismael ya no es un niño pequeño. Agar manda Ismael a ponerse a la sombra para protegerse del sol – un débil y último intento para ayudarle.

“Y fuése y sentóse enfrente, alejándose como un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho morirá: y sentase enfrente, y alzó su voz y lloró” (v. 16). Esta es una punzante imagen de una madre que ha hecho todo lo posible para salvar a su hijo, pero sin efecto. Sabe que ella y su hijo van a morir, pero es la muerte de su hijo la que le aflige.

“Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó á Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está” (v. 17). Hemos oído el llanto de Agar – pero Dios oye la voz de Ismael – y entonces el ángel de Dios le responde a Agar. “Dios ha oído la voz del muchacho.” Esto implica que Dios va a venir al rescate del niño.

“Levántate, alza al muchacho, y ásele de tu mano” (v. 18a). Dios espera una reacción de Agar – levantar al muchacho y tomarle de la mano. No está claro como estas acciones ayudarán a Ismael, pero la Biblia está llena de historias de personas cuyas vidas han dado la vuelta al obedecer algún mandamiento – aparentemente inconsecuente – de Dios. Nos hace pensar de Moisés golpeando el Nilo con su báculo – Gideón soplando su trompeta – y Josué haciendo a la gente marchar y gritar. La fuerza no está en la acción de la persona, sino en el Dios que bendice la obediencia. Sin esta pequeña obediencia, ¿habría pasado algo? ¡Seguramente no! Aquí existen posibilidades para el pastor.

“porque en gran gente lo tengo de poner” (v. 18b). Antes, Dios le hizo la misma promesa a Abraham (17:20) pero, según sabemos, ésta es la primera vez que Agar la ha oído.

“Entonces abrió Dios sus ojos, y vio una fuente de agua” (v. 19a). Dios abre los ojos de Agar para ver lo que siempre había estado ahí – una fuente de agua de vida – ¡salvación! Cuando Dios nos ayuda a salir de una mala situación, a veces nos crea una nueva solución, pero otras veces simplemente nos abre los ojos para ver lo que ya estaba ahí. Aquí también existen posibilidades para el pastor.

En el próximo capítulo, Abraham tendrá que confrontar el sacrificio de su hijo Isaac. Cuando empieza a obedecer, un ángel le detiene. Entonces, Abraham mira hacia arriba y ve una cabra enredada en un arbusto. Ofrece la cabra como sacrificio en lugar de Isaac. Abraham llamó ese lugar “Jehová proveerá” (Génesis 22:13-14). Al último minuto Dios rescata a ambos de los hijos de Abraham de una muerte segura.

“y fue, y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho” (v. 19b). Así comienza la salvación de madre e hijo.

GÉNESIS 21:20-21: Y FUE DIOS CON EL MUCHACHO

20Y fue Dios con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco. 21Y habitó en el desierto de Parán; y su madre le tomó mujer de la tierra de Egipto.

“Y fue Dios con el muchacho; y creció” (v. 20a). Con excepción de la provisión de agua en versículo 19b, el texto no nos da los detalles de su supervivencia. Se necesita agua para sobrevivir en el desierto, pero también se necesita comida y protección del sol. Pero, “fue Dios con el muchacho,” y Dios aseguró su supervivencia.

“y habitó en el desierto, y fue tirador de arco” (v. 20b). En versículo 16, Agar se alejó de Ismael la distancia de un tiro de arco. Ahora, Ismael crece y se convierte en tirador de arco. Esto le capacita para cazar animales para comer, y también le ayuda a protegerse a si mismo y a su familia de animales salvajes y de saqueadores.

“Y habitó en el desierto de Parán” (v. 21a). El desierto de Parán está en el suroeste de Beer-seba en la Península del Sinaí – entre Canaán y Egipto. El pueblo de Israel más adelante caminará por Parán (Números 10:12; 12:16; 13:26, etcétera).

“Y su madre le tomó mujer de la tierra de Egipto” (v. 21b). Antes se nos dijo que Agar era egipcia (16:1, 3). Habitando en Parán ella se encuentra cerca de Egipto. No se nos dice cómo es que consigue mujer para Ismael, pero debemos elogiar su creatividad (y la ayuda de Dios) en hacerlo. Sabemos poco de la vida de Ismael después de esto. Muchos años más adelante, vendrá a Macpela para enterrar a Abraham (25:9). Llegará a tener 137 años (25:17). Árabes le venerarán como su antepasado.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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Copyright 2009, Richard Niell Donovan