PASAJE BÍBLICO

Génesis 17:1-7, 15-16

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

GÉNESIS 9-21: EL CONTEXTO

El contexto del pacto de Abraham tiene raíces en la historia del pacto de Noé, ya que el pacto que Dios estableció con Noé comparte ciertas características con el pacto que Dios ahora establece con Abram/Abraham.

• Dios inició ambos pactos (6:18; 9:9, 11; 15:18; 17:2).

• Ambos pactos favorecen al ser humano. En el caso de Noé, el pacto promete “ni habrá más diluvio para destruir la tierra” (9:11). En el caso de Abram, Dios promete “multiplicarte he mucho en gran manera” (17:2) – “padre de muchedumbre de gentes” (17:5).

• En ambos casos, hay una señal para recordar el pacto. El arco iris le recuerda a Dios de su promesa de no volver a destruir la humanidad por diluvios (17:12-17). La circuncisión le recuerda a Dios y al hombre del pacto establecido con Abram/Abraham (17:11).

La historia de Abram comenzó con su llamada. Cuando Dios pidió a Abram que dejara la casa de su padre y fuera a una tierra que Dios le enseñaría (12:1), Dios prometió, “Y haré de ti una nación grande, y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición: Y bendeciré á los que te bendijeren, y á los que te maldijeren maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (12:2-3). El pacto que aparece en capítulo 17 amplía esta promesa que Dios había hecho mucho antes.

Algunos años después, en respuesta a la queja de Abram – que seguía sin heredero y que un esclavo debería ser su heredero (15:2) – Dios promete a Abram que él mismo engendrará heredero (15:4) – y que sus descendientes serán tan numerosos como las estrellas (15:5) – y que Dios les dará la tierra desde el Río Nilo hasta el Eufrates (15:18). Abram “creyó á Jehová, y contóselo por justicia” (15:6).

Pero cuando Sarai y Abram deciden tomar el asunto en sus manos, muestran que su fe es no está completa. Por sugerencia de Sarai, Abram tomó la sirviente de Sarai, Agar, como concubina, y ésta le dio un hijo, Ismael (16:1-15). “Y era Abram de edad de ochenta y seis años, cuando parió Agar á Ismael” (16:16).

Entonces, cuando Abram tenía noventa y nueve años (17:1), Dios hizo un pacto con él, prometiendo multiplicarle “en gran manera” (17:3) – y hacerle “padre de muchedumbre de gentes” (17:4). Para marcar el evento, Dios cambió el nombre de Abram a Abraham (17:5) y el de Sarai a Sara (17:15). Dios nombró a Sara específicamente como la que por cuál la promesa sería cumplida (17:16), en ese momento Abraham se rió de la absurdidad de un hombre anciano teniendo un hijo y una mujer anciana pariéndolo (17:17). Pero Dios prometió un hijo del pacto a través de Sara y ordenó que Abraham le llamara Isaac (17:19).

Dios requirió que Abraham circuncidara “todo varón de entre vosotros” (17:10) como “señal del pacto entre mí y vosotros” (17:11-12). Abraham cumplió con esa orden “aquel mismo día” (17:23).

En capítulo 18, Dios repitió la promesa de un hijo a Abraham y Sara, pero Isaac por fin nació en capítulo 21 cuando Abraham tenía la edad de cien años (21:5).

Capítulos 15 y 17 relatan el pacto de Dios con Abram/Abraham. Las diferencias entre los dos relatos son interesantes:

• Capítulo 15 utiliza la palabra Yahvé (hebreo: YHWH) repetidamente para referirse a Dios. El nombre utilizado para Dios en capítulo 17 es Elohim (hebreo: elo∙him) – aunque Yahvé y El Shaddai (hebreo: el sad∙day) cada uno se encuentra una vez en 17:1.

• Capítulo 17 es más completo. Por ejemplo, incluye un largo relato de Elohim estableciendo un requisito para Abraham, todo varón de su casa, y todos sus descendientes varones para ser circuncidos (17:9-14).

• Capítulo 17 amplía las promesas hechas en capítulo 15. Por ejemplo, en capítulo 15, Yahvé promete dar a los descendientes de Abram la tierra “desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates” (15:19). En capítulo 17, Elohim promete que Abram será “padre de muchedumbre de gentes” (17:5).

Algunos eruditos concluyen que capítulos 15 y 17 son relatos paralelos escritos por dos autores diferentes. Atribuyen capítulo 15 al Yahveista (Jahwist en inglés) y capítulo 17 al escritor sacerdotal (Priestly en inglés). Estos mismos académicos atribuyen Génesis 18:1-15 al Yahveista. En ese relato, tres visitantes reiteran la promesa de un hijo que ha de nacerle a Sara.

De este punto de vista (relatos paralelos de autores diferentes), el autor escribe de la perspectiva del Exilio Babilónico, en que el pueblo israelita había pasado por la pérdida de Jerusalén, el templo, y su nación.

Otros eruditos ven capítulo 17 simplemente como una ampliación de las promesas de Dios en capítulos 12 y 15 y como ratificación del pacto hecho en capítulo 15.

GÉNESIS 17:1-3a: PONDRÉ MI PACTO ENTRE MÍ Y TI

1Y siendo Abram de edad de noventa y nueve años, aparecióle Jehová (hebreo: YHWH – Yahvé), y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso (hebreo: el sad∙day – El Shaddai); anda delante de mí (hebreo: lepa·nay – anda ante mi rostro), y sé perfecto (hebreo: ta·mim). 2Y pondré mi pacto entre mí y ti, y multiplicarte he mucho en gran manera. 3aEntonces Abram cayó sobre su rostro,

“Y siendo Abram de edad de noventa y nueve años” (v. 1a). Han pasado veinticuatro años desde que Abram salió de Harán para ir adonde Dios le mandó (12:4). Capítulo 16 terminó con el nacimiento de Ismael a Abram y Agar, y el narrador anotó que Abram tenía ochenta y seis años en aquel momento (16:16). Ahora, en el próximo versículo, el narrador escribe que Abram tiene noventa y nueve años. Entonces, han pasado trece años desde el nacimiento de Ismael – trece años silenciosos durante los cuales no sabemos nada de Abram y su familia.

“aparecióle Jehová” (YHWH – Yahvé) (v. 1b). Como se anota arriba, YHWH (Yahvé) es el nombre que se usa para Dios en capítulo 15 (y también en capítulo 16). Ésta es la única vez que aparece en capítulo 17. El pueblo judío llegó a venerar este nombre hasta el punto de negarse a usarlo por miedo de profanar el nombre de Dios, en violación de Éxodo 20:7. Sustituyeron el nombre Yahvé con Adonai.

Aquí, Dios viene a Abram sin ser llamado. Los eventos toman lugar según el horario de Dios y no el de Abram. La iniciativa de Dios es que Abram sea el escogido y el bendecido. Abram es un buen hombre, como pueden serlo los hombres, pero no es perfecto. Una vez convenció a Sarai de que se hiciera pasar por su hermana para que los egipcios que pudieran tener celos de él no le mataran (12:10-20). También permitió que Sarai le convenciera de hacer a Agar su concubina para asegurar heredero, en vez de confiar en la promesa de Dios (capítulo 16). Dios solo tiene humanos imperfectos para hacer su obra. Dios escoge a quien escoge. Si el que Dios escoge escucha la llamada, Dios le prepara para cumplirla.

“Yo soy el Dios Todopoderoso” (el sad∙day – El Shaddai) (v. 1c). Éste es el segundo nombre para Dios en este versículo. El es una palabra que se utiliza para cualquier dios. El Shaddai (o Shaddai sin El) aparece muchas veces en las Escrituras Hebreas (Génesis 28:3; 35:11; 43:14; 48:3; 49:25; Éxodo 6:3; Ezequiel 10:5; treinta y un veces en el libro de Job sin la palabra El). El Shaddai puede significar “Dios de la Montaña,” pero el LXX (el Septuagésimo – la versión griega de las Escrituras Hebreas) traduce sad∙daycomo pantokrator, que significa Todopoderoso. La mayoría de las traducciones en inglés siguen el LXX y traducen El Shaddai como “Dios Todopoderoso.”

“anda delante de mí” (lepa·nay – anda ante mi rostro) (v. 1d). Abram ha de andar ante el rostro de Dios – servidumbre que uno mostraría ante un rey – servidumbre donde el subordinado siempre está consciente de la presencia del supervisor, como el girasol que continuamente ajusta su dirección para siempre estar cara al sol. Andar ante el rostro de Dios es dedicarse a Dios y al servicio de Dios. Andar ante el rostro de Dios es vivir una vida en la que el hecho eminente de la vida es la presencia de Dios y su voluntad.

“y sé perfecto” (ta·mim) (v. 1e). Si Abram camina ante el rostro de Dios, será consciente de la su presencia. Esto le ayuda a evitar la tentación – le ayudará en su andar perfecto.

Sin embargo, ta·mim no es un requisito para una vida sin pecado – sería un estándar imposiblemente alto. Noé fue llamado a ta·mim (6:9), pero fue culpable de embriagarse después del diluvio (9:21).

Dios llama a Abram a un estándar alto, pero no imposible. Von Rad dice que, en este contexto, ta·mimtiene mas que ver con una relación apropiada con Dios que con la perfección moral (Von Rad, 198). Hartley añade, “el estándar es una devoción pura para Dios, no la perfección moral” (Hartley, 170).

“Y pondré mi pacto entre mí y ti, y multiplicarte he mucho en gran manera” (v. 2). Dios requiere dos cosas de Abram – andar “delante de mi” y “ser perfecto.” Ahora, le ofrece dos galardones – un pacto y descendientes numerosos.

“Entonces Abram cayó sobre su rostro” (v. 3a). Esto es un gesto de respeto. Una persona puede dejarse caer al suelo sobre su rostro en presencia de un rey. Es aún más apropiado dejarse caer al suelo sobre el rostro en presencia de Dios. Al hacerlo, Abram reconoce su posición subordinada en relación a Dios.

Debemos recobrar este sentido de maravilla. Vivimos en un mundo en que gente desprecia admitir que uno es mejor que otro. Nuestra falta de respeto por los demás a menudo se convierte en una falta de respeto por Dios. Es demasiado fácil pensar de Dios solo como cualquier otra persona que se pone los pantalones una pierna a la vez. Nos ayudaría observar gestos de obediencia – inclinarnos, arrodillarnos, etcétera – para ayudarnos a recobrar la reverencia en presencia de Dios.

GÉNESIS 17:3b-8. SERÁS PADRE DE MUCHEDUMBRE DE GENTES

3by Dios (elo∙him – Elohim) habló con él diciendo: 4Yo, he aquí mi pacto contigo: Serás padre de muchedumbre de gentes: 5Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham (hebreo: ‘ab·ra·ham), porque te he puesto por padre de muchedumbre (hebreo: ‘ab-·hamon – padre de muchos) de gentes. 6Y multiplicarte he mucho en gran manera, y te pondré en gentes, y reyes saldrán de ti. 7Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu simiente después de ti en sus generaciones, por alianza perpetua, para serte á ti por Dios (elo∙him – Elohim), y á tu simiente después de ti. 8Y te daré á ti, y á tu simiente después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios (elo∙him – Elohim) de ellos.

“y Dios (elo∙him – Elohim) habló con él diciendo: Yo, he aquí mi pacto contigo” (vv. 3b-4a). Como en versículo 2 y los versículos que siguen, Dios es quien inicia el pacto y establece sus términos. Primero, Dios presenta los beneficios que le proveerá a Abram (vv. 4b-8), y después explica lo que exige de Abram (vv. 9-14).

“Serás padre de muchedumbre de gentes” (v. 4b). Antes, Dios prometió hacer de Abram una gran nación (12:2) y darle “esta tierra desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates” a sus descendientes (15:18). Ahora, Dios amplía sus promesas para que Abram sea el padre, no de una nación, sino de muchas.

“Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham (‘ab·ra·ham), porque te he puesto por padre de muchedumbre (‘ab-·hamon) de gentes” (v. 5). Los nombres siempre han sido importantes. Nuestros nombres nos representan. Como una firma en un documento legal, nuestro nombre nos compromete legalmente a ciertas obligaciones. Nos gusta que otros nos llamen por nombre, y oír nuestro nombre suele captar nuestra atención, aún si la voz es distante – particularmente si la voz es distante.

En algunas culturas, padres les dan a sus hijos nombres con significados especiales – como los nativo-americanos – y el nombre de una persona puede cambiarse más adelante para conmemorar una obra significante de esa persona.

En varias ocasiones, Dios cambió el nombre de una persona para marcar un cambio en su vida y en su relación con Dios. Abram se convierte en Abraham (17:5). Sarai se convierte en Sara (17:15). Jacobo se convierte en Israel (32:28). “En pensamiento hebreo, el nombre y la existencia se acercan uno a otro de manera extraordinaria. Quizá sea demasiado decir que los hebreos creían que nada existía sin nombre (cf. Eclesiastés 6:10a). Pero sí creían que el nombre de uno vivía en sus descendientes (Génesis 48:16), y que sin herederos varones uno permanecería sin ‘nombre ni reliquia sobre la tierra’ (2 Samuel 14:7; cf. Deuteronomio 25:5-10)” (Bromiley, 481).

En este caso, Dios cambia el nombre de Abram a Abraham y le da la razón por qué lo hace – “porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.” Ab significa “padre.” Abram podría significar “el padre es exaltado” o “él es exaltado como su padre” (Hamilton, 464). Dios combina el nombre original de Abram con la palabra hebrea para “padre de muchedumbre” – ‘ab-·hamon – para crear el nuevo nombre, Abraham.

“porque te he puesto” (v. 5b) indica una acción ya completada. Dios ya ha hecho a Abraham padre de muchedumbre de gentes, aunque Isaac, el hijo prometido, aún no ha llegado. Dios ha puesto la acción en marcha. Lo que falta es que Abraham tenga paciencia y fe mientras espera el cumplimiento de esa promesa.

“Y multiplicarte he mucho en gran manera, y te pondré en gentes, y reyes saldrán de ti” (v. 6). Hay tres partes progresivas en este versículo. “En gran manera” se refiere a los descendientes numerosos que tendrá Abraham. Pero no solo será padre de muchos descendientes, también será padre de muchas naciones – “de muchedumbre de gentes” (v. 4). Y no solo será padre de naciones, también será padre de reyes.

Este versículo ayuda a quienes conocemos el resto de la historia, para que pensemos hacia delante a la multiplicación de los israelitas en Egipto – y Rey David y Rey Salomón. No obstante, también debemos recordar los descendientes de Abraham y su concubina Cetura (25:1-4) e Ismael, que tuvo doce hijos que Génesis llama “los doce príncipes” (25:12-16). También debemos recordar los descendientes de Esaú, padre de los edomitas (36:9-43). Hoy mucha gente, además del pueblo israelita, traza sus descendientes a Abraham.

“Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu simiente después de ti en sus generaciones, por alianza perpetua, para serte á ti por Dios (elo∙him – Elohim), y á tu simiente después de ti” (v. 7). Dios amplía el pacto aún más. No solo se ha de aplicar el pacto a Abraham, pero también se aplicará a sus descendientes “en sus generaciones” – una alianza perpetua. A través del tiempo, nunca habrá un momento cuando Dios no sea Dios de los descendientes de Abraham.

“Y te daré á ti, y á tu simiente después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios (elo∙him – Elohim) de ellos” (v. 8). Este versículo no aparece en la lectura del leccionario. Uno se pregunta por qué. Quizá la decisión de eliminarlo tiene algo que ver con la tensión actual en Israel. Yo votaría por incluirlo. Es parte íntegra de las promesas pactadas entre Dios y Abraham – y es Escritura Sagrada.

Dios promete a Abraham y sus descendientes la tierra de Canaán. Esto reitera la promesa anterior, “Porque toda la tierra que ves, la daré á ti y á tu simiente para siempre” (13:15). Es una tierra donde, en aquel momento, Abraham es extranjero. Ya se había enriquecido hasta el punto que él y Lot tuvieron que separarse uno del otro para darles a sus rebaños el pasto adecuado (capítulo 13). No obstante, en Génesis, la única tierra que Abraham posee legalmente es la cueva de Macpela que Abraham compró para la tumba de Sara (capítulo 23). La mayor parte de las promesas de Dios a Abraham se cumplirán después de su muerte y no durante su vida. El autor de Hebreos dice “es pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven” (Hebreos 11:1) – y entonces delinea como Abraham y otros “Conforme á la fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y saludándolas” (Hebreos 11:13).

No obstante, ser dueño de la tierra dependerá en la fe de los descendientes de Abraham. Dios mantiene el derecho de desheredarles si no son fieles (Levítico 26:27-39), pero promete devolverles a su tierra cuando se arrepientan (Levítico 26:40-45).

Ni Ismael ni Esaú podrán disfrutar de estas promesas del pacto. Sara le dirá a Abraham que eche a Agar y a su hijo “que el hijo de esta sierva no ha de heredar con mi hijo, con Isaac” (21:10) – y Dios le dirá a Abraham que lo haga, “porque en Isaac te será llamada descendencia” (21:12; véase también Galatos 4:30). Esaú venderá su herencia a Jacobo (25:33; véase también Hebreos 12:16) – lo cual le excluye de la herencia.

GÉNESIS 17:9-14. CIRCUNCIDARÉIS LA CARNE DE VUESTRO PREPUCIO

Estos versículos no aparecen en la lectura del leccionario, pero el pastor debe conocerlos. Relatan la orden de Dios que Abraham y su descendencia y todo varón entre ellos observen la circuncisión como “señal del pacto entre mí y vosotros” (v. 11).

GÉNESIS 17:15-16. SARA SERÁ SU NOMBRE

15Dijo también Dios (elo∙him – Elohim) á Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. 16Y bendecirla he, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá á ser madre de naciones; reyes de pueblos serán de ella.

“Dijo también Dios (elo∙him – Elohim) á Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre” (v. 15). Igual que Dios cambió el nombre de Abram a Abraham como señal del pacto, también Dios cambia el nombre de Sarai a Sara, que significa “princesa” – pero Dios no habla de su significado aquí. Es posible que el significado de Sarai también sea “princesa.” El punto es, simplemente, que Dios ha escogido a Sara y no Agar como la mujer por quien establecerá su pueblo.

Dios no cambia el nombre de Sarai directamente, sino que le pide a Abraham que lo haga.

“Y bendecirla he, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá á ser madre de naciones; reyes de pueblos serán de ella” (v. 16). Dios le confiere a Sara las mismas bendiciones que antes le confirió a Abraham (aunque con palabras diferentes). Ella puede esperar dar luz a un hijo y recibir bendiciones de Dios. Será la madre de naciones y reyes, igual que Abraham será el padre.

Parece obvio que Sara comparta con Abraham la obra de engendrar un hijo. El no puede hacerlo solo. Lo que vale la pena anotar aquí es que Dios reconoce el papel de Sara en su plan – y que le confiere a ella básicamente las mismas bendiciones que le confiere a Abraham. En la cultura patriarca en la que fue escrito el libro de Génesis, el énfasis suele estar en el papel del hombre – aunque sí hay excepciones, como ésta.

GÉNESIS 17:17-22. ABRAHAM CAYÓ SOBRE SU ROSTRO, Y RIÓSE

Estos versículos no se incluyen en el pasaje del leccionario, pero el pastor ha de conocerlos. En versículo 3, Abraham cayó sobre su rostro, maravillado por Dios, pero ahora cae sobre su rostro y se ríe de la absurdidad de un hombre de la edad de un siglo engendrando un hijo y una mujer de noventa años pariéndolo. Dice, “Ojala Ismael viva delante de ti” (v. 18), mostrando que no tiene la plena fe que se sugiere en Hebreos 11.

Pero Dios rápidamente contesta que Sara dará luz a un hijo, y que Abraham le llamará Isaac. El pacto se llevará a cabo a través de Isaac. Dios también cuidará de Ismael, pero la promesa es a través de Sara e Isaac – no Agar e Ismael.

GÉNESIS 17:23-27. ABRAHAM CIRCUNDIZÓ LA CARNE DEL PREPUCIO DE ELLOS

Estos versículos tampoco aparecen en la lectura del leccionario, pero el pastor también debe conocerlos. Hablan de Abraham cumpliendo con la orden de circuncidar “aquel mismo día” (v. 26).

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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Copyright 2009, Richard Niell Donovan